RP1690 V3 Lineamientos técnicos para la declaratoria y gestión en Zonas Amortiguadoras P A R Q U E S N A C I O N A L E S N A T U R A L E S D E C O L O M B I A Lineamientos técnicos para la declaratoria y gestión en Zonas Amortiguadoras Colección Lineamientos para la Gestión en Parques Nacionales Naturales 958-97779-7-X Directora General Coordinación editorial Parques Nacionales Naturales de Colombia Marcela Galvis Hernández Julia Miranda Londoño Diana Gaviria Q. Subdirector Técnico Compilación César Augusto Rey Ángel Germán Camargo Ponce de León Subdirectora Administrativa Autores Nuria Consuelo Villadiego Medina Germán Camargo Ponce de León Asesor de Comunicaciones Gustavo Adolfo Guerrero Ruiz Luis Alfonso Cano Ramírez Corrección de estilo Supervisor Técnico del Proceso Freddy Javier Ordóñez de Planeación del Manejo Diseño y diagramación César Augusto Rey Ángel Clemencia Peña Trujillo Beatriz Peña Trujillo Directora Ejecutiva Corporación para la Protección Ilustraciones Ambiental, Cultural y el Ordenamiento Tatiana López Maldonado Territorial – Corpacot Impresión Marysabel Rincón Pulido Panamericana Formas e Impresos S.A. Coordinadora General Programa de Fortalecimiento Institucional Bogotá, Colombia Diana Gaviria Q. 2005 Contenido ABREVIATURAS Y SIGLAS EMPLEADAS 11 PRESENTACIÓN 15 1. DEFINICIÓN Y OBJETIVOS DE LAS ZONAS AMORTIGUADORAS 19 1.1. DEFINICIÓN 19 Base jurídica de la definición 19 Elementos de la definición 27 1.2. OBJETIVOS GENÉRICOS DE LAS ZONAS AMORTIGUADORAS 29 Objetivos de amortiguación 30 Objetivos en la consolidación del SIRAP 30 Objetivos de desarrollo regional sostenible 31 2. LAS ZONAS AMORTIGUADORAS COMO FIGURAS DE ORDENAMIENTO AMBIENTAL 33 2.1. CONSERVACIÓN: PRESERVACIÓN + RESTAURACIÓN + USO SOSTENIBLE 34 2.2. COMPARTIMENTOS VS. COMPROMISOS 36 2.3. ECOSISTEMAS ESTRATÉGICOS, ESTRUCTURA ECOLÓGICA Y LA INGENIERÍA DE LOS ECOSISTEMAS 41 2.4. FIGURAS DE ORDENAMIENTO, CATEGORÍAS DE CONSERVACIÓN Y PIEZAS ECOLÓGICAS 48 2.4.1. Las figuras de ordenamiento ambiental 49 2.4.2. Las áreas protegidas y sus categorías 52 2.4.3. Las piezas ecológicas 54 Corredores 56 Estriberones 58 Núcleos biológicos 59 Aislamientos 65 Atractores 67 Matrices manejadas 68 Jerarquías estructurales 68 Planeación dinámica de la EEP 69 3. ECOLOGÍA DE LA ALTERACIÓN Y FUNCIÓN AMORTIGUADORA 71 3.1. CONCEPTOS BÁSICOS DE ALTERACIÓN 72 3.2. CLASIFICACIÓN DE LOS TENSIONANTES 89 3.2.1. Tipos de tensionantes según su punto de acción en el ecosistema 89 3.2.2. Clasificación de los tensionantes según la relación ZA - APN 90 3.3. BALANCE DE ALTERACIÓN 92 4. PROCESOS DE ALTERACIÓN Y SISTEMAS DE ALTERIDAD 95 4.1. SISTEMAS DE ALTERIDAD 98 4.2. RELACIÓN CON OTRAS UNIDADES DE ANÁLISIS 101 4.3. UN CUADRO DE CONSERVACIÓN 102 4.4. ECESIS, TENSIONANTES Y FACTORES RELEVANTES 104 6 4.5. SISTEMAS DE INTEGRACIÓN TERRITORIAL 110 4.6. PROCESOS BÁSICOS DE CONSTRUCCIÓN TERRITORIAL 113 4.7. SUCESIÓN TERRITORIAL 119 4.8. EL GRADIENTE REGIONAL: CENTROS, FRANJAS Y PERIFERIAS 124 5. GUÍA METODOLÓGICA 135 FASE I: ESTUDIO PREVIO 143 5.1. APRESTAMIENTO 143 5.2. DIAGNÓSTICO 147 Información suficiente y necesaria 148 Participación comunitaria en la Fase de Estudio Previo 150 5.2.1. Delimitación del área de estudio 151 5.2.2. Análisis del Plan de Manejo del APN 152 5.2.3. Análisis del contexto ecológico del APN 157 Diversidad betha y mosaico sucesional 157 Espacialidad de los procesos ecológicos esenciales 161 5.2.4. Análisis del contexto SIRAP 163 SIRAP como red de áreas protegidas 163 SIRAP como red de iniciativas de conservación 164 SIRAP como red de personas 165 SIRAP como proceso de creación y aprendizaje 167 5.2.5. Análisis territorial: sistemas de alteridad y tensionantes 168 Identificación y clasificación de los sistemas de alteridad 170 Régimen de tensionantes y perturbaciones 188 Análisis y prospectiva de la dinámica territorial 195 5.3. DEFINICIÓN DE OBJETIVOS 210 7 Objetivos de amortiguación 213 Objetivos en la consolidación del SIRAP 214 Objetivos de desarrollo regional sostenible 217 FASE II: DETERMINACIÓN DE LA ZA 221 5.4. DELIMITACIÓN 221 5.4.1. Criterios de delimitación 222 Límites funcionales entre el APN, la ZA y el resto del SIRAP 222 Hasta dónde debe ir la ZA dentro del gradiente de alteración 228 Discusión: ¿Necesariamente adyacente? 232 Finalmente: qué incluir - prioridades 235 5.4.2. Preparación de la propuesta de delimitación 238 Trazado de los límites 239 Memoria técnica de la delimitación 242 5.4.3. Concertación de la delimitación propuesta 242 Primera versión - Revisión con las instancias institucionales de planeación 243 Segunda versión - Comisión ad hoc 243 Tercera versión - Audiencia pública 244 Consulta previa 246 5.5. DECLARATORIA 247 FASE III: REGLAMENTACIÓN DE LA ZONA AMORTIGUADORA 249 5.6. ZONIFICACIÓN 249 5.6.1. Criterios de zonificación 250 5.6.2. Zonas de manejo de la ZA 252 Polo de desarrollo sostenible 260 8 Zona de compensación 270 Zona de mitigación y contención 277 Zona de aislamiento 287 Zona de protección 295 5.6.3. Relación entre la zonificación de manejo de la ZA y otros elementos del ordenamiento territorial 304 5.6.4. Preparación de la propuesta de Zonificación de Manejo 307 5.6.5. Concertación de la Zonificación de Manejo 309 5.6.6. Adopción de la zonificación interna y regulación de usos 310 5.7. REGLAMENTACIÓN 311 5.7.1. Preparación de la propuesta de reglamentación 313 5.7.2. Concertación del régimen de usos e incorporación a los POT 314 5.7.3. Algunos aspectos relacionados con la gestión de la ZA declarada 316 Elaboración de un Plan de Manejo para la zona amortiguadora 317 Discusión: ¿Titular o no titular? 320 6. BIBLIOGRAFÍA 323 7. ANEXOS 327 Anexo 1. Diagrama de la ruta del proceso de determinación y reglamentación de Zonas Amortiguadoras del SPNN 329 Anexo 2. Modelo de resolución determinando una zona amortiguadora 341 Anexo 3. Ilustración del método 347 9 Abreviaturas y siglas empleadas AP: área protegida de cualquier nivel y categoría. APL: área protegida del nivel local, generalmente declarada por un municipio. APN: área protegida perteneciente al Sistema de Parques Nacionales Naturales. APR: área protegida del nivel regional, declarada por una corporación autónoma regional o un departamento. CAR: Corporación Autónoma Regional; cada una de las autoridades ambientales regiona- les creadas o modificadas mediante la Ley del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Todo el territorio nacional está amparado por la jurisdicción de una u otra Corporación Autóno- ma Regional, salvo las áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales, dentro de las cuales Parques Nacionales Naturales ejerce las funciones de autoridad ambiental. EEP: estructura ecológica principal: figura de ordenamiento ambiental consistente en una red de áreas que se encuentran bajo diferentes regímenes de conservación, priorizadas y delimitadas por su valor para la generación, protección y conducción de los procesos eco- lógicos esenciales a través del territorio en diferentes formas de ocupación y alteración. 11 MAVDT: Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. NOAT: Núcleo de Ordenamiento Ambiental Territorial: elemento central de una metodo- logía de ordenamiento ambiental a escala local empleada por Parques Nacionales Naturales (Proyecto Biomacizo) y la Corporación Autónoma Regional de la Cuenca Alta del Río Magdalena (CAM) en la construcción participativa del Corredor Biológico PNN Puracé y el PNN Cueva de los Guácharos. En el texto se comenta en 2.4.3. PARQUES NACIONALES NATURALES: Unidad Administrativa Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales, adscrita al Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarro- llo Territorial. PNN: parque nacional natural: una de las categorías del Sistema de Parques Nacionales Naturales, junto a la reserva natural, el santuario de fauna y flora, el área natural única y la vía parque. POMCA: Plan de Ordenamiento y Manejo de la Cuenca Hidrográfica, elaborado por las autoridades ambientales competentes en cada cuenca, conforme a los lineamientos del De- creto 1729 de 2001 y la Guía Técnico Científica para la elaboración de Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas Hidrográficas de Colombia, publicada por el IDEAM en enero de 2004. RNSC: reserva natural de la sociedad civil, como iniciativa privada de conservación, gene- ralmente adscrita a la Red Nacional de Reservas de la Sociedad Civil y registrada ante Par- ques Nacionales Naturales. 12 SILAP: Sistema Local de Áreas Protegidas, es decir, la red de áreas protegidas de cualquier nivel y categoría dentro de una localidad (generalmente en un municipio). SINA: Sistema Nacional Ambiental organizado mediante la Ley 99 de 1993 y coordinado por el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. SINAP: Sistema Nacional de Áreas Protegidas que abarca las del Sistema de Parques Na- cionales Naturales, las regionales, departamentales, municipales y las reservas naturales de la sociedad civil. SIRAP: Sistema Regional de Áreas Protegidas (o Sistema Departamental de Áreas Protegi- das: SIDAP): reúne todas las áreas protegidas de cualquier nivel y categoría con las cuales sea viable conformar una red de actores, iniciativas y espacios de conservación. SPNN: Sistema de Parques Nacionales Naturales administrado por Parques Nacionales Naturales. UICN: Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza; organización no gu- bernamental transnacional. ZA: Zona Amortiguadora, cuya declaración se hace en torno a un área protegida pertene- ciente al Sistema de Parques Nacionales Naturales. 13 Presentación El propósito central de este documento es presentar los lineamientos conceptuales y metodológicos para delimitar, declarar, zonificar y reglamentar la Zona Amortiguadora de un área cualquiera del Sistema de Parques Nacionales Naturales, en diversos contex- tos biofísicos y sociales. Estos lineamientos son, por tanto, un punto de parti- da para el trabajo que debe adelantarse con diversas entidades y habitantes de estas zonas aledañas a los Parques Nacionales Naturales. Se espera con ello agi- lizar la discusión metodológica y facilitar la implemen- tación formal de las primeras Zonas Amortiguadoras. En general, el proceso de determinación de las Zo- nas Amortiguadoras en Colombia se ha visto obsta- culizado por cuatro factores: 15 „ La falta de definiciones y consensos sobre lo que son, cómo se delimitan y cuáles son las competencias o preeminencias institucionales en su gestión. „ La falta de definiciones y consensos sobre la construcción interinstitucional de los Siste- mas Regionales de Áreas Protegidas. „ Los vacíos conceptuales y metodológicos en algunos aspectos técnicos de la conserva- ción y del ordenamiento ambiental, los cuales llevan a que las dudas y las discusiones difícilmente puedan resolverse. „ Los vacíos y ambigüedades en el escaso marco normativo sobre Zonas Amortiguadoras en Colombia. Este documento es producto del Programa de Fortalecimiento Institucional que hace parte de la cooperación del Gobierno de Holanda para la conservación de la biodiversidad en Colombia, a través de la Corporación para la Protección Ambiental, Cultural y el Ordena- miento Territorial, CORPACOT. El trabajo parte del proceso general de gestión de zonas amortiguadoras formulado dentro del mismo Programa y ha sido elaborado conjuntamente con la Subdirección Técnica de Parques Nacionales Naturales. Aunque se trata de un documento técnico, incluye orientaciones jurídicas y administrati- vas, de modo que sirva como orientación integral para los equipos interinstitucionales involucrados en el proceso de creación de las Zonas de Amortiguación. Con tal fin, el documento ha incorporado extensamente los productos de otra consultoría del mismo 16 Programa, dirigida a establecer las bases jurídicas de la conceptualización, competencias y procedimientos en torno a estas zonas. Julia Miranda Londoño Directora General Parques Nacionales Naturales de Colombia 17 1. Definición y objetivos de las Zonas Amortiguadoras A continuación se presentan de modo esque- mático los ele- mentos que definen la ZA: qué es, para qué sirve y quiénes participan. 1.1. Definición Base jurídica de la definición Las ZA se introducen en la legislación colombia- na con el Código Nacio- nal de los Recursos Natu- rales Renovables (DL 2811/74): 19 “Artículo 330: De acuerdo con las condiciones de cada área del sistema de parques nacionales de los ordinales a) a e) del artículo precedente, se deter- minarán zonas amortiguadoras en la periferia para que atenúen las perturba- ciones que pueda causar la acción humana. En esas zonas se podrán imponer restricciones y limitaciones al dominio.” El Decreto 622 de 1977, en sus definiciones (Artículo 5), establece: “8. ZONA AMORTIGUADORA: Zona en la cual se atenúan las perturba- ciones causadas por la actividad humana en las zonas circunvecinas a las dis- tintas áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales, con el fin de impe- dir que llegue a causar disturbios o alteraciones en la ecología o en la vida silvestre de estas áreas. En concordancia con el Art. 330 del Código Nacional de los Recursos Natu- rales Renovables (DL 2811 de 1974), de acuerdo con las condiciones de cada área del Sistema de Parques Nacionales de los ordinales a) a e) del artículo 329 de este Decreto, se determinarán Zonas Amortiguadoras en la periferia para que atenúen las perturbaciones que pueda causar la acción humana. En estas Zonas se podrán imponer limitaciones y restricciones al dominio.” Las ZA, por ende: „ Se establecen en función de un APN. „ Son “periféricas y circunvecinas”. „ Están destinadas a la atenuación de las perturbaciones y la prevención de las alteraciones sobre el APN. „ En ellas se pueden imponer limitaciones y restricciones al dominio. 20 Sobre las limitaciones al dominio, es necesario pre- cisar que, dada la evolución de las normas desde la fecha de expedición de los decretos comentados, tal facultad debe ejercerse en el contexto de las compe- tencias definidas por la Constitución para los Con- cejos Municipales en relación con los usos del suelo y para las CAR, por la Ley 99 de 1993, en relación con la afectación para fines de conserva- ción dentro de sus jurisdicciones (Guerrero, 2005a). Dada su localización, en jurisdicción de una o más CAR y en estrecha relación con el manejo de los ecosistemas dentro y fuera del APN, las ZA son claramente “áreas en las que confluye la competencia de dos o más autoridades ambientales sobre cuencas o ecosistemas comunes”, en el sentido del Parágrafo 3 del Artículo 33 de la Ley 99 de 1993 (Guerrero, 2005a). El Decreto 216 de 2003 (que reestructura el MAVDT) definió entre las funciones de la Dirección de Ecosistemas del MAVDT, la definición de políticas y estrategias para la deli- mitación de las ZA, concertadas con Parques Nacionales Naturales y las CAR: “Artículo 12. 3. Proponer, conjuntamente con la Unidad del Sistema de Par- ques Nacionales Naturales y las autoridades ambientales, las políticas y es- trategias para la creación, administración y manejo de las áreas de manejo especial, áreas de reserva forestal y demás áreas protegidas y la delimitación de las zonas amortiguadoras de las áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales.” 21 Y a la Institución asigna la función de coordinar el proceso de reglamentación y aprovecha- miento dentro de las ZA: “Artículo 19. 7. Coordinar con las autoridades ambientales, las entidades territoriales, los grupos sociales y étnicos y otras instituciones regionales y locales, públicas o privadas, la puesta en marcha de sistemas regulatorios de uso y aprovechamiento de los recursos naturales renovables en las zonas amortiguadoras de las áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales, de acuerdo con los criterios de sustentabilidad y mitigación que se definan para cada caso.” Por su parte, el Decreto 1220 de 2004, relativo a las Licencias Ambientales, fijó como competencia del MAVDT las licencias para proyectos “que afecten las Áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales” (Artículo 13). Adicionalmente definió: “Parágrafo 1º. Se entiende que un proyecto afecta las áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales, cuando se realiza dentro de estas o en la zona amortiguadora correspondiente, previamente definida por la autoridad. Los senderos de interpretación, los destinados a la investigación y aquellos de control y vigilancia, requerirán solamente de la autorización de la Unidad Administrativa Especial; del Sistema de Parques Nacionales Naturales.” El parágrafo es interesante, no sólo por las competencias que delimita, sino porque avan- za en la definición jurídica de que todo proyecto que se realiza dentro de la ZA afecta al APN, lo cual es un elemento clave en el concepto de la ZA, a tener en cuenta en su delimitación y manejo. 22 Adicionalmente, dado que la declaratoria de una ZA puede afectar los usos y el dominio, es necesario que se adelante en concertación con los municipios involucrados, teniendo en cuenta la función que tienen los Concejos Municipales para dictar normas destinadas a proteger el patrimonio ecológico del municipio y regular y ordenar los usos del suelo, prevista en el Artículo 313 de la Constitución Política, facultad que (lo ratifica la jurispru- dencia) no puede ser desconocida por el legislador al regularla ni mucho menos por las autoridades nacionales al ejercer sus funciones, como la determinación de las ZA de las áreas del SPNN. Otro tanto podría aplicarse a la facultad constitucional (Artículo 300) de las Asambleas Departamentales para dictar normas ambientales, de la cual resulta la decla- ratoria de áreas protegidas departamentales y otras figuras de ordenamiento ambiental (Gue- rrero, 2005a). Dicha facultad municipal, regulatoria de los usos del suelo, se expresa a través de los Planes de Ordenamiento Territorial (o Planes Básicos o Esquemas de Ordenamiento) y éstos de- ben respetar como determinantes ambientales de superior jerarquía (Artículo 10 de la Ley 388 de 1997) las disposiciones de las autoridades ambientales en relación con la protección del patrimonio ambiental y, especialmente, las relacionadas con las áreas protegidas y las distintas formas de limitación del uso y el dominio para la protección de los recursos natu- rales. Por ende, la delimitación y declaratoria de una ZA, aun si se adelanta en concertación con las autoridades locales, debe entenderse como un determinante ambiental (en el senti- do del Artículo 10 de la Ley 388 de 1997) cuyos efectos sobre la regulación de los usos del suelo requieren su inclusión en un proceso posterior de revisión de los respectivos Planes de Ordenamiento (Guerrero, 2005a). 23 En suma, existe una concurrencia de competencias distintas y específicas sobre el manejo coordinado de una misma área (Guerrero, 2005a). Esto involucra directa y principalmente a cuatro instancias institucionales: „ La CAR. „ Parques Nacionales Naturales. „ La Dirección de Ecosistemas del MAVDT. „ El municipio. Así mismo, el Decreto 216 de 2003 estableció que: “El Gobierno Nacional reglamentará los procedimientos de concertación para el adecuado y armónico manejo de áreas de confluencia de jurisdicciones entre las Corporaciones Autónomas Regionales y el Sistema de Parques Nacionales o Reservas.” Por tanto, la definición de los presentes “Lineamientos para el manejo de las Zonas Amor- tiguadoras” son parte de dicho proceso de reglamentación para la gestión coordinada de unos ecosistemas que no se interrumpen en el límite de un área protegida o una jurisdic- ción. Un aspecto que hay que destacar es que la ZA es una figura de ordenamiento ambiental y no una categoría de conservación, ni un área de manejo especial, ni una reserva de algún tipo, ni una zona de manejo, ni una zona de uso. Por lo tanto, tiene un propósito específico, definido en el marco normativo arriba resumido, pero no un régimen de usos específico, el cual debe planificarse y reglamentarse para cada caso a través de la respectiva zonificación 24 interna de la ZA, en armonía con las normas de uso establecidas por los entes competentes: municipios, CAR, comunidades étnicas. Dado que las ZA no tienen un régimen de usos específico, dentro de las mismas caben categorías de conservación de distinto tipo y nivel: áreas protegidas regionales, departa- mentales, locales, privadas, según convenga a los propósitos de ordenamiento y conserva- ción de la ZA. Lo mismo puede decirse de las áreas de manejo especial definidas en el Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables (Capítulo I del Título II de la Parte VI): áreas recreativas, distritos de manejo integrado, cuencas en ordenación y distri- tos de conservación de suelos. Las únicas que no podrían estar dentro de la ZA son las áreas protegidas del SPNN, que son por definición externas y adyacentes a la ZA. De la misma manera, hay que hacer explícito que otras figuras de ordenamiento no ambien- tales, tales como las Reservas Campesinas o los Distritos Mineros, no son, en principio, incompatibles con la ZA. Sin embargo, como todos los proyectos “que afecten las Áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales”, aquellos que se superpongan a Zonas Amor- tiguadoras debidamente declaradas (y además incorporadas en los POT) requerirán su res- pectiva licencia ambiental, en cuyo trámite se determinará la viabilidad de tales propuestas y deberán ajustar su manejo a la planificación de la ZA. La orientación jurídica de la gestión de las ZA se confirma en la Ley 165 de 1994, que incorpora a la legislación nacional el Convenio de Diversidad Biológica suscrito en Río de Janeiro el 5 de junio de 1992. El artículo 8º, literal e) de este convenio se refiere específica- mente a las obligaciones de los Estados en relación con promover un desarrollo ambien- 25 talmente adecuado y sostenible en las zonas adyacentes a las áreas protegidas, con miras a aumentar la protección de estas zonas. Esto es consecuente con la tendencia internacional a considerar las ZA como espacios cuya gestión se concentra en asegurar el desarrollo sostenible y la prevención del deterioro del área protegida vecina. En desarrollo de los compro- misos adquiridos por Colom- bia dentro de la Convención 169 de la OIT (Ley 21 de 1991) sobre los pueblos indígenas y comunidades tribales, lo ante- rior se armoniza con el reconocimiento de los derechos de las comunidades étnicas, como lo expresa, entre otras, la Ley 70 de 1993, en relación con los territorios de las comunidades afrocolombianas: “Artículo 53. En las áreas de amortiguación del Sistema de Parques Naciona- les ubicados en las zonas objeto de esta ley se desarrollarán, conjuntamente con las comunidades negras, modelos apropiados de producción, estable- ciendo estímulos económicos y condiciones especiales para acceder al crédi- to y capacitación. Igualmente en coordinación con las comunidades locales y sus organizacio- nes, se desarrollarán mecanismos para desestimular la adopción o prosecu- ción de prácticas ambientalmente insostenibles.” 26 La Ley 843 de 2003 (de Fronteras) vuelve a enfatizar la importancia del fomento a modelos de desarrollo sostenible con las comunidades étnicas en las ZA: “Artículo 1°. …En las áreas de amortiguación del Sistema de Parques Nacio- nales ubicados en zonas de frontera, se desarrollará con la participación de las autoridades y comunidades indígenas y negras involucradas, modelos de producción ambiental y culturalmente apropiados y se establecerán progra- mas de crédito, fomento y capacitación para el efecto.” Otros tratados suscritos por Colombia coinciden en el concepto de ZA, como áreas en las cuales se regulan los usos para prevenir impactos sobre las áreas protegidas. Tal es el caso de la Ley 12 de 1992, “Protocolo para la conservación y administración de las Áreas Marinas y Costeras Prote- gidas del Pacífico Sudeste”, y la Ley 356 de 1997, “Pro- tocolo relativo a las áreas y flora y fauna silvestres es- pecialmente protegidas del Convenio para la Protec- ción y el Desarrollo del Medio Marino de la Región del Gran Caribe”, las cuales enfatizan la importancia de crear ZA en torno a las áreas protegidas marinas y costeras. Elementos de la definición En consecuencia con el marco normativo vigente y con la discusión nacional e interna- cional sobre el tema, podemos considerar que los elementos que definen la zona amorti- guadora son: 27 X Franja externa y adyacente a un APN. X No necesariamente continua; un AP puede tener varias ZA adyacentes a distintos tramos de sus linderos. X Declaratoria y reglamentación distintas de las del APN para la cual se crea. X Puede estar sujeta a restricciones de uso y aprovechamiento, si bien menos severas que dentro del AP. X Extiende y complementa la cobertura de la preservación sobre elementos o procesos ecológicos presentes en el APN. X En ella se previenen, mitigan, corrigen o compensan impactos externos. X Es una barrera de permeabilidad selectiva: aísla los procesos de alteración y conecta los procesos ecológicos esenciales. X Es una zona de conservación, donde se privilegian las estrategias de conservación a través del uso, para el uso o junto al uso y la planeación participativa del desarrollo sostenible con las comunidades locales. X Es una zona donde se concentran esfuerzos para armonizar la conservación del AP y su entorno con las expectativas y procesos del desarrollo socioeconómico regional y de las comunidades locales. X Es una figura de ordenamiento ambiental, dentro de la cual es preciso definir una zonificación de manejo o una estructura ecológica principal. 28 X No tiene usos genéricos, es decir, asociados al carácter de ZA. Los usos deben regla- mentarse en cada caso, en armonía con los determinantes ambientales de las CAR y las normas de ordenamiento dictadas por los Concejos Municipales. X Es un espacio de gestión concertada entre autoridades ambientales (CAR, Parques Nacionales Naturales) y entes territoriales locales, principalmente los municipios y, en determinados casos, los departamentos, los territorios indígenas y los territorios afrocolombianos. X Su planificación y su gestión están totalmente ligadas a las del APN para la cual se crea y a las del SIRAP en el cual se inscribe. 1.2.Objetivos genéricos de las Zonas Amortiguadoras La siguiente guía de objetivos para una ZA no es siempre aplicable y depende, necesariamen- te, del contexto regional. En algunos casos ciertos objetivos serán más relevantes y, en otros, menos, lo cual debe definirse en el diag- nóstico. Puede decirse que entre más objetivos de la lista resulten aplicables, más necesaria es la ZA. 29 Objetivos de amortiguación 1) Extender la protección sobre procesos ecológicos, poblaciones biológicas y otros valores de conservación señalados en el plan de manejo del APN. 2) Mitigar los impactos de los tensionantes externos dentro del AP. 3) Prevenir la expansión de procesos de alteración hacia el interior del AP. Objetivos en la consolidación del SIRAP 4) Promover la preservación, restauración y uso sostenible de la biodiversidad en el entorno del APN. 5) Aumentar la conectividad ecológica local y regional y contribuir al ordenamiento ambiental de la región, en el contexto SIRAP. 6) Promover la participación de las comunidades locales vecinas y los agentes econó- micos en la conservación y, en especial, la apropiación del área protegida, sus objeti- vos de manejo y sus beneficios socioeconómicos. 7) Orientar la articulación entre las iniciativas de conservación locales y regionales y el plan de manejo del APN. 8) Investigar y experimentar modelos y técnicas de manejo ecosistémico con fines de preservación, restauración y uso sostenible, aplicables en el contexto biofísico y socioeconómico de la región. 30 Objetivos de desarrollo regional sostenible 9) Contribuir a la sostenibilidad de los modos de vida tradicionales y la calidad de vida de las comunidades locales, a través del sostenimiento de la base de bienes y servi- cios ambientales y la asistencia al manejo cuando sea necesaria. 10) Sostener modelos demostrativos de desarrollo sostenible y promover su difusión en la región. 11) Orientar y mediar la armonización del AP con la planificación y el desarrollo del territorio a escala local y regional (zonificación y reglamentación de los usos del suelo, planes y proyectos de gestión ambiental, planes y proyectos de desarrollo económico y social). 12) Reforzar la seguridad y la provisión de servicios ambientales del AP para el desarro- llo sostenible de la región. 13) Generar ventajas comparativas para el desarrollo sostenible de los entes territoriales (municipio, departamento, región), basadas en la riqueza natural y el manejo dife- renciado. 14) Albergar facilidades logísticas para el desarrollo de actividades de educación am- biental, ecoturismo y recreación dentro y en torno al AP, acorde con el plan de manejo de la misma. 31 2. Las Zonas Amortiguadoras como figuras de ordenamiento ambiental En términos generales, el ordenamiento te- rritorial (en otros países llamado ordena- ción o planificación territorial) no puede ser sólo ambiental; ha de ser necesariamente in- tegral en relación con las distintas dimen- siones del territorio. Sin embargo, suele llamarse “ordenamiento ambiental” a la planificación de un determi- nado territorio en la cual se pri- vilegian o priorizan los aspectos ambientales como una decisión de política pública. En Colombia es también frecuen- te llamar “ordenamiento ambiental” a algo más particular: la planificación 33 territorial de la conservación, es decir, la organización de un sistema o una red de áreas bajo diferentes regímenes de conservación, lo cual se asume como principal determinante y com- ponente ambiental de la planificación territorial (Ley 388 de 1997, Art.10). La planificación (y el manejo) de las ZA es una parte importante de este “ordenamiento ambiental” en sentido estrecho, la cual no puede proceder sino en armonía con el marco general de la planificación del territorio. 2.1. Conservación: preservación + restauración + uso sostenible A pesar del frecuente sesgo en la concepción de la conservación como el mantenimiento estático de unas condiciones ecológicas que se suponen “naturales” u “óptimas”, el concep- to actual es bastante más integral y abarca al menos tres formas de manejo estrechamente relacionadas entre sí: preservación, restauración y uso sostenible (uso racional en otros docu- mentos), armadas sobre el territorio por una acción integradora: el ordenamiento. (Camar- go, 2004b). 34 CONSERVACIÓN ORDENAMIENTO PRESERVACIÓN RESTAURACIÓN USO SOSTENIBLE Mantenimiento de Restablecimiento Aprovechamiento de las condiciones y parcial o total de la los bienes y/o servicios dinámicas naturales estructura, función y generados por los de la composición, composición de un ecosistemas de manera estructura y ecosistema en función armónica con el funcionamiento de los objetivos de mantenimiento de las de los ecosistemas manejo estructuras y los procesos ecológicos que los sostienen REHABILITACIÓN RECUPERACIÓN Restablecimiento de la estructura, Restablecimiento de la capacidad de función y composición de un ecosis- un ecosistema degradado para tema a su estado primario o predistur- generar bienes y servicios útiles en el bio de la capacidad del mismo para contexto socioeconómico regenerar por sí solo hasta tal 35 La restauración tiene un doble aspecto temporal. Por una parte es un tratamiento transito- rio que puede desembocar en condiciones de estructura, composición y función de un ecosistema para la preservación, en cuyo caso se define como rehabilitación ecológica. O puede llevar al restablecimiento de condiciones de seguridad, productividad y calidad am- biental en general que permiten reintegrar el área al uso sostenible; en tal caso se define como recuperación ambiental. Por otra parte, la restauración ecológica es una actividad permanente, en tanto los ecosiste- mas están sometidos a regímenes de tensionantes que obligan a constantes acciones de corrección y mantenimiento. En este marco, la conservación se define como: El conjunto de actividades tendientes a armonizar en el tiempo (historia) y el espacio (te- rritorio) los procesos de uso, ocupación y transformación con la homeostasis de los ecosis- temas y el mantenimiento de la biodiversidad (Camargo, 2004). 2.2. Compartimentos vs. compromisos En relación con la forma de asignar espacio para la conservación en competencia con otros usos del suelo dentro de un territorio finito, se pueden distinguir dos enfoques de la con- servación (Odum, 1981): Dentro de un enfoque de conservación por compartimento, se asignan unos espacios a la conservación y otros al aprovechamiento económico y se procura que la distribución y dimensiones de unos y otros capten de la mejor manera posible las oportunidades de con- 36 servación y producción que se desprenden de la heterogeneidad espacial en la oferta am- biental del territorio. Comparativamente, dentro de un enfoque de conservación por compromiso, se procura com- binar y balancear las funciones de conservación y producción dentro de cada espacio, de acuerdo con los potenciales y limitantes que la heterogeneidad ambiental del territorio determina para cada unidad espacial. Dependiendo del contexto en el cual se aplican y el manejo específico que se dé a cada caso, ambos enfoques pueden presentar distintas ventajas y desventajas (Camargo, 2004b): Ventajas probables de la conservación por compartimento: „ Permite optimizar la protección en áreas que por su fragilidad o valor requieren las con- diciones más estrictas de preservación. „ Facilita el control del manejo al hacer una diferenciación neta entre espacios de uso y espacios de conservación. „ Facilita reglas más simples y claras para los espacios de producción. Desventajas probables de la conservación por compartimento: „ Se agudizan desequilibrios espaciales entre la oferta ambiental de espacios conservados y otros vecinos profundamente alterados. „ Se agudizan conflictos sociales ente el Estado y particulares, vecinos y/o usuarios del área afectada para conservación. 37 „ Genera asimetrías económicas entre particulares afectados por la restricción del uso y otros no afectados dependientes de los servicios ambientales de las áreas protegidas. „ Excluye la rentabilidad económica de la conservación, haciéndola necesariamente one- rosa para el Estado o el particular, lo cual pesa políticamente en su contra. „ Desaprovecha oportunidades de ocupación y aprovechamiento en áreas protegidas, com- patibles o favorables con respecto a la conservación. „ Dificulta la conservación de espacios y valores por fuera de las áreas protegidas, frecuen- temente necesarios para la articulación regional de los procesos ecológicos. „ Se concentra en remanentes de ecosistemas en áreas poco accesibles, descuidando la restauración y protección de la biodiversidad y funciones ecológicas originales de áreas más ocupadas, alteradas o de mayor potencial económico, las cuales corresponden a las de mayor demanda de servicios ambientales. Ventajas probables de la conservación por compromiso: „ Permite conciliar el interés particular de usar con el general de conservar. „ Capta el potencial social de conservación al admitir el interés particular en conservar bajo ciertas condiciones. „ Facilita opciones de aprovechamiento sostenible. „ Admite alternativas de diseño y manejo para hacer conservación sobre espacios habita- dos o con alta presión de uso. 38 „ Ayuda a generar mayor diversidad de formas de uso y conservación, lo cual favorece la biodiversidad en el mosaico regional. Desventajas probables de la conservación por compromiso: „ Dificulta establecer tratamientos especializados de preservación estricta o la rehabilita- ción de ecosistemas muy frágiles, los cuales dependen de una máxima exclusión de fac- tores tensionantes. „ Se hace progresivamente difícil en tamaños prediales más pequeños, que son frecuentes en bordes bajo diferenciación y fragmentación dinámicos. „ Puede conducir a una homogeneización del paisaje a gran escala al no hacer diferencias netas entre áreas especializadas para conservación o uso. „ Dificulta el control público sobre la conservación al crear una gradación compleja de matices de uso y protección. „ Aumenta la complejidad técnica, jurídica y administrativa de la conservación. Por supuesto, compartimento y compromiso no son necesariamente enfoques excluyen- tes. De hecho, el manejo de las ZA exige un tercer enfoque integrador: el ecléctico (del griego eklektikoz, que elige). Bajo el enfoque ecléctico, sencillamente escogemos o creamos diversas estrategias e instru- mentos dentro de la amplia gama que va desde el compartimento de conservación más estricto (que puede ser el parque nacional vecino) hasta las fórmulas más elásticas de com- promiso dentro de la extensión de Sistemas Agropecuarios Sostenibles para la Conserva- 39 ción, pasando por toda suerte de fórmulas de microordenamiento, agroforestería, corredo- res y reservas de todo tipo y tamaño, etc. El criterio para escoger es: ¿Cuál es la estrategia o el instrumento más eficiente en las condiciones socioeconómicas de cada momento y lugar, según los objetivos de conservación trazados? Lo anterior se ratifica en el décimo principio del enfoque ecosistémico (Convención sobre Diversidad Biológica, COP 5): “El enfoque ecosistémico debe procurar el equilibrio adecuado entre y la integración de la conservación y el uso de la diversidad biológica. La diversidad biológica es crítica tanto por su valor intrínseco como por el papel clave que juega en el sostenimiento del ecosistema y de otros servicios ambientales de los cuales finalmente todos dependemos. Ha habido una ten- dencia en el pasado a manejar componentes de la diversidad biológica como protegidos o no-protegidos. Es necesario un cambio hacia situaciones más flexibles, donde la conservación y el uso sean vistos en contexto y la gama total de medidas sea aplicada en un continuo desde lo estrictamente protegi- do hasta los ecosistemas creados por el ser humano.” En conclusión, la ZA debe ser demarcada y manejada con un criterio ecléctico: „ Su perfil es principalmente el de la conservación por compromiso: un espacio para la creación y evolución de modelos que armonicen la habitación humana y el uso de los recursos con la preservación y restauración de los valores naturales. „ Aun así, es necesario definir compartimentos de manejo específico conectados de modo que den una estructura ecológica coherente a la ZA y su conexión con el APN y el 40 SIRAP. La gama de tales compartimentos o piezas ecológicas debe contemplar desde los de conservación estricta hasta los más específicamente dedicados al uso sostenible. Tales compartimentos en la zonificación interna de la ZA pueden corresponder a varias categorías de ordenamiento, manejo o conservación, como se explicará más adelante, ex- cepto las correspondientes al SPNN. 2.3. Ecosistemas estratégicos, estructura ecológica e ingeniería de los ecosistemas Los procesos ecológicos esenciales son aquellas redes de flujos y relaciones dentro del funcio- namiento de los ecosistemas, responsables por la capacidad de automantenimiento y auto- rregeneración de los mismos (homeostasis) y el sostenimiento de la biodiversidad. De los procesos ecológicos esenciales se derivan la mayor parte de los servicios ambientales, es decir, aquellas funciones ecológicas imprescindibles para la seguridad, bienestar y desarrollo de la sociedad que son provistas espontáneamente por ecosistemas naturales y algunos agroeco- sistemas, funciones ecológicas que la sociedad no está en capacidad de sustituir por medios artificiales que sean técnica, social y económicamente viables (PNUMA, WWF, UICN, 1980). Los ecosistemas estratégicos son aquellos que sostienen los procesos ecológicos generadores de bienes y servicios fundamentales para el desarrollo social y económico de una determi- nada sociedad en un territorio específico. En su planteamiento básico (Márquez,1996), representan una aplicación de la ley de potencias1: 1 También conocida como principio del 20/80, principio de lo mucho trivial y lo poco importante, principio de Pareto o principio de Juran. 41 “En todo sistema abierto y complejo, una minoría de las causas o entradas pro- duce una mayoría de los efectos, en una proporción cercana al 20/80. La gestión de estos sistemas debería asegurarse, por lo tanto, de manejar ese 20% de las causas, responsable de un 80% de los efectos que interesan.” (Juran, 1975) Aplicado a la planificación territorial de la conservación, como sugiere Márquez, esto signi- ficaría que: „ Un 20% de los remanentes de un ecosistema fragmentado contiene el 80% de la biodi- versidad alfa. „ Un 20% de las microcuencas de un municipio o región sostiene el suministro hídrico del 80% de la población y la producción. „ Un 20% de los sistemas de alteridad actuantes en un determinado territorio genera el 80% de las transformaciones del mismo. „ Un 20% de las pendientes críticas generarán un 80% de los deslizamientos. „ Un 20% de los rodales generarán un 80% de los incendios. „ Un 20% de área remanente de una formación puede servir de soporte para la restaura- ción de hasta un 80% de la composición, estructura y función originales. „ Un 20% de las acciones institucionales generan un 80% de la dinámica social de conser- vación. „ Un 20% de los ecosistemas medianamente bien conservados es responsable por los ser- vicios ambientales para un 80% de la población y la economía (Márquez, 1996). 42 „ Un 20% del área ocupada y alterada por el desarrollo económico colombiano resulta socioeconómicamente eficiente, al punto de sostener un 80% de la población y la eco- nomía. El resto de la extensa ocupación muy poco productiva sería resultado de la into- lerancia, la inequidad, la explotación del hombre por el hombre y los conflictos sociales y éxodos resultantes (Márquez, 2004). Y sería una larga procesión de et- céteras. La ley de potencias es un empirismo matemático (como la campana de Gauss o la razón cons- tante de la circunferencia), que des- cribe cómo son las cosas según pro- porciones y constantes matemáticas; no explica por qué. Las razones de este fenómeno son múltiples y corresponden básicamente a la naturaleza fractal de los sistemas caóticos, por la cual una extraordinaria complejidad de interacciones tiende a resumirse en una asombrosa regularidad estadística de formas y distribuciones resultantes. Con una visión característicamente pragmática, Márquez propuso varias clasificaciones para orientar la identificación y planificación de los ecosistemas estratégicos: ecosistemas estra- tégicos para la generación hídrica, para la generación energética, para el control de riesgos naturales, para el control del poblamiento, para la producción agropecuaria, etc., señalando la necesidad de ligar más explícita y directamente la conservación con las necesidades que impulsan el desarrollo socioeconómico de un territorio. Este paso de la jerga hermética de la fitosociología y las eruditas clasificaciones de biomas a una organización socioeconómica 43 de las funciones ecológicas en el territorio, puede ser vista claramente como un paso en la dirección de una “ingeniería de los ecosistemas” (Márquez, com.pers.), en donde importa más “para qué sirve y cómo se maneja” que “y qué nombre le pondremos, etc.”. De los ecosistemas estratégicos se pasó fácilmente al planteamiento del concepto de la estructura ecológica principal (EEP). En su definición original (Van der Hammen, 1998), la EEP es un modelo del encadenamiento espacial de los ecosistemas naturales de una región, el cual sostiene la integridad física de los procesos ecológicos esenciales. Por ejemplo: para la cuenca alta del río Bogotá (donde se aplicó por primera vez el concepto), tal encadena- miento sería: páramo – subpáramo – bosque altoandino de laderas – bosque altoandino de altiplanicie – bosques de los planos aluviales – humedales (Van der Hammen, op.cit.). Cuando las regiones no han sido ocupadas significativamente por los humanos, puede con- siderarse que los ecosistemas naturales están perfectamente encadenados en todos los pun- tos y direcciones y que la EEP cubre todo el paisaje. La segunda acepción de EEP, como aplicación al ordenamiento ambiental, surge cuando la presencia humana sobre el territorio se expande al punto de reducir las áreas con coberturas naturales capaces de sostener la generación y conexión de los procesos ecológicos. Se hace entonces necesario definir una: “red de áreas bajo diferentes regímenes de conservación, priorizadas y deli- mitadas por su valor para la generación, protección y conducción de los pro- cesos ecológicos esenciales a través del territorio en diferentes formas de ocupación y alteración.” (Camargo, 2000) 44 La idea básica parte de la observación de que la ocupación-transformación del territorio tiende a crear extensas áreas profundamente alteradas que: „ Concentran la población y la actividad económica en espacios desprovistos de servicios ambientales y alejados de las áreas remanentes de ecosistemas generadores. „ Tienden a profundizar su degradación, comprometiendo la calidad de vida de sus habi- tantes y la sostenibilidad de su economía. „ Se convierten en extensas brechas que vulneran la integridad y la homeostasis de los ecosistemas a escala regional y tienden a expandir los procesos degradativos. En síntesis, tiende a formarse un gradiente muy abrupto de alteración, con extensas áreas muy deterioradas que lindan abruptamente con remotas áreas relativamente bien conserva- das. Los modelos de conservación “de límites para dentro”, que concentran sus esfuerzos hacia el interior de unas cuantas áreas protegidas, descuidando tanto la conservación en torno a las mismas como la conformación de redes ecológicas regionales, contribuyen a consolidar dicho desequilibrio territorial. En este cuadro, donde hay servicios ambientales no hay desarrollo ni población que los aproveche; y donde hay población no hay compartimentos ni redes ecológicas que sosten- gan los procesos ecológicos y el desarrollo. En consecuencia, este modelo de alteración insostenible tiende a rodar sobre las áreas que aún contienen recursos naturales, dejando detrás cinturones de degradación ecológica, ocupados en general por latifundios de gana- dería extensiva. 45 En respuesta a estos fenómenos, se plantea la nece- sidad de diseñar una red de espacios bajo distintos manejos ecológicos que atraviesen las áreas altera- das y realcen determinadas funciones ecológicas, mi- tigando la fragmentación, la degradación y la des- provisión ambiental de las mismas. La EEP (o cual- quier planteamiento afín) se convierte, así, en un componente indispensable para la construcción de territorios sostenibles. El planteamiento de EEP de Van der Hammen, reformulado por Márquez como “infraes- tructura ecológica principal”, significa que en la planificación del desarrollo territorial, al tiempo que se proyectan los sistemas generales como el vial, el de acueducto, etc., es igualmente necesario proyectar la localización, conexión, operación y mantenimiento de la red de ecosis- temas naturales que proveerán servicios ambientales a la población y la producción. Esto implica distinguir las piezas ecológicas que cumplirán una o más funciones específicas dentro de la EEP a diseñar para cada territorio. Vale la pena anotar que con conceptos tales como “estructura ecológica” y “piezas ecológicas” no se pretende reducir la representación de la naturaleza a modelos mecanicistas. El propósito es, en cambio, aprovechar cuanto se sabe y se sigue aprendiendo sobre la complejidad de los ecosistemas, traduciéndolo a herra- mientas simples de planificación que permitan poner los objetivos de conservación en diálogo con otras disciplinas que intervienen en la planificación socioeconómica y territorial. Y sí: 46 sí se está adoptando para ello un lenguaje más ingenieril. Y no sólo eso: también se está pasando de una visión bucólica y contemplativa de la conservación a una cada vez más digna de llamarse “ingeniería ambiental” o “ecológica”. Sólo hay que ver de dónde se toman los modelos y términos que hoy empujan las fronteras de la investigación ecológica en temas tales como fragmentación, alteración y restauración: ingeniería de vías y transporte, elec- trónica e hidráulica. Seamos realistas: si se debe concertar el ordenamiento de una cuenca con un economista, un biólogo, un líder indígena, un alcalde popular, un empresario turístico, etc. ¿Comienza con una exposición sobre modelos estocásticos de biogeografía insular o plantea que los ecosistemas necesitan estar bien conectados tal y como los mercados o las estaciones de bombeo o los miembros de una cultura? Finalmente, se trata de traer la Naturaleza que queremos conservar a la mesa de diseño. Y diseño es: “la optimización y armonización de visiones y funciones diversas en un espacio limitado”. Este es el reto cuando se diseña un cepillo de dientes o una habitación y éste es el reto cuando se diseña el ordenamiento ambiental de una cuenca o una región. La pregunta no es “¿Qué derecho o capacidad tiene el humano para diseñar la Naturale- za?”; la pregunta real es “¿Y qué opción tiene?”. Con o sin planificación y diseño, los ecosistemas se alteran al compás de las fuerzas biofísicas y socioeconómicas operantes en cada territorio. Cuando escogemos qué y cómo preservar, ya estamos interviniendo. Cuán- do decidimos qué y cómo restaurar, ya estamos interviniendo. Y en cada caso se puede diseñar o se puede improvisar. 47 2.4. Figuras de ordenamiento, categorías de conservación y piezas ecológicas En nuestro medio son frecuentes las discusiones estancadas en la confu- sión entre figuras, categorías y pie- zas empleadas en la planificación te- rritorial de la conservación. Comencemos al revés, por las con- clusiones: una figura de ordenamien- to ambiental se puede implementar y administrar a través de una, varias o ninguna categoría de conservación. Las categorías con frecuencia se de- claran sin enmarcarse en una figura de ordenamiento, pero no es lo más efectivo. En la zonificación y diseño al interior de una figura de ordena- miento ambiental o de un área prote- gida (de una determinada categoría), es conveniente emplear piezas ecoló- gicas para diseñar la estructura eco- lógica deseada. Las piezas, por su par- 48 te, podrían emplearse sin las figuras ni las categorías, pero funcionan mejor en su interior. De hecho, algunas áreas protegidas (de una u otra categoría) pueden jugar el papel de piezas dentro de una figura de ordenamiento ambiental. Será necesario volver a este párrafo luego de revisar las siguientes definiciones de figura, categoría y pieza. 2.4.1. Las figuras de ordenamiento ambiental Una figura de ordenamiento ambiental es una denominación amplia de un territorio generalmente extenso, el cual se delimita como marco para una planificación territorial enfocada en la conservación de uno o más recursos naturales o procesos ecológicos. En su interior se suele definir una estructura de piezas ecológicas interrelacionadas, algunas de las cuales pueden ser áreas protegidas. Ejemplos de figuras de ordenamiento ambiental son: „ Las reservas forestales que establece la Ley 2 de 1959, constituidas para orientar el orde- namiento de toda una región, que privilegian la conservación de los bosques naturales. „ Las cuencas en ordenación (Título III, Capítulo II, Sección II del CNRNR DL 2811/74, reglamentada mediante el Decreto 1729 de 2002) que privilegian la administración del recurso hídrico. 49 „ Los distritos de manejo integrado (CNRNR DL 2811/74, Artículo 310, reglamentados por el Decreto 1974 de 1989), orientados a convertirse en territorios modelo de desa- rrollo humano sostenible. „ El SIRAP, que implica una red de cooperación y comunicación entre personas, una red de iniciativas de conservación y una red territorial de áreas protegidas bajo distintas categorías, cuyo ordenamiento privilegia la conexión y viabilidad de las áreas protegidas. „ Las ZA, tal y como se plantean en el presente documento, corresponderían a una figura de ordenamiento ambiental con un propósito específico de armonización entre la con- servación de un área protegida del nivel nacional y el desarrollo sostenible de una o más regiones. „ Los corredores de conservación (como el corredor Guácharos – Puracé, en el Proyecto Biomacizo) y corredores de desarrollo sostenible (como el Corredor Mesamericano), según los define la UICN (Cracco & Guerrero, 2004), que combinan propósitos de desarrollo microrregional sostenible y conexión de áreas protegidas. „ Las Reservas de la Biosfera, promovidas en distintos países por el programa MAB de la UNESCO, con su zonificación característica “núcleo – ZA – zona de transición”, las cuales combinan objetivos de conservación en un gradiente de protección (áreas núcleo, amortiguadoras, de transición) y de armonización con el desarrollo regional sostenible. La abundancia de figuras de ordenamiento ambiental y las fuertes similitudes metodológi- cas entre ellas, responden a un mismo hecho: 50 La armonización de los procesos de ocupación y transformación del territorio con las necesidades de conservación de la biodiversidad y los servicios ambientales exige, primero, un ejercicio de planificación territorial en un contexto geográfico lo bastante amplio como para comprender y manejar tanto los procesos socioeconómicos como los ecológicos más directamente involucrados y, segundo, la posibilidad de aplicar herramientas de zonificación y manejo lo bastante diversas, especializadas y elásticas como para hacer frente a la complejidad dinámica del territorio. Tal es el sentido y propósito de las figuras de ordenamiento ambiental. Este contexto geográfico amplio implica, casi siempre, la armonización de intereses, len- guajes, políticas y métodos de varias instituciones y actores. Por ello, todas las figuras de ordenamiento son, además, típicos escenarios de armonización y concertación de la plani- ficación territorial entre distintos entes. Como puede verse, dentro de estas figuras pueden delimitarse áreas protegidas de distintas categorías, cada una de las cuales puede jugar el papel de una o más piezas ecológicas, tales como corredores, barreras, núcleos, etc. En otras palabras: „ No toda el área de una figura de ordenamiento ambiental es área protegida. 51 „ No todas las piezas ecológicas (corredores, núcleos, etc.) están dentro de alguna catego- ría de área protegida. „ Pero conviene identificar con claridad qué pieza(s) representa cada una de las áreas pro- tegidas (de diversa categoría) dentro de la figura de ordenamiento. Existen instrumentos en otros campos de la política pública que funcionan como figuras de ordenamiento para otros propósitos; por ejemplo: las reservas campesinas, las reservas mineras, los distritos de desarrollo rural integrado, etc. Dentro de dichas figuras no todo es minero o agropecuario; con frecuencia comprenden incluso zonas o piezas para la conser- vación ambiental. 2.4.2. Las áreas protegidas y sus categorías Una categoría de conservación es: “la unidad de clasificación a la cual se asigna un área protegida para cumplir determinados objetivos de conservación, teniendo en cuenta sus características naturales específicas, bajo unas mismas directrices de manejo” (UAESPNN, 2003a). Un área protegida se define como “un área debidamente alinderada y declarada como tal, que se administra, maneja y regula con el fin de alcanzar, en forma permanente, objetivos específicos de conservación in situ de biodiversidad” (UAESPNN, 2003b). 52 Una característica distintiva de la categoría de conservación, es la de presentar un régimen de usos propio de la misma, usualmente relacionado con una zonificación de manejo de cada área protegida perteneciente a tal categoría. Las categorías de conservación están crea- das en normas de carácter nacional, regional o municipal. Su aplicación a un espacio especí- fico, mediante un acto administrativo, crea un “área protegida” de una categoría y sólo una, pues las categorías son, en principio, recíprocamente excluyentes, dada su especificidad en cuanto a prioridades y formas de conservación. Las categorías de áreas protegidas del nivel nacional son establecidas en el Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables (DL 2811/74, Artículo 329). Adicionalmente, las CAR, los departamentos y los municipios han creado sistemas propios de áreas protegidas con distintos sistemas de categorías. En la actualidad, esto suma algo más de 450 categorías distintas, desde el “tesoro natural municipal” hasta el Parque Natural Regional. No siempre existe claridad sobre la diferencia entre figura y categoría, lo cual es uno de los principales problemas metodológicos de la planificación territorial en Colombia. Por ejem- plo: las reservas forestales del Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables (De- creto Ley 2811/74) claramente son figuras de ordenación (con énfasis forestal, en este caso) y no categorías, razón por la cual aparecen en el Código fuera y aparte del listado de áreas de manejo especial y de áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales. Sin embargo, el Decreto 877 de 1967 asignó un régimen de usos (por un decreto y no por una reglamentación subsidiaria, que ya es un error) bastante estrecho y taxativo, convirtiéndolas, en la práctica, en una categoría de conservación (la de menos requisitos de declaratoria, menos usos y más restricciones) creando todos los problemas de planificación y manejo que ya se conocen. 53 2.4.3. Las piezas ecológicas Una pieza ecológica es una porción de un ecosistema la cual se delimita y se somete a un manejo específico para preservar, restaurar o maximizar una función ecológica en particular: sostenimiento, generación, conducción, aislamiento, etc., dentro de una estructura ecológica planificada, compuesta por varias piezas de distintos tipos y funciones. Tomar una porción del ecosistema, hacerla socialmente visible, darle un nombre asociado a una función y construir consensos y cooperación en torno a ello, es la esencia misma de la planificación territorial. Las piezas ecológicas no son sólo partes de un rompecabezas; son, sobre todo, instrumentos de la simbolización del territorio. Cuando decimos que de aquí hasta allá es un “corredor biológico”, no significa que los procesos ecológicos sólo fluyen como y por donde hemos trazado; estamos llamando la atención de un colectivo humano sobre la existencia de esos procesos, su va- lor y la necesidad de mantener estructuras naturales en el territorio para sostenerlos y que nos sostengan. Estamos haciendo pre- sente la Naturaleza en las mentes y en la comunicación, porque lo que no existe allí, no lo salva ni Changó. 54 Tanto una pieza ecológica como la estructura ecológica hecha de muchas piezas, son estructuras simbólicas dentro de la gran construcción simbólica que es el territorio. Estas formas deben ser producidas o elaboradas dentro de la cultura local; sólo adquieren sentido y realidad a través del diálogo y el consenso con los agentes de alteridad, las personas y redes de personas que con su forma de ver y comunicar su entorno y con sus decisiones cotidianas de ocupación y manejo son quienes en últimas construyen de verdad el territorio. En general, las piezas se emplean en la construcción de una red a través del territorio, dentro de marcos conceptuales y metodológicos tales como el SIRAP, la EEP, el corredor ecológico o el corredor de desarrollo sostenible, todos los cuales son figuras de ordenamiento ambiental. Dada la extensión y complejidad de la mayoría de las figuras de ordenamiento ambiental, incluyendo las ZA, la manera más adecuada de resolver su planificación es a través de la definición y delimitación de una estructura ecológica en su interior, armada de piezas eco- lógicas. De este modo, un área con diversidad de propósitos y usos, puede convertirse en un sistema de espacios con funciones determinadas, significados claros para todos y rela- ciones específicas con las otras piezas. El funcionamiento de las piezas ecológicas tiene su fundamento científico en dos campos de la investigación ecológica: la biogeografía insular y la ecología de la alteración. Por ex- 55 tensión, es muy poco lo que aquí podemos profundizar sobre ambos tópicos, por lo cual se recomienda a los interesados remitirse a la bibliografía. Aunque no existe un sistema único y sí, en cambio, muchas propuestas metodológicas en todo el mundo, la mayoría de las principales piezas de manejo ecosistémico empleadas corresponden a los siguientes tipos: Corredores Nos referimos aquí a los corredores biológicos, según los define la UICN: “Un corredor biológico, en biología de la conservación es una franja / ruta de tierra angosta que permite el flujo (o movimiento) de los individuos de una reserva a otra. En ecología del paisaje es una estructura de conectividad que relaciona recíprocamente dos ‘islas’ en medio de la ‘matriz’. Son estructuras que facilitan la constancia y la conectividad de los retazos, al facilitar la dis- persión de los animales y la migración de semillas.” (www.sur.iucn.org/co- rredores) Toda pieza ecológica presenta, en algún grado, funciones de generación y de conducción, en tanto su superficie y estructura alcancen a albergar los procesos biológicos responsables de tales funciones. Como elementos lineales de conexión, en los corredores ecológicos predominan las funciones de conducción sobre las de generación de procesos ecológicos. Sin embargo, en la medida en que aumenta el espesor y mejora la estructura interna, los corredores no sólo conducen procesos generados en núcleos distantes, sino que reprodu- cen e impulsan esos mismos procesos en su interior. Tales corredores funcionarían como 56 conectores-generadores. Podríamos imaginarlo como un cable que no sólo conduce la elec- tricidad generada en otro lugar, sino que es capaz de generar electricidad adicional y ampli- ficar la corriente transmitida. Por su mismo carácter lineal, el efecto de borde es más fuerte sobre los corredores que sobre cualquier otra pieza ecológica. Esto es positivo cuando el corredor limita con una matriz ecológicamente favorable, pues el efecto del corredor se difundirá hacia ella fortale- ciendo el mantenimiento y la regeneración de sus ecosistemas. Esto se puede amplificar con corredores subordinados o estriberones o manejo de la matriz. Pero cuando la matriz vecina presenta un régimen de perturbación especialmente hostil, dicho efecto se difunde fácilmente de la matriz al interior del corredor, comprometiendo su función y su permanencia misma. Esto se puede mitigar mediante corredores más espesos o más resistentes a tensionantes específicos o por medio de aislantes o con manejo de los tensionantes en la matriz misma. Más recientemente se han señalado algunos posibles efectos negativos de los corredores, como podría ser la propagación de desastres (por ejemplo: plagas o incendios) o la induc- ción de la circulación de algunas poblaciones a través de corredores peligrosos que actua- rían como “sumideros biológicos”: los individuos se introducen en el corredor y en él desaparecen. Por tanto, un aspecto clave del diseño de corredores es aumentar la permeabilidad territo- rial al tráfico biológico y la seguridad de este tráfico (los corredores mismos deben servir como hábitat adecuado y seguro hasta donde sea posible), al tiempo que se evita la per- 57 meabilidad del territorio y de los corredores mismos a la propagación de los tensionantes (por ejemplo: fuego, entresaca, pestes y plagas, etc.). Estriberones Como una variante de los corredores continuos, los estriberones (stepping stones) son par- ches relativamente mejor conservados (preservados o restaurados) en relación con la ma- triz circundante, los cuales forman un alineamiento a través de espacios alterados y permi- ten la conexión ecológica para aquellos procesos que pueden saltar de un punto a otro (como con muchas formas de dispersión de semillas). En la mayoría de los casos son par- ches que ofrecen hábitat (refugio, alimento, movilidad) a los dispersores. Se disponen a intervalos más o menos regulares, formando una especie de corredor biológico discontinuo a través de una matriz más pobre y facilitando que la fauna dispersora salte de un estriberón a otro (Camargo, 2004b). Las principales aplicaciones de los estriberones incluyen: „ Reemplazar a los corredores continuos a través de matrices donde las condiciones bio- físicas o socioeconómicas hacen innecesario o impracticable un conector continuo. „ Reforzar los corredores (puntos más amplios a intervalos sobre un corredor más estre- cho), sirviendo así como puntos de relevo e impulso para el tráfico biológico. „ Reforzar la permeabilidad ecológica de la matriz en vecindad de un corredor biológico, facilitando el efecto de borde en sentido corredor – matriz. „ Constituir matrices punteadas de mayor permeabilidad ecológica. 58 Los estriberones suelen utilizarse cuando las condiciones físicas o socioeconómicas no permiten la formación de corredores continuos. Esta herramienta flexibiliza el diseño de corredores biológicos permitiendo su aplicación en una gama más amplia de contextos socioeconómicos. Algunos ecosistemas presentan una “preadaptación” a la conexión ecológica por series de manchas o matas (páramos, sabanas, zonas áridas, entre los más notables) que se verifica a dos escalas. A gran escala es frecuente encontrar el bioma total distribuido de modo insular (cadenas de páramos, sabanas o xerofitias aislados). A escala local, es característica la distri- bución fractal discontinua de los parches boscosos en estos ambientes. Las especies pro- pias de dichos ambientes presentan claras adaptaciones a la “fragmentación natural” de su hábitat. En tales casos no tendría sentido buscar una conectividad más continua que la natural. Núcleos biológicos Es un concepto claramente ligado a la biogeografía insular y, particularmente, a la teoría de metapoblaciones2 de Richard Levins (1969). Como sucede con las otras piezas, el término es empleado con una gama demasiado extensa de significados. De dicha gama, destacare- mos dos: 2 Una metapoblación es un conjunto de poblaciones biológicas locales relativamente aisladas unas de otras (por insularidad natural o por fragmentación antrópica), que intercambian individuos y propágulos (semillas, esporas, etc.), de modo que los individuos o propágulos de unas pueden colonizar dentro de otras, suplir extinciones locales, migrar entre parches, etc. 59 X Núcleo de preservación: son áreas que encierran porciones de ecosistemas en un estado de conservación superior al del entorno o al de otras áreas de referencia, cuya preserva- ción se prioriza en razón de su fragilidad, su representatividad o su singularidad. Los núcleos de preservación se valoran por su contenido y por su función de generación de servicios ambientales, especialmente en el mantenimiento del tráfico biológico regional. En general, se aplican a estos núcleos las medidas más estrictas para prevenir las pertur- baciones y alteraciones antrópicas. En principio, se cuenta con los núcleos de preservación como áreas fuente, cuyas pobla- ciones pueden colonizar áreas vecinas y evitar o compensar extinciones locales; sin em- bargo, tal posibilidad depende de muchos factores, entre otros: „ La conectividad ecológica entre el núcleo y otros parches. „ La corología de cada especie. „ La composición y distribución del mosaico de ecosistemas y ambientes vecinos. „ La dinámica de alteración/regeneración del mosaico de ecosistemas vecino. El referente más importante de los núcleos de preservación es el concepto de “área núcleo” (core area) de una Reserva de Biosfera. Dentro de la Reserva de Biosfera (como una figura de ordenamiento ambiental), el(las) área(s) núcleo deben haber sido declara- das legalmente como áreas protegidas de alguna categoría de las del marco normativo del país en cuestión, asegurando la protección a largo plazo de su contenido de paisajes, ecosistemas y biocenosis. Deben tener además la extensión suficiente para garantizar sus objetivos de conservación a tales escalas. A dichas áreas núcleo se aplican las mayo- 60 res restricciones de uso, aunque en algunos casos admite usos extractivos tradicionales de comunidades locales. La llamada “zona intangible” del Decreto 622 de 1977, dentro de la zonificación de manejo de un APN, puede considerarse un núcleo de preservación, que debe ser tenido en cuenta en el diseño de la EEP de la ZA vecina. X Núcleo de restauración: son áreas escogidas por su potencial de restauración (oferta ambiental + potencial biológico) y por su localización estratégica en medio de la exten- sión cuya restauración se quiere inducir, en las cuales se concentran acciones y recursos para afianzar el proceso de regeneración en tales puntos y desde ahí extenderlo a otros menos dotados. Brown & Lugo (1995) hacen referencia a ellos como “núcleos de actividad biológica”, lo cual es muy diciente en relación con su función, esto es, elevar la intensidad de los procesos biológicos (por ejemplo: formación de suelo, producción primaria, cadenas tróficas, reciclado de nutrientes, sucesión, etc.) para impulsar no sólo la regeneración de ese preciso punto sino “arrastrar” la de las áreas vecinas. Los núcleos de restauración son un elemento básico de diseño en proyectos de restaura- ción ecológica, especialmente en medios difíciles por su régimen de perturbación o por un potencial de restauración muy limitado. La red de núcleos de restauración y corredo- res que los interconectan representa una estrategia doble. Por una parte, pretende afian- zar y extender la restauración, multiplicando en superficie el efecto de las áreas directa- mente tratadas; es decir, para restaurar 100 hectáreas se tratan directamente muchas 61 menos, distribuidas y manejadas de manera tal que impulsen la regeneración del área restante; esta es una de las principales diferencias entre restauración y forestería conven- cional: la restauración se establece para que se reproduzca y se extienda. Por otra parte, el diseño en red también tiene el propósito de romper el equilibrio del estado alterado, “fragmentando” el ambiente de alteración y los procesos que generan su homeostasis: propagación de tensionantes, dispersión de especies oportunistas, cobertura de episo- dios de devastación, consolidación del microclima alterado, condiciones pedogénicas secundarizadas, etc. Las “zonas de recuperación” dentro del APN pueden considerarse como núcleos de restauración y deben ser tenidas en cuenta en el diseño de la ZA vecina. La diferencia entre un núcleo y un estriberón es más bien de escala. Si se consideran proce- sos ecológicos de gran escala, un pequeño estriberón (incluso una gran cantidad de estribe- rones) puede ser suficiente para conectar, pero insuficiente como fuente para la generación de los mismos. Al contrario, para manejos de menor escala (por ejemplo: la restauración de un foco de erosión severa), un estriberón puede servir como conductor-generador. Del mis- mo modo, los grandes núcleos biológicos funcionan como estriberones a escala regional. A modo de paréntesis: existe en Colombia otra acepción de “núcleo”, aplicada en ordena- miento ambiental, que vale la pena mencionar: el núcleo de ordenamiento ambiental terri- torial (NOAT) empleado en la metodología del proyecto Corredor Biológico Guácharos – Puracé (CAM – Proyecto Biomacizo). Un NOAT es un área delimitada para la planeación participativa de la conservación con las comunidades locales, en torno a un elemento geo- 62 gráfico significativo dentro de la cultura local (cerro, río, camino). Alrededor de dicho hito se convoca la identificación territorial de la comunidad (para el caso, varias veredas) y se aglutinan los esfuerzos de conservación de las organizaciones de base sobre el área delimi- tada. Al interior del NOAT se conciertan y co-ejecutan distintas acciones de manejo y ordenamiento que implican un ordenamiento ambiental de microcuencas, veredas e incluso predios. El NOAT es, por lo tanto, una figura de ordenamiento ambiental a escala local. Al mismo tiempo, visto a escala regional (el sur del Huila), cada NOAT es una pieza ecológica en la construcción del Corredor Biológico Guácharos – Puracé. La importancia del NOAT y una de las claves de su éxito, es que organiza las acciones de ordenamien- to y manejo de modo participativo en torno a una estructura simbólica territorial pre-existente y am- pliamente aceptada por las comunidades locales. Al reforzar como símbolos del territorio objetos en su mayoría naturales (o de fuerte contenido natural como el camino real), promueve la ocupación-transformación simbólicas del territorio con un contenido de conservación, lo cual orienta la posterior ocupación-transformación física en la misma dirección, al tiempo que hace culturalmente difíciles las transformacio- nes en contra de dicha simbolización fortalecida. Adicionalmente, la escala de trabajo de esta figura de ordenamiento ambiental se ajusta exactamente a la cobertura de las redes sociales primarias que de hecho existen en torno a tales hitos: las veredas del camino tal, las veredas de la quebrada tal, etc., de modo que las personas fácilmente se identifican con 63 el hito, el área y apropian con entusiasmo el ejercicio propuesto. Esta es una lección sobre cómo construir una gran estructura ecológica regional pieza por pieza. Cerramos el paréntesis. En la planificación de los núcleos (a preservar o restaurar) es importante tener en cuenta la jerarquización de los mismos, considerando si todos ellos tienen o no la misma capacidad generadora, a juzgar por algunos atributos relativamente fáciles de calificar: „ Extensión. „ Potencial de restauración (definido más adelante). „ Localización ladera arriba o aguas arriba de otros núcleos de preservación o restaura- ción. „ Localización sobre nodos de la red hidrográfica, tales como humedales, zonas de descar- ga (concentraciones de nacientes) o estrellas hidrográficas. „ Potencial de dispersión: si alberga o no poblaciones reproductivas de fauna dispersora, o sirve más bien como estriberón para la circulación de las mismas. „ Estado sucesional en relación con los parches vecinos; es decir, si posee o no poblacio- nes importantes de las especies que podrían colonizar los parches vecinos en su estado actual o en sus claros de regeneración. Los dos patrones básicos de diseño para la distribución de los núcleos en la estructura ecológica se basan en sendos modelos del funcionamiento de metapoblaciones regionales, producidos por la biogeografía insular: 64 „ Modelo “núcleo-satélites”: existe un núcleo principal con mayor capacidad de genera- ción que suplementa con sus flujos biológicos las poblaciones y procesos ecológicos en los núcleos satélite. „ Modelo “red de parches”: varios parches con similar capacidad de generación se conec- tan y refuerzan entre sí. Aislamientos Son áreas preservadas o restauradas en condiciones tales que ofrecen una muy baja per- meabilidad a la expansión de los tensionantes, las alteraciones o los procesos inconvenien- tes de ocupación-transformación del territorio. En general los efectos de un aislamiento pueden ser uno o varios de los siguientes: „ Disminución de la continuidad espacial de las condiciones de propagación de un tensio- nante; por ejemplo: cortafuegos, franjas de especies no vulnerables a una determinada plaga, cordones de control de erosión en torno a un carcavamiento, etc. „ Disminución de la accesibilidad física a un punto o en una determinada dirección; por ejemplo: restricción sobre la apertura o adecuación de carreteables en un área determinada. „ Disminución de la visibilidad o accesibilidad social de un área o recurso determinado; por ejemplo: titulación o concesión exclusiva de un área o un recurso a una persona o grupo cerrado de personas, lo cual no sólo limita el acceso, sino que tiende a disminuir la información al exterior del grupo de privilegio, haciendo que el área quede “sombreada” en la representación colectiva del territorio. 65 „ Disminución de la continuidad espacial de la oferta ambiental sobre un corredor espe- cialmente permeable a la ocupación; por ejemplo: constituir propiedades públicas o fis- cales sobre las franjas prospectadas como de mayor permeabilidad (por su oferta am- biental) a la propagación de un sistema de alteridad dado en una dirección no deseada. „ Aumento de los costos de ocupación y transformación; por ejemplo: las plantaciones forestales privadas dificultan la invasión de los terrenos periurbanos por desarrollos informales de vivienda, dado que es fácil levantar un rancho en un potrero de un día para otro, pero no es lo mismo si hay que aserrar varios eucaliptos. „ Disminución del atractivo para el uso y la ocupación; por ejemplo: a continuación de una contracción en un frente de colonización maderera, se restauran los espacios abier- tos con extensas franjas de especies forestales de nulo valor comercial, disminuyendo el atractivo del área para la reincidencia de los frentes madereros. Hay que anotar que, debido a la diversidad de formas de uso, ocupación y transformación que pueden operar en una región dada, los aislamientos son siempre relativos: funcionan mejor para determinados tensionantes o sistemas de alteridad y menos para otros. No existen aislamientos que sirvan a la contención definitiva de los procesos de alteración. Por lo tanto, es importante combinar la contención con la orientación de la presión de ocupación-transformación. Cuando se combinan aislamientos con atractores (definidos a continuación), de modo que se desalienta la propagación en una dirección y se promueve en otra, los aislamientos así empleados pueden denominarse deflectores, pues, más que con- tener, desvían la presión de alteración. 66 Atractores Los atractores (honey pot, áreas diana, pararrayos, polos de desarrollo sostenible) son áreas manejadas para atraer y concentrar determinados factores o procesos de alteración, indu- ciendo su localización en áreas de mayor capacidad de carga, menor valor de conservación o mayor facilidad de control y alejándola de áreas más sensibles o desde las cuales podría iniciarse una expansión difícil de controlar. Aunque es la menos mencionada de las piezas ecológicas3, su función es imprescindible. El fundamento científico no puede ser más contundente: todo proceso, incluida la alteración, requiere energía, la cual siempre está disponible en cantidad limitada en un intervalo dado de tiempo y un área delimitada del espacio. En el desarrollo espontáneo de un territorio tal energía está representada en forma de capital, población y apoyo político. Si una parte significativa del potencial de alteración disponible en un intervalo de tiempo dado para un cierto territorio se orienta hacia determinada forma y localización de las transformaciones, esto se convierte en la principal razón por la cual no ocurrirán transformaciones en otras formas y localizaciones, al menos no con la frecuencia y magnitud que en otras circunstan- cias tendrían. 3 Muchos autores en ordenamiento de cuencas o de áreas protegidas utilizan el concepto sin denominarlo con algún término en especial. El término “honey pot” se refiere al refrán inglés, según el cual es mejor poner un pote de miel en un lugar cercano que intentar espantar todas las moscas mientras almuerzas; con el nombre de “tensionantes” (que se prestaría a confusiones en un contexto ecológico), el principio se utiliza junto a otras estrategias en el diseño de parques naturales de alta afluencia para apartar al público de áreas peligrosas o vulnerables. 67 Matrices manejadas Concentrar los esfuerzos del manejo solamente en las piezas de la estructura ecológica es una receta segura para el fracaso de la conservación, dado que la permanencia y fun- cionamiento de aquéllas depende en gran medida de las condiciones de la matriz cir- cundante. El manejo de la matriz en general apunta a aumentar su permeabilidad al tráfico biológico, mitigando los tensionantes (por ejemplo: corrigiendo prácticas de manejo) y aumentando su oferta ambiental (diversidad, coberturas, etc.). A tal efecto suelen emplearse el microor- denamiento predial y el fomento de formas de ocupación-uso-transformación con mayor diversidad y cobertura vegetal y menor contaminación. Las matrices manejadas pueden tener una gama prácticamente infinita de composición y diversidad pues en su interior se pueden establecer distintos microordenamientos con la aplicación de piezas ecológicas a escala predial o veredal, así como distintas combinaciones de compromiso entre conservación y producción. Jerarquías estructurales Una estructura ecológica es, por definición, un sistema jerárquico en el sentido de que cualquiera de sus piezas presenta a su interior una estructura que es, a su vez, objeto de planificación y diseño. Así, una pieza que a escala regional se presenta como corredor bio- lógico o como ZA, seguramente requiere que a una escala más detallada se defina la estruc- tura ecológica en su interior: corredores, aislamientos, núcleos, etc., como se ilustra en la siguiente figura con el ordenamiento de una porción de un SIRAP hipotético. 68 En general En detalle Área protegida Área protegida Corredor biológico Zona Amortiguadora núcleo aislamiento corredor Planeación dinámica de la EEP Ya arriba se ha mencionado la importancia de la elasticidad en la aplicación de herramientas de ordenamiento y manejo en una figura de ordenamiento ambiental. Las realidades del desarrollo territorial son dinámicas y las predicciones al ciento por ciento imposibles. Por tanto, es de vital importancia que la estructura ecológica planteada sea revisada, ajustada y reparada periódicamente. 69 3. Ecología de la alteración y función amortiguadora La comprensión y el manejo de la alteración son indispensables para la conservación. Así lo reconoce la Con- vención sobre Diversidad Biológica (COP 5) al incluir el tema del cambio ecológico entre los principios del en- foque ecosistémico: “Principio 9: El manejo debe reco- nocer que el cambio es inevitable. 71 Los ecosistemas cambian, incluyendo la composición por especies y la abun- dancia de las poblaciones. Por tanto, el manejo debe adaptarse a los cambios. Además de su dinámica intrínseca de cambio, los ecosistemas están someti- dos a un complejo de incertidumbres y ‘sorpresas’ potenciales en el campo de lo humano, lo biológico y lo ambiental. Regímenes tradicionales de per- turbación pueden ser importantes para la estructura y funcionamiento del ecosistema y puede ser necesario mantenerlos o restaurarlos. El enfoque eco- sistémico debe utilizar un manejo adaptativo para anticipar y conducir tales cambios y eventos y debe ser precavido en el momento de tomar cualquier decisión que pueda eliminar opciones, pero, al mismo tiempo, considerar las acciones de mitigación para lidiar con los cambios a largo plazo tales como el cambio climático.” 3.1.Conceptos básicos de alteración Dado que la función de las ZA se centra en “atenuar las perturbaciones causadas por la actividad humana en las zonas circunvecinas a las distintas áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales, con el fin de impedir que llegue a causar disturbios o alteraciones en la ecología o en la vida silvestre de estas áreas” (subrayado fuera del texto), es necesario hacer claridad sobre las definiciones de ciertos conceptos asociados a la alteración, de modo que, al emplearlos, los objetivos y las propuestas de manejo sean más claros y precisos. A continuación se presentan los más importantes: 72 X Amenaza, presión, etc.: no son términos ecológicos. Son conceptos de planificación estratégica frecuentemente aplicados también en la gestión ambiental. En general, las amenazas corresponden a alteraciones potenciales, mientras que la presión corresponde, en este contexto, a tensionante. Es importante, al utilizar tales términos en relación con ecosistemas, asegurarse de que el contexto y el significado sean claros. X Homeostasis: en ecología, la capacidad de un ecosistema para automantener y autorre- generar una configuración dada de composición, estructura y función, a pesar de los tensionantes. La homeostasis abarca dos funciones: „ Resistencia: es la capacidad para superar los tensionantes sin sufrir perturbaciones y, por ende, tampoco alteraciones. La resistencia tiene que ver, en general, con el tama- ño y la constitución material de las estructuras en el ecosistema (más duras, más resistentes al fuego, al oleaje, etc.). „ Resiliencia: es la capacidad del ecosistema de volver a una configuración afín y aproxi- madamente a la misma trayectoria histórica de desarrollo que tenía antes de una per- turbación. La resiliencia se debe a la densidad, complejidad y especificidad de las relaciones entre los componentes físicos y bióticos de un ecosistema y la proporción de ellos que persiste tras la perturbación. 73 X Tensionante: factor ajeno a los ritmos fenológicos o ciclos biológicos de las poblaciones biológicas nativas, que determina una pérdida destructiva de elementos u organización del ecosistema; por ejemplo: fuego, vertimientos, caza, tala, etc. Es preciso diferenciar entre tensionante, perturbación y alteración. No siempre la pre- sencia o acción del tensionante causa una perturbación, es decir, un cambio como efecto directo en el ecosistema. Así mismo, la perturbación, si se causa, no siempre es inmedia- ta en el tiempo, pues en algunos casos operan factores de retardo (resistencia, acumula- ción de energía potencial, etc.). La perturbación es ya un principio de alteración. La alteración total es un proceso que suma otros cambios, efecto de la perturbación, de la acción continuada del tensionante, de la respuesta del ecosistema y sus componentes y otras interacciones ecológicas. X Régimen de tensionantes: naturaleza, intensidad y frecuencia de los tensionantes sobre el ecosistema, características de una determinada área y de un período histórico. Los tensionantes son factores exógenos en el sentido de que no provienen de los rit- mos fenológicos o los ciclos biológicos de las poblaciones biológicas nativas. Sin em- bargo, el régimen de tensionantes es parte de las condiciones ambientales de un eco- sistema dado, al punto de ser uno de los principales conjuntos de variables determi- nantes de la configuración del ecosistema en términos de composición, estructura y función. En consecuencia, es preciso tener en mente que tanto un ecosistema relativamente bien conservado como otro muy alterado se encuentran ambos en equilibrio de causa-efecto 74 con su ambiente4, incluyendo el régimen de tensionantes; es decir, la configuración que se aprecia en un momento dado corresponde de cerca al régimen de tensionantes con- temporáneo, con la eventual excepción de algunos elementos persistentes o “del pasa- do” que pueden permanecer más o menos tiempo luego de que se establece o se modifi- ca un régimen de tensionantes (por ejemplo: enclaves de suelos primitivos, árboles del pasado, parches y poblaciones relictuales). Los tensionantes pueden ser: „ Crónicos: se presentan con una cierta periodicidad en un área y un lapso dados. „ Episódicos: se presentan eventualmente, aislados en el tiempo y sin una periodicidad evidente. „ Leves: actúan por eliminación, modificación o adición de organismos o materiales causando perturbaciones que, en general, el ecosistema logra controlar, a no ser que se hagan crónicas o desencadenen procesos de alteración más vastos; por ejemplo: quemas, entresaca, tala, caza, contaminación leve, erosión leve. „ Severos: actúan sobre las fuentes de energía del ecosistema o sobre la capacidad del mismo para captarla; las perturbaciones tienen la forma de devastaciones (extensas, muy destructivas y que afectan todos los componentes ecológicos) catastróficas (gran 4 El equilibrio causa-efecto entre el ecosistema y su ambiente es siempre recíproco, en la medida en que el primero se ajusta a y adecúa el segundo. 75 magnitud en poco tiempo). Por ejemplo: alteraciones hidráulicas, bloqueo fotosinté- tico, eliminación extensa del suelo, contaminación severa. „ Puntuales: el tensionante actúa, desencadena o no una perturbación, y a continua- ción desaparece o se atenúa. Los tensionantes puntuales pueden ser crónicos. „ Persistentes: el tensionante actúa, desencadena una perturbación y permanece con una intensidad suficiente para alimentar la permanencia, profundización y expansión de la perturbación. La combinación de los tres pares de categorías permite describir los tensionantes según su “perfil”. Así, en una escala de gravedad, los tensionantes menos preocupantes serían los episódicos–leves–puntuales; al otro extremo, el peor desastre ecológico lo constituiría un tensionante crónico–severo–persistente. Dada su importancia en la planificación y manejo de las ZA, más adelante se abordan con mayor detalle los tipos y las características de los tensionantes. X Perturbación o disturbio: evento más o menos discreto en el tiempo (es decir, que tiene un comienzo y un final) de pérdida destructiva de elementos u organización en el eco- sistema, generado por uno o más tensionantes. La perturbación, como efecto directo de un tensionante, es el primero de una serie de cambios dentro del proceso de alteración. Tales cambios, aunque desencadenados por la perturbación, pueden ser efectos de ésta o de otros procesos propios de la respuesta del ecosistema y sus componentes (por ejemplo: activación del banco de semillas, adapta- 76 ciones en la rizosfera, invasión de especies oportunistas, cambios en el patrón de despla- zamientos de la fauna, etc.). En algunos casos, la perturbación es corregida por los mecanismos de regeneración sin que se presente una cadena de alteración mayor. En otros casos, las características y efectos de la perturbación, junto a su interacción con la permanencia del tensionante, factores limitantes del ecosistema, mecanismos de regeneración y respuestas individua- les de los componentes biológicos, pueden dar lugar a procesos de alteración bastante complejos y extensos, en los cuales unos cambios desencadenan otros y se generan re- troalimentaciones de control (retronegativa) y de refuerzo (retropositiva) del cambio características de los procesos caóticos. Los atributos con que se califican y clasifican las perturbaciones son: „ Origen: qué tensionante o combinación de tensionantes causa la perturbación. „ Naturaleza: qué aspectos de la composición, estructura y función del ecosistema se ven modificados y en qué forma. „ Probabilidad: de que se verifique una cierta perturbación dado un cierto régimen de tensionantes. „ Frecuencia: cuál es la densidad de eventos de una forma de perturbación en el tiempo y qué periodicidad presentan. „ Magnitud: cuál es la dimensión de los cambios producidos en el ecosistema, en térmi- nos de superficie, toneladas, concentraciones, individuos, profundidad en la estratifi- cación ecológica, etc. 77 „ Velocidad: magnitud alcanzada en un determinado tiempo para una intensidad dada del tensionante. „ Distribución: el patrón espacial de la perturbación sobre el ecosistema (agregada, regular, aleatoria, en red, etc.); si tal distribución es más densa o difusa y si su distri- bución está asociada a la de determinados elementos ecológicos o condiciones am- bientales. „ Amplitud: una estimación bastante relativa de en qué medida el estado pos-disturbio difiere o “se aleja” de las condiciones pre-disturbio. Podría decirse que combina for- ma y magnitud. „ Sinergia: con qué otros factores limitantes, tensionantes o de vulnerabilidad interac- túa la perturbación en modo tal que se amplifican sus atributos y sus efectos. „ Dinámica: tendencia de los cambios a permanecer, acentuarse o desvanecerse y la probabilidad de que la perturbación pueda desencadenar un proceso de alteración más extenso y complejo. En contraste con las perturbaciones severas, las perturbaciones leves pueden definirse como aquellas cuya naturaleza, magnitud y frecuencia caen dentro del rango adaptativo de las poblaciones biológicas y la resiliencia del ecosistema, debido a lo cual, luego de un tiempo relativamente breve, las alteraciones virtualmente desaparecen y se resta- blecen de modo autárquico las condiciones pre-disturbio de composición, estructura y función. 78 Las perturbaciones leves suelen hacer parte de ciclos históricos incorporados por el ecosiste- ma (fuego, inundaciones, deslizamientos, caídas de árboles, plagas periódicas) y no causan una modificación permanente del mismo a no ser que tales ciclos sean alterados directa o indirectamente por la acción humana (quemas más frecuentes, desestabilización de laderas por obras, cambios hidráulicos, cambio climático) o por cambios climáticos o geológicos seculares (esto es, relativamente independientes del ecosistema y de la población humana). X Régimen de perturbación: frecuencia y demás atributos del total de las perturbaciones sobre el ecosistema, características de una determinada área y período histórico. El régi- men de perturbación es consecuencia y parte del régimen de tensionantes. X Alteración: es el proceso ecológico desencadenado por una o más perturbaciones, a través del cual se modifican la estructura, composición y/o la función de un ecosistema a través del encadenamiento y retroalimentación de distintos cambios determinados por las propiedades elementales (condiciones de la perturbación o del ecosistema pre-dis- turbio) y las propiedades emergentes (condiciones resultantes de la alteración misma y distintivas de los estados y dinámicas alterados). Por tanto, la alteración no es simplemente el efecto o la suma de las perturbaciones, sino un típico proceso de reorganización autopoyética del ecosistema, en el cual se combinan procesos y efectos de perturbación, regeneración y respuestas más o menos individuales de distintos componentes del ecosistema. Dos atributos importantes e interrelacionados son la amplitud y la reversibilidad de la alteración. En general, cuanto más amplia es la perturbación (es decir, cuantos más elemen- 79 tos y procesos del ecosistema se ven afectados, llevándolos a condiciones más alejadas de las pre-disturbio), menos reversible tiende a ser la alteración. En tales condiciones, la regeneración tiende a retardarse y desviarse en distintos grados, dependiendo de la resi- liencia del ecosistema en particular. Una característica importante de la mayoría de los procesos de alteración es su disconti- nuidad: „ No avanzan todo el tiempo en la misma dirección ni a la misma velocidad; en un momento cambian unas variables y al siguiente otras; unas veces el cambio es visible y otras apenas perceptible. „ No presenta un patrón regular; es decir, en unos momentos puede presentar un pa- trón de cambios bastante constante y predecible y, característicamente, pasar a conti- nuación a una etapa estocástica donde es muy difícil definir la naturaleza y dirección de los cambios. „ Definitivamente jamás es lineal; es decir, no puede establecerse una relación simple entre la magnitud de la alteración y la magnitud de los tensionantes o el tiempo trans- currido desde la perturbación inicial. Aunque es un proceso complejo (sinónimo de no-lineal), conviene estar atentos a dos formas básicas de discontinuidad: „ Activación inicial: se acumulan los efectos de un tensionante hasta cruzar un umbral donde se producen las perturbaciones y se desencadena un proceso de alteración más gradual o más acelerado, según el caso. 80 „ Colapso de la homeostasis: bajo un determinado régimen de tensionantes, se produ- cen perturbaciones relativamente pequeñas y de un modo paulatino; pero a partir de un cierto punto se desencadenan alteraciones aceleradas y estocásticas sin que, apa- rentemente, haya cambiado el régimen de tensionantes. En términos cibernéticos, el ecosistema ha llegado al borde de su meseta homeostática, es decir, al borde del rango de tensionantes dentro del cual es capaz de mantener relativamente controladas las perturbaciones y evitar el desencadenamiento de alteraciones más vastas. Los ecosis- temas colapsados, atraviesan típicamente un período de cambio estocástico y se equi- libran luego en una configuración distinta o, mejor, en una nueva trayectoria de desa- rrollo. En síntesis: si algo no está cambiando, no significa que no se estén gestando cambios; y si algo está cambiando, no significa que los próximos cambios seguirán necesariamente la misma velocidad, forma y dirección. Frente a procesos complejos como la alteración, la planificación y el manejo deben ser atentos, elásticos y ágiles. De acuerdo con Brown & Lugo (1994), según sus efectos ecológicos y socioeconómicos, la alteración puede clasificarse en: X Alteración leve: cuando es controlada y corregida por los procesos de regeneración espontánea del ecosistema, restableciendo una configuración afín a la pre-disturbio. X Deterioro: cuando afecta las reservas y mecanismos de regeneración del ecosistema al punto de impedir la regeneración espontánea. La principal consecuencia del deterioro es que la regeneración es suspendida, ralentizada o desviada. 81 Por ejemplo: la mayoría de los espacios agrícolas creados por los humanos caben en la categoría de deterioro; allí la sucesión se encuentra suspendida o desviada por el régimen agrícola de perturbaciones. Por convención, se asume como ecosistema deteriorado aquel que en un plazo de 50 años no logra restablecer por sí mismo una configuración afín a la pre-disturbio (Brown & Lugo, 1994). Esto implica que una generación humana deberá nacer, crecer e incor- porarse a la práctica política y económica de su sociedad sin contar con los referentes, recursos y oportunidades perdidos por la alteración; por tanto, el deterioro crea po- breza, inseguridad y transformaciones culturales que pueden llevar fácilmente al olvi- do y/o sustitución de elementos naturales en la evolución cultural de la sociedad local. X Degradación: cuando agota las reservas del ecosistema, desarticula sus procesos esen- ciales y vulnera su homeostasis al punto de comprometer las condiciones de productivi- dad y habitabilidad del territorio degradado y provocar su marginamiento de los circui- tos económicos locales y regionales. Por ejemplo: la contaminación severa de cuerpos de agua superficiales o subterráneos; la desestabilización generalizada de las laderas de una microcuenca; el agotamiento de las pasturas; el agotamiento del potencial agrícola; la contaminación o salinización severa del suelo agrícola; la desecación o colmatación antrópicas de cuerpos de agua de uso pesquero; el agotamiento de pesquerías. La degradación supone un nivel de alteración, en general, más profundo que el dete- rioro; sin embargo, ello depende del contexto socioeconómico que define la salida 82 del área alterada de los márgenes culturalmente establecidos de productividad y ha- bitabilidad. X Conversión: cuando se transforma un ecosistema en otro, con un reemplazamiento extenso o completo de los elementos, estructuras y procesos del original, que no es causada por cambios ecológicos seculares (geológicos, climáticos, hidráulicos, etc.). Por ejemplo: la inundación permanente o periódica de un mosaico de ecosistemas por la construcción de una presa; la conversión de paisajes silvestres o rurales en urbanos; la construcción de infraestructura, edificios dotacionales o plantas industriales sobre áreas rurales o silvestres. Otros conceptos de uso frecuente relacionados con formas o aspectos de la alteración eco- lógica son: X Erosión sucesional: es la reducción o desaparición de los parches correspondientes a estados sucesionales avanzados, de modo que se pierden las áreas fuente de las poblaciones correspondientes. En consecuencia, las series sucesionales se hacen más cortas y las comunidades biológicas correspondientes a estados intermedios o inci- pientes en el mosaico sucesional original se convierten en las nuevas cabezas de serie o topes sucesionales. El avance de la erosión sucesional es uno de los aspectos de la alteración extensa de un paisaje que más contribuyen a la pérdida irreversible de la biodiversidad, pues además de la pérdida de poblaciones, se pierden relaciones y mecanismos de regeneración y se consolidan los estados alterados sobre grandes extensiones. 83 X Secundarización: es el reemplazamiento de biocenosis o formaciones completas por formas secundarias de estas mismas u otras. Este reemplazamiento generalmente viene impulsado por un régimen de tensionantes crónicos que crea las condiciones ambienta- les propicias o promueve directamente la invasión por especies oportunistas proceden- tes de los subserales (estados sucesionales tempranos) de la misma formación o de otra vecina. Por ejemplo: el bosque altoandino y bosque enano de subpáramo por pajonales arbusti- vos de páramo secundario; los bosques andinos y tropicales secos por sabanas secunda- rias; los bosques mixtos de colinas bajas por bosques secundarios homogéneos de ma- deras blandas; natales por naidizales y helechales, etc. La secundarización puede involucrar procesos de erosión sucesional. X Antropoficación: es el aumento en la dominancia o abundancia de procesos ecológicos y poblaciones biológicas antropóficos, es decir, adaptados a las condiciones y dinámicas típicas de los ambientes alterados por la permanencia de los seres humanos, sus especies domésticas, sus prácticas socioeconómicas y sus construcciones. Tales condiciones com- prenden cambios macro y microclimáticos, diversas alteraciones del perfil del suelo, erosión severa, acumulación de residuos o escombros, introducción de especies, control más o menos selectivo de determinadas poblaciones, aumento de la frecuencia de fuego y otras perturbaciones, etc. La flora y fauna antropóficas proceden de distintos ambientes y biocenosis: especies domésticas fugitivas, especies intencional o accidentalmente introducidas, especies ru- 84 derales (de escombros), viarias (de orillas de camino), arvenses (asociadas a los culti- vos), especies nativas oportunistas, etc. Los ecosistemas antropofizados ofrecen apariencias muy diversas. Pueden ser muy difí- ciles de distinguir de los naturales, dado que la presencia humana durante un determina- do lapso histórico puede alterar la composición y sucesión durante varios siglos poste- riores. En un cierto punto, las comunidades y sucesiones antropóficas pueden reemplazar prác- ticamente la totalidad de la configuración original a escala regional, como sucede en selvas manejadas por milenios por comunidades indígenas o en las zonas cafeteras don- de el ciclo del cafetal con sombrío ha reemplazado totalmente los bosques y sucesiones propios de las épocas anteriores al café. Uno de los principales aspectos de la alteración es la fragmentación. Algunos conceptos básicos asociados son: X Fragmentación: es la ruptura y reemplazamiento de una matriz homogénea de paisaje, formación o hábitat, en una serie de elementos más o menos discontinuos, con lo cual se reduce no sólo la extensión y continuidad espacial, sino que se reduce la articulación de los procesos ecológicos que responden por la homeostasis del ecosistema y el manteni- miento de la biodiversidad. La mayoría de los índices de fragmentación propuestos tienen en cuenta la proporción matriz/parche, la distancia ente parches, la concentración del área remanente en más o menos parches y la razón perímetro/superficie de los mismos. 85 X Conectividad: como atributo opuesto a la fragmentación, es el grado de conexión física de una serie de parches o islas de un determinado hábitat o formación a través del paisaje. X Circuicidad: complementariamente a la conectividad, la circuicidad califica la cantidad de “circuitos” o rutas posibles para el tránsito de determinados elementos o procesos entre puntos de la matriz fragmentada. X Permeabilidad ecológica: la facilidad con que una población biológica o un proceso ecológico pueden atravesar un determinado elemento del paisaje: una matriz, un corre- dor, un parche, etc. X Mosaico sucesional (o mosaico de alteración/regeneración): es un mosaico dinámico conformado por los parches en distintas formas y distintos estados de alteración y rege- neración en un área dada. Su carácter dinámico radica en que en todo momento se producen eventos de alteración y regeneración, de modo que las poblaciones biológicas ven su hábitat y su nicho am- pliados, reducidos o modificados en un momento dado en cada porción del territorio. Su respuesta evolutiva ha producido diversas estrategias: saltar de un punto a otro, alter- nar períodos de latencia esperando el momento sucesional adecuado, controlar o exacer- bar las perturbaciones, entre otras. Todo ecosistema o mosaico de ecosistemas presenta un mosaico sucesional dinámico, en el cual, en un momento dado, pueden presentarse en una cierta proporción estados más alterados, de un cierto estado de regeneración o mejor conservados. 86 X Diversidad sigma: es una forma de diversidad ambiental y funcional que combina dos componentes: la diversidad de ambientes sucesionales, es decir, de condiciones físicas que hacen significativamente distintas las biocenosis y la regeneración natural (corres- ponde a la diversidad betha) y la diversidad de estados sucesionales al interior de cada biocenosis en un momento dado. Complementariamente, es necesario aclarar algunos conceptos básicos de restauración: X Regeneración natural: es el proceso de restablecimiento espontáneo, luego de una per- turbación, de una configuración afín a la pre-disturbio a través de un proceso sucesional. La regeneración, especialmente en sus primeras etapas, se combina con los procesos y efectos propios de la perturbación y de la presencia o persistencia de los factores tensio- nantes. Es difícil separar la regeneración del proceso mismo de alteración desencadena- do por una perturbación. El proceso total de cambios sigue un patrón que puede ser más o menos caótico, según el caso, y cuyo resultado siempre diferirá de la exacta configura- ción pre-disturbio en mayor o menor medida. X Restauración: es la inducción y control de procesos y factores sucesionales en un eco- sistema alterado para el restablecimiento más o menos completo de una configuración 87 afín en uno o más aspectos a las condiciones de composición, estructura o función del estado pre-disturbio u otro estado de manejo deseado. X Potencial de restauración: es una estimación de la favorabilidad de las condiciones de un ecosistema alterado para su restauración. Representa una suma compleja de dos con- juntos de factores: „ La oferta ambiental, o conjunto de las condiciones físicoquímicas, y, especialmente, la disponibilidad de agua, nutrientes, materia orgánica, fuentes de energía y condicio- nes para su captación y acumulación, además del régimen de perturbaciones en que debe desenvolverse cada etapa de la restauración. „ El potencial biótico, o conjunto de organismos disponibles para alimentar cada una de las etapas y funciones implicadas en la restauración, teniendo en cuenta sus atributos biológicos, su dinámica poblacional, la accesibilidad de las áreas fuente y sus meca- nismos de dispersión, establecimiento y regeneración. En el potencial biótico dife- renciamos el autóctono (o mecanismos de regeneración in situ): banco de semillas, banco de plántulas, retoños, remanentes de flora, fauna y microbiota, y el potencial alóctono: los propágulos (semillas, esporas, etc.) y organismos que alcanzan los sitios en regeneración desde áreas cercanas o alejadas. X Escenario restaurable: es cada una de las alternativas de estado final de la restauración que se plantean y valoran en la planificación del proceso. Es el resultado de la prospec- ción de las condiciones finales deseadas y factibles para un proceso de restauración, según un conjunto de variables priorizadas por los actores sociales involucrados: servi- cios ambientales, composición escénica, recursos naturales, valores biológicos, etc. 88 3.2. Clasificación de los tensionantes La identificación y clasificación de los posibles agentes generadores de la alteración es in- dispensable para la planificación y diseño de las ZA. A continuación se presentan dos for- mas de clasificación de tensionantes complementarias entre sí. 3.2.1. Tipos de tensionantes según su punto de acción en el ecosistema Brown & Lugo (1994) proponen una clasificación de los tensionantes según el punto y modo de actuar sobre el ecosistema, la cual es muy útil en la planificación de actividades de preserva- ción y restauración. Según este criterio, los tensionantes se clasifican en severos o leves. 89 En general, los tensionantes severos modifican las entradas de agua o energía a gran escala, causando episodios de devastación veloz y generalizada sobre todos los compartimentos del ecosistema; por ejemplo: el avenamiento de suelos anegados, la desecación de humedales, la alteración del intercambio de agua dulce y salobre, la inundación de un área no inundable, los cambios súbitos a la hidráulica fluvial o deltaica, la salinización de suelos, la destrucción masi- va del suelo por minería o contaminación, la contaminación hídrica severa, el bloqueo quími- co de la fotosíntesis a gran escala, todos los cuales son reportados en las APN y su vecindad. Los tensionantes leves causan pérdidas puntuales o episódicas de vegetación, fauna o suelo; por ejemplo: tala, entresaca, quemas, caza, contaminación leve, aumentos ligeros de la ero- sión natural o de la lixiviación. En general, los tensionantes leves generan perturbaciones leves (ver más abajo), aunque suelen ser parte de regímenes de perturbación más sosteni- dos; en tales casos, los tensionantes leves crónicos pueden conducir a largo plazo a devas- taciones comparables a las causadas por los tensionantes severos. 3.2.2. Clasificación de los tensionantes según la relación ZA - APN El principal elemento definitivo de las ZA es la “atenuación de los impactos sobre el área protegida”. Los impactos a manejar dentro de una ZA pueden clasificarse así: a) Tensionantes fuera-fuera (perturbación sobre el entorno del área protegida): se generan fuera y presionan alteraciones fuera del APN que eventualmente afectan el ecosistema dentro del APN. b) Tensionantes fuera-dentro (perturbación dentro del área protegida causada desde su entorno): implica que no hay una ocupación permanente del área protegida por los agentes 90 perturbadores y la perturbación se causa por su incursión dentro del área protegida (por ejemplo: la pesca, la caza, la extracción de productos forestales) o por los efectos de actividades externas al área protegida (por ejemplo: la fragmentación, la contaminación, la caza de la fauna en tránsito). c) Tensionantes de transformación (presión de ocupación-transformación sobre el área pro- tegida): son procesos de transformación del ecosistema y el paisaje por factores antrópi- cos (por ejemplo: la urbanización, la colo- nización, la ampliación de espacios agrope- cuarios, etc.) o procesos naturales reforza- dos por factores antrópicos (por ejemplo: la aridización, la eutroficación, los focos de erosión o deslizamientos). Se originan en la vecindad del APN y pueden propagarse hacia su interior generando transformaciones más o menos permanentes. Estos tensio- nantes expanden el área de acción de los dos anteriores. d) Tensionantes sobre la gestión: se originan dentro o fuera del APN y dificultan o limitan las acciones de conservación dentro y en torno a la misma (por ejemplo: el conflicto armado, las fallas de coordinación entre entidades, la predisposición social negativa ha- cia las entidades, los métodos u objetivos de la conservación). Estos tensionantes re- fuerzan el potencial alterador de los otros tres. 91 Cada uno de estos cuatro puntos señala un frente de gestión distinto y la necesidad de una estrategia específica. 3.3. Balance de alteración En un artículo que se convertiría en clásico de la teoría ecológica, E.P. Odum (1969) plan- teaba que el paisaje humano presenta en cualquier momento dado un balance entre cuatro tipos de espacios: „ El ambiente urbano-industrial, que podemos interpretar como el conjunto de los espa- cios definitivamente convertidos en estructuras artificiales. „ El ambiente productivo (o de cultivo), cuya profunda alteración detiene la regeneración natural y permite crecimiento y productividad seleccionados y controlados, suficientes para proveer cosechas periódicas de alimentos vegetales y animales. „ El ambiente de compromiso: que Odum plantea como dedicado a sistemas multi-pro- pósito que combinan la protección o recuperación de valores ambientales con el aprove- chamiento de los recursos naturales. „ El ambiente protector, aquel dedicado a la conservación de sistemas maduros que pro- veen bienes y servicios indispensables para la supervivencia, el bienestar y el desarrollo de la sociedad. A estos cuatro podríamos añadir un quinto ambiente: „ El ambiente de regeneración, aquel que contiene los espacios deteriorados por los usos e impactos de los demás y cuyo manejo se concentra en cuidar o inducir su regenera- ción, para reincorporarlos a alguna de las otras cuatro clases. 92 La sostenibilidad de un territorio, según el mismo autor, dependería de los esfuerzos legis- lativos, educativos y administrativos en dirección a lograr un cierto equilibrio en la compo- sición del territorio por estos ambientes; algo que podríamos denominar un balance de alteración. Brown & Lugo (1994) plantean que el aspecto más grave de la alteración de los ecosistemas tropicales radica en la acumulación de áreas degradadas, aquellas que prácticamente salen de los sistemas productivos por agotamiento. Los mismos autores explican que por cada área que se degrada, se incorporan dos más al proceso alterador: una para reemplazar la que se degradó y otra para atender al crecimiento de la población y la demanda de los mercados. Brown & Lugo asimismo proponen que el desarrollo sostenible podría definirse como aquel que no acumula extensiones crecientes de áreas degradadas. Para ello, sería necesario ejercer una labor constante de prevención y mitigación de los procesos degradativos (pre- servación) al tiempo que la corrección de la degradación causada (restauración). De este modo, la restauración de áreas deterioradas o degradadas para reincorporarlas a la preserva- ción, la producción o la habitación, se revela como una función de “reciclaje territorial” indispensable para el desarrollo sostenible. 93 4. Procesos de alteración y sistemas de alteridad La conservación, en general, y el manejo de las ZA, en particular, suelen tropezar con una dificultad típica de nuestro medio. No es muy común la visión de los ele- mentos y las relaciones como ligados a un espacio particular, lo que llamamos “visión espacial” (por ejemplo: no todo el mundo sabe usar y usa imágenes remotas y mapas). Y cuando se tiene dicha “visión de las cosas en el espacio”, no siempre se logra comprenderla como un cuadro en constante movimien- to y transformación; lo que podría- mos llamar “la perspectiva territorial”. 95 El territorio es una construcción física y simbólica de un grupo humano a partir de lo que inicialmente es sólo paisaje. Podemos decir que el paisaje tiene potencialidades y es la cultu- ra de los ocupantes la que genera un proceso único y autodirigido que reconocemos como construcción territorial. Sin personas no hay territorio. El territorio no es estático como una foto o un mapa. Es un proceso dinámico (en unos casos más dinámico y en otros más estable) con una dimensión tiempo (o “histórica”) y una espacial (o “geográfica”). Cuando hablamos de “construcción territorial”, estamos simplemente enfatizando dos as- pectos: el carácter dinámico del territorio, es decir, el territorio como proceso que no ter- mina, y el papel que juegan las personas como agentes de dicho proceso. La construcción del territorio no es un producto de las políticas, normas e intervenciones del Estado. Éste es un actor entre varios (en algunos casos más y en otros menos presente) y sus actuaciones son sólo un vector en una suma compleja de variables y eventos que va produciendo territorio. El territorio sí es el producto de un juego social complejo, dentro de las potencialidades del marco biofísico y determinado por las estructuras socioculturales de los participantes. En este juego interactúan diversas variables y eventos físicos, sociales, culturales, económicos, etc., de un modo característicamente caótico. La construcción del territorio es caótica, no en el sentido de que carezca de orden, sino porque responde a los principios de la teoría del caos: el territorio es un sistema abierto y complejo que no es construido o moldeado desde el exterior, según un plano predefinido, 96 sino que se auto-organiza momento a momento, según un encadenamiento espontáneo y progresivo de interacciones entre la multitud de fuerzas involucradas. A los sistemas que demuestran esta capacidad de auto-organizarse, los llamamos autopoyéticos y su proceso auto-constructivo ha sido denominado autopoyesis (en griego: auto = a sí mismo, y poiesis = construcción o producción, es decir, construirse a sí mismo). El clima es el ejemplo clásico de proceso caótico: aunque en él intervienen muchas variables (unas, en todo caso, más determinantes que otras) y una multitud de interacciones muy complejas, los fenómenos que produce (lluvia, verano, tormentas, calmas, vientos, etc.) tienen formas generales reconocibles y finitas, aunque cada nube y cada aguacero sean úni- cos en sus detalles. Como con el clima, nuestras posibilidades de hacer predicciones confia- bles sobre cualquier proceso caótico disminuyen en la medida en que tratamos de aumentar el detalle de nuestras profecías o de alejarnos en el tiempo: puedo decir que mañana lloverá más o menos a la misma hora que hoy, pero no cuántos milímetros caerán en mi barrio o si lloverá en la misma fecha dentro de 30 años. Sí puedo predecir, en cambio, los fenómenos más inmediatos y, en líneas generales, el modo en que afectarían al clima ciertos cambios en determinadas variables. Como todos los procesos caóticos, el territorio, aunque parte de procesos muy complejos e imposibles de predecir en detalle, produce unas formas características, reconocibles (y, por lo mismo, hasta cierto punto predecibles): veredas, regiones, ciudades, a través de un número finito de procesos generales que también es posible comprender y predecir a gran- des rasgos: colonización, despoblamiento, éxodo, sustitución, expansión, etc. 97 En síntesis, las transformaciones territoriales son complejas por la multitud de variables, la simultaneidad de los cambios y lo intrincado y diverso de las interacciones. Pero los patrones generales de distribución espacial y temporal de la población, de las actividades y de los cambios ambientales, sociales y económicos pueden ser reconocidos y predichos hasta cierto punto. Esto lo demuestran, con sólo sentido común, muchos campesinos, colonos e indígenas: “mire, Don, eso se va a llenar de gente por aquí y por acá, apenas pase tal cosa.” Puestas las cosas de esta manera, quedan dos alternativas: planificar las ZA según lo que se le ocurra a uno mirando unos mapas de aguas, suelos y coberturas, o unir saberes con los verdaderos constructores del territorio para comprender juntos este juego “autopoyético” y encontrar hasta qué punto y por qué mecanismos es posible orientarlo hacia ciertas con- diciones acordadas como preferibles. La ecología humana, basada en sistemas de alteridad, es un cuerpo conceptual relativamen- te nuevo que permite avanzar en la segunda dirección. 4.1. Sistemas de alteridad El sistema de alteridad es la unidad estructural y funcional del ecosistema humanizado y el operador fundamental de las transformaciones territoriales. Un sistema de alteridad es un modelo de la forma típica como un grupo humano so- cioeconómicamente diferenciado representa, ocupa, utiliza y transforma el paisaje, con- virtiéndolo en territorio; es un sistema autopoyético capaz de establecerse, desarrollarse 98 y reproducirse en el espacio geográfico, estableciendo relaciones ecológicas con otros y operando la mayor parte de las transformaciones que reconocemos como cambios y estructuras territoria- les (Camargo, 2004). La importancia fundamental del sistema de alteridad como herramienta conceptual, es que destaca los requisitos ambientales totales (físicos, económicos, sociales, etc.) para el establecimiento, el desarrollo y la propagación de una forma típica de ocupar y transformar el espacio o para su reemplazamiento por otra, dentro de una sucesión de sistemas de alteridad. Y estos son los procesos que explican la mayor parte de las transformaciones territoriales que es necesario explicar y predecir para poder orientar el ordenamiento espontáneo del territorio. Algunos de los sistemas de alteridad más frecuentes en la vecindad de los parques natura- les son: „ Comunidad indígena agricultora itinerante (sedentaria con chagra). „ Comunidad indígena seminómada (conuco o chagra estacionales). „ Comunidad indígena nómada (totalmente cazador-recolector). „ Fundo colono minero. „ Fundo colono maderero. „ Fundo colono agropecuario. 99 „ Caserío de pescadores. „ Minifundio andino. „ Finca cafetera. „ Finca ganadera de tierras bajas. „ Finca ganadera andina. „ Hacienda ganadera. Aunque por extensión no podemos profundizar aquí sobre la estructura y función de cada uno de estos tipos básicos, es preciso hacer algunas anotaciones. „ Se pueden construir distintas taxonomías de sistemas de alteridad con tipos más genera- les y subtipos más específicos. En general, las tipologías empleadas para diferenciar sis- temas productivos aplican bien. „ La estructura social de un sistema de alteridad puede ser unifamiliar o comunitaria (o empresarial para otros tipos), dependiendo básicamente de a qué nivel se apropia el espacio y se toman las decisiones de ocupación y transformación del territorio. „ En el funcionamiento de los distintos territorios intervienen otros actores sociales que, a diferencia de los nombrados arriba, no ocupan ni transforman directamente el paisaje, por lo cual no son tratados como sistemas de alteridad, si bien es necesario tenerlos en cuenta en el análisis. Suele hacerse la diferencia al llamar “actores” a todos los que intervienen en la construcción territorial, pero “agentes” a sólo a aquellos que desarrollan un sistema de alteridad, es decir, que ocupan y transforman el territorio (Castellanos, 2003). 100 4.2. Relación con otras unidades de análisis Aunque el sistema de alteridad como modelo se refiere a las mismas realidades socioeconó- micas que el sistema productivo (modelo propio de la agroecología y base del proceso de Sistemas Agropecuarios Sostenibles para la Conservación de Parques Nacionales Natura- les), se trata de modelos distintos, con mucho en común, pero enfocados sobre variables, relaciones y procesos distintos. La diferencia básica radica en que el sistema de alteridad es un modelo diseñado para destacar secuencias de transformación territorial a distintas esca- las, como se podrá ver con mayor claridad más adelante en este documento. Los usos del suelo son algo bien distinto. En la cartografía convencional, dentro de un mismo uso del suelo se pueden ocultar distintos sistemas de alteridad. Por ejemplo: dentro de ese “uso” tan extenso en Colombia que son los “pastizales” o pasturas, en realidad pueden encontrarse sistemas de alteridad bien distintos como haciendas, fun- dos colonos, resguardos, minifundios, lotes de engorde (especulación inmobiliaria pe- riurbana) y hasta clubes. Aunque presenten el mismo pasto y las mismas reses, la diná- mica socioeconómica en que se inserta uno y otro potrero es totalmente distinta y lo son aún más sus probabilidades de transformación. A la inversa, distintos usos del suelo (por ejemplo la vivienda campesina, los cultivos de pancoger, las pasturas, el bos- que secundario entresacado, los barbechos, el cafetal con sombrío, el cafetal sin sombrío) pue- den ser parte de un solo sistema de alteridad; en este caso una típica finca cafetera. El concepto y los mapas de “usos del suelo” no son herramien- 101 tas de prospectiva; son útiles para otros efectos, como reflejar el estado de la cobertura y el manejo. La relación entre “sistema de alteridad” y “unidad de paisaje” tampoco presenta equívocos. La segunda es una forma de área homogénea, resultante de la superposición sistemática de diferentes capas de información temática. Como resultado, una unidad de paisaje encierra condiciones homogéneas para distintas variables físicas, bióticas y de uso. Se pueden iden- tificar relaciones entre las unidades de paisaje y los sistemas de alteridad de una misma área y pueden complementarse ambos métodos. A grandes rasgos podría decirse que las unida- des de paisaje son unidades clasificatorias–descriptivas del fenosistema5, mientras que los siste- mas de alteridad son unidades explicativas–predictivas que hacen parte del criptosistema. 4.3. Un cuadro de conservación Un cuadro de conservación es la situación típica que se plantea en la gestión por cada combinación de un ecosistema determinado con una forma específica de ocupación-uso- transformación (sistema de alteridad). Si consideramos un ecosistema determinado, con sus características de: „ Diversidad „ Fragilidad „ Limitantes 5 Fenosistema es el conjunto de las formas visibles y las coberturas de un paisaje. Mientras que cripto- sistema es el conjunto de las relaciones y dinámicas que subyacen a dichas formas y coberturas. 102 „ Tensionantes „ Resiliencia „ Conectividad Y un determinado sistema de alteridad, con sus características: „ Intencionalidad „ Historia „ Percepción/representación „ Patrón de ocupación „ Proceso de ecesis (establecimiento y desarrollo típicos) „ Forma de uso y alteración Ejemplos de estos cuadros podrían ser: Ecosistema Sistema de alteridad Ciénagas y bosques bajos Pescadores tradicionales Páramo y bosque altoandino Minifundista papicultor Selva baja o inundable Fundo colono Selva & Sabana Indígena agricultor/colector Como se puede apreciar, cada uno de estos cuadros presenta un proceso característico de alteración y requiere ajustar las estrategias de conservación de acuerdo con esta especificidad y con las particularidades biofísicas, sociales, culturales y económicas de cada uno. 103 4.4. Ecesis, tensionantes y factores relevantes La ecesis es el proceso de establecimiento y desarrollo de un sistema de alteridad en un territorio. Puede entenderse como el establecimiento de una unidad (la ecesis de la finca El Porvenir) o de una categoría (la ecesis de fundo colono con varias unidades que forman una nueva vereda). Aunque cada historia es distinta, cada tipo de sistema de alteridad tiene una secuencia ca- racterística de cambios desde que se establece, se desarrolla y eventualmente se reproduce o, en algunos casos, decae. Lo más importante, desde la perspectiva territorial, es que la ecesis, por sí misma, es un proceso de construcción de territorio en doble vía: un sistema de alteridad se cambia a sí mismo para ajustarse a las condiciones del entorno (marco biofísico, sistemas de integra- ción, otros sistemas de alteridad del mismo o distinto tipo) y en tal caso hablamos de adaptación, o cambios adaptativos; simultáneamente, el sistema de alteridad produce una serie de cambios en su entorno para ajustarlo a sus requerimientos y en tal caso hablamos de adecuación. Aunque, generalizando, en la adecuación incluimos todos los cambios que típicamente un sistema genera sobre su entorno, aunque no exista utilidad o intención explícitas; y esto incluye la secuencia y las formas de alteración que cada sistema de alteridad típicamente desencadena en un ecosistema determinado. Y esto es lo más importante desde el punto de vista de la conservación: que la ecesis de cada sistema de alteridad explica qué tensionantes y alteraciones típicamente genera en un eco- 104 sistema o marco biofísico determinado, así como cuáles son las secuencias y las variables que la modifican. Así, en torno al foco de establecimiento de un sistema de alteridad, podemos definir un halo de alteración, dentro del cual pueden distinguirse tres áreas de afectación diferencial: 1) Un “asentamiento” (o área de ocupación permanente) generalmente habitado por los agentes, que presenta la mayor frecuencia e intensidad de uso y alteración. La mayor parte de la alteración en esta zona se debe al desarrollo de las estructuras de habitación y producción y otras propias de la organización física del sistema. No es necesariamente continua en el espacio y puede presentar unidades especializadas aisladas (por ejemplo una casa–conuco o una casa–cocina coquera). 2) Una “periferia de uso”: en la cual podemos distinguir unas áreas de uso frecuente más cercanas y otras de uso esporádico más alejadas. Son áreas visitadas y utilizadas con alguna periodicidad por los agentes, en las cuales, sin embargo, no suelen crearse estruc- turas físicas permanentes (parcelas, habitaciones, etc.). Incluye las zonas destinadas a usos tales como cacería, pesca, algunos rituales, extracción de madera, recreación, inter- cambio socioeconómico, etc. La alteración en estas áreas tiene que ver principalmente con la apertura de accesos y las actividades extractivas. 3) Una periferia de impacto extensivo: son las áreas perturbadas directamente por efectos distintos al directo de la actividad extractiva. Incluye, por ejemplo, las áreas afectadas por el fuego que escapa de las quemas (y no son cultivadas ni pastoreadas), los cuerpos de agua receptores de la contaminación generada y las áreas cuyo intercambio biológico 105 se ve reducido por las acciones del sistema. En términos de otros autores, esta zona equivaldría a la “huella ecológica” del sistema de alteridad. Del centro o asentamiento hasta los confines de la periferia de impacto, el halo de altera- ción del sistema de alteridad presenta un evidente gradiente del régimen de perturbación que es más diverso e intenso hacia el interior. Como parte de la economía funcional del sistema, las pequeñas alteraciones en las franjas periféricas suelen facilitar la expansión de las franjas internas de mayor alteración. Por ejemplo: la cacería aumenta la visualización y la accesibilidad del territorio, preparando el avance de la extracción forestal, la cual a su vez crea accesos para que algunos de los aserríos se conviertan en nuevas parcelas o asen- tamientos. 1. Ecesis inicial 2. Crecimiento y 3. Consolidación reproducción Foco inicial Asentamiento Periferia de uso Periferia de uso frecuente esporádico 106 A esta estructura espacial del halo de alteración hay que añadir luego las áreas hacia las cuales tiende a expandirse el sistema de alteridad en su reproducción, la cual implica la multiplicación de los asentamientos, por lo general dentro de la periferia de uso. De tal manera, aumenta el área alterada, así como la complejidad fractal del patrón espacial de alteración. La reproducción de un sistema de alteridad puede darse por crecimiento vegetativo de la población del agente o por inmigración. Así, no necesariamente las nuevas unidades reclu- tadas corresponden a descendientes biológicos de los primeros agentes. Estamos hablando, por tanto, de la reproducción social-cultural-económica de un modelo de territorialidad. Aun así, es una reproducción que suele ser bastante exacta. A qué velocidad y en qué dirección crece y se reproduce un sistema de alteridad son cues- tiones de la mayor importancia en la prospectiva de la alteración y la planificación de la conservación. La orientación espacial de la expansión (crecimiento y reproducción) de un sistema de alteri- dad depende principalmente de la oferta del ambiente según los factores relevantes para el tipo de sistema en cuestión. Por ejemplo: para el fundo colono agropecuario los factores relevan- tes incluyen accesibilidad física, propiedad, agua, fertilidad, acceso a mercados, tejido social de respaldo y seguridad, mientras que para el colono minero el yacimiento es lo más relevan- te. Los factores que condicionan la aparición inicial de un sistema de alteridad no siempre son los mismos que determinan sus posibilidades de crecimiento y reproducción. Por eso es a veces necesario diferenciar entre factores de establecimiento y factores de expansión. 107 En un ambiente homogéneo hipotético, los factores relevantes para el crecimiento y repro- ducción presentan el mismo valor en todas las direcciones. Por tanto, la probabilidad de ocupación (Po) de un punto cualquiera en la expansión a partir del foco inicial es función directa de la distancia al foco inicial y de los insumos (población, medios propios, subsi- dios); puntos a igual distancia tendrían las mismas probabilidades de ocupación. Expansión de un sistema de alteridad a partir de un origen focal en un ambiente isotrópico 1. 2. 3. 4. Po = § (d,i) Los puntos que tienen la misma probabilidad de ocupación (2) se denominan puntos isotró- picos (del griego isos = igual y tropos = inclinación, tendencia). Una línea que une dichos puntos, es decir, una línea isótropa, encierra un halo de alteración. En dicho ambiente isotrópico, la expansión a partir de un origen focal seguiría un patrón de círculos concéntricos progresivamente mayores (3 y 4): un crecimiento isotrópico. Sin embargo, el ambiente isotrópico es un modelo teórico que no se encuentra en ningún caso real y sirve sólo para plantear los elementos básicos. 108 En la práctica, el ambiente es heterogéneo: con limitantes y recursos concentrados en unas u otras direcciones. Expansión de un sistema de alteridad a partir de un origen focal en un ambiente anisotrópico Po = § (d,i,o1...on,r1...rn) En la gráfica anterior, al norte y noroeste del foco inicial hay una barrera de topografía y suelos; al sureste hay una barrera cultural, un territorio de miedo; al oeste y suroeste hay respaldo social. La mancha a rayas representa los mejores suelos. En estas condiciones más realistas, la probabilidad de ocupación (Po) de un punto depende no sólo de su distancia al foco inicial, sino, además, de su oferta o restricción en términos de los factores relevantes para el sistema de alteridad en cuestión. En estas condiciones pueden identificarse unas direcciones en las cuales las líneas isótropas se dilatan (puntos más distantes se hacen más atractivos) y otras en las cuales las isótropas se comprimen (puntos cercanos pero poco atractivos). Las primeras las identificamos como 109 vectores de ocupación, mientras que las segundas representan barreras a la ocupación. El sistema de franjas ameboides de la derecha representa el crecimiento anisotrópico del siste- ma del ejemplo de la izquierda. 4.5. Sistemas de integración territorial Las transformaciones territoriales no se reducen, sin embargo, al comportamiento atomi- zado de unos cuantos sistemas de alteridad. El territorio presenta grandes estructuras espaciales de carácter físico o simbólico que con- centran y canalizan la mayor parte de los flujos del paisaje: energía, materia, información (y 110 sus formas especializadas: capital, afecto, biológico, humanos), las cuales son reconocibles por uno o más sistemas de alteridad. Dado que los seres humanos y sus sistemas de alteri- dad son metabólicamente costosos, se concentran indefectiblemente en torno a dichas es- tructuras naturales o creadas que conducen dichos flujos. Así, la distribución espacial de los sistemas de alteridad sigue la red de los sistemas de integración, formando racimos sobre la misma y llegando, en la medida del poder de adecuación sumado, a gobernar el desarrollo de la misma. Los sistemas de integración territorial son estructuras físicas y/o simbólicas que rigen la distribución espacial de la mayoría de los factores relevantes: Sistema de integración territorial Factores relevantes asociados Red vial Accesibilidad, acceso a mercados, tejido social, oferta de insumos. Red hidrográfica Accesibilidad, vegas fértiles, pesca, tejido social. División político-administrativa Clientela política, inversión pública, control policivo, servicios sociales. Prediación y tenencia Control del suelo, distribución espacial del poder, acceso social a los recursos naturales. Los sistemas de integración territorial pueden aglutinar sistemas de alteridad (como la malla vial que agrupa fundos en veredas) o separarlos (fundos coqueros en un territorio contro- lado por uno u otro actor armado). Los sistemas de alteridad aglutinados en torno a un mismo sistema de integración forman una red; su comportamiento territorial es, en adelan- 111 te, interrelacionado; los cambios en uno afectan a los otros y su desarrollo sigue un proceso propio y diferenciado que involucra a sistemas reunidos en otras redes. El efecto aglutinante de distintos sistemas de integración suele ser sinérgico; por ejemplo: varias fincas y minifundios en torno a una misma microcuenca que contiene una misma malla vial local que, a su vez, es seguida por una red de electrificación rural. En estos casos, el patrón de asentamientos refuerza el patrón espacial de las redes, como causa y efecto de las mismas. Pero también se da el caso de sistemas de integración con patrones antagónicos; por ejem- plo: una red hidrográfica que determina un patrón histórico de asentamientos, el cual es posteriormente trastornado por el desarrollo de una malla vial que genera un nuevo patrón de flujos y nodos. La unión de los sistemas de alteridad presentes en un momento dado y las redes locales de los sistemas de integración es lo que conforma el tejido socioeconómico de un área dada. Este es el núcleo de la estructura-función del territorio. Es cierto que los sistemas de integración son determinantes para el comportamiento ecoló- gico de los sistemas de alteridad, los cuales adaptan su distribución espacial y su desarrollo a dichas estructuras físicas o simbólicas. Pero lo es también el que los sistemas de alteridad modifican los sistemas de integración en algún grado, a medida que se desarrollan, es decir, los adecuan. En este punto, es importante señalar que, desde la perspectiva de la planificación ambiental y territorial, los sistemas de alteridad producen tres modificaciones principales sobre el paisaje: 112 „ La alteración de los ecosistemas. „ Cambios en los sistemas de integración. „ La conformación de redes y estructuras sociales. 4.6. Procesos básicos de construcción territorial En general, en un proceso de construcción de territorio participa más de un sistema de alteridad, incluso si en algunas etapas hay uno solo. Cuando hay un solo sistema, su ecesis es el único proceso de construcción territorial. Cuando hay más de uno, sus respectivas ecesis, más la interacción entre ellas, son los procesos principales de la construcción territorial. Sería erróneo pensar que la transformación territorial se reduce a procesos físicos de ocu- pación y modificación. En general, es posible reconocer distintos niveles de transforma- ción, desde los más sutiles hasta los propios cambios físicos del territorio. En casos de transformación gradual, frecuentemente los primeros cambios del territorio son mentales: se construyen o se modifican representaciones mentales del mismo. El terri- torio representado ya es uno distinto; adquiere visibilidad social y valores asociados; al mismo tiempo, su futura transformación se hace más probable y con menos grados de libertad, en el sentido de que el territorio tiende a cambiar en la forma en que proyecta en su cabeza quien lo ve. Con frecuencia se observa que la transformación mental es resilente: la transformación tiende a seguir la dirección de las representaciones mentales y a volver a tal patrón de cambio luego de distintas perturbaciones externas. Así, vemos cómo ciertos si- tios vuelven a poblarse y usarse con el mismo patrón y las mismas formas luego de ser 113 despoblados una y otra vez por éxodo espontáneo o forzado, programas estatales de relocalización o de- sastres naturales. Los cambios mentales del territorio se hacen cultu- rales a través de la comunicación y los consensos. La transformación cultural es poderosa: en zonas física- mente rurales pero culturalmente urbanizadas el cambio suele ser irreversible. Los cambios culturales son sobre todo cambios en el inventario del mundo y la forma de llamar y ponde- rar los elementos de dicho inventario. Esto provoca cambios en las prácticas de alteridad, es decir, en el modo de tratar, alterar, intercambiar, acumular los elementos del entorno, lo que acarrea cambios en la distribución de distintas formas de capital y en las estructuras de poder y control; se ha llegado al nivel de la transformación socioeconómica. Sobre estos cambios, la modificación de los elementos de cobertura (el fenosistema del paisaje) es casi una consecuencia trivial: se tala, se quema, se edifica, se planta, se construye, se excava, etc. Este es el nivel físico de la transformación territorial. Sin embargo, esta secuencia tan lógica puede ser difícil de encontrar. Los cambios acelera- dos presionados por procesos políticos, demográficos o económicos de gran escala pueden precipitar transformaciones simultáneas a distinto nivel. Por otra parte, la introducción forzada de ciertas prácticas sociales o económicas puede arrastrar a cambios culturales adap- tativos, mientras que transformaciones físicas sin antecedentes pueden obligar a transfor- maciones adaptativas a todo nivel. 114 Aunque los procesos reales son mucho más caóticos, un modelo lineal puede ayudar a exponer y a comprender los principales fenómenos relacionados con los sistemas de alteri- dad dentro de la transformación de un territorio. Hay que empezar por decir que generar y sostener una transformación territorial requiere personas y energía. En la medida en que ambas sólo se producen u obtienen de fuentes locales, el proceso está limitado por sus propios rendimientos y el crecimiento gradual de la capacidad productiva. Si, como suele ocurrir, el proceso está conectado a fuentes que bom- bean distintas formas de subsidio, las entradas de población y capital se convierten en de- terminantes. En un proceso en el cual aumentan permanentemente las entradas de energía (por produc- ción local o por subsidio externo), en la secuencia básica de transformación se puede dis- tinguir: „ Colonización: es la ecesis, multiplicación e interconexión de unidades de un mismo sistema de alteridad, que forman una primera estructura de focos y redes. „ Contracción: el crecimiento de los sistemas de alteridad y de la red territorial no es continuo. Con alguna frecuencia pueden observarse episodios de contracción. Cada nuevo punto ejerce presión de alteración y dispersión hacia su periferia; pero no todos los puntos se mantienen y no todos se reproducen. Si la entrada de población, energía y capital se mantiene, la presión se mantiene. Si la entrada sufre una caída (como cuando acaban las bonanzas), es posible que la presión no logre mantenerse indefinidamente y eventualmente se presenta una contracción, la población emigra y las tierras cambian a 115 usos de poca labor y eventualmente quedan en barbecho. Lo mismo puede ocurrir por desplazamiento forzado por conflicto armado o desastres naturales. Cuando vuelven a aumentar las entradas, o desaparecen las causas del éxodo, suele restablecerse práctica- mente la misma red territorial y se reinicia el proceso expansivo. Por eso es frecuente que la ocupación y expansión sobre un área sigan un ritmo fluctuante: un pasito pa’delante, dos pasitos para’tras; cinco pasitos pa’delante, dos pasitos para’tras, etc. Una vez que un área ha sido ocupada, aunque en algún momento quede despoblada y en regeneración natural, es poco probable que no sea reocupada y de nuevo alterada, un mes o un siglo más tarde6. „ Agregación: con el tiempo aparecen nuevos tipos de sistemas de alteridad, con lo cual se verifica una diversificación y diferenciación socioeconómica del territorio. „ Sucesión: algunos de los nuevos sistemas de alteridad eventualmente excluyen y reem- plazan a los precursores, los cuales pueden desplazarse hacia la periferia o saltar a otros territorios o desintegrarse y ser absorbidos socioeconómicamente por otros (como cuan- do el finquero se convierte en peón de la hacienda, el indígena en campesino o el campe- sino en proletario urbano). 6 Para las zonas desertizadas la espera puede ser más larga. La contracción no debe confundirse con la sucesión forzada, que ocurre cuando un actor violento despoja y expulsa a otros y los sustituye mediante un sistema de ocupación extensiva como la hacienda; en tal caso no ocurre exactamente una contracción: se mantiene una parte de la población y la sucesión continúa. 116 „ Integración: en los puntos en los cuales la red territorial se hace más densa y diversa, aparecen sistemas de alteridad cada vez más especializados en la producción de un deter- minado bien o servicio y más dependientes de las redes territoriales para su sostenimien- to. Algo similar ocurre con los sistemas ya establecidos: simplifican sus funciones pro- ductivas mientras que sus funciones de autoabastecimiento se sustituyen por el inter- cambio de suministros externos. En un extremo, un sistema de alteridad puede llegar a producir sólo mano de obra (que es el caso más probable de quien está leyendo esto). De este modo, los sistemas de alte- ridad se hacen progresivamente más simples en cuanto a sus actividades productivas y más complejos en cuanto a sus intercambios con otros. Así mismo aumenta la dificultad para delimitar físicamente las unidades indivi- duales, pues se forma un tejido cada vez más compacto y más densamente interconec- tado. A medida que un sistema de alteridad se integra, su periferia de uso se convierte más y más en una periferia de intercambios, mientras que las zonas de extracción y transfor- mación se desplazan. Los centros de integración territorial (aldeas y ciudades) funcionan como epicentros de intercambio y consumo que aceleran los flujos del territorio alrededor y aceleran la ex- pansión, la extracción y la alteración. 117 La planificación ambiental debe tener en cuenta que en Colombia existen, por lo menos, tres grandes familias de procesos territoriales: „ Creación de microrregiones (o microrregionalización): se refiere a la formación de redes territoriales locales con pequeños nodos que concentran las funciones de inter- cambio y el desarrollo de unos pocos servicios especializados. En este grupo podemos poner los distintos procesos de colonización, la expansión de resguardos y la formación de nuevas veredas, corregimientos, inspecciones y, ocasionalmente, incluso municipios. La mecánica corresponde en términos generales a la secuencia arriba descrita. „ Conformación de región (o regionalización): consiste básicamente en la interconexión de varios asentamientos y microrregiones a través de una red de transporte y comunicaciones y una red de relaciones socioeconómicas y la subsecuente especialización política y económica de los mismos. La estructura regional que emerge, presenta típicamente tres tipos de centros o nodos: centros de control, en los cuales predominan las funciones de gobierno y acumu- lación; centros de intercambio, que inyectan capital, tecnología y energía, y acercan los mercados a la periferia regional, y los enclaves o zonas de extracción, donde predominan las actividades del sector primario. Como puede verse, cada grupo de nodos define una franja de alteración diferencial e impulsa la transformación de la franja inmediata externa. „ Expansión de sistemas urbanos (o urbanización): consiste en la expansión de las fran- jas concéntricas del sistema urbano-regional que “ruedan” cada una sobre la inmediata externa (urbana-periurbana-suburbana-rural intensiva-rural extensiva- silvestre), pro- ceso en el cual suelen formarse conurbaciones (cuando se unen las franjas periurbanas). 118 En la mayoría de estos procesos es posible distinguir una estructura alteradora de escala re- gional, compuesta por franjas de alteración creciente hacia los centros o nodos y que se ex- tiende hacia la periferia. En la periferia es usual encontrar los focos de alteración donde se asientan los sistemas de alteridad especializados en ocupar-transformar las áreas menos ex- plotadas y dotadas (de infraestructura). Estos focos no actúan de manera inconexa, sino que están integrados y organizados en estructuras microrregionales (barrios, veredas, corregi- mientos, sectores, etc.) conformando frentes de alteración. Esta estructura de alteración es de la mayor importancia en la determinación de las estrategias de ordenamiento para las ZA. Cada uno de estos procesos involucra distintos sistemas de alteridad y, consecuentemente, distintas formas de ocupación, uso y alteración a ser tenidas en cuenta en la planificación de las áreas protegidas y sus ZA. Quizás valga la pena aclarar que las declaratorias de resguardos indígenas, territorios afro- colombianos, reservas campesinas, reservas forestales, parques nacionales o ZA no son procesos territoriales, como aquí se definen. Son, más bien, eventos políticos que marcan hitos dentro de los procesos de transformación territorial en curso. 4.7. Sucesión territorial Cada vez que una planta, un funcionario o un sistema de alteridad realizan adecuaciones significativas en su entorno, crean condiciones que hacen posible la ecesis de nuevas especies vegetales, nuevos especialistas o sistemas de alteridad de distinto tipo. Los recién llegados pueden agregarse a los precursores, con lo cual aumenta la diversidad total, o multiplicarse y generar nuevos cambios ambientales que eventualmente llevan al reemplazamiento. 119 Esta es la mecánica básica de la sucesión ecológica, un fenómeno que se da dondequiera que existen sistemas autopoyéticos capaces de reproducción, adaptación y adecuación. La dinámica de una sucesión territorial puede variar entre dos formas básicas, presentando más rasgos de la una o de la otra: „ Cambio sucesional o sucesión autárquica: es aquella que avanza por los cambios ope- rados por los propios sistemas de alteridad que se establecen; es decir, su velocidad y dirección dependen fundamentalmente de dichos cambios. Corresponde a lo que en ecología vegetal se llamaría sucesión por facilitación obligada. „ Cambio secular o sucesión inducida: es aquella que avanza siguiendo cambios ambien- tales o socioeconómicos producidos por procesos externos a los sistemas de alteridad presentes, en los cuales intervienen otros actores. En estos casos, se observan secuencias de reemplazamientos cuya velocidad y dirección no dependen fundamentalmente de las adecuaciones generadas por los propios sistemas de alteridad. Entonces, las adecuacio- nes se convierten más en un efecto que en el motor de la transformación territorial, el cual puede identificarse con otras intervenciones: grandes proyectos de infraestructura, proyectos de colonización dirigida, extensión de dominios militares. Tanto en dinámicas autárquicas como en las inducidas, la velocidad y dirección de la trans- formación territorial pueden ser modificadas por distintos factores. Dichos factores suce- sionales pueden ser episódicos, y entonces modifican el curso de las transformaciones de un modo más o menos duradero, aun después de su desaparición, lo cual se denomina histéresis; un ejemplo de lo anterior lo constituyen los hechos de violencia o algunos pro- 120 gramas institucionales, los cuales dejan marcas en la organización social y en el patrón de ocupación del territorio identificables años después de la desaparición de las agencias y los promotores. Los factores sucesionales pueden también ser más permanentes, en cuyo caso su distribución espacial hace parte de las estructuras territoriales que orientan la transfor- mación del territorio mismo, esto es, los sistemas de integración territorial. De manera análoga a las sucesiones biológicas, en las sucesiones entre sistemas de alteridad es útil distinguir algunos roles (un sistema de alteridad puede jugar más de uno simultánea o sucesivamente): „ Pioneros: se refiere a los sistemas capaces de actuar sobre áreas con relativamente poca o ninguna infraestructura de soporte, los cuales se caracterizan por la diversidad funcio- nal que les brinda una relativa autosuficiencia y por su integración y dependencia dentro de una red social por ellos mismos generada. „ Facilitadores o precursores: se refiere a los sistemas que característicamente preceden a otro en una sucesión y operan las adecuaciones del entorno que facilitan, es decir, hacen más probable la ecesis del segundo. „ Sucesores: se refiere a los sistemas que suelen aparecer a continuación de otro, cuya ecesis generalmente (mas ello no es imprescindible) es facilitada por las adecuaciones operadas por sus precursores. El sucesor en general tiende a reemplazar o a marginar espacial y socioeconómicamente a los precursores. „ Acompañantes: se refiere a los sistemas que aparecen a continuación de otros y que tienden a asociarse de distintas maneras a los precursores, más que a desplazarlos. Estos 121 sistemas aumentan la diversidad cultural y socioeconómica, la complejidad funcional de los asentamientos, así como la magnitud y la diversidad de los tensionantes y las altera- ciones sobre los ecosistemas. Según el efecto de cada sistema de alteridad sobre la velocidad y dirección del cambio suce- sional, pueden ser calificados así: „ Dinamogenéticos: son los sistemas capaces de promover adecuaciones físicas, cultura- les o socioeconómicas que impulsan la sucesión de sistemas de alteridad o modifican sustancialmente su dirección. En general, se trata de sistemas de alto impacto ambiental y socioeconómico. „ Retardantes: se refiere a los sistemas que tienden a ocupar cantidades importantes de espacio y otros recursos y que no generan adecuaciones que faciliten el establecimiento de otros que puedan sucederlos o no están disponibles en el medio aquellos que puedan pagarlas o aprovecharlas para reemplazarlos. Estos sistemas tienden a generar zonas de relativa estabilidad socioeconómica y baja transformación territorial. „ Satélites: son los sistemas que, hasta donde puede detectarse, no presentan un efecto significativo sobre la velocidad o dirección de la sucesión de sistemas de alteridad. Su presencia y permanencia depende más bien de las estrategias y adecuaciones de los demás. La dinámica sucesional está dictada por parámetros relativamente simples: „ Cuáles son los factores relevantes y los valores adecuados de los mismos para el estable- cimiento y propagación de un nuevo sistema de alteridad en el borde: accesibilidad, 122 tejido social de respaldo, visibilidad, legalidad, seguridad, agua, valor del suelo, significa- do social del área, etc. „ Qué nuevos sistemas de alteridad se ven excluidos o favorecidos por los cambios gene- rados (adecuación) por los sistemas existentes en un momento dado. „ Qué sistemas de alteridad pueden pagar por el cambio, es decir, qué sistemas pueden superar la renta del precursor (por unidad de superficie aprovechada) y pueden pa- gar el valor agregado al suelo por éste o aprovechar parcialmente las estructuras construidas. „ Cómo se relacionan los sistemas de alteridad que ingresan con los preexistentes: los reemplazan, los marginan, se asocian, etc. En términos generales puede decirse que el cambio es más rápido y probable siempre que: „ Los factores ambientales relevantes para los potenciales sistemas colonizadores pre- sentan un valor cercano al óptimo ecológico de los mismos; por ejemplo: las zonas de accesibilidad alta a media, legalmente excluidas del perímetro urbanizable, favo- recen los desarrollos informales de vivienda; los baldíos y parques nacionales en zonas accesibles a mercados regionales (centros de intercambio) suelen experimen- tar fuertes presiones de colonización. „ Los sistemas presentes han generado poco valor agregado al suelo y baja renta (reempla- zamiento barato) y/o los cambios generados pueden ser aprovechados por el sucesor; por ejemplo: el desarrollo progresivo periurbano puede pagar el valor agregado al suelo 123 por el minifundio y reemplazarlo; el desarrollo formal de vivienda de estrato alto o el equipamiento privado de alta renta pueden pagar el valor agregado al suelo por un desa- rrollo residencial progresivo poco consolidado y reemplazarlo. Por la misma razón, los fundos colonos son fácilmente reemplazados por las haciendas que compran sus pocas mejoras, mientras que los fundos coqueros de baja estructura y alta renta generalmente son desplazados sólo por la violencia (lo cual los hace saltar cons- tantemente y mantener una estructura mínima “pa’que quede más fácil salir corriendo”). 4.8. El gradiente regional: centros, franjas y periferias En términos de la transformación territorial, uno de los principales efectos de la sucesión entre sistemas de alteridad es la formación de sistemas regionales de franjas rodantes. Dado que los asentamientos y los cambios físicos y socioeconómicos tienden a concentrar- se en ciertos nodos de la red de sistemas de integración, se forma un gradiente de alteración (o adecuación, según como se vea) desde las zonas más ocupadas y transformadas (cen- tros) hasta las menos (periferias). A través de dicho gradiente de adecuación, se distribuyen los distintos sistemas de alteridad según sus requerimientos específicos (mayor o menor accesibilidad, precio de la tierra, proximidad a mercados, infraestructura, control político, etc.). Así, sobre el gradiente re- gional se organiza una ecoclina, es decir, una variación espacial de la distribución de los sistemas de alteridad, en franjas graduales desde la composición típica de los distintos tipos de centro hasta los enclaves extractivos de las periferias regionales. 124 Aunque la variación es más o menos gradual, pueden distinguirse franjas con una composi- ción socioeconómica y un nivel de alteración característico cada una. Ocasionalmente se presentan cambios netos o abruptos de un punto a otro, discontinuidades en la composi- ción local de sistemas de alteridad que suelen estar asociadas a discontinuidades ambienta- les (ecotonos) o a eventos históricos como desplazamientos o reemplazamientos más bien recientes (fronteras). En el esquema anterior se ejemplifica con un caso hipotético de fran- jas de transformación territorial en torno a un centro urbano. Urbano Periurbano Suburbano Rural intensivo Rural Silvestre extensivo En cada franja, sus sistemas de alteridad característicos generan presión en dos direccio- nes: por una parte, acumulan adecuaciones sobre su propia franja y, por otra, presionan la alteración biofísica y socioeconómica de la franja inmediata externa. Estos cambios au- mentan las probabilidades de que los sistemas de una franja se establezcan sobre la inme- diata externa; por ejemplo: en algunas zonas de la región andina, los fundos colonos cordilleranos presionan las áreas naturales vecinas al tiempo que adecuan las zonas ocu- padas, facilitando el reemplazamiento por fincas ganaderas; las fincas presionan sobre los frentes de colonización y acumulan adecuaciones sobre su propia localización, facilitan- do el avance de los minifundios, los cuales, a su vez pueden ser reemplazados por usos 125 suburbanos (en vecindad de grandes urbes) o por fincas de alto insumo. En la figura anterior, se vería así: Urbano Periurbano Suburbano Rural Rural Silvestre intensivo extensivo En un momento siguiente, el resultado podría verse así: Presión sobre la franja externa: impactos ambientales, culturales y socioeconómicos Adecuaciones en cada franja Por supuesto, hay que anotar que no todas las franjas se expanden con igual falibilidad y velocidad. El retardo de unas con respecto a otras puede generar expansiones y con- tracciones. 126 Eventualmente, la expansión de las franjas enfrenta barreras. En la ilustración, la barrera es física (pendiente), pero podría ser socioeconómica: valor del suelo, exclusión social, siste- mas que no se dejan reemplazar ni desplazar, etc. Barrera Presión Adecuación Los sistemas y franjas que ven limitada su expansión por una barrera al mismo tiempo que se ven presionados por la expansión de otros, tienen dos posibilidades: saltan a otros terri- torios (usualmente siguiendo las redes humanas: parientes, paisanos, relaciones comercia- les, etc.) o se desinte- gran bajo la presión y son asimilados a los sistemas en expansión, como sucede en la “cam- pesinización” de algunas comunidades indígenas y en la proletarización de muchas comu- nidades campesinas periurbanas. La siguiente gráfica presenta una imagen probable del de- sarrollo ulterior del ejemplo hipotético. 127 Ciudad consolidada Periurbano extendido Suburbano Silvestre densificado presionado Rural intensivo contraído Rural extensivo excluido Esto da lugar a la reconocida dinámica de fronteras móviles internas que caracteriza el territorio colombiano a través de toda su historia. Por lo mismo, en la planificación del territorio es importante no sólo describir y delimitar las zonas transformadas, sino, ade- más, tener en cuenta su movilidad. La siguiente ilustración muestra otro ejemplo hipotético con diferentes conductas frecuen- tes en la transformación de las franjas del gradiente territorial. Barrera Franjas excluidas Franjas contraídas Franjas expandidas Franjas fusionadas Franjas saltadas Franja urbana Franja rural intensiva Franja periurbana Franja rural extensiva 128 En la gráfica se ilustran: „ Franjas expandidas: aquellas que se han dilatado rápidamente a través de áreas que por su oferta ambiental presentaban la mayor permeabilidad a la ocupación. „ Franjas contraídas: aquellas que se han replegado contra barreras o áreas de baja per- meabilidad de ocupación. „ Franjas excluidas: aquellas que han desaparecido al no poder expandirse a la misma velocidad que sus sucesores. „ Franjas saltadas: aquellas que se han producido no por el desarrollo del centro en torno al cual aparecen, sino por inmigración de sistemas procedentes de otra área. En la ilus- tración puede suponerse que los sistemas de alteridad periurbanos y suburbanos alrede- dor del centro urbano menor (abajo a la izquierda) han “saltado” desde las franjas co- rrespondientes en torno al centro mayor. En la dinámica territorial característica de Colombia, de franjas y fronteras móviles, es preciso tener en cuenta que las franjas no sólo ruedan unas sobre otras en un continuo, sino que, además, pueden saltar, adoptando una distribución discontinua en torno a nuevos focos de transformación. Aunque las franjas de transformación territorial pueden y suelen correrse en sentido cen- trífugo, los centros no: ellos son estructuras fijas en medio de una estructura fractal en expansión. Esto da lugar a una serie de consecuencias apenas lógicas: Los centros de control, que corresponden a las principales ciudades, están en la base de gene- ración del fractal territorial. La expansión de las franjas, las periferias extractivas y las redes 129 que convergen en la ciudad aumentan los flujos y la velocidad de concentración de riqueza y población de estos centros. En consecuencia, estos centros tienden a crecer muy activamente. El crecimiento económico y poblacional de estos centros principales dependerá básica- mente de las relaciones de competencia y subordinación con otros y de su posición en medio de las redes que conducen los flujos de riqueza y las migraciones entre ciudades y entre éstas y las periferias regionales extractivas. Mientras algunos pueden emerger como centros regionales importantes, otros pueden quedar determinados a sobrevivir sólo como satélites de los primeros, definitivamente ligados a la historia de su “metrópoli”. En torno a los centros de control se forman, además, extensos cinturones periurbanos de miseria en donde se concentran problemas ambientales y socioeconómicos característicos, cuyo propio crecimiento se debe, en parte, a la reproducción de la pobreza urbana, resulta- do de la distribución inequitativa de la renta urbana, y, en parte, por la inmigración de pobres rurales, producto de la inequidad de las estructuras socioeconómicas rurales y de la violencia armada resultante. La expansión de la ciudad y sus distintas franjas (periurbana, suburbana, rural intensiva) pue- de generar nuevos y crecientes impactos sobre áreas naturales vecinas que han permanecido relativamente menos alteradas gracias al crecimiento anisotrópico de la ciudad. Aquí se pre- senta un escenario de conservación típico: el de los ríos, humedales y cerros periurbanos. Muy distinta es la situación de los centros de intercambio, cuyo desarrollo depende princi- palmente de su situación geográfica en relación con los centros de control y los enclaves o zonas de extracción. 130 Estos puntos están demasiado cerca de la periferia del fractal territorial y quedan someti- dos, por ende, a las vicisitudes propias de las áreas más fluctuantes: expansiones y contrac- ciones. Durante la expansión, hay un primer momento en el cual los enclaves extractivos crecen y el centro de intercambio vive un auge característico: aumentan conspicuamente los flujos de personas, mercancías y capital, surgen nuevos actores y negocios, el párroco se preocupa por las pintas de las niñas, etc. Estos centros, muchos de los cuales surgieron en su momen- to como enclaves extractivos, durante su auge desarrollan una forma urbana, tanto en lo físico como en lo social, si bien su economía sigue siendo de enclave. Cuando la expansión avanza, los enclaves extractivos se alejan cada vez más y algunos de ellos se convierten, a su vez, en nuevos centros de intercambio (ya tienen billar y no tarda en aparecer la miscelánea-cacharrería-estanco-ferretería). Los antiguos centros de inter- cambio no logran mantenerse todos dentro de los flujos de riqueza, lo cual les permitiría escalar como incipientes centros de control sobre una red de nuevos centros de intercam- bio y enclaves. Algunos pueden quedar relativamente marginados y dependientes de la renta rural de su periferia inmediata, usualmente limitada por el agotamiento ambiental y la inequidad de la tenencia. La frontera se ha alejado y el auge ha pasado. Más frecuentes y drásticas son las contracciones. Dado que, en general, los enclaves se forman sobre la generación relativamente rápida de riqueza por uno o dos productos de bonanza, los factores de contracción son intrínsecos de la economía de enclave: eventual- mente estos se despueblan por: 131 1) Conflicto armado, propiciado por la acumulación rápida e inequitativa, la precariedad de las estructuras sociales, el seguimiento estrecho de los ejércitos ilegales a los enclaves y la escasa o equívoca presencia del Estado. En general, la gente espera que las cosas mejo- ren. La cifra de los desplazados esconde otra: la de los que se quedaron esperando y no se volvió a saber de ellos. 2) Caída de los precios del producto extraído. Dependiendo de lo profunda y duradera que sea la recesión, el despoblamiento puede ser más o menos rápido y permanente. En general, la gente espera que las cosas mejoren. Los jóvenes, más móviles, se van primero. 3) Agotamiento, que deja una estela de degradación ambiental y una depresión socioeco- nómica profunda y persistente. Inclusive entonces queda gente que espera que las cosas mejoren, que vuelva a subir el precio, que le bajen a los insumos, que el gobierno haga algo, que Dios se acuerde de esta vereda, etc. En las contracciones, los centros de intercambio entran en recesión, pierden negocios, funciones y población. Esta situación puede hacerse más o menos permanente, dando lugar a los corregimientos y municipios exhaustos que pululan en las tablas de Planeación Nacio- nal. Pero siempre hay quien se queda y espera, con el boleto de la lotería en una mano y el de “la flota”7 en la otra. Mientras esperan, pueden ensayar nuevos objetos de extracción, lo cual acarrea una sucesión de impactos: pieles, drogas, maderas, cereales, ganado y suele llevar al agotamiento de la productividad, lo cual refuerza la concentración de la tenencia. 7 Flota: bus intermunicipal; metafóricamente, también se le dice así a la muerte. 132 Las contracciones dan lugar a intervalos de regeneración de los suelos y la cobertura vege- tal. Dependiendo de lo profunda y extensa que sea la alteración dejada por la última expan- sión, la regeneración natural puede ser más o menos rápida y más o menos fiel. En general, las áreas vuelven a repoblarse y la siguiente expansión procede sobre los rastro- jos de la última contracción. La superposición histórica de expansión/contracción, da lugar a mosaicos regionales de alteración/regeneración y patrones de fragmentación que pueden llegar a ser muy complejos. 133 5. Guía metodológica La presente guía metodológica abarca el proceso desde los acuerdos iniciales entre las entidades com- petentes hasta la declaratoria formal y la puesta en marcha de la gestión de la ZA. El proceso general se denomina “determinación y regla- mentación de zonas amorti- guadoras” (Artículo 330 del CNRNR DL 2811 de 1974; Artículo 8, numeral 5 del De- creto 622 de 1977), donde “deter- minar” equiva- le a delimitar (de- terminar su localiza- ción) y declarar (determi- nar su existencia legal). 135 Conforme a la guía, el proceso de determinación se desarrolla en tres fases, en las cuales se distinguen etapas: Fase I: Estudio previo 1) Aprestamiento 2) Diagnóstico 3) Definición de objetivos Fase II: Determinación 4) Delimitación 5) Declaratoria Fase III: Reglamentación 6) Zonificación 7) Reglamentación A lo largo de la guía es posible encontrar diversos elementos que explícita o implícitamente orientan la gestión de la ZA, más allá del momento de su determinación y reglamentación. Sin embargo, es necesario aclarar que el alcance de los presentes lineamientos se limita a las tres fases arriba mencionadas. En el Anexo 1 se presenta un diagrama de flujo de la ruta del proceso de determinación y reglamentación de ZA del SPNN, que permite una visión general del mismo, como se plantea en la presente guía. 136 Esta guía representa un esfuerzo por aplicar un marco teórico complejo y científicamente exigente, a través de un método que por su simplicidad: 1. Sea fácil de compartir y coordinar entre entidades con diversidad de lenguajes y tradicio- nes técnicas. 2. Sea aplicable aun en las condiciones de precariedad técnica, propia de muchas de las entidades del SINA. 3. Funcione aun con la situación de heterogeneidad, fragmentariedad o imprecisión de en que generalmente se encuentra la información necesaria. La guía señala de manera detallada los pasos y las actividades. Sin embargo, por extensión, claramente no es posible profundizar en el método o alternativas metodológicas para cada una de ellas. Adicionalmente, cada entidad y proyecto suelen tener sus propios métodos para temas tales como participación, análisis de fragmentación, evaluación de poblaciones amenaza- das, priorización de requisitos de conservación, seguimiento y monitoreo, etc. En muchos casos, existen guías publicadas por las CAR, los institutos de investigación del SINA o la Unidad de Parques Nacionales Naturales, para temas técnicos específicos. Por último, es importante anotar que, dependiendo del contexto geográfico e institucional, en algunos casos vale la pena aplicar un método más detallado y oneroso para cierto aspecto o paso, mientras que, para el mismo fin, en otro caso, puede bastar con métodos más sim- ples e informales. 137 La delimitación, zonificación y gestión de las ZA responden taxativamente a la siguiente definición: Función amortiguadora: es la suma de las estrategias, tratamientos, concertaciones y reglas aplicados en la vecindad de un área protegida, dirigidos a prevenir, mitigar, corregir y compensar las perturbaciones sobre los valores de conservación de ésta, a armonizar la ocupación y transformación del territorio con los objetivos de la misma y a conservar los elementos biofísicos, los procesos ecológicos y los servicios ambientales que la conectan al mosaico de ecosistemas de la región. En contraste, sobre otros puntos no parece aún pertinente sentar definiciones dogmáticas, tratándose de un tema relativamente nuevo (planteado desde hace muchos años pero poco desarrollado). Por tal razón, algunas cuestiones interesantes que, sin embargo, no repre- sentan barreras para la creación de las ZA, se plantean en la guía bajo el subtítulo: Discusión: ¿… …? En tales apartes se plantea y discute la cuestión y se da el concepto personal de los autores del presente documento. Sin embargo, es preciso anotar que no existe consenso sobre tales cuestiones entre las entidades competentes y que probablemente sea mejor mantener abier- ta la discusión, como corresponde a un campo en el que aún se esperan muchos más de- sarrollos, experiencias y propuestas. 138 El proceso de planificación de la ZA se enmarca en cuatro conjuntos de determinantes: PROCESO SIRAP DESARROLLO DINÁMICA TERRITORIAL Z.A. ECOLÓGICA REGIONAL REGIONAL PLAN DE MANEJO DEL ÁREA PROTEGIDA DEL SPNN El determinante Nos dice „ La dinámica ecológica en „ Cuál es la diversidad de ambientes con comunidades torno al APN. bióticas significativamente distintas (diversidad betha) representada dentro y en torno al área protegida y en qué estado de alteración/regeneración se encuentran. „ Qué áreas vecinas al APN son potencialmente abarcadas por los desplazamientos de las poblaciones biológicas priorizadas en su plan de manejo. 139 „ Qué áreas vecinas presentan poblaciones o biocenosis cuya preservación o restauración pueda ser reforzada por el flujo biológico desde el APN. „ Qué áreas son generadoras o conductoras de procesos ecológicos requeridos para la conservación del APN. „ Qué áreas son fuentes potenciales para los procesos de regeneración o secundarización dentro del APN „ La dinámica territorial „ Cuáles son los tensionantes operantes en torno al APN en torno al APN. y sus características. „ Cuáles son los sistemas de alteridad presentes, sus regímenes de tensionantes y sus patrones de alteración característicos. „ Cuál es el patrón de distribución espacial de los sistemas de alteridad dentro y en torno al área protegida. Qué sistemas de integración territorial y qué centros soportan dicha distribución. „ Cuáles son los focos, vectores y formas de alteración en curso o en prospectiva y cómo interactúan con los valores de conservación dentro y en torno al APN. „ Cuáles son las oportunidades de desarrollo sostenible. „ Qué áreas funcionan como generadoras o consumidoras de servicios ambientales producidos dentro o en torno al APN. 140 „ Qué factores determinan la presión y velocidad de la ocupación-transformación. Cuáles son generados por los propios sistemas de alteridad (presión interna) y cuáles son de origen externo (presión externa). „ Qué escenarios alternativos se pueden prospectar en relación con el patrón de ocupación y transformación y cuáles serían los impactos de uno y de otro sobre los requisitos de conservación. „ Cuáles son los factores externos determinantes de una mayor o menor presión de alteración. „ El plan de manejo del „ Cuáles son los valores y objetivos de conservación APN. priorizados el plan. „ Qué áreas se requieren en la vecindad del APN para la preservación de los objetos de conservación priorizados en su plan de manejo. „ Cuáles son las principales amenazas a la conservación de dichos valores identificadas por el plan y cómo se localizan. „ Cuál es la zonificación de manejo del APN a la que debe conectarse la estructura ecológica de la ZA. „ Cuáles son las actividades de manejo con las cuales debe complementarse y armonizarse el manejo de la ZA. 141 „ La gestión del SIRAP. „ Cuáles son los requisitos de conservación (prioridades) sumados o concertados en el SIRAP y cómo se espacializan. Quiénes son los actores (personas y organizaciones) más directamente involucrados en la gestión del SIRAP y, específicamente, en la conservación del entorno del APN. „ Cuáles son las iniciativas o procesos de conservación con los cuales deben articularse la planificación y el manejo de la ZA. „ Cuáles son las áreas protegidas y las figuras de ordenamiento ambiental con las cuales debe articularse la estructura ecológica de la ZA. 142 FASE I: ESTUDIO PREVIO 5.1. Aprestamiento Esta es la fase de preparación, durante la cual se planifica el trabajo, se acuerdan los térmi- nos de cooperación entre los participantes y se identifican y disponen los distintos recursos necesarios para el buen resultado del proceso de determinación de una o más ZA en torno a una o más áreas del SPNN. La secuencia sugerida para este aprestamiento es: 1) Comunicación oficial entre Parques Nacionales Naturales y la CAR correspondiente, a través de la cual se manifiesta el interés de las entidades en abordar conjuntamente el proceso de determinación de una o más ZA en jurisdicción de la segunda. 143 2) Identificación preliminar de los sectores vecinos a áreas del SPNN sobre los que se considera prioritario crear ZA. 3) Priorización de los sectores identificados y acuerdo sobre el(los) sector(es) que se tra- bajarían en primer lugar, teniendo en cuenta, entre otros aspectos: „ Presiones o amenazas sobre las APN. „ Programas y proyectos de la CAR en vecindad de las APN. „ Procesos sociales de conservación en vecindad de las APN. „ Necesidades y oportunidades para la consolidación del SIRAP. „ Oportunidades de cooperación de otros entes. 4) Concertación de un plan de trabajo preliminar, basado en los presentes lineamientos. Conviene que el plan esté complementado con un análisis DOFA, que sirva a definir, en términos realistas, los tiempos y compromisos. 5) Identificación y evaluación previa de los insumos requeridos por el proceso, teniendo en cuenta: „ La claridad sobre la aplicación de los presentes lineamientos. „ La disponibilidad de la información solicitada en la presente guía. „ La calidad de la información: escala, vigencia, cobertura, precisión, confiabilidad, com- patibilidad de formatos, etc. „ La disponibilidad presupuestal por el término del proceso. „ La disponibilidad de equipo técnico calificado para la totalidad del proceso. 144 „ La relación con las organizaciones locales. „ Las limitaciones geopolíticas o logísticas del territorio en cuestión. 6) Elaboración y suscripción de un convenio marco que recoja los términos acordados. A tal efecto conviene invocar la facultad contenida tanto en el Artículo 31 Numeral 6º como en el Artículo 95 de la Ley 489 de 1998 para suscribir convenios especiales de cooperación o de asociación interadministrativos, de modo que se pueda establecer un convenio con el objeto de establecer una mesa de trabajo encargada de la elaboración y concertación de las propuestas (delimitación, zonificación, reglamentación, etc.), invo- cando el principio de coordinación de la función administrativa. Es importante que los términos del convenio queden abiertos para la incorporación de otros entes públicos que se hagan parte durante el proceso (municipios, departamentos, institutos, etc.). 7) Comunicación oficial conjunta de la CAR y Parques Nacionales Naturales a las autori- dades municipales y departamentales, que comunique la intención de las primeras de adelantar el proceso de determinación de ZA dentro de las jurisdicciones de estos entes territoriales. En la misma comunicación se informará además sobre: „ Los objetivos del proceso de determinación de ZA. „ La justificación de su aplicación en el respectivo municipio o departamento. „ El marco normativo y de competencias. „ Las generalidades del procedimiento. 145 „ Las implicaciones para el desarrollo territorial y socioeconómico. „ Las posibles afectaciones o beneficios que la eventual declaratoria de las ZA puede generar para los particulares. „ Los derechos de consulta y participación de la ciudadanía en general (Artículo 79 de la Constitución Política) y de las comunidades étnicas en particular (Decreto 1320 de 1998). Una vez informadas las autoridades municipales y departamentales, y contando con su anuencia, la misma información será publicada en la cartelera en sus respectivas sedes de gobierno, convocando a todos aquellos que se consideren interesados o afectados en el proceso de determinación de ZA a inscribirse para participar, ante la dependencia que la administración departamental o municipal señale. 8) Durante esta etapa debe surtirse, de ser necesaria, la consulta previa con las comunida- des indígenas y negras de que trata la Ley 70 de 1993, cuando dentro del área que se pretenda determinar se encuentren asentadas algunas de ellas. Para el caso de las comu- nidades indígenas, debe darse curso a la consulta previa, bien a través de la Mesa Perma- nente de Concertación con los Pueblos y Organizaciones Indígenas creada por el De- creto 1397 de 1996, o bien directamente a través de un proceso concertado con las propias comunidades indígenas, en el cual deben participar las tres instancias encargadas de formular la propuesta de delimitación de las ZA. A efectos de verificar la presencia de comunidades negras o indígenas mencionadas en este punto, debe solicitarse al Ministerio del Interior que certifique la existencia de las 146 mismas y el nombre de su representante. Para el caso de los resguardos y los territorios colectivos, debe solicitarse dicha información al INCODER. En el caso de las comunidades negras, la consulta previa debe surtirse directamente por las tres instancias encargadas de elaborar la propuesta de delimitación de las ZA, a través del procedimiento que definan directamente con las mencionadas comunidades. 9) La etapa de aprestamiento termina con la preparación de términos de referencia (de aquellas actividades que se decida ejecutar mediante contratación) y de los planes de trabajo (para aquellas asignadas al personal en planta en las entidades), guiándose en todo caso por los presentes lineamientos. De conformidad con los términos del acuerdo interinstitucional, se conformará una comisión técnica que se haga cargo de la elaboración del estudio previo y la propuesta inicial de delimitación. 5.2. Diagnóstico El diagnóstico es abordado por las entidades que establecen un acuerdo inicial para poner en marcha el proceso de creación de la ZA. De aquí en adelante, las tareas señaladas en la presente guía se distribuyen de acuerdo con las competencias de cada entidad y los térmi- nos de acuerdo entre ellas. En cuanto al diagnóstico, al seguir los lineamientos aquí propuestos, se espera que cualquiera que sea el reparto de tareas acordado, se logre elaborar el diagnóstico y llegar a la siguiente etapa (definición de objetivos) con una información con contenido y forma estándares. 147 Información suficiente y necesaria El diagnóstico reúne la información primaria y secundaria suficiente y necesaria para: „ Identificar las necesidades de refuerzo o complemento a las funciones y objetivos del plan de manejo del APN, que pueden satisfacerse con el ordenamiento y manejo de su ZA. „ Identificar cuáles de los objetivos genéricos de las ZA (listados en la Sección 1.2) son pertinentes en la ZA analizada y cuál es su orden de prioridad. 148 „ Soportar las decisiones de delimitación. „ Soportar las decisiones de zonificación. „ Priorizar y planificar a nivel general las principales acciones de manejo requeridas en la ZA. „ Dar el mínimo soporte técnico suficiente a la concertación entre los distintos actores en el proceso de planificación y adopción de la ZA. Es probable que no toda la información de diagnóstico que a continuación se indica esté disponible en un momento dado, con la cobertura, la precisión y la exactitud deseables. De hecho, lo más probable es que importantes porciones de la información necesaria para la planificación de la ZA sólo puedan mejorarse o completarse posteriormente en el curso de la gestión de la misma. Al respecto, las recomendaciones son: 1. No se puede frenar el trabajo sobre la ZA porque falten partes o detalle en la informa- ción. La gestión del SPNN y los SIRAP exige que el proceso de definición de las ZA avance. Por tanto, es necesario que la metodología aquí propuesta sea flexible en rela- ción con los requisitos de datos e instrumentos técnicos, aunque esto le reste formali- dad y rigor desde otras perspectivas. 2. Dado que la delimitación y planificación de la ZA son procesos bastante elásticos, admi- nistrativamente hablando (comparados con la declaratoria de un área protegida regional o nacional, por ejemplo), las definiciones que se produzcan con la información inicial- mente disponible pueden ser progresivamente mejoradas y precisadas, a medida que se produzca información más confiable o complementaria. 149 3. Es necesario, por lo tanto, que esta guía metodológica se utilice adaptándola al contexto de los instrumentos y la información disponibles en cada situación específica. Participación comunitaria en la fase de estudio previo A partir del acuerdo interinstitucional sobre la definición del área de estudio, comienza el proceso de diagnóstico que debe incorporar efectivamente la participación de las comuni- dades locales, comunidades étnicas, organizaciones civiles dedicadas a la gestión ambiental en el área, sectores y gremios económicos presentes en la misma, dando cumplimiento a lo establecido en el Artículo 79 de la Constitución Política de Colombia. Los presentes lineamientos no establecen el enfoque o método que se debe seguir al respec- to, pues cada CAR y cada APN han establecido ya su propia aproximación y proceso con las comunidades locales, ajustándose al contexto cultural y socioeconómico de cada caso. En muchos casos, existen ya procesos de gestión participativa (POMCA, proyectos de sistemas productivos sostenibles, restauración participativa, NOAT, etc.), los cuales han generado ya un proceso social de conservación, que, mejor que generar agendas y procesos paralelos, puede acoger el desarrollo de la ZA. En los presentes lineamientos nos limitamos a señalar que debe existir una metodología de participación comunitaria formal y explícitamente planteada desde el plan de trabajo acordado en la etapa de aprestamiento y con un cronograma paralelo a la secuencia técnica indicada en la presente guía. 150 5.2.1. Delimitación del área de estudio El primer paso en el diagnóstico es la delimitación de un área de estudio, en la cual se evaluarán las variables a con- siderar para la determinación y reglamentación de la ZA. Es necesario que dicha área: 1) Abarque todos los elementos y procesos a ser consi- derados en el diagnóstico. 2) Represente un acuerdo para el trabajo conjunto de los participantes del proceso de determinación y reglamentación. El área de estudio puede delimitarse alrededor de todo el perímetro del APN o en torno a uno o más sectores que se prioricen concertadamente entre los participantes. Tal área debe abarcar: „ Las áreas cercanas fuera del APN mencionadas en su plan de manejo (o en otros estu- dios) que se consideran de importancia para la preservación o restauración de los valores de conservación identificados en dicho plan. „ Las áreas mencionadas como origen de las amenazas a los valores de conservación en el plan de manejo del APN. „ Las áreas SILAP y SIRAP más cercanas al APN, si las hay. „ Las áreas calificadas como suelo de protección en los municipios vecinos al APN. 151 „ Zonas vecinas de alta amenaza por inundaciones o deslizamientos. „ Áreas vecinas con restricciones tradicionales de uso en la representación simbólica del territorio por las comunidades locales. „ Áreas vecinas en las cuales se ejecutan o se preparan iniciativas y proyectos de conserva- ción comunitarios, municipales, departamentales, regionales o privados. „ Obras de infraestructura existente o en proyecto en zonas vecinas al APN. „ Los centros poblados más cercanos clasificables como enclaves o centros de intercam- bio (Sección 4.6). „ Las áreas de ecosistemas degradados (Sección 3.1) en proximidad del APN. „ Las cuencas afluentes y efluentes del APN hasta 10 km aguas arriba y aguas abajo del límite de la misma. 5.2.2. Análisis del plan de manejo del APN Dentro del plan de manejo del APN es prioritario analizar: 152 Subcomponente del plan Para... de manejo CONTEXTO X Revisar información general del marco geográfico, REGIONAL Y LOCAL socioeconómico y ecológico. X Revisar la identificación de procesos ecológicos esenciales; en especial: X Factores de mitigación o aumento de las amenazas de desastres naturales. X Regulación de microcuencas abastecedoras. X Mantenimiento de la hidráulica de sistemas aluviales y de humedales. X Procesos y corredores migratorios reconocidos o potenciales. X Hábitat reproductivos de especies amenazadas o de especial importancia económica. X Zonas de contacto entre biomas, provincias o subprovincias biogeográficas. X Revisar la descripción de la dinámica económica regional, identificando: X Procesos productivos identificables con sistemas de alteridad. 153 X Proyectos de infraestructura o de fomento económico en curso o en prospecto. X Grupos cultural o socioeconómicamente diferenciados y sus sistemas de alteridad. X Conflictos por acceso a recursos naturales o servicios ambientales. X Revisar los avances de la concertación de objetivos y actividades de conservación con las comunidades y autoridades locales de la futura ZA. X Identificar la infraestructura con que cuenta el APN para fines de investigación, educación, recreación o ecoturismo y las necesidades de infraestructura complementaria en la ZA. ANÁLISIS DE ESTADO X Revisar el análisis de amenazas como insumo para la Y AMENAZAS identificación y clasificación de sistemas de alteridad y tensionantes. X Identificar los valores objeto de conservación y las condiciones requeridas para la misma. X Analizar los objetivos de conservación enunciados, determinando cuáles pueden o necesitan ser reforzados mediante estrategias y acciones en la ZA. 154 ZONIFICACIÓN X Analizar la zonificación ecológica propuesta, ECOLÓGICA determinando: X La vulnerabilidad de los valores de conservación en cada zona, en relación con los tensionantes fuera en la vecindad de la ZA. X Las estructuras o procesos que deberían ser corregidos, reforzados o controlados en la ZA para aumentar la viabilidad del manejo en cada zona. X La estructura ecológica representada en la zonificación interna del APN como punto de partida para la EEP de la ZA y la identificación de necesidades de conectividad, aislamiento o generación en la ZA. INTEGRIDAD X Identificar qué factores, entre aquellos considerados ECOLÓGICA por el análisis de integridad del APN, podrían ser modificados mediante qué estrategias o acciones en la ZA, de modo que se incremente la autosostenibilidad de los ecosistemas protegidos en la primera y la viabilidad de sus objetivos de manejo. CARACTERIZACIÓN X Obtener información sobre las características DE ACTORES culturales, sociales y económicas de los agentes de alteridad y su relación de uso y simbolización con los valores de conservación. 155 X Recabar datos sobre los procesos de poblamiento y los flujos de población en general. X Identificar las entidades públicas y organizaciones privadas o de base relacionadas con la conservación del APN y su vecindad. X Identificar las entidades relacionadas con la regulación del uso del suelo por sus funciones o actividades de: reglamentación, fomento, asistencia, control, etc. X Identificar las personas y organizaciones que concentran distintas formas de saber relevantes para el manejo del entorno biofísico y socioeconómico del APN. ANÁLISIS DE X Identificar factores limitantes o potenciadores de la EFECTIVIDAD DEL efectividad del manejo del APN que pueden ser MANEJO manejados en la ZA. X Identificar factores limitantes o potenciadores de la efectividad del manejo del APN que incidirían también en la efectividad de la ZA (habida cuenta de la diferencia de función y de objetivos). ANÁLISIS X Identificar las principales problemáticas que afectan la SITUACIONAL DEL conservación de un área protegida y el papel que le ÁREA PROTEGIDA correspondería al manejo de la ZA para aportar a la solución de las mismas. 156 5.2.3. Análisis del contexto ecológico del APN Este análisis se centra en dos aspectos: X Diversidad betha y mosaico sucesional: la distribución espacial del mosaico de ambien- tes, biocenosis y estados sucesionales y los probables efectos de dicho patrón sobre el mantenimiento y la regeneración dentro y fuera del APN. X Espacialidad de los procesos ecológicos esenciales: los flujos de materia, energía y genes que interconectan el mosaico de ecosistemas dentro y fuera del APN. Un análisis ecológico riguroso excede la duración y los alcances del proceso de determinación de una ZA y es algo que representa más bien una prioridad de investigación del SIRAP a desa- rrollar en otro plazo. Sin embargo, existen ciertas cuestiones gruesas que deben ser tenidas en cuenta como base para la delimitación y zonificación de la ZA, como a continuación se indica. Diversidad betha y mosaico sucesional Partimos de la definición básica de biocenosis (comunidad biológica) como una biota con una composición reconocible de un lugar a otro, asociada consistentemente a un determi- nado ambiente. La diversidad betha indica la oferta de ambientes diferenciados dentro de un área dada, y, por ende, cuántas biocenosis pueden diferenciarse. La primera pregunta es cómo podemos diferenciar y delimitar comunidades biológicas (bio- cenosis) en el contexto regional del APN. Prácticamente cada entidad tiene su propia me- todología para clasificar y cartografiar unidades de composición biológica asociada a condi- ciones ambientales: 157 „ Unidades de paisaje. „ Unidades fisiográficas. „ Unidades geomorfopedológicas. „ Áreas homogéneas. „ Unidades de cobertura fisonómico-florísticas. „ Gradientes ambientales y ecoclinas. „ Biomas y ecosistemas. Más que uniformar escuelas, métodos o leyendas cartográficas, lo importante es que se pueda responder con un cierto nivel de precisión espacial (superior a 1:40.000 sería lo recomendable): X A qué unidad de asocian los valores de conservación priorizados. X Qué tan bien representadas se encuentran las distintas unidades dentro del APN y en sus inmediaciones. X Qué tanto se aproximan las condiciones actuales de conectividad de cada unidad a las naturales. Luego, hay que considerar que el mosaico ecológico retratado es dinámico y que las unida- des están asociadas entre sí por relaciones de alteración y sucesión. Por tanto, hay que tratar de aproximar una respuesta preliminar a ciertas cuestiones sucesionales, destacando, al menos, los fenómenos y relaciones principales: X Cuáles de las unidades definidas pueden ser agrupadas como distintos estados de altera- ción o regeneración de un mismo ambiente biofísico. 158 Aunque es una cuestión compleja, puede suponerse, con cierto rango de confianza, que distintas composi- ciones biológicas o fisonómicas en condiciones am- bientales similares (geología, geoforma, clima) proba- blemente corresponden a estados de alteración/rege- neración de una misma unidad ecológica de mayor je- rarquía que las abarca. Por ejemplo: varias áreas o parches con condiciones afines de litología superficial, geo- forma y clima presentan diferencias significativas de suelo y composición biológica que llevan a agruparlas en dos unidades ecológicas distintas; estas dos unidades probable- mente representan dos estados distintos de alteración/regeneración de una misma for- mación o biocenosis. Es el caso frecuente de pajonales arbustivos en condiciones am- bientales similares a bosques de maderas blandas y algunos parches aparentemente relic- tuales de bosque maduro, todos en la misma cuenca o región; es importante asumir una relación sucesional entre ellos, al menos como supuesto de manejo, con el fin de calificar y manejar procesos de alteración, regeneración y secundarización. X Qué áreas fuera del APN son fuentes potenciales para los procesos de regeneración o secundarización dentro y viceversa. El éxito de los procesos de regeneración (espontánea o inducida) en las áreas perturba- das dentro o cerca del APN dependerá en gran medida del potencial biótico alóctono, sobre todo en los casos de perturbaciones severas o extensas o crónicas. 159 Esto hace importante identificar las áreas que pueden servir como fuentes biológicas para apoyar la restauración activa o pasiva de las áreas alteradas que se identifiquen, lo cual es una de las principales relaciones funcionales entre el APN y su ZA. Se sabe que el curso de un proceso de alteración/regeneración puede variar significativa- mente según qué especies predominan en el potencial alóctono. Por tanto, la regenera- ción de un área perturbada puede ser menos fiel (más desviada) si en las inmediaciones abundan otras áreas con fuertes procesos de secundarización o antropoficación. A la hora de identificar áreas fuente, sea para procesos de regeneración o de secundariza- ción, es preciso considerar no sólo la proximidad, sino la posición de unas con respecto a otras en los canales principales de dispersión. Por ejemplo: „ Las áreas a barlovento de un punto determinado podrán servir como fuente para la dispersión de especies anemócoras (plantas con esporas o semillas voladoras, insec- tos y en cierta medida algunas aves y murciélagos), mientras que las que se encuen- tran a sotavento son más probablemente blancos de dicha dispersión desde el punto considerado. Dado que la flora anemócora es un grupo principal de los procesos de regeneración incipiente y los de secundarización (por ejemplo: graminoides y Aste- ráceas), la dirección del viento puede contar sensiblemente en la tendencia espacial de la dispersión de estas plantas y del fuego, al que con frecuencia se asocian. „ La lluvia de semillas es mucho más fuerte de las áreas altas hacia las bajas que en sentido inverso, dada la frecuencia de especies con semillas dispersadas por gravedad o por el agua. Ello, dado que las especies de las partes altas encuentren ambientes 160 apropiados en las bajas. En tal sentido, es afortunada un área bien preservada o rege- nerada sobre áreas menos avanzadas; y es desafortunado contar con áreas muy altera- das o secundarizadas por encima o sobre la misma cota de aquellas vecinas cuya alte- ración se pretende prevenir o corregir. „ Las relaciones de coevolución entre plantas y dispersores deben ser tenidas en cuenta a la hora de suponer áreas fuente: dónde está la pepita y por dónde y hasta dónde puede ir su animalito. Los resultados de este paso se sintetizan en un MAPA DE UNIDADES ECOLÓGICAS para el cual puede emplearse la leyenda de unidades ecológicas propia de cada entidad o proyec- to, añadiendo una indicación sobre el significado de cada unidad en términos de altera- ción/regeneración, en la medida en que la leyenda lo permita. Lo importante es que señalen los límites de las distintas áreas protegidas a través del mosaico y las posibles áreas fuente. Espacialidad de los procesos ecológicos esenciales En este punto se procede a identificar las biocenosis y las áreas más directamente asociadas a los procesos o elementos identificados como valores de conservación dentro del plan de manejo del APN, tales como: X Áreas dentro o cerca del APN que cumplen funciones reguladoras sobre servicios am- bientales priorizados en el plan de manejo o en la planificación de las entidades partici- pantes; por ejemplo: 161 „ Bosques protectores de microcuencas abastecedoras para asentamientos humanos, producción agropecuaria o generación hidroeléctrica. „ Coberturas que controlan el aporte de sedimentos a embalses. „ Coberturas que mitigan las variaciones hidráulicas de los cursos de agua. „ Humedales y planos aluviales que sirven como amortiguadores hidráulicos, previ- niendo inundaciones aguas abajo. „ Coberturas estabilizadoras de pendientes en amenaza de deslizamiento. „ Paisajes singulares que sostienen desarrollos turísticos actuales o potenciales. X Áreas vecinas al APN cuya seguridad, habitabilidad o productividad dependan significa- tivamente de los servicios ambientales identificados. X Áreas dentro y fuera del APN conectadas por flujos biológicos regulares; por ejemplo: „ Áreas vecinas al APN potencialmente abarcadas por los desplazamientos de las po- blaciones biológicas priorizadas en su plan de manejo. „ Áreas vecinas con poblaciones o biocenosis cuya preservación o restauración pueda ser reforzada por el flujo biológico desde el APN y viceversa (como se mencionó arriba, en relación con el mosaico sucesional). Los aspectos analizados bajo este apartado se re- presentan en un MAPA DE RELACIONES ECOLÓGI- CAS con la precisión que la información disponi- ble permita. 162 5.2.4. Análisis del contexto SIRAP Un SIRAP es: „ Una red territorial que conecta áreas protegidas de distintas escalas y categorías. „ Una red de iniciativas, que integra procesos-proyectos de conservación favoreciendo el intercambio y distintas formas de sinergia entre ellas. „ Una red humana que une personas que se reconocen como tales (con cara, nombre, apellido, organización, área protegida y proyecto de conservación) y que aprenden rápi- damente a comunicarse y cooperar desde las diferencias y complementariedades entre ellas. „ Un proceso de creación y aprendizaje en red, en pro de la conservación. En consecuencia, el análisis del SIRAP, para los fines de la planificación de la ZA, debe considerar los siguientes aspectos. SIRAP como red de áreas protegidas La ZA es una pieza ecológica dentro de un SIRAP, junto con el APN y las áreas protegidas y figuras de ordenamiento ambiental de distintas escalas, categorías y niveles. El diagnóstico debe identificar qué se requiere de la delimitación y el manejo de la ZA, para la consolidación del SIRAP. En este punto es preciso identificar: „ Las áreas protegidas de todo nivel y categoría dentro del área de estudio. 163 „ Las posibilidades de conexión ecológica entre ellas a través de áreas protegidas, figuras de ordenamiento o piezas ecológicas, manejadas como corredores, estriberones o matri- ces ecológicamente permeables. „ Los procesos de ocupación, agentes y sistemas de alteridad que generan amenazas a la conservación sobre dichas áreas, sobre el APN y sobre las interconexiones. A partir de los Mapas de unidades y relaciones ecológicas, se elabora en este punto un MAPA DE LA POSIBLE ESTRUCTURA ECOLÓGICA PRINCIPAL PARA EL SIRAP dentro del área de estudio considerada, señalando los parches, formaciones, áreas protegidas y figuras de orde- namiento que podrían desempeñar un determinado papel como piezas ecológicas (núcleos, corredores, aislamientos, etc.). SIRAP como red de iniciativas de conservación Las áreas, figuras y piezas de un SIRAP poco significan sin un manejo con algún efecto físico y/o simbólico de conservación8. De hecho, de algunos SIRAP hacen parte elementos que no corresponden a una pieza física, sino más bien a proyectos de conservación que en un momento u otro llegarán a tener una expresión geográfica, en forma de área protegida, cuenca en ordenamiento participativo, red de corredores ecológicos privados, etc. 8 La conservación, como se ha expuesto en secciones anteriores, es un hecho territorial. Y el territorio es una estructura física y simbólica. Si algo se conserva, es porque se asegura su perma- nencia tanto en la cultura como en el espacio físico. 164 El SIRAP es, por tanto, más que una red de áreas, una red de manejo (con una expresión espacial). Si la ZA ha de contribuir a la consolidación de estas iniciativas y procesos y a su funciona- miento en red, es preciso que el diagnóstico identifique: „ Las iniciativas de conservación en curso o en proyecto dentro del área de estudio, las organizaciones y personas responsables. „ La coincidencia de objetivos, amenazas identificadas y valores de conservación entre las distintas iniciativas y entre éstas y el plan de manejo del APN. „ Los agentes de alteridad vinculados a dichas iniciativas, su localización y modo de orga- nizarse y participar en tales procesos. „ El significado territorial de tales iniciativas; es decir, si la tradujéramos a piezas ecológi- cas (núcleos, corredores, matrices manejadas, etc.) para preservar, restaurar o usar soste- niblemente, ¿cómo podría dibujarse cada propuesta sobre el mapa del área de estudio? SIRAP como red de personas En Colombia es bien sabido que, más que los rótulos institucionales, lo que cuenta y lo que produce resultados son las personas y los procesos. Hoy alguien está aquí con una camiseta, mañana esa misma persona está allá con otra, pero si sigue luchando por las mismas ideas: “esos son los indispensables”. En efecto, muchos procesos SIRAP han pasado por diversos membretes de entidades que en un momento u otro los han acogido, impulsado, avalado o patrocinado, lo cual ha sido fundamental; pero también lo ha sido el que se haya mantenido 165 una continuidad en la evolución metodológica del proceso y en los consensos (el método cambia, los objetivos se afinan, pero el proceso es el mismo), gracias a que determinadas personas claves han permanecido activas, comunicándose y cooperando entre ellas. Esta es la parte fundamental del SIRAP como red humana: personas activas que realizan consensos, diálogo y cooperación en torno a una idea tan consistente y persistente que se contagia a la sociedad y al territorio. Por ello, es necesario que el diagnóstico preparatorio de la ZA identifique: „ Las personas detrás de la gestión de las áreas e iniciativas del SIRAP, su trayectoria y sus objetivos. „ El perfil de estos actores claves en relación con temas, técnicas y enfoques de la conser- vación. „ La red de contactos personales entre las organizaciones. „ Las formas convenidas y aceptadas para comunicarse y cooperar entre ellas. „ Su proximidad a los procesos de conservación dentro del área de estudio. „ Su conocimiento de los ecosistemas, los actores y los procesos de transformación den- tro del área de estudio. Este es el momento, si no se ha hecho ya, de completar la convocatoria de participantes dentro del proceso de determinación y reglamentación de la ZA, vinculando a los actores claves del SIRAP. 166 SIRAP como proceso de creación y aprendizaje El SIRAP es, además, un proceso de evolución de la información a través de una red de personas e iniciativas de conservación. Aunque son frecuentes las lamentaciones por las dificultades, vacíos o disensos en cuanto a conceptos, enfoques, estrategias y métodos, que retardan el desarrollo de los distintos SI- RAP, esta es, de hecho, la parte más valiosa (y no se dice aquí con ánimo retórico): 167 La conservación en Colombia avanza tanto o más con los interrogantes y las discusiones que surgen hoy en los SIRAP que con todos los dogmas y definiciones oficiales que los han precedido9. Es ahora cuando se van apreciando los contornos y los intríngulis de lo que la conservación significa puesta en un contexto regional y local específico, en medio de la necesaria discusión con diversas organizaciones y actores que tienen que verla con sus propios ojos, entenderla con sus propias ideas, expresarla con sus propias palabras y mane- jarla con sus propias manos. Consecuentemente, el diagnóstico preparatorio de la ZA debe identificar: „ Las personas y colectivos que concentran saberes específicos claves para la conservación dentro del área de estudio. „ La experiencia de aplicación y validación de distintos instrumentos en el área de estudio. „ Los antecedentes de estudio y manejo sobre los procesos alteradores en el área. „ Los métodos de organización, comunicación y cooperación convenidos. „ Qué ha funcionado, qué ha fracasado en la conservación del área y por qué. 5.2.5.Análisis territorial: sistemas de alteridad y tensionantes Dada la definición legal de las ZA: 9 Tal vez por eso cada vez que alguien pretende tener u obtener dominio dentro de un proceso SIRAP , se arruina y lo arruina: el poder dominante no es creativo, el poder dominante no aprende. 168 „ “…para que atenúen las perturbaciones que pueda causar la acción humana…” „ “…con el fin de impedir que llegue a causar disturbios o alteraciones en la ecología o en la vida silvestre…” el análisis territorial es un componente central del diagnóstico y de la planificación dentro de la guía y es también la razón por la cual el presente documento se ha elaborado dentro del enfoque de la ecología de la alteración y los sistemas de alteridad. Para la planificación de las ZA es fundamental no limitarse a identificar tensionantes que causan perturbaciones que es preciso prevenir o corregir. Dicho esquema generalmente implica un razonamiento lineal demasiado reducido: Tensionantes ¨ Perturbaciones Habría que preguntarse, además: „ A qué formas de ocupación-transformación del territorio, es decir, qué sistemas de alte- ridad, se asocian dichos regímenes de tensionantes. „ Cómo se asocian en el tiempo y el espacio tales tensionantes, conformando regímenes de tensionantes y regímenes de perturbación propios de tales sistemas de alteridad. „ Cómo estos regímenes de perturbación en determinados contextos biofísicos generan patrones de alteración característicos. „ Cómo estos patrones de alteración impulsan la expansión de los sistemas de alteridad y el reemplazamiento de unos por otros, que es un aspecto central de la dinámica territorial. „ Cómo tal dinámica afecta a los objetivos de conservación del APN y el SIRAP. 169 „ Qué papel puede jugar la ZA al respecto. Ello implica pasar a un razonamiento más complejo y de mayor eficacia explicativa-predic- tiva, que es lo que el manejo de la ZA requiere: Identificación y clasificación de los sistemas de alteridad Tipo y localización de Regímenes de Regímenes de Patrón de los sistemas de ¨ tensionantes ¨ perturbación ¨ alteración alteridad « « Expansión y reemplazamientos de sistemas de alteridad A continuación se presenta una tabla con algunos ejemplos de identificación y clasificación de sistemas de alteridad frecuentes en el entorno del SPNN, junto con los tensionantes, perturbaciones y alteraciones asociados. Sin embargo, dado que cada institución y proyecto pueden tener su propia metodología clasificatoria, la tabla es sólo una guía. Esta tabla es una selección muy limitada y una gene- ralización a grandes rasgos sobre la diversidad total de formas de ocupación-transforma- ción presentes en Colombia en vecindad de las áreas del SPNN, pero sirve como ilustra- ción sobre la relación entre alteridad-tensionantes-perturbaciones-alteración. Conviene recordar que, a diferencia de los sistemas productivos, los sistemas de alteri- dad son modelos y categorías centrados en la forma de percibir, representar, ocupar, 170 usar y transformar el territorio. Por ende, las diferencias entre tipos son territoriales y no del modo de producción. Sistema de Tensionantes Perturbaciones típicas Formas de alteración alteridad típicos frecuentes Comunidad Tala y Extenso mosaico de parches Generación de suelos y indígena tumba. con distintas edades de tala bosques antropóficos sobre sedentaria Rocería. en distintos estados de grandes intervalos de con Fuego. cultivo, abandono y tiempo y amplias agricultura Cultivo regeneración. extensiones, difíciles de itinerante mixto. diferenciar de los bosques (tambo o Caza. no intervenidos. maloca + Recolección. El aumento de la población chagra Pesca. trae agotamiento y permanente eventuales extinciones rotativa) locales de caza, pesca y determinadas maderas. Comunidad Tala y Extenso mosaico de parches En regiones de sabana se indígena tumba. con distintas edades de tala aprecia la desaparición seminómada Rocería. en distintos estados de paulatina de los bosques de (ranchería Fuego. cultivo, abandono y galería y el aumento de las + conuco o Cultivo regeneración. sabanas. chagra mixto. Extracción itinerante de El confinamiento en estacionales) Caza. fauna y flora. resguardos se acompaña del Recolección. acortamiento de los ciclos Pesca. Reducción local episódica de uso y la desaparición de Barbasco. severa de poblaciones de flora y fauna sobre- fauna e ictiofauna. explotadas. Parches de quema en sabanas y bordes de bosque. 171 Comunidad Fuego. Extracción itinerante de Alteración dispersa, puntual indígena Caza. fauna y flora. y esporádica. nómada Recolección. Reducción local episódica Los efectos locales y (totalmente Pesca. severa de poblaciones de momentáneos pueden ser cazador- Barbasco. fauna e ictiofauna. severos debido a la práctica recolector) frecuente de permanecer Parches de quema en hasta agotar un recurso sabanas y bordes de bosque. determinado. Tambo Tala. Mosaicos pequeños de Tendencia a la densificación tuquero Rocería. parches con distintas edades y al acortamiento de los (afrocolom- Quema. de tala en distintos estados ciclos de tala. biano) Cultivos de cultivo, abandono y Agotamiento y disgénesis mixtos. regeneración, en torno a los de poblaciones forestales Extracción asentamientos. explotadas. forestal. Parches de extracción Excavación Cadenas de alteraciones forestal selectiva sobre de canales hidráulicas que modifican la rodales dominados por para red hidrográfica y el pocas especies (natales, extracción régimen hídrico sobre actívales, guandales). de madera grandes extensiones. flotante. Alteraciones hidráulicas de Avenamiento de algunas zonas inundables. áreas y cambio irreversible del régimen hidrológico y edáfico, con desviaciones sucesionales permanentes. 172 Sistema de Tensionantes Perturbaciones típicas Formas de alteración alteridad típicos frecuentes Fundo Tala. Pequeño mosaico de El fundo agropecuario es el colono Entresaca. potreros, cultivos y tipo básico de colonización. agropecuario Rocería. rastrojos. Sucesionalmente polivalen- (con tres Quema. te, puede transformarse en Entresaca selectiva sobre variantes Monocultivos. otros tipos de fundo respon- algunas poblaciones principales: Siembra de diendo a bonanzas. La forestales. montañero, pastos aspiración del agente suele ribereño y introducidos. Formación de parches ser la conversión en finca veguero) Pastoreo. crecientes de deforestación. permanente o hacienda Caza. Aumento de la frecuencia y ganadera, conversión que Pesca. extensión de los fuegos. suele darse por reemplaza- miento-desplazamiento. Erosión y lavado extensivos. La diversidad e intensidad de Focos de erosión superficial las perturbaciones se suma a severa y desestabilización de su carácter crónico haciendo laderas y márgenes. del fundo colono un sistema Agotamiento del suelo degradativo y generalmente cultivado. insostenible. Introducción de flora El principal efecto de todos antropófica. los tipos de fundo sobre el patrón de alteración es el Reducción de las aumento de la fragmenta- poblaciones de fauna ción y la accesibilidad, lo cinegética. cual trae el avance de otras Eventual sobrepesca. formas de ocupación- transformación del territorio y la intensificación y expan- sión de la alteración. 173 Fundo Tala. Pequeño mosaico de Genera una red de trochas colono Entresaca. potreros, cultivos y (alternadas con ríos y caños) maderero Rocería. rastrojos. y pequeños aserríos. Los Quema. parches de tala sobre buenos Entresaca selectiva sobre Cultivos suelos suelen adecuarse para algunas poblaciones mixtos. pasturas, cultivos y nuevos forestales. Caza. asentamientos. Pesca. Formación de parches El fundo maderero suele crecientes de deforestación. convertirse en agropecuario Aumento de la frecuencia y o saltar a nuevas extensión de los fuegos. formaciones forestales en la Focos de erosión superficial misma u otras regiones y desestabilización de sobre nuevos frentes de laderas y márgenes. extracción. Apertura de vías El efecto sobre la carreteables. accesibilidad es severo. Mientras la coca y el oro se sacan en una mochila, la madera, en cambio, cuando no se extrae por agua, demanda camiones y carreteras. Dicha infraestructura sigue impulsando la ocupación- transformación aun después del agotamiento de los rodales. Maderero es una especialización que el agente sólo abandona con la edad. 174 Sistema de Tensionantes Perturbaciones típicas Formas de alteración alteridad típicos frecuentes Fundo Tala. Pequeño mosaico de La minería puede ser una colono Rocería. potreros, cultivos y actividad oportunista o una minero Quema. rastrojos. especialización más Cultivos permanente. En el segundo Formación de parches mixtos. caso, la movilidad es alta y el crecientes de deforestación. Caza. fundo salta de un frente a Pesca. Aumento de la frecuencia y otro según la violencia local Excavación extensión de los fuegos. y las noticias de de márgenes Aumento de la carga de yacimientos. y orillares. sedimentos. Los saltos van dejando Vertimiento Desestabilización de pequeñas redes de de mercurio márgenes y cambios asentamientos que en parte (explotación hidráulicos de pequeña y permanecen y en parte se aurífera). mediana escala. contraen. Contaminación hídrica con mercurio. Reducción y contaminación de la ictiofauna y las cadenas tróficas asociadas. 175 Fundo Tala. El típico fundo coquero es El monocultivo ilícito puede colono Rocería. marcadamente ser una actividad oportunista coquero Quema. monocultivador. o una especialización más (o amapolero) Cultivos permanente. En el segundo La formación de un pequeño mixtos. caso, la movilidad es alta y el mosaico de potreros, Monocultivo. fundo salta de un frente cultivos y rastrojos es más Caza. coquero a otro según la marcada cuando el colono es Pesca. violencia local, las coquero oportunista (no operaciones de erradicación especializado). y las noticias de la red La infraestructura típica familiar y comercial. suele ser mínima, por la La agresividad del régimen necesidad de huir de perturbaciones y la precipitadamente. extensión de la A diferencia de otros deforestación dificultan fundos, la aplicación de especialmente la agrotóxicos es intensiva. regeneración, aumentando la A lo anterior se suman los exposición de las áreas vertimientos de reactivos y afectadas y abandonadas a la residuos de las “cocinas” conversión permanente en coqueras a los cuerpos de potreros y sabanas agua. secundarias. La tala y la quema suelen ser Como todas las bonanzas, mucho más extensas que en conlleva la extensión del los otros fundos, generando conflicto armado a las áreas rápidamente grandes parches “beneficiadas”. de deforestación. 176 Sistema de Tensionantes Perturbaciones típicas Formas de alteración alteridad típicos frecuentes Caserío de Tala. Mosaicos pequeños de Puede surgir de fundos pero pescadores Entresaca. parches con distintas edades se diferencia de los mismos Rocería. de tala en distintos estados por una ocupación Quema. de cultivo, abandono y permanente (aún si tiene Cultivos regeneración, en torno a los estaciones de pesca mixtos. asentamientos. estacionales en puntos Caza. vecinos), mayor arraigo y Reducción de las Pesca. cohesión social. poblaciones de fauna Relleno de cinegética. Es una de las formas de márgenes. ocupación-transformación Mantenimiento Eventual sobrepesca, más adaptativas: de menor de canales. especialmente donde se impacto y mayor Vertimientos emplean prácticas sostenibilidad. domésticos. inadecuadas (trasmallos, dinamita). A largo plazo genera una serie de alteraciones Procesos localizados de hidráulicas que se hacen eutrofización. parte del régimen del Alteraciones hidráulicas. ecosistema, algunas difíciles de evidenciar. Aunque presentan un patrón de ocupación ribereña o litoral, eventualmente generan una red carreteable que suele atraer la expansión de otras franjas y sistemas de alteridad. 177 Minifundio Tala. Deforestación. La localización preferencial papero Entresaca. sobre las cotas máximas de Compactación, erosión y Quema. adaptación de la papa (con lavado. Pastoreo. menor incidencia de plagas) Cultivos Agotamiento del potencial concentra la alteración sobre la mixtos. biótico del suelo. franja del subpáramo y el límite Monocultivo. Contaminación edáfica por superior del bosque altoandi- Labranza. agroquímicos. no, impulsando la fragmenta- Aplicación ción y eventual desaparición de de Reducción de poblaciones dichas formaciones. fertilizantes de fauna cinegética. La pérdida de la cubierta químicos y forestal, el fuego y la ero- biocidas. sión inducen la consolida- Caza. ción de condiciones climáti- cas y edáficas paralizadas aprovechadas por flora oportunista que consolida el páramo secundario. Finca papera Tala. Deforestación. Los efectos son similares al Entresaca. anterior, difiriendo en Compactación, erosión y Quema. extensión. lavado. Pastoreo. Tiende a combinarse con la Cultivos Agotamiento del potencial ganadería extensiva sobre los mixtos. biótico del suelo. páramos superiores basada Monocultivo. Contaminación edáfica por en la quema estacional de los Labranza. agroquímicos. pajonales-frailejonales. Aplicación de fertilizantes Reducción de poblaciones De tal modo, combina el químicos y de fauna cinegética. deterioro del páramo con el biocidas. Acortamiento del ciclo de del bosque y extiende en Caza. fuego del páramo. ambas direcciones el páramo secundario. 178 Sistema de Tensionantes Perturbaciones típicas Formas de alteración alteridad típicos frecuentes Minifundio Tala. Deforestación intensiva Corresponde al grupo tabacalero Labranza. (especialmente en zonas de campesino más pobre de Monocultivo. aparcería). Colombia y a una forma de Aplicación ocupación y uso de zonas Erosión y lavado severos. de frágiles (áridas y semiáridas) fertilizantes Agotamiento del potencial y ya históricamente químicos y biótico del suelo. deterioradas. biocidas. Contaminación edáfica por Estas áreas se convierten agroquímicos. paulatina e irreversiblemente en eriales o sabanas secundarias en las que difícilmente pueden darse procesos ulteriores de alteración, salvo por expansión sobre ecosistemas similares. Amenaza directamente uno de los biomas más raros y frágiles del país. 179 Sistema de Tensionantes Perturbaciones típicas Formas de alteración alteridad típicos frecuentes Minifundio Tala. Deforestación. Como en otros sistemas de cafetero Monocultivo. alteridad, la clasificación de Erosión y lavado. Aplicación de sistemas productivos fertilizantes Reducción de hábitat para la cafeteros es extensa, aquí químicos y fauna. ilustramos sólo dos formas: biocidas. Contaminación de cadenas minifundio y finca, donde el Vertimientos tróficas. primero presenta un uso del beneficio. más intensivo, menor Contaminación hídrica por diversidad y mayor beneficio. dependencia de agroquímicos. En esta variante, el régimen de perturbación es más severo y la diversidad de coberturas mucho menor, lo cual reduce la permeabilidad ecológica del mosaico y acentúa el efecto fragmentador. 180 Finca Tala. Deforestación. La matriz típica es un paisaje cafetera Monocultivo. agrícola con mosaico de Cambios de composición Agroforestería. cultivos, cafetales con y sin forestal. Cultivos sombrío, remanentes de mixtos. Contaminación de cadenas bosque, guaduales, rastrojos Aplicación tróficas. y pocos potreros. de Contaminación hídrica por Esta matriz se caracteriza fertilizantes beneficio. por su alta homeostasis y químicos y biodiversidad, así como por biocidas. su conectividad, circuicidad Vertimientos y permeabilidad ecológica. del beneficio. En muchas áreas de vieja ocupación cafetera esta matriz se ha consolidado como un sistema sucesional antropófico, reemplazando casi por completo (salvo cordones riparios) la dinámica vegetacional original. El reemplazo del cafetal tradicional mixto y con sombrío por una sola variedad y soleado es un patrón de alteración extenso y degradativo, que acerca las zonas cafeteras a la conversión paulatina en pastizales y ganadería semiextensiva de ladera. 181 Sistema de Tensionantes Perturbaciones típicas Formas de alteración alteridad típicos frecuentes Finca Tala. Deforestación. Por encima de los 2500 m.s.n.m ganadera Entresaca. pueden aparecer extensos Compactación, erosión y andina Quema. procesos de paramización lavado. Siembra de secundaria con alteración físico- pastos Agotamiento del potencial química del suelo introducidos. biótico del suelo. marcadamente irreversible. Pastoreo. Reducción de poblaciones La intensificación y extensión Caza. de fauna cinegética. del régimen de fuego es Acortamiento del ciclo de particularmente grave en fuego. ecosistemas mésicos (subhúmedos a semiáridos), Expansión de la matriz generando procesos de herbácea (“potrerización”). aridización y sedundarización extensos y acelerados. La alteración se refleja directamente en la alteración del mesoclima y la pérdida de regulación hídrica con sequías y avenidas. El pastoreo suprime y eventualmente elimina los mecanismos de regeneración natural, consolidando el equilibrio herbáceo y la trayectoria de degradación. 182 La matriz de pastos suele contraerse frente a la de pajonales residuales, mientras los parches y cordones riparios de vegetación leñosa se contraen y desaparecen dejando un paisaje de pasturas empobrecidas y laderas erosionadas en “pie de vaca” o terracetas. La ganadería extensiva es el principal mecanismo de degradación ambiental y exclusión social que impulsa el desplazamiento de la población rural a nuevos frentes de colonización o urbanización informal. 183 Hacienda Tala. Deforestación. Este es un sistema similar al ganadera Entresaca. anterior aunque suele ser Compactación, erosión y Quema. más extensivo. Sus efectos lavado. Siembra de de alteración incluyen: pastos Agotamiento del potencial Consolidación de equilibrios introducidos. biótico del suelo. de sabana secundaria sobre Pastoreo. Reducción de poblaciones grandes extensiones. Caza. de fauna cinegética. Reemplazamiento Acortamiento del ciclo de progresivo de sabanas fuego. naturales por pasturas Reemplazamiento de exóticas. graminoides nativas por Alteraciones hidrológicas introducidas extensas. (“braquiarización”). Agotamiento paulatino del suelo. Empeoramiento extenso y progresivo de los patrones de deforestación- fragmentación. Extinción local de grandes mamíferos y fauna asociada a los remanentes de bosque. Concentración de la tenencia e impulso a la exclusión social, expulsión violenta y avance de nuevos frentes de colonización. 184 Sistema de Tensionantes Perturbaciones típicas Formas de alteración alteridad típicos frecuentes Poblado Tala. Erosión y desestabilización En general se conforman rural Edificación. de laderas. sobre zonas ya alteradas, por Construcción lo que no contribuyen Deforestación. de vías. directamente a la Disposición Reducción del caudal deforestación y su aporte a de residuos ecológico. la fragmentación depende sólidos. Contaminación de cuerpos más de su tamaño y Captación de agua vecinos. localización en relación con hídrica. los corredores biológicos Vertimientos Eutroficación y relleno de naturales. domésticos humedales. Su principal efecto es como (+ mataderos). Conversión a coberturas centro de servicios y urbanas incipientes. demanda que sostiene y acelera la alteración de las áreas vecinas. Como enclave extractivo genera una orla de franjas concéntricas de alteración con diversos sistemas de alteridad asociados, cuya extensión y expansividad dependen de la dinámica económica-poblacional. 185 Sistema de Tensionantes Perturbaciones típicas Formas de alteración alteridad típicos frecuentes Minería Apertura de Deforestación y Los impactos directos de la industrial vías. fragmentación. minería, excepto por la Tala. contaminación hídrica, Desestabilización de laderas. Excavación. suelen ser los menos Vertimientos. Aumento del aporte de relevantes. sedimentos. Los principales efectos de Alteraciones hidráulicas alteración son el aumento de directas o indirectas (por la accesibilidad física y la sedimentación). visibilidad social del área, Contaminación hídrica junto con el aflujo de capital dependiente del contenido y población con nuevas de los vertimientos. prácticas de alteridad. Todo ello suele suceder sobre Aumento súbito del tráfico zonas que previamente de vehículos y personas. tenían poca o ninguna alteración activa o residual. Se convierten, así, en centros extractivos que generan una dinámica de franjas concéntricas expansivas con diversidad de sistemas de alteridad asociados. 186 Exploración Apertura de Deforestación y La fase de exploración y explotación vías. fragmentación. sísmica suele generar una petrolera Tala. expansión de la red de Desestabilización de laderas Excavación. accesos carreteables y no y aumento del aporte de Vertimientos. carreteables y un aumento sedimentos. de las expectativas que Alteraciones hidráulicas puede dar un impulso inicial directas o indirectas (por al poblamiento y la sedimentación). colonización. Contaminación hídrica por Cuando empieza la hidrocarburos. explotación, los efectos de Aumento súbito del tráfico alteración son similares a los de vehículos y personas. de la gran minería. Estableci- Tala. Reducción del caudal Estos sistemas suelen hacer miento Apertura de ecológico. parte de dinámicas de hotelero- vías y transformación suburbana, Contaminación de cuerpos recreativo senderos. en tales casos conllevan las de agua vecinos. Edificación. alteraciones Vertimientos. Eutroficación y relleno de correspondientes: Disposición humedales. densificación, poblamiento, de residuos Aumento súbito del tráfico artificialización, etc. sólidos. de vehículos y personas. En general impulsan el poblamiento pero pueden generar alternativas de empleo que desvían la presión de sistemas de alteridad más expansivos y agresivos. 187 Régimen de tensionantes y perturbaciones El régimen de tensionantes se analiza en términos de la clasificación y calificación de los mismos, vinculándolos a los sistemas de alteridad u otros agentes responsables de su gene- ración. X Clasificación de los tensionantes La clasificación de los tensionantes tiene importancia por su estrecha relación con la zoni- ficación de la ZA. Esta clasificación parte de un modelo muy simplificado de la dinámica de alteración (ilustrado a continuación): 188 ESTRUCTURA ALTERADORA ÁREA PROTEGIDA tensionantes fuera - dentro tensionantes fuera - fuera Frente de ocupación- transformación Gradiente de deterioro y degradación El modelo representa la situación entre los dos extremos del proceso alterador: el frente de alteración expansiva y el APN. En dirección a la parte superior del gráfico, los sistemas de alteridad del frente de ocupación generan una serie de tensionantes que no sólo perturban el APN y su entorno, sino que generan alteraciones que facilitan el avance de las franjas concéntricas de alteración (alteración facilitadora). 189 Hacia atrás (hacia abajo del gráfico) el frente de alteración presenta distintas franjas de ocupación-transformación con sistemas de alteridad asociados específicamente a cada una de ellas y formas y niveles de alteración crecientes. Este gradiente de deterioro, degrada- ción y conversión constituye la alteración residual, que deja el avance del frente de ocupa- ción y que es a la vez efecto y causa del avance del mismo. Conviene, entonces, con miras a trazar una adecuada zonificación e intervención en res- puesta a estos procesos, clasificar y localizar los tensionantes conforme a: Tensionante Sistemas Otros Clase Afectación Localización de alteridad agentes Donde las clases corresponden a las establecidas en la Sección 3.2.2: 190 Tensionantes fuera – fuera „ Tala. „ Rocería. Tensionantes fuera – dentro „ Quema. „ Entresaca. „ Recolección (recursos forestales no maderables). „ Caza de consumo. „ Caza de control. „ Pesca. „ Aporte de sedimentos. „ Vertimientos. Tensionantes de transformación „ Apertura de vías. „ Poblamiento. „ Construcción de vivienda o equipamientos. „ Expansión agropecuaria. „ Exploración y explotación minera o petrolera. Tensionantes sobre la gestión „ Estructuras socioeconómicas resistentes a la conservación. „ Conflicto armado. „ Tráfico ilícito. „ Conflicto intercultural. „ Conflicto actores locales–instituciones. „ Fallas de coordinación interinstitucional. 191 La afectación se califica en con- secuencia: „ Afecta valores y servicios del APN. (Cuáles.) „ Afecta valores y servicios de la ZA. (Cuáles.) „ Afecta procesos ecológicos que conectan la ZA y el APN. (Cuáles.) X Calificación del perfil del tensionante Conforme a lo expuesto en la Sección 3.1, la siguiente tabla presenta los criterios para la ca- lificación del perfil de cada uno de los tensionantes generados por un sistema de alteridad. 192 Atributo Criterio Calificación Categoría Periodicidad El tensionante causa perturbaciones con una 1 Crónico frecuencia anual o superior. El tensionante causa perturbaciones con una 2 Recurrente frecuencia multianual, con más de una ocurrencia en 50 años. Episódico El tensionante causa perturbaciones no 3 periódicas o separadas por más de 50 años. Severidad El tensionante causa devastación (destrucción 1 Severo de porciones importantes de ecosistemas o formaciones) a partir de una sola perturbación. El tensionante causa perturbaciones 2 Moderado persistentes y acumulativas sobre las poblaciones, coberturas o recursos afectados. El tensionante causa perturbaciones sobre 3 Leve porciones menores de las poblaciones o recursos afectados, que tienden a desaparecer por sí solas en el tiempo (a no ser que se repitan). Persistencia Una vez causada la perturbación el tensionante 1 Puntual no permanece o no con la intensidad necesaria para ayudar al sostenimiento de la perturbación. El tensionante permanece y sostiene la 2 Persistente perturbación. El tensionante permanece y sostiene y expande 3 Tenaz la perturbación. 193 Con base en la escala anterior se puede emplear la siguiente tabla de calificación de tensionantes. Sistemas Tensionante Perfil del tensionante Perturbaciones Tendencia de de alteridad asociadas transformación Periodicidad Severidad Persistencia territorial Sistema 1 Tensionante 1 Perturbación 1 Perturbación n Tensionante 2 Tensionante n Sistema 2 Tensionante 1 Tensionante 2 Tensionante n Sistema n Tensionante ... Para la identificación de las perturbaciones asociadas y las tendencias de transformación territorial, se pueden seguir los ejemplos de la tabla del apartado anterior (“Identificación y clasificación de los sistemas de alteridad”). X Análisis de las perturbaciones Complementariamente, el análisis de las perturbaciones puede orientarse mediante la si- guiente tabla. Dinámica de la perturbación Alteración Perturbación Localización Magnitud Origen Permanencia Extensión Complejización Facilitadora Residual Perturbación 1 X X Perturbación 2 X X Perturbación 3 194 La localización puede darse en términos de microcuencas, veredas u otros referentes fáciles de ubicar y verificar por terceros. La magnitud de la perturbación acumulada a la fecha del diagnóstico se califica según el elemento afectado y la información disponible (por ejemplo: hectáreas, individuos, metros cúbicos, toneladas, concentraciones, etc.). En la columna de origen se anotan los sistemas de alteridad u otros agentes causantes de la perturbación. Como dinámica de la perturbación se califican tres aspectos: Permanencia se atenúa / se mantiene constante / se agudiza Extensión se expande / se mantiene constante / se contrae Complejización simple / compleja (desencadena o refuerza otros procesos alteradores) Finalmente, se indica si la perturbación puede ser considerada parte de una alteración faci- litadora, una alteración residual o ambas en el contexto del área analizada. Análisis y prospectiva de la dinámica territorial La prospectiva es el conjunto de técnicas empleadas en planificación para describir las ca- racterísticas de escenarios futuros, sean tendenciales, alternativas probables o factibles. El enfoque de sistemas de alteridad permite la aplicación de una amplia gama de métodos prospectivos, de los más simples e informales a los más complejos y rigurosos. En general, para los fines de la planificación de las ZA, es suficiente con un método sencillo e informal 195 como el que se propone a continuación. No obstante, el desarrollo de análisis prospectivos más rigurosos es un tema de investigación prioritario dentro de la planificación y manejo de la ZA, una vez declarada. A este punto, se ha establecido ya cuáles son los sistemas de alteridad presentes y cómo transforman su entorno. Con base en esto se analizan cuatro aspectos: „ Accesibilidad: cómo se distribuyen en el espacio en torno al APN, los factores físicos y sociales que determinan las posibilidades de acceder a una zona determinada. „ Permeabilidad: cuál es la oferta ambiental de cada zona en términos de las variables relevantes para la reproducción-expansión de un determinado sistema de alteridad. „ Orden de reemplazamiento: qué sistemas de alteridad tienden a ser reemplazados por otros, de modo que la presencia de unos sistemas puedan indicar la probabilidad de la aparición de otros. „ Factores de expansión: cuáles son los factores externos (presión externa o variables macro) que hacen variar las posibilidades y la velocidad de la ocupación-transformación. Con base en lo cual se proyectan escenarios probables de ocupación-transformación. X Accesibilidad Este análisis tiene tres pasos: „ Mapa de accesibilidad física. „ Localización del rango de accesibilidad física de los sistemas de alteridad. „ Marcado de las zonas de facilitación o exclusión social. 196 El mapa de accesibilidad física pue- de ser generado de muchas mane- ras; una de ellas es trazando un gradiente con franjas concéntricas de accesibilidad decreciente a par- tir de los puntos más accesibles: 1. Marcado de los Puntos hasta los cuales pueden llegar tractomulas en cualquier puntos principales época del año, y que generalmente coinciden con los extremos de acceso. de las rutas de buses y chivas. En zonas de acceso exclusivamente acuático, serían los puntos hasta los cuales llegan regularmente las embarcaciones de carga de mayor calado que transitan la cuenca y el transporte público fluvial. Estos puntos suelen coincidir con los centros de intercambio o los enclaves extractivos de mayor jerarquía (Sección 4.6). Si interesa, estos puntos se pueden jerarquizar por circuicidad y/o por distancia a centros principales. Alrededor del punto de acceso se marca el área a la que se puede ir y volver a pie en un día desde el margen del punto final (borde físico del poblado o centro urbano). Toda el área se marca como punto final. 197 2. Marcado de los Puntos a los que se extienden los carreteables de penetración puntos principales o el tráfico regular de motocanoas particulares, a los que no de acceso. pueden entrar tractomulas o embarcaciones de gran calado (planchones) en ninguna época del año. Estos puntos usualmente coinciden con enclaves extractivos menores y más recientes, y con la localización de las fincas y los fundos más accesibles. Alrededor del punto de acceso se marca el área a la que se puede ir y volver a pie en un día desde el centro del punto final. Toda el área se marca como punto final. 3. Marcado de la Zonas accesibles en bestia a menos de un día de los puntos primera zona de anteriores y a través de las vías que los unen. Para esto hay acceso que analizar la accesibilidad real (no sobre la carta general del Instituto Geográfico Agustín Codazzi) teniendo en cuenta caminos de herradura, trochas recientes, topografía y cobertura vegetal (las mulas no andan por entre el monte ni vadean grandes cuerpos de agua). Con o sin SIG, estas zonas se pueden marcar como un buffer (franja en contorno) alrededor de las trochas, cuyo ancho se aumenta en función de la pendiente alrededor. Para zonas de movilidad predominantemente acuática, interesan las zonas accesibles en un día combinando en canoa y a pie, teniendo en cuenta la combinación de cursos de agua y trochas existentes. 198 4. Marcado de las Alrededor de las primeras, se demarcan zonas de accesibilidad siguientes zonas de decreciente teniendo en cuenta la distancia (dos días de viaje, acceso cuatro, ocho, etc.) y la pendiente. Una forma sencilla (SIG prismacolor) es contar la distancia no como distancia plana, sino sobre la interdistancia de las curvas de nivel de la cartografía básica. Por ejemplo: entre A y B hay tres curvas de nivel con diferencia altimétrica de 50 metros: se cuenta como distancia de 150 metros. Para zonas de acceso exclusivamente acuático se hace lo mismo desde las márgenes o puntos donde hay que dejar la canoa. 5. Marcado de Pasos naturales a través de gargantas o entre picos cuellos de botella montañosos o entre zonas pantanosas. Sin carreteables. Pasos naturales con carreteables. Cruces de río con canoa, planchón o puente. Con base en el saber local (mapas parlantes, entrevistas, etc.) se puede precisar el mapa de accesibilidad para evitar errores por ignorancia de hechos simples (por ejemplo: barreras geográficas no cartografiadas) y para comparar la accesibilidad obtenida en el ejercicio an- terior con la percibida por los actores locales. En el siguiente paso se procede a definir cuál es el rango de accesibilidad de los sistemas de alteridad presentes. El rango va desde las zonas más accesibles en que un sistema en parti- cular se presenta hasta las menos accesibles en que podría establecerse y mantenerse. En 199 general, un sistema de alteridad dado pierde viabilidad cuando se acerca a zonas demasiado accesibles, por exclusión social y competencia económica; mientras que hacia las zonas de accesibilidad deficiente, el sistema pierde viabilidad. Así, la accesibilidad puede calificarse con una tabla como la que sigue. Donde en cada casilla se puede calificar la presencia actual del sistema de alteridad con una escala como: alta, media, baja, nula. Sistema de alteridad Puntos principales Puntos finales Zona 1 Zona 2 ...Zona n Sistema de alteridad 1 Sistema de alteridad 2 Sistema de alteridad 3 Luego se analiza la accesibilidad social de maneja simple. Puede hacerse como estimación informal o emplear índices de asociación o correlación espacial. En cualquier caso se puede emplear una tabla de asociación simple como la que sigue. Sistema 1 Sistema 2 Sistema 3 Sistema n Sistema 1 Sistema 2 Sistema 3 Sistema n Otros factores sociales Factor 1 Factor 2 Factor n 200 En las casillas se califica si el sistema de alteridad o el factor social de la columna 1 facilita, es indiferente, reduce o excluye la posibilidad de establecimiento o permanencia de cada uno de los sistemas en las siguientes columnas. Cuando la respuesta no sea tan simple, igual se puede anotar en la tabla (por ejemplo: “depende del genio que amanezca el comandante de área”). Sobre el mapa de accesibilidad física pueden superponerse, si las hay, las zonas de exclusión social para sistemas de alteridad específicos. Con esto se obtiene un mapa de accesibilidad total bastante realista. X Permeabilidad La permeabilidad es una estimación de la favorabilidad de las condiciones de un área para la reproducción-expansión de un sistema de alteridad dado. Para calificar la permeabilidad de un área se tiene en cuenta la composición del entorno relevante de cada sistema de alteridad: „ Factores de establecimiento: entre una y cinco variables principales asociadas a un punto geográfico (atributos del punto) que determinan la probabilidad de que el sistema de alteridad considerado se establezca sobre dicho punto. „ Factores de desarrollo: entre una y cinco variables principales asociadas a un punto geo- gráfico que determinan la probabilidad de que el sistema de alteridad considerado se sostenga en dicho punto luego de establecido. Los factores de establecimiento pueden coincidir total o parcialmente con los de desarrollo, lo cual simplifica el análisis. La selección de las variables se puede apoyar en una amplia gama 201 de técnicas: mapas parlantes, entrevistas estructuradas, análisis estructural de variables, análi- sis de correlación espacial, etc. En términos generales, un sano sentido común y la capacidad de escuchar a la gente y traducir lo aprendido a términos técnicos puede ser suficiente. El siguiente paso es delimitar las zonas que reúnen las mejores condiciones de estableci- miento y desarrollo según las variables seleccionadas. Dichas áreas, localizadas en los ma- pas de prospectiva (explicados más adelante), representan las áreas meta del sistema de alteridad analizado. X Reemplazamientos El siguiente aspecto a analizar es el orden de reemplazamiento, para lo que es necesario responder las siguientes preguntas: „ ¿Puede A establecerse en las condiciones de accesibilidad y permeabilidad de la actual localización de B? „ ¿Puede A pagar el valor agregado al suelo por B? „ ¿Puede A emplear las estructuras creadas modificadas por B? „ ¿La localización de B es social y culturalmente permitida a A? La respuesta afirmativa a los puntos de este minitest es una forma confiable de estimar la probabilidad real de que las unidades de un sistema de alteridad tipo A reemplacen a las de un sistema de alteridad tipo B en un espacio geográfico analizado, en un plazo determinado por otros factores. Nuevamente, los resultados pueden sistematizarse en una tabla como la siguiente. 202 ¿Puede A reemplazar a B? Precursor Sistema 1 Sistema 2 Sistema 3 Sistema n Sistema 1 4 Sucesor Sistema 2 4 Sistema 3 4 Sistema n 4 En cada casilla se da un punto por cada sí del minitest anterior. Cada vez que un sistema de alteridad se compara consigo mismo (ejemplos: sistema 1 contra sistema 1; fundo colono Vs. fundo colono), la respuesta a las cuatro preguntas es positiva. Por eso, en dichas casillas generalmente aparecerá un 4. Esto significa, sencillamente, que una de las posibilidades que en general tienen los sistemas de alteridad es la de ser reemplazados por sí mismos o, en otras palabras, permanecer. La probabilidad y velocidad real de las expansiones y los reemplazamientos estará determina- da principalmente por factores externos, variables macro denominadas factores de expansión. X Factores de expansión En términos de Presión–Estado–Respuesta, los factores de expansión son aquellas varia- bles que operan a una escala geográfica superior a la de los procesos locales analizados (región, país, global) y que inciden en el ritmo de crecimiento, reproducción, expansión y reemplazamientos de los sistemas de alteridad, es decir, en la velocidad del proceso general de ocupación-transformación. 203 Para el análisis de los factores de expansión más comunes, puede emplearse una tabla como la siguiente. Factores externos Trayectoria Tendencia Determinantes Sistemas de alteridad más sensibles Factores demográficos Despoblamiento Poblamiento Factores sociales Conflicto armado Presencia institucional Factores económicos Afluencia de capital Bonanzas extractivas Comportamiento mercados claves En la tabla se califica: „ Trayectoria (es decir, cuál ha sido el comportamiento histórico del factor: fluctuante, creciente, decreciente, errático). „ Tendencia (es decir, en qué sentido varía el factor en la coyuntura actual). „ Determinantes (esto es, de qué variables, fenómenos, actores o decisiones dependen el comportamiento histórico y la tendencia observados). 204 „ Sistemas de alteridad más sensibles (es decir, aquellos cuya reproducción, permanencia y expansión se verían más afectados por las variaciones del factor analizado). Dependiendo del contexto regional de cada caso, pueden añadirse u obviarse factores del aná- lisis. De cualquier manera, es importante recordar que el análisis territorial implica una escala temporal amplia; es decir: el análisis no debe sesgarse por la consideración de fenómenos co- yunturales o de corto plazo, sino colocarlos en contexto y en escala: siempre que llueve, escampa. X Proyección de escenarios El resultado final de la prospectiva es la producción de escenarios. Para este diagnóstico es necesario generar: „ El escenario actual o de partida. „ El escenario tendencial (es decir, el escenario en que evolucionaría la situación si no se cambia el manejo actual). „ Uno o más escenarios estratégicos bajo distintos supuestos de manejo: alternativas de estrategia o intervención. Adicionalmente, en los casos en que amerite se pueden generar: „ Uno o más escenarios coyunturales, correspondientes a la evolución de la situación en respuesta a eventos especiales. Cada escenario: a) Se describe según: „ Variaciones determinantes en los factores externos. 205 „ Respuesta de los sistemas de alteridad. „ Respuesta de los ecosistemas. b) Se genera un mapa mostrando los resultados en cuanto a la distribución espacial de los sistemas de alteridad y las perturbaciones. c) Se evalúa según: „ Efecto de los cambios sobre la gobernabilidad y la gobernancia del territorio y del área protegida. „ Efecto de los cambios sobre los valores de conservación priorizados por el APN. „ Efecto de los cambios sobre la integridad del APN y la efectividad del manejo. „ Efecto de los cambios sobre la conectividad del SIRAP. Los pasos de esta prospectiva son: 1) Escenario actual: se describe según los factores externos que han determinado la actual distribución espacial de sistemas de alteridad y tensionantes en el área de estudio. El MAPA DEL ESCENARIO ACTUAL muestra la distribución espacial de los sistemas de alte- ridad (que se pueden indicar como puntos, como predios o como puntos + periferia de uso-perturbación) sobre el mapa de accesibilidad actual. La evaluación de este escenario ya se ha surtido en los pasos anteriores del diagnóstico. 2) Escenario tendencial: se describe como se indicó arriba. El MAPA DEL ESCENARIO TENDENCIAL es el de mayor importancia; en gran medida, las deci- siones de delimitación, zonificación y manejo responden a lo que este escenario muestra. 206 El mapa puede ser generado con distintos modelos (por ejemplo: fractales de contagio). Una forma simple de obtener este mapa se obtiene así: „ Se corren las zonas de accesibilidad sobre el mapa de accesibilidad física: la 1 se vuelve punto final, la 2 se vuelve 1, la 2 se vuelve 3, etc. „ Se marca el área de ocupación probable de cada sistema de alteridad, de acuerdo con su rango de accesibilidad física. 207 „ Se eliminan las áreas con sistemas o factores sociales excluyentes para cada sistema de alteridad. „ Se marcan las zonas de mayor permeabilidad a la ocupación para cada sistema de alteridad. „ Se dibujan los vectores de expansión entre la localización actual de cada sistema de alteridad y sus zonas de mayor permeabilidad en la siguiente zona de accesibilidad física. El escenario se evalúa como se indicó arriba. 3) Escenarios coyunturales: pueden corresponder a: „ Bonanzas o recesiones de mercados claves. „ Fluctuaciones demográficas drásticas y probables. „ Variaciones en la tendencia local del conflicto armado. „ Macroproyectos mineros o de infraestructura. Los escenarios coyunturales (y sus MAPAS DE ESCENARIOS COYUNTURALES) son variacio- nes sobre el tendencial, en términos de: „ Velocidad: acelerado o retardado. „ Dirección: expansión o contracción; sobre un área o sobre otra. „ Forma: dependiendo de qué sistemas de alteridad aparecen o cuáles de los presentes responden más sensiblemente al factor coyuntural. Cada escenario coyuntural se describe y evalúa como se indicó arriba. 208 4) Escenario estratégico: corresponde a la situación que se desea crear a través del enfoque y la estrategia de intervención previstos. Si se proyectan dos o más escenarios estratégi- cos alternativos, tales alternativas corresponden a: „ Estrategias de respuesta a escenarios coyunturales. „ Alternativas de intervención según enfoques o preferencias de los participantes. La proyección de los escenarios estratégicos se hace sobre MAPAS DE ESCENARIOS ESTRA- TÉGICOS y debe tener en cuenta que cuanta mayor desviación se proponga con respecto al escenario tendencial, más costoso e incierto es el manejo (Principio de Equifinalidad de Bertalanffy). Cada escenario estratégico se describe y evalúa como se indicó arriba, señalando además los rasgos básicos de la estrategia de manejo implicada. X Evolución de los tensionantes sobre el APN Sabiendo: „ Qué sistemas de alteridad están presentes. „ Qué clase de tensionantes, perturbaciones y alteraciones generan. „ Qué áreas son más accesibles o permeables a su expansión. „ De qué factores externos depende la velocidad de la expansión. Es posible determinar: „ Qué áreas son generadoras de tensionantes sobre el APN y sobre su conexión ecológica regional. 209 „ Qué áreas sirven de punto de origen para la expansión de los sistemas de alteridad sobre el APN. „ Qué áreas serán ocupadas y transformadas en primer lugar. „ Qué formas de ocupación generarán qué perturbaciones sobre qué valores de conservación. „ Qué áreas sirven de barrera para dicha expansión. „ Qué áreas sirven de paso para dicha expansión. „ Cuáles son las relaciones espaciales de estas áreas con el APN y los elementos que la conectan con el mosaico ecológico regional: ¿se acercan?, ¿se interponen?, ¿se conectan? Los análisis hasta aquí efectuados como parte del diagnóstico suministran, en suma, infor- mación clave para delimitar la futura ZA y para luego dividirla en zonas de manejo, que implicarán a su vez un conjunto de estrategias para tratar los procesos recién enumerados. Si bien son una forma extremadamente simple e informal de hacer prospectiva territorial, tal simplicidad favorece la discusión entre los diversos actores y la construcción de acuer- dos sobre la visión simple de cuestiones gruesas y principales. Más adelante, una vez creada la ZA, se pueden adelantar ejercicios más elaborados y exhaustivos. 5.3. Definición de objetivos Para finalizar la fase de estudio previo y con base en el diagnóstico realizado, en esta etapa se entra en un curso de acción propositito, empezando por precisar los objetivos para los cuales se crea la ZA. No se trata de fórmulas grandilocuentes y vacías sino de expresiones precisas sobre qué manejo se quiere dar a qué elementos en qué localizaciones y en busca de qué cambios o 210 estados finales. Si los objetivos son claros y específicos, no sucederá que alguien después lea: “Preservar los areales y procesos bio- geográficos que garantizan la autososte- nibilidad y resiliencia de la biodiversidad en sus distintas escalas y componentes” y ten- ga forzosamente que pre- guntarse: “¿Y esa gente en qué estaba pen- sando? ¿A qué situaciones querían responder con este objetivo?”. La precisión y claridad de los objetivos es fundamental, pues a partir de su formulación se podrán definir: „ La delimitación: abarcará las áreas que los objetivos señalen como necesarias a intervenir o controlar para el logro de la función amortiguadora. „ La declaratoria: se justifica sobre la validez de los objetivos propuestos por los participantes. „ La zonificación: propondrá una estructura en la cual cada zona responde específicamen- te a uno o más de los objetivos propuestos. „ La reglamentación: desarrollará los objetivos ya zonificados, en términos de orientacio- nes, restricciones y afectaciones necesarias para su logro. 211 „ La gestión: sus programas y proyectos deberán responder a los objetivos que aquí se formulen. Para asegurar que las etapas siguientes respondan a los presentes lineamientos, conviene formular los objetivos de la ZA en estudio, partiendo del listado de objetivos genéricos para las ZA presentado en la Sección 1.2. La idea es tomar dicho listado como guía y 1) verificar la importancia10 y aplicabilidad de cada objetivo genérico en el caso específico que se está estudiando, y 2) ajustarlo a las condiciones específicas de la ZA en estudio. 10 Hablamos de “importancia” y no de un orden de prioridad, pues los objetivos propuestos no son todos comparables entre sí. 212 Objetivos de amortiguación OBJETIVO GENÉRICO APLICABILIDAD ESPECIFICAR 1. Extender la protección Siempre X Los valores de sobre procesos conservación sobre los ecológicos, poblaciones cuales se pretende biológicas y otros valores ampliar la protección. de conservación señalados en el plan de manejo del APN. 2. Mitigar los impactos de Siempre X Las perturbaciones (los los tensionantes externos impactos), y los hacia el interior del área tensionantes y sistemas protegida. de alteridad que las causan. 3. Prevenir la expansión de Siempre X Los procesos, los procesos de alteración sistemas de alteridad y hacia el interior del área los sectores (cuencas, protegida. veredas, vertientes, etc.). Si alguno de los objetivos de amortiguación no es aplicable en el caso en estudio, es necesa- rio revisar la posibilidad de que no se requiera una ZA. 213 Objetivos en la consolidación del SIRAP OBJETIVO GENERAL APLICABILIDAD ESPECIFICAR 4. Promover la preserva- Siempre X Los componentes de la ción, restauración y uso biodiversidad en los que sostenible de la biodiver- se quiere hacer prioridad, sidad en el entorno del las formas de uso y los APN. agentes con los que se quiere hacer prioridad. 5. Proteger y aumentar la Cuando las condiciones de X Los ecosistemas o conectividad ecológica fragmentación sean formaciones entre los local y regional y contri- importantes en torno al que se quiere aumentar la buir al ordenamiento APN. conectividad y la escala ambiental de la región, en que debe suceder esto. en el contexto SIRAP . X Las áreas o figuras, existentes o proyectadas, con las que se quiere conectar el APN. 214 6. Promover la participa- Cuando haya comunidades X Las comunidades y los ción de las comunidades vecinas y/o agentes agentes económicos. locales vecinas y los económicos11 que actúen agentes económicos en la en la vecindad y generen conservación y, en espe- amenazas12 sobre los cial, la apropiación del objetivos de conservación. área protegida, sus objeti- vos de manejo y sus beneficios socioeco- nómicos. 7. Orientar la articulación Cuando existan tales X Las iniciativas que se entre las iniciativas de iniciativas, al menos en quieren orientar; basta conservación locales y preparación. con identificarlas por regionales y el plan de propósito y organizacio- manejo del APN. nes (por ejemplo: “La recuperación de micro- cuencas por los munici- pios y la CAR”). 11 Malpelo (una isla oceánica deshabitada), por ejemplo, no tiene comunidades humanas vecinas, pero sí agentes económicos (pesqueras) que actúan en sus inmediaciones y generan amenazas para sus objetivos de conservación. 12 Es posible encontrar casos excepcionales de pequeños grupos indígenas que no generan amena- zas relevantes, pero, en general, el ser humano es por definición alterador, sin importar cuán afín a la conservación sea la cosmovisión de un grupo en particular. 215 8. Investigar y Cuando exista la X Los ecosistemas o experimentar modelos y necesidad, claramente recursos naturales para técnicas de manejo identificada, de generar los que son prioritarios ecosistémico para la tales modelos y técnicas estos objetivos. preservación, la para el desarrollo X Los grupos sociales, restauración y el uso sostenible de la región. sectores o sistemas sostenible, aplicables en productivos a los que se el contexto biofísico y orientará la validación y socioeconómico de la extensión de tales región. modelos y técnicas de conservación. Necesariamente, la aplicabilidad de este segundo grupo de objetivos depende de la necesi- dad de un proceso SIRAP, la cual aumenta cuando los niveles de ocupación-transforma- ción-fragmentación amenazan con convertir a las áreas protegidas en islas inmersas en un mar de alteración. 216 Objetivos de desarrollo regional sostenible OBJETIVO GENERAL APLICABILIDAD ESPECIFICAR 9. Contribuir a la sostenibili- Cuando existan tales X Las comunidades a las dad de los modos de vida comunidades locales en las que se pretende ben tradicionales y la calidad de inmediaciones del APN. eficiar. vida de las comunidades X Los recursos naturales locales, a través del sosteni- sobre los que se está miento de la base de bienes haciendo énfasis. y servicios ambientales y la asistencia al manejo cuan- do sea necesaria. 10. Sostener modelos Cuando exista la necesidad, X Los ecosistemas o recur- demostrativos de claramente identificada, de sos naturales para los que desarrollo sostenible y generar tales modelos y es prioritario este objetivo. promover su difusión técnicas para el desarrollo X Los grupos sociales, en la región13. sostenible de la región. sectores o sistemas pro- ductivos a los que se orientarán la validación y extensión de tales modelos y técnicas de conservación. 13 Los objetivos genéricos 8 y 10 están claramente relacionados: el primero tiene que ver con la generación y validación de modelos en el contexto de los actores SIRAP; el segundo con el montaje de demostraciones prácticas y su extensión a nivel regional. 217 11. Orientar y mediar la Siempre. X Los entes territoriales y armonización del área los instrumentos de protegida con la planeación que se están planificación y el considerando. desarrollo del territorio a escala local y regional. 12. Reforzar la seguridad y Cuando existan procesos X Los servicios ambientales la provisión de servicios económicos conectados a en los que hace énfasis el ambientales del área mercados regionales14. objetivo. protegida para el X Los asentamientos y desarrollo sostenible de sectores económicos que la región. son usuarios de tales servicios. 13. Generar ventajas Siempre. X Las ventajas a generar, el comparativas para el aspecto o sector del desarrollo sostenible de desarrollo para el que se los entes territoriales, generan esas ventajas y basadas en la riqueza las particularidades de la natural y el manejo ZA, el APN y su manejo diferenciado. que son la base para generar esas ventajas. 14 Es posible encontrar pequeñas comunidades humanas virtualmente aisladas de mercados regio- nales, pero en tal caso se aplica más bien el objetivo genérico 9. 218 14. Albergar facilidades Tales actividades hacen X Las áreas y las actividades logísticas para el parte del plan de manejo que se pretende dotar. desarrollo de del APN o de las áreas X La razón por la que tales actividades de SIRAP vecinas. equipamientos se educación ambiental, localizan mejor en la ZA ecoturismo y que en el APN recreación dentro y en (complementariedad, torno al área protegida, fragilidad, logística, etc.). de modo acorde con el plan de manejo de la misma. Como se dijo en la Sección 1.2, es posible que en algunos casos sea necesario añadir algunos objetivos. Para ello es preciso cuidar: 1) que no se repitan con los anteriores; 2) que sean del mismo nivel de planificación (y no propósitos súper-generales o metas súper-específicas que sería mejor incluir en un futuro plan de manejo); 3) que sean claros y específicos. El siguiente paso indispensable es identificar y delimitar de manera aproximada las áreas requeridas para la aplicación de los objetivos definidos, con lo cual se genera un: X Mapa de zonas de aplicabilidad de los objetivos propuestos para la ZA. Los objetivos que no sea posible georreferenciar, aunque sea del modo más amplio (sin llegar a decir “en toda el área de estudio”), deben ser revisados. 219 FASE II: DETERMINACIÓN DE LA ZA 5.4. Delimitación En esta etapa se prepara y se concierta la “Propuesta de delimitación para la zona amorti- guadora del APN”, sobre la cual se hará su “Declaratoria” en la etapa siguiente. A la pregunta: „ ¿Cuál es el área que debe ser comprendida dentro de la ZA? Es necesario responder: „ La necesaria y suficiente para el cumplimiento de la función amortiguadora. Según la definición de función amortiguadora, la ZA debe cubrir el área requerida para la ade- cuada implementación de “las estrategias, tratamientos, concertaciones y reglas dirigidos a”: 221 1. Prevenir, mitigar, corregir y compensar las perturbaciones sobre los valores de conser- vación del APN. 2. Armonizar la ocupación y transformación del territorio con los objetivos del APN. 3. Conservar los elementos biofísicos, los procesos ecológicos y los servicios ambientales que conectan el APN al mosaico de ecosistemas de la región. Claro que la ZA cumple otros objetivos (listados en la Sección 1.2) tales como la conserva- ción de elementos ecológicos dentro de la propia ZA y el fomento al desarrollo sostenible de las comunidades locales y la región. Pero estas funciones no nos sirven para delimitar la ZA, porque siguiéndolas podríamos extender los límites de la misma a través de toda la jurisdicción de las CAR vecinas. Y la idea es que la ZA sea especial por ser una zona de concurrencia entre autoridades ambientales, no convertir toda el área de una CAR en zona de gestión concertada con Parques Nacionales Naturales. 5.4.1. Criterios de delimitación Para la delimitación de la ZA no existen fórmulas aritméticas. Es una decisión de política ambiental en acuerdo entre varios actores. Los lineamientos que aquí se dan, por lo tanto, son orientaciones para la construcción de tales acuerdos y no fórmulas rígidas con respues- tas únicas y directas. Límites funcionales entre el APN, la ZA y el resto del SIRAP En el área de jurisdicción CAR deben existir otras figuras de ordenamiento ambiental, además de la ZA. Además, es necesario consolidar el SIRAP como estructura ecológica 222 regional articulando las APN, ZA y otras categorías y figuras presentes dentro y a través de las jurisdicciones CAR, lo cual no consiente reemplazar esta EEP regional con una exten- sión tal de la ZA que se dispersen los objetivos centrales de la función amortiguadora y se confundan con los del SIRAP. Entonces, dado que la ZA es una figura de ordenamiento ambiental necesariamente en contacto con otras figuras junto a las cuales arma uno o más SIRAP, es necesario preguntarse: 223 ¿Hasta dónde debe ir la ZA sobre la EEP de la región y dónde debe hacer relevo con otras figuras de ordenamiento ambiental, tales como corredores regionales, NOAT, etcétera? ZA ? ZA ? ZA ? APL APR APN APR RNSC En los casos en los cuales no existen áreas protegidas de otros niveles y categorías en la proximidad del APN en cuestión, la pregunta sigue siendo válida, pues difícilmente puede excluirse el que eventualmente se declaren. En cualquier caso, la ZA debe ser pensada en un contexto SIRAP. A continuación se resumen algunas de las cuestiones que pueden surgir al respecto y los lineamientos correspondientes. X Se identifican valores de conservación en espacios vecinos al APN, que requieren un trata- miento de conservación similar al que se da a los mismos valores dentro de ésta. „ En primer lugar, debe considerarse la posibilidad de incorporar dichos espacios al APN mediante el procedimiento correspondiente de ampliación. „ La alternativa es la declaratoria de otras áreas protegidas del nivel y categoría ade- cuados. 224 „ La ZA, como figura de ordenamiento ambiental, puede incluir tales áreas en su delimi- tación y zonificación antes o luego de que se declaren (excepto las del nivel nacional). „ En cualquier caso, la zonificación de la ZA debe corresponder a las declaratorias existentes o previstas. X Se identifican espacios vecinos que cumplen funciones claves en la circulación y sostenimiento de las poblaciones biológicas priorizadas por el APN (u otros procesos ecológicos esenciales). El caso es casi el mismo anterior. Pero se trata de elementos que fluyen, superando los límites del APN, y no de valores localizados dentro o fuera. „ La delimitación de la ZA debe tener esto en cuenta. Luego se debe tener en cuenta en la zonificación de la ZA. „ Pero la ZA no es, en sí misma, la respuesta de manejo requerida. Se precisa que tales espacios se pongan bajo un régimen de protección adecuado, dentro de la categoría y nivel de área protegida que correspondan. X Los valores de conservación se encuentran dentro de áreas protegidas vecinas cuya categoría y manejo no corresponden al tratamiento de los mismos valores dentro del APN. „ Se debe analizar si la situación es o no conveniente para la conservación de dichos valores. „ En consecuencia, se debe coordinar el manejo entre los responsables y llegar a deci- siones de recategorización de las áreas (no del APN) y/o de reorientación del manejo (del APN y las demás, según corresponda). 225 „ Los participantes pueden considerar conveniente incluir o no tales áreas dentro de la ZA como figura de ordenamiento, cuya planificación y gestión conjunta contribuyan a armonizar los respectivos manejos. X Cuestión: existen áreas protegidas de otros niveles y categorías, adyacentes o vecinas, con un régimen y un manejo convenientes. „ En la mayoría de los casos será fácil concordar sobre la conveniencia de incluirlas dentro de una figura de ordenamiento ambiental conjunto. „ La cuestión es: ¿Esto se resuelve dentro del ordenamiento y gestión coordinados del SIRAP o se requieren los atributos específicos de la ZA? „ Es más probable que la respuesta sea positiva cuando el APN y las demás áreas comparten amenazas generadas desde los mismos frentes, focos y procesos de al- teración. „ Si se opta por la ZA, los responsables deben acordar, dentro del proceso de determi- nación de la misma, los términos de zonificación y reglamentación que facilitarán una gestión coordinada más adelante. En especial, es obviamente necesario armonizar la zonifi- cación de las AP incluidas en la ZA con la zo- nificación y reglamentación de esta última. Los distintos atributos del SIRAP y la ZA que per- miten responder a la cuestión anterior se resumen en la siguiente tabla. 226 SIRAP Zona Amortiguadora Es una figura de ordenamiento ambiental de Es una figura de ordenamiento ambiental mayor jerarquía con un propósito amplio de con un propósito general de conservación y conservación. una función específica de amortiguación. Incluye áreas protegidas de distintos niveles Puede o no incluir áreas protegidas (excep- y categorías, junto con las figuras de orde- to el APN), ordenándolas dentro de una namiento ambiental (zonas amortiguadoras, estructura específicamente amortiguadora corredores regionales, NOAT) que se que cumple, además, con otras funciones superponen a las mismas para su organiza- (por ejemplo: generación, conducción) ción en forma de EEP. dentro de la estructura ecológica del SIRAP. Implica una estructura ecológica regional y Presenta una zonificación de usos y manejo, la unos acuerdos de manejo, pero no una zonifi- cual genera una reglamentación que, recogida cación ni una reglamentación de usos, los en normas CAR y municipales, puede generar cuales corresponden a cada área integrante. afectaciones y limitaciones de dominio. En síntesis: Se recomienda incluir, dentro de la ZA, el espacio vecino al APN sobre el cual se juzgue necesario extender una figura de ordenamiento ambiental con una estructura y función de amortiguación y con efectos sobre el dominio y el uso del suelo, abarcando en ella las áreas protegidas vecinas, declaradas o en prospecto, afectadas por amenazas originadas en los mismos frentes, focos y procesos de alteración. 227 A este punto, ya es posible prever que las ZA podrán presentar extensiones muy diversas, dependiendo del contexto regional de alteración y conservación. Hasta dónde debe ir la ZA dentro del gradiente de alteración El principal criterio de delimitación de la ZA es, ne- cesariamente, el adecuado cubrimiento y manejo de ÁREA PROTEGIDA los procesos de alteración que se pretende “atenuar”. tensionantes fuera - dentro El análisis al respecto puede orientarse por el mode- lo de estructura alteradora ya antes presentado. tensionantes fuera - fuera Cada porción de este modelo corresponde a una de- Frente de terminada extensión del entorno regional del APN. ocupación- transformación El diagnóstico ha permitido localizar dónde están los Gradiente de deterioro focos de alteración (sistemas de alteridad) y hasta y degradación dónde llegan sus impactos. Así mismo, se han identificado los centros regiona- les de distinta jerarquía (enclaves y centros de intercambio) que integran a los distintos focos y frentes de alteración. Esta estructura presenta tres zonas de alteración: 1) La zona afectada por la alteración facilitadora, que está entre los focos de alteración y las áreas que están siendo perturbadas por los impactos de los mismos. Es sobre estas áreas sobre las que más probablemente se expanda el proceso alterador. Tanto los impactos 228 como la expansión pueden abarcar espacios dentro del APN o elementos claves de su conexión ecológica regional. 2) La zona detrás del frente de alteración, donde la alteración residual incluye formas de deterioro y degradación que impulsan la expansión del frente. 3) Los focos mismos de la alteración, donde se asientan las personas y localizan sus edifica- ciones y sus sistemas productivos. La decisión de extender la ZA sobre una o más de estas zonas tiene implicaciones sobre el régimen de usos y manejo de áreas que corresponden a espacios de uso y habitación de las personas, incluyendo no pocos asentamientos dispersos o nucleados (rancherías, caseríos, poblados, etc.). ZA ? ZA ? ZA ? Centro regional de intercambio APN Focos de alteración Enclaves – G R A D I E N T E D E A L T E R A C I Ó N + Conviene recordar que, dependiendo del tipo de sistemas de alteridad que los generan, los focos de alteración pueden estar dispersos en las posiciones más avanzadas del frente de alteración o concentrados en enclaves extractivos o en centros de intercambio. 229 La cuestión es simple: cuanto más estrecha sea la ZA, más se concentrará su zonificación, reglamentación y manejo en la atención a la alteración facilitadora y menos podrá respon- der a la alteración residual. En primer lugar, es necesario que la ZA cubra las zonas afectadas por alteración facilitadora. Para ello se indicó el método en la Sección 5.2.5, dentro de la etapa de Diagnóstico. Es decir: Al delimitar la ZA se debe procurar abarcar la totalidad de las áreas afectadas por perturbaciones leves o severas que afectan al APN o a los elementos vecinos que soportan su conexión ecológica regional. Esto incluye las áreas afectadas por la alteración facilitadora y los focos mismos donde se asientan los sistemas de alteridad que la generan. Lo anterior no siempre será factible y depende, en todo caso, de la escala de los fenómenos y de las condiciones institucionales de cada región. Es el caso cuando el impacto sobre el área protegida se causa directamente por un proceso a gran distancia aguas arriba sobre la misma cuenca; por ejemplo: la ZA del PNN Corales del Rosario no puede abarcar toda la cuenca del río Magdalena y el canal del Dique, aunque la carga contaminante de la cuenca sea uno de los principales tensionantes del ecosistema protegido. En segundo lugar, es conveniente que la ZA cubra al menos parte de las zonas más cercanas afectadas por la alteración residual. Éstas incluyen focos de degradación y deterioro que 230 son parte inseparable de la misma estructura de alteración-expansión que la ZA intenta controlar; por ejemplo: zonas de sabanas secundarias severamente erosionadas y dedicadas a la ganadería extensiva, detrás de los frentes de colonización que se acercan al APN; en este caso es evidente la relación entre las zonas degradadas y las amenazas sobre el APN, aun si las haciendas ganaderas no están generando directamente tensionantes sobre ésta. La respuesta de la delimitación, en términos de cubrir nada, parte o la totalidad de las zonas de alteración residual, no es simple y menos cuando se trata de áreas en las cuales con frecuencia se concentran población, actividades, capitales e intereses. Al respecto, la concertación entre los participantes debe tener en cuenta el planteamiento de las siguientes preguntas: „ ¿Cuál es el efecto actual o previsible de los procesos socioeconómicos en dichas áreas sobre la dinámica de alteración-expansión hacia el APN? „ ¿Qué alternativas de ordenamiento y manejo para dichas áreas podrían contemplarse si no se incluyen en la ZA? ¿Cuál sería su efectividad y su costo social y económico, en comparación con la ZA? „ ¿Cuál es la disposición de las autoridades con jurisdicción sobre dichas áreas a manejar- las bajo la figura de ZA o bajo otras alternativas? „ ¿El marco institucional y los acuerdos de reglamentación y manejo de la ZA serían ade- cuados y suficientes como soporte de las medidas sociales, económicas y técnicas que se requieren en tales áreas? 231 En síntesis: Al delimitar la ZA es recomendable incluir las áreas detrás de los frentes de alteración vecinos, que demuestran procesos de deterioro y degradación con posibilidades de expandirse sobre el APN y los elementos vecinos que soportan su conexión ecológica regional. Ello, en tanto se considere que es posible cumplir la función amortiguadora sobre tales áreas y que no existen alternativas de manejo con el mismo efecto y socioeconómicamente más eficientes. Discusión: ¿Necesariamente adyacente? Una de las discusiones planteadas en el desarrollo de los presentes lineamientos gira en torno a la cuestión de si es estrictamente necesario que la ZA sea adyacente o, más precisa- mente, colindante con el APN: ¿Por qué no abrir la posibilidad de que se creen ZA que no estén conectadas físicamente al APN? De tal manera se podrían localizar allí donde están los focos generadores de las amenazas, sin necesidad de involucrar y afectar toda el área entre éstos y el APN. El planteamiento es teóricamente interesante. La respuesta prácti- ca dependerá de dos aspectos: 232 1) El marco normativo, el cual, en todo caso, puede ser modificado al nivel correspondien- te a cada norma. Al respecto, del análisis jurídico realizado como parte de la elaboración de los presentes lineamientos se desprende que la ZA es externa e inmediatamente adya- cente al APN para la cual se crea. Esto responde no sólo al texto de las normas específicas que definen o desarrollan las ZA, sino que se corresponde con el contexto de normas y competencias con las cuales estas figuras de ordenamiento deben armonizarse. Si las ZA pudieran crearse físicamente desprendidas del APN para la cual se crean, ¿hasta dónde podríamos alejarnos del APN para crear una ZA, adentrándonos más en la juris- dicción del municipio (vecino o no del APN), en la jurisdicción de las CAR y en otras cuencas en ordenación o por ordenar? No se puede ocultar: la conexión física al APN es también una forma de limitar hasta dónde se puede extender una figura de ordenamiento ambiental creada en función de la misma. De otra manera, se podría interpretar jurídica- mente que no hay límite a la injerencia del SPNN sobre las jurisdicciones corporativas y territoriales. 2) El planteamiento metodológico de las ZA. En la práctica, al asumir un marco conceptual y metodológico para la creación de las ZA, se desprenden consecuencias lógicas en cuanto a la cuestión de la colindancia. Así, bajo el marco conceptual de los presentes lineamientos, ni las amenazas ni la alteración son procesos puntuales. Están integrados en un sistema territorial en desarrollo, en un proceso de ocupación-transformación que genera alteraciones facilitadoras hacia las áreas 233 menos explotadas y va dejando un gradiente de alteración residual creciente hacia las áreas más explotadas. Las dos formas de alteración son parte de esta dinámica y la función amor- tiguadora no podría cumplirse efectivamente si se limitara a una parte o franja del sistema de alteración. Adicionalmente, la experiencia en muchos casos de ordenamiento es que las barreras aisla- das que no hacen parte de una estructura de ordenamiento ambiental mayor, suelen ser “saltadas” por casi todas las formas de ocupación-transformación, incluso aquellas que, como las urbanas, aparentemente dependen más de la densidad y la continuidad física de su crecimiento. ZA Focos de alteración APN – G R A D I E N T E D E A L T E R A C I Ó N + Aplicando, en cambio, la presente propuesta metodológica, toda el área entre el límite del APN y los focos de alteración quedaría incluida dentro de la ZA, bajo distintas zonas de manejo de la misma, cubriendo con un tratamiento específico cada parte de la estructura alteradora: 234 ZA ZONA DE AISLAMIENTO / ZONA DE CONTENCIÓN / POLOS / ZONA DE COMPENSACIÓN Focos de alteración APN – G R A D I E N T E D E A L T E R A C I Ó N + En cualquier caso, la discusión tendrá que evolucionar al compás del desarrollo práctico de las ZA, el cual es aún escaso. Y según progrese el enfoque técnico, habrá que ajustar el marco normativo en lo correspondiente. Finalmente: qué incluir – prioridades Necesariamente, la presente Guía Metodológica debe dar indicaciones específicas sobre qué va dentro de la ZA, sin crear camisas de fuerza que dificulten los acuerdos y la con- sideración del contexto regional de cada caso. La tabla a continuación presen- ta una lista de los principales ele- mentos que puede abarcar el área que se delimite como ZA y una calificación (propuesta) de la importancia de su inclusión. 235 Elemento a incluir en la ZA Prioridad Focos de los sistemas de alteridad vecinos que generan directamente perturbaciones sobre el APN o sobre sus elementos cercanos de conexión ecológica regional. Área entre los focos de alteración vecinos y el límite del APN. Áreas de mayor permeabilidad a la ocupación, entre los focos de alteración vecinos y el límite del APN (incluyendo las propias rutas de acceso entre ambos). Elementos vecinos al APN que soportan su conexión ecológica regional. Áreas vecinas claves para la conservación de los valores priorizados en el plan de manejo del APN. Áreas vecinas con valores de conservación significativos, no declaradas como áreas protegidas. Áreas protegidas vecinas (excepto las del SPNN). Áreas vecinas productoras de servicios ambientales estratégicos (ej: microcuencas abastecedoras). Áreas cercanas de grandes obras o proyectos de infraestructura o minería. Suelo de protección de los POT vecinos. Áreas vecinas con proyectos de conservación ambiental (preservación, restauración o aprovechamiento sostenible) de largo aliento (fuera de áreas protegidas). Áreas de deterioro o degradación detrás de los frentes de alteración vecinos (alteración residual) con tendencia a la expansión. Áreas de alteración residual sin tendencia a la expansión. Áreas vecinas bajo alta amenaza de desastres naturales (incluida o no como suelo de protección de los POT). Áreas vecinas bajo procesos de alteración no antrópica (cambios ecológicos seculares) que eventualmente pueden afectar el APN. Ej: cambios hidráulicos fluviales, deltaicos o estuarinos. Espacios entre el APN y los elementos anteriores. 236 La calificación en la tabla anterior corresponde a la escala siguiente: Indispensable Importante Conveniente Opcional Posible Hay una variable definitiva en todas estas cuestiones: qué es cerca/vecino/aledaño y qué no lo es. Necesariamente no hay una respuesta absoluta. La distancia es un aspecto más funcional que físico en los sistemas geográficos (por ejemplo: ¿Me queda lejos el trabajo a media hora de camino? ¿Y el baño a “la misma distancia”?). Sin embargo, se pueden tener en cuenta los siguientes criterios: „ La cobertura de los flujos ecológicos entre el APN y las áreas “vecinas”, en especial aquellos de mayor frecuencia e intensidad y los que involucran a los valores de conserva- ción priorizados en el plan de manejo del APN. „ La accesibilidad física para los agentes de alteridad. En otras palabras: qué es cerca y qué es lejos para las personas que producen las perturbaciones y alteraciones. „ Los factores físicos que inciden en la accesibilidad y la distancia funcional: topografía y vías, principalmente. 237 „ Los antecedentes, si se conocen, respecto a cuáles son las distancias que típicamente pueden cubrir ciertos sistemas de alteridad cuando se expanden, en un plazo determina- do. Por ejemplo: se sabe que en cierta región los fundos colonos han ampliado su exten- sión en un promedio de 80% de la extensión anterior, cada diez años. 5.4.2. Preparación de la propuesta de delimitación Las entidades participantes harán solicitud formal de lineamientos de política a la Direc- ción de Ecosistemas del MAVDT para la delimitación de la(s) Zona(s) Amortiguadora(s) 238 en proceso de determinación, de conformidad con el Artículo 12, numeral 3, del Decreto 216 de 2001. El mismo equipo técnico comisionado para la elaboración del estudio previo de la ZA pre- parará una Propuesta de Delimitación - Primera Versión, en consecuencia con los resulta- dos de dicho estudio y los presentes Lineamientos generales y las orientaciones específicas hechas por la Dirección de Ecosistemas del Ministerio. Trazado de los límites Dado que los límites físicos de la ZA se convertirán en el criterio con el que se aplicarán afectaciones, se concertará el manejo entre autoridades ambientales y territoriales y se de- cidirá la afectación o no de macroproyectos sobre el APN, es preciso que se tracen de modo que resulten: „ Precisos. „ De fácil control sobre el terreno. „ Fácil y consistentemente verificables por terceros. Las áreas que, con base en los presentes Lineamientos se decida incluir en la ZA, deberán alinderarse siguiendo las siguientes recomendaciones (resultado de la evaluación de casos de la vida real): 1. Emplear una base cartográfica oficial actualizada (del Instituto Geográfico Agustín Codazzi o aprobada por éste) y una escala acorde con la acordada para la presentación del estudio previo. 239 2. No emplear referentes (hitos) cuya toponimia no sea bien conocida por las entidades y las comunidades locales. Es preferible emplear la toponimia de la cartografía oficial, siempre y cuando ésta no genere confusiones con la toponimia de uso local (caso fre- cuente). 3. Emplear, siempre que sea posible, hitos y límites arcifinios: picos, ríos, vías carreteables, divisorias de aguas, etc. 4. Si se emplea como límite un curso de agua y no una divisoria de aguas, es necesario aclarar en la memoria técnica de la delimitación los motivos por los cuales se abarca una sola vertiente y no ambas de la cuenca en cuestión. 5. Si se emplea la margen de un cuerpo de agua como límite, es necesario aclarar las condi- ciones de tal margen: bajamar/pleamar, aguas mínimas, línea media del cauce, etc. Así mismo, tener en cuenta las posibles alteraciones hidráulicas futuras, tanto antrópicas como naturales y en qué situación (dentro o fuera de la ZA quedarán las tierras de aluvión, nuevas islas, playones y orillares). Por tanto, un curso divagante no es un buen límite, a no ser que se anote “del año tal” y preferiblemente “conforme a la aerofotogra- fía IGAC Vuelo… Número…”. 6. Toda vez que se emplee un límite que pueda sufrir variaciones (por ejemplo: corrección de un cauce, nuevo trazado de una vía, redefinición de un límite oficial) conviene anotar: “Los hitos y límites de la presente delimitación corresponden a los que aparecen a la fecha sobre la cartografía… de las entidades… y en las imágenes aéreas IGAC Vuelos… Números…”. 240 7. No emplear referentes poco permanentes. No conviene, por tanto, emplear hitos y lími- tes tales como: „ Límites de coberturas, las cuales cambian con la deforestación, la sucesión ecológica y la construcción. „ Nomenclatura urbana, que cambia con las actualizaciones. „ Predios y límites de predios, los cuales están sujetos a conflictos o indefiniciones de linderos (detectables sólo por un estudio de títulos) y cambian con la tradición de propiedad. „ Perímetros urbanos o sanitarios, límites entre clases de suelo, entre zonas de uso o manejo, los cuales son fijados por normas municipales, cambian cada tantos años con la revisión de dichas normas y no siempre están georreferenciados sobre cartografía oficial. Conviene, cuando sea posible, seguir los límites de categorías de conservación existen- tes y de la zonificación de los POT o los POMCA, cuando éstos existan y tengan alin- deramientos correctamente georreferenciados. Pero no conviene, en cambio, expresar los límites de la ZA en función de tales elementos, pues si éstos fuesen modificados posteriormente, se generaría confusión sobre la delimitación de la ZA. 8. Emplear, siempre que sea posible, referentes que sean fáciles de localizar sobre el terre- no, facilitando la apropiación social y el control por las comunidades, autoridades loca- les y ambientales. 241 Memoria técnica de la delimitación El equipo técnico comisionado para elaborar la propuesta de delimitación (que siempre que sea posible debe ser el mismo que elaboró el diagnóstico) elaborará una Memoria técnica de la propuesta de delimitación de la Zona Amortiguadora, la cual contendrá como mínimo: 1) Cómo fueron seguidos los presentes Lineamientos en el proceso previo. 2) Cómo fueron aplicados los lineamientos de política suministrados por la Dirección de Ecosistemas del MAVDT, en la elaboración de la propuesta de delimitación. 3) Una propuesta de zonificación preliminar (con las categorías de manejo presentadas más adelante) junto con una explicación general de sus posibles implicaciones en térmi- nos de reglamentación de usos y manejo, afectaciones y limitaciones al dominio. 4) Una reseña del proceso técnico de selección de las áreas a incluir y las decisiones de exclusión e inclusión tomadas en el curso del mismo. 5) Una reseña del proceso técnico de trazado de los límites y los motivos de escoger uno u otro hito o límite. 5.4.3. Concertación de la delimitación propuesta Adicionalmente al proceso de participación que debe adelantarse paralela y articulada- mente a la secuencia técnica indicada en la presente Guía, la concertación de la delimita- ción de la ZA requiere ser concluida por medio de las instancias formales que a continua- ción se describen. 242 Primera versión - Revisión con las instancias institucionales de planeación La Propuesta de delimitación (primera versión), su memoria técnica y los resultados del diagnóstico serán revisados conjuntamente entre: „ Las Subdirecciones de Planeación (o dependencias equivalentes) de las CAR participantes. „ Las oficinas de planeación municipal del área que se propone alinderar. „ Los Departamentos de Planeación Departamental (o dependencias equivalentes). „ La Subdirección Técnica de Parques Nacionales Naturales. „ La Dirección Territorial de Parques Nacionales Naturales a la que corresponde el APN. „ La jefatura de programa del APN. „ El equipo o comisión técnica autora de la versión preliminar. Los participantes de la revisión, los cuales presentarán sus observaciones formalmente y por escrito en un plazo determinado. La Dirección Territorial de Parques Nacionales Naturales ejercerá la relatoría de las reunio- nes y se encargará de recoger las observaciones recibidas y elaborar un informe sobre el modo como fueron atendidas, informe que se anexará a la Memoria técnica de delimitación. Parques Nacionales Naturales y la(s) CAR determinarán el momento en que la Segunda Versión (Primera versión ajustada) estará terminada para el siguiente paso. Segunda versión – Comisión ad hoc La comisión técnica hará la presentación de los resultados del estudio previo y la Propuesta de delimitación (segunda versión), a los representantes legales o delegados oficiales de: 243 „ La(s) CAR con jurisdicción sobre el área que se propone delimitar. „ La Dirección de Ecosistemas del MAVDT. „ La Subdirección Técnica de Parques Nacionales Naturales. „ La Dirección Territorial de Parques Nacionales Naturales a la que corresponde el APN. „ La jefatura de programa del APN. Las tres instancias institucionales representadas en esta comisión ad hoc (las CAR, Parques Nacionales Naturales y el MAVDT) presentarán sus observaciones formalmente y por escrito en un plazo determinado. La Dirección Territorial de Parques Nacionales Naturales ejercerá la relatoría de la reunión y se encargará de recoger las observaciones recibidas y elaborar un informe sobre el modo como fueron atendidas, informe que se anexará a la Memoria técnica de delimitación. Parques Nacionales Naturales y la(s) CAR determinarán el momento en que la Tercera Versión (segunda versión ajustada) estará terminada para el siguiente paso. Tercera versión – Audiencia pública Concertada la incorporación de las observaciones de la comisión ad hoc y surtida la res- puesta oficial a las mismas, se hará la presentación de la Propuesta de delimitación (tercera versión), en audiencia pública, para la sociedad civil habitante del área que se propone deli- mitar o cuya actividad se desarrolla en la misma. „ Comunidades locales. „ Comunidades étnicas. 244 „ Sectores y gremios productivos. „ Organizaciones No Gubernamentales con acciones de conservación en el área. „ Todos aquellos que se consideren interesados o afectados en el proceso de determina- ción de Zonas Amortiguadoras y que se hayan inscrito previamente para participar, ante las alcaldías o la(s) CAR. 245 La audiencia pública se convocará conjuntamente por Parques Nacionales Naturales y la(s) CAR. Cuando sea necesario para garantizar el acceso de las comunidades locales, se efec- tuarán sesiones en distintos municipios. Además de las ponencias radicadas con antelación a la audiencia, en cada sesión se determi- nará un plazo para que los participantes alleguen sus observaciones formalmente y por escrito. Consulta previa Adicionalmente, se hará una presentación a cada una de las comunidades étnicas presentes en el área que se pretende delimitar como ZA, dentro del proceso de Consulta Previa con las comunidades indígenas y negras de que trata la Ley 70 de 1993. Para el caso de las comunidades indígenas, debe darse curso a la consulta previa bien a través de la Mesa Permanente de Concertación con los Pueblos y Organizaciones Indíge- nas creada por el Decreto 1397 de 1996 (en caso de que la misma se implemente) o directa- mente a través de un proceso concertado con las propias comunidades indígenas. La Dirección Territorial de Parques Nacionales Na- turales ejercerá la relatoría de las reuniones a que haya lugar y se encargará de recoger las observa- ciones recibidas y elaborar un informe sobre el modo como fueron atendidas, informe que se anexará a la Memoria técnica de delimitación. 246 5.5. Declaratoria Parques Nacionales Naturales y la(s) CAR determinarán el momento en que la Versión Definitiva (tercera versión ajustada) estará terminada para la siguiente etapa. Con base en esta propuesta de delimitación y en los presentes Lineamientos, las CAR o autoridades ambientales urbanas competentes en las respectivas zonas amortiguadoras, adoptarán mediante acto administrativo la determinación de la zona amortiguadora, inclu- yendo su delimitación y la definición de los objetivos que la misma debe cumplir frente al área del Sistema que corresponda. Es necesario precisar que cada CAR y autoridad ambiental urbana debe expedir un acto administrativo de determinación de la zona amortiguadora en el área de su jurisdicción, pero todos esos actos deben ajustarse a la propuesta concertada como arriba se expuso. Para asegurar que los actos se corresponden en forma y contenido, es recomendable que se circulen los textos proyectados entre los miembros de la comisión ad hoc, y se tengan en cuenta los comentarios antes de la respectiva expedición. Los actos administrativos de cada autoridad ambiental mediante los cuales se determina la zona amortiguadora respectiva, deben publicarse en la gaceta de la correspondiente entidad o en el Diario Oficial, por ser actos de carácter general. De igual manera, deben inscribirse en el registro de instrumentos públicos de los municipios sobre los cuales se determine la ZA, con el fin de garantizar su oponibilidad frente a terceros. De igual forma, estos actos administrativos deben mencionar expresamente el carácter de determinante ambiental que esta declaratoria tiene sobre los Planes de Ordenamiento Te- 247 rritorial de los municipios en los cuales se ubique la ZA determinada, de conformidad con lo establecido en el artículo 10º numeral 1º de la Ley 388 de 1997. Las autoridades ambientales deben remitir a las demás con jurisdicción en la ZA respectiva, los actos administrativos expedidos, así como a Parques Nacionales Naturales y a los muni- cipios en cuya jurisdicción se determina la ZA. Copia del acto administrativo será publicada en cartelera en las alcaldías e inspecciones de policía de los municipios incluidos en la ZA en jurisdicción de la respectiva CAR. Conviene, además, remitir copias a los Ministerios de Minas y Energía, de Transporte, de Agricultura, de Relaciones Exteriores (en el caso de ZA ubicadas en zonas de frontera), del Interior y de Justicia y de Defensa. En el Anexo 2 se presenta un modelo de la resolución mediante la cual una CAR declararía una ZA. 248 FASE III: REGLAMENTACIÓN DE LA ZONA AMORTIGUADORA 5.6. Zonificación La zonificación comprende la subdivisión del área delimitada y declarada como ZA en zo- nas internas, a las cuales se atribuyen: „ Un tratamiento de conservación con unas actividades prioritarias de manejo. „ Un régimen de usos o actividades permitidos. La etapa de zonificación, dentro del proceso de determinación y reglamentación de una ZA, comprende dos pasos: 1) Preparación de una propuesta técnica de zonificación. 2) Concertación de la propuesta de zonificación. 249 En una etapa posterior (5.7. Reglamentación), se procederá a incorporar esta zonificación en los POT, con lo cual se hará jurídicamente efectiva. El método de zonificación aquí propuesto para el ordenamiento interno de las ZA, se basa en la definición de función amortiguadora establecida al inicio de la Guía Metodológica. La zonificación interna de la ZA es la expresión espacial correspondiente a dicha definición. 5.6.1. Criterios de zonificación Por su carácter de figura de ordenamiento ambiental, al definir la zonificación interna de manejo de una ZA es preciso tener en cuenta los siguientes criterios: X La ZA no es un área protegida. En su interior pueden encontrarse áreas protegidas del nivel regional, departamental o municipal, con su propia zonificación. Por tanto, la zo- nificación de la ZA es de carácter general: debe ser fácilmente homologable a las zonas de las áreas protegidas que eventualmente se superponen con ella y al mismo tiempo servir de lineamiento amplio para la zonificación de las mismas. X En el mismo sentido, el régimen de usos debe ser de carácter general: fácilmente homologa- ble con la clasificación del suelo y la zonificación de usos de los POT, facilitando la armoni- zación con los mismos y evitando vaciar la competencia de las CAR para establecer determi- nantes ambientales y de los concejos municipales para reglamentar los usos del suelo. X La ZA requiere reconocimiento dentro de la clasificación del suelo y reglamentación de usos de los POT. A diferencia del APN que es zonificada por la autoridad ambiental 250 competente, dentro de la ZA prima la potestad regulatoria del uso del suelo de los Con- cejos Municipales. X Las zonas dentro de la ZA conectan o aíslan procesos dentro del APN con procesos fuera. Por tanto, deben corresponder funcional y espacialmente a las zonas de manejo vecinas dentro del APN y a la distribución espacial de los procesos ecológicos esenciales y los frentes de alteración fuera de ella. X En la ZA, los procesos de desarrollo sostenible y de restauración son estrategias princi- pales del manejo. Por ende, no se trata de una zona sin alteraciones, sino una zona de conservación a través de la alteración controlada y dirigida. En consecuencia, la zonifica- ción debe ser elástica y dinámica so pena de desactualizarse en el corto plazo y convertir- se en un conflicto en lugar de un instrumento de conservación y desarrollo sostenible. X La ZA sirve de interfase entre espacios de baja transformación (el APN) y frentes de alteración dinámica y compleja. Por tanto, su zonificación debe ser elástica y dinámica de modo que pueda responder a los eventuales cambios en los procesos de transforma- ción territorial del entorno regional. X La ZA es un paisaje con uso y habitación. Su efectividad depende, pues, más que de las restricciones, de una zonificación que maximice sus funciones básicas: aislamiento se- lectivo, mitigación de impactos y conexión ecológica. En este punto es necesario hacer un par de anotaciones: 251 „ Cuando se habla de una zonificación elástica, se quiere decir que la definición de usos y manejo para cada zona de manejo debe ser lo bastante precisa como para que responda a la definición y propósito de la misma (según se plantean en los presentes lineamientos), pero lo bastante amplia como para que sea posible desarrollar, crear y revisar constante- mente las estrategias, métodos y prácticas aplicados al logro de los propósitos de la zona de manejo y los objetivos de la ZA. „ Cuando se habla de una zonificación dinámica, se quiere decir que, eventualmente, la elasti- cidad que se explicó arriba no será suficiente para responder a los cambios propios de las dinámicas ecológicas y territoriales, haciéndose necesaria una actualización de la zonifica- ción. Hay que tener en cuenta que, dado que la zonificación se traduce en normas de uso de carácter municipal, la actualización de la zonificación puede hacerse con una periodicidad acorde con la de las revisiones del POT en cada uno de los municipios incluidos en la ZA15. 5.6.2. Zonas de manejo de la ZA Las zonas definidas dentro de la ZA determinan un ordenamiento ambiental a su interior y unas formas específicas de manejo de los ecosistemas comprendidos. Estas zonas no determinan un régimen de usos específico, aunque tienen implicaciones sobre el uso y, eventualmente, sobre el dominio. Por tanto, la zonificación de la ZA debe 15 Tal periodicidad depende de un marco normativo complejo. Pero, en líneas generales, las revisio- nes ordinarias se hacen con cada cambio de administración municipal. Sin embargo, son también posibles las extraordinarias, con las justificaciones previstas en la norma. 252 ser concertada entre los participantes y sus resultados deben traducirse en determinantes ambientales de la CAR correspondiente. En consecuencia, dentro de la concertación de la zonificación de la ZA entre Parques Na- cionales Naturales, las CAR y los municipios, se requerirán dos etapas: „ La concertación de la zonificación. „ La concertación de la traducción de la misma a un régimen específico de usos, afectacio- nes y limitaciones, por medio del cual la zonificación se incorporará efectivamente a los POT. A continuación se definen las zonas de manejo a delimitar al interior de una ZA. Esta es una zonificación básica, lo cual quiere decir que es factible no usarlas todas o añadir otras. En ambos casos, la modificación a la zonificación básica debe ser explícitamente sustentada. En cada uno de los siguientes apartados se describe una zona de manejo según: „ Definición „ Características de las áreas que incluye. „ Lógica del manejo, es decir, a qué fenómenos responde, cómo y por qué. „ Objetivos básicos (pueden quitarse o añadirse otros, justificando en cada caso) que de- sarrollan y espacializan los objetivos generales definidos para la ZA. „ Acciones principales de manejo. „ Relación con las otras zonas. „ Orientaciones para la revisión y ajuste. 253 Las zonas de manejo empleadas en el ordenamiento interno de la ZA, como soporte físico de su reglamentación y gestión son: X Zona polo de desarrollo sostenible. X Zona de compensación. X Zona de mitigación y contención. X Zona de aislamiento. X Zona de protección. Probablemente haya quien eche de menos otras zonas con nombres que sugerirían una cierta multiplicidad de propósitos. En cambio, el sistema de zonificación aquí planteado es más bien escueto y esto con una intención explícita: La zonificación de manejo de la ZA atiende a un propósito específico: servir como estructura de soporte a la función amortiguadora. La ZA no se zonifica como otras figuras de ordenamiento o como alguna de las categorías de áreas protegidas, porque es una pieza distinta dentro del ordenamiento ambiental del territorio y tiene una función específica que requiere una estructura especializada. Lo anterior no significa que las ZA no admitan una multiplicidad de propósitos. Todo lo contrario: son áreas, por definición, para crear, experimentar, proponer, validar todas las 254 buenas ideas que hay y que se formularán en el futuro sobre cómo armonizar el desarrollo y la conservación en la pletórica diversidad de condiciones socioeconómicas y biofísicas de Colombia. Lo que sí significa es que, con todo, la función es amortiguadora. La estructura amortiguadora que se pretende construir al zonificar de esta manera, respon- de al modelo presentado antes de la “estructura alteradora” y puede sintetizarse como se ilustra en la siguiente figura: ESTRUCTURA ESTRUCTURA ALTERADORA AMORTIGUADORA ÁREA PROTEGIDA ZONA DE PROTECCIÓN tensionantes fuera - dentro tensionantes fuera - fuera Zona de aislamiento Frente de ocupación- transformación Polo de desarrollo sostenible Gradiente de deterioro y degradación Zona de compensación 255 En un extremo se encuentran las zonas de protección. Entre otros elementos, una zona de protección puede contener: un núcleo biológico vecino al APN, un corredor biológico a preservar o restaurar o un área a la que no se quiere que se expandan los sistemas de alteri- dad pues encontrarían condiciones para consolidarse y crecer en una dirección inconve- niente (áreas de alta permeabilidad a la ocupación). En muchos casos, tras la zona de contención y la de aislamiento, en lugar de una zona de protección de la ZA, estará la propia APN. En el otro extremo se encuentran los polos de desarrollo. Pueden ser áreas donde ya se en- cuentra concentrada la ocupación-transformación, en cuyo caso procede trabajar por su ade- cuado ordenamiento interno, la adecuación de sus prácticas a criterios de sostenibilidad. Pero puede tratarse de áreas con poca ocupación previa, que se seleccionan para promover la con- centración de los actores y procesos de ocupación-transformación, desviando hacia ellas la presión demográfica y económica. En ambos casos se trata de áreas en las cuales se puede intervenir con pequeñas prácticas y estructuras de preservación y restauración, pero donde el grueso de la gestión está en el desarrollo y fomento de sistemas productivos sostenibles y la racionalización del microordenamiento en función de la sostenibilidad del uso y la ocupación. Entre las zonas de protección y los polos de desarrollo colocamos dos estructuras amorti- guadoras, una activa y otra pasiva: las zonas de contención y las zonas de aislamiento. Las zonas de contención y mitigación son estructuras de amortiguación activa que se dispo- nen alrededor de los polos de desarrollo, en la dirección en la cual se pretende evitar el avance de los procesos de ocupación-transformación. Se trata de espacios y manejos estre- 256 chamente asociados a los polos de desarrollo y a los sistemas de alteridad allí presentes, en los que se actúa constantemente controlando y contrarrestando los tensionantes y las alte- raciones que pueden afectar las zonas de aislamiento o de protección, o facilitar la expan- sión de la ocupación-transformación en tal dirección. Las zonas de aislamiento, por su parte, son estructuras de amortiguación pasiva en las cuales el trabajo se concentra en crear o reforzar aquellas condiciones que reducen la permeabili- dad a los tensionantes y a la ocupación-transformación, en especial, la accesibilidad física y social. En otras palabras, son zonas donde se reducen la circulación y la ocupación y se refuerzan la inaccesibilidad y la exclusión. Finalmente, y como complemento indispensable, las zonas de compensación están dedica- das a corregir la estela de deterioro y degradación producida por el avance de los frentes de ocupación-transformación y que, como es bien sabido, actúan como efecto y causa de dicha expansión. Ello con el fin de restar impulso a la dinámica circular de expansión-degradación. Dado que las zonas de manejo conforman la estructura amortiguadora que instrumenta los objetivos de la ZA, los objetivos de manejo de cada una de dichas zonas deben responder a específicamente a determinados objetivos genéricos de la ZA. El siguiente cuadro resume la relación de las categorías de zonificación de manejo de la ZA con los objetivos genéricos de la misma (definidos en la Sección 1.2). Los cuadros marca- dos con “G” indican que la zona de manejo en cuestión cumple de modo general con el objetivo, como criterio de manejo. Los cuadros indicados con “E” indican que la zona de manejo cumple una función específica en relación con el objetivo en cuestión. 257 ZONAS DE MANEJO OBJETIVOS GENÉRICOS Polo de Zona de Zona de mitigación Zona de Zona de DE LA ZONA AMORTIGUADORA desarrollo compensación y contención aislamiento protección sostenible OBJETIVOS DE AMORTIGUACIÓN Extender la protección sobre procesos G G G E E ecológicos, poblaciones biológicas y otros valores de conservación señalados en el Plan de Manejo del APN. Mitigar los impactos de los tensionantes E E E E G externos hacia el interior del área protegida. Prevenir la expansión de procesos de E E E E G alteración hacia el interior del área protegida. OBJETIVOS EN LA CONSOLIDACIÓN DEL SIRAP Promover la preservación, restauración y uso E E E E E sostenible de la biodiversidad en el entorno del APN. Proteger y aumentar la conectividad ecológica G G G G E local y regional y contribuir al ordenamiento ambiental de la región, en el contexto SIRAP. Promover la participación de las comunidades E E E G G locales vecinas y los agentes económicos en la conservación y, en especial, la apropiación del área protegida, sus objetivos de manejo y sus beneficios socioeconómicos. Orientar la articulación entre las iniciativas de G G G G G conservación locales y regionales y el Plan de Manejo del APN. Investigar y experimentar modelos y técnicas E E E G E de manejo ecosistémico con fines de preservación, restauración y uso sostenible, aplicables en el contexto biofísico y socioeconómico de la región. 258 ZONAS DE MANEJO OBJETIVOS GENÉRICOS Polo de Zona de Zona de mitigación Zona de Zona de DE LA ZONA AMORTIGUADORA desarrollo compensación y contención aislamiento protección sostenible OBJETIVOS DE DESARROLLO REGIONAL SOSTENIBLE Contribuir a la sostenibilidad de los modos E E E G E de vida tradicionales y la calidad de vida de las comunidades locales, a través del sostenimiento de la base de bienes y servicios ambientales y la asistencia al manejo cuando sea necesaria. Sostener modelos demostrativos de E E G G G desarrollo sostenible y promover su difusión en la región. Orientar y mediar la armonización del área G G G G G protegida con la planificación y el desarrollo del territorio a escala local y regional. Reforzar la seguridad y la provisión de G G G G E servicios ambientales del área protegida para el desarrollo sostenible de la región. Generar ventajas comparativas para el E E G G E desarrollo sostenible de los entes territoriales, basadas en la riqueza natural y el manejo diferenciado. Albergar facilidades logísticas para el E G G G G desarrollo de actividades de educación ambiental, ecoturismo y recreación dentro y en torno al área protegida, de modo acorde con el Plan de Manejo de la misma. 259 Polo de desarrollo sostenible X Definición Son las zonas constituidas sobre los focos mismos de los frentes de alteración para corregir las prácticas de manejo y microordenamiento que generan la presión de alteración y expan- sión y orientar el desarrollo de estos asentamientos y sistemas productivos dentro de pará- metros de sostenibilidad ambiental, económica y social. X Características de las áreas que incluye A la hora de delimitar los polos de desarrollo, es preciso tener en cuenta, dentro de la estructura alteradora de la ZA, la localización de los frentes y focos de alteración. Y dentro de 260 los focos de alteración, conviene identificar la localización de los asentamientos, que es lo que se pretende abarcar dentro de la presente zona, y de las periferias de uso y de impacto, las cuales, en principio deben zonificarse aparte; conceptos expuestos en la Sección 4.4 y que se han venido empleando con frecuencia a lo largo de la Guía Metodológica. En consecuencia, los polos de desarrollo sostenible incluyen los espacios donde se asientan los sistemas de alteridad que generan directamente presión de ocupación, uso o transfor- mación sobre el APN o sobre los elementos vecinos que soportan su conexión ecológica regional. Ello comprende: „ Áreas ocupadas por las estructuras de habitación y producción de dichos sistemas de alteridad. „ Áreas ocupadas por equipamientos de carácter local aledaños y al servicio de tales siste- mas de alteridad (por ejemplo: escuelas, centros de salud, etc.) o previstas para los mis- mos. X Lógica del manejo Cogestionar con los agentes de alteridad la reconversión de sus prácticas (por ejemplo: localización, construcción, producción, etc.) a través de un proceso de diálogo de saberes, generación o adaptación tecnológica y socialización del cambio. Se espera con ello reducir la generación de presiones de alteración sobre los ecosistemas vecinos y contribuir a la calidad de vida de las comunidades locales y la sostenibilidad de su desarrollo, vinculando ambos factores a la apropiación social de los objetivos de conservación y, en particular, los del APN. 261 Los asentamientos incluidos en estas zonas se clasifican para fines de manejo así: „ Frentes de alteración sin poblamiento nucleado: en estos el manejo se concentra en la con- tención de la expansión y la consecuente adecuación de las prácticas de microordenamiento y manejo de los sistemas de alteridad. Se trata de localizaciones tales como fincas y fundos. „ Enclaves extractivos: corresponden a los pequeños centros de poblamiento nucleado (aldeas, caseríos, rancherías y similares) que representan las aglomeraciones menores más cercanas a los frentes de alteración. „ Centros de intercambio: corresponden a los centros poblados cercanos a los frentes de alteración, que presentan una estructura urbana incipiente, una actividad comercial y de servicios de carácter local y una población en general menor a los 30.000 habitantes. Para el manejo de los enclaves y centros de intercambio, es preciso diferenciar: „ Enclaves y centros a contener: aquellos que integran e impulsan frentes de alteración en direcciones inconvenientes para el ordenamiento interno y los objetivos de la ZA y el APN. „ Enclaves y centros a fomentar: aquellos que pueden contribuir a concentrar la población y las actividades económicas en localizaciones y formas convenientes para el ordena- miento interno y los fines de la ZA. Estos polos de desarrollo sostenible deben funcionar como atracto- res (Sección 2.4.3). La diferencia es crítica pues es muy fácil confundir intervenciones en pro de la sostenibilidad del desa- 262 rrollo local (que involucra necesariamente el bienestar de las comunidades) con el fo- mento a la expansión. Es el caso, principalmente, de las inversiones que fortalecen equipamientos, infraestructura y movilidad. Claro que pueden justificarse en aras del bienestar. Por supuesto, responden a las expectativas y reivindicaciones más frecuentes de las comunidades locales. Pero si se aplican sin discriminar escalas y localizaciones, dentro de una ZA, se estaría fomentando seguramente la conversión de una franja de ocupación-transformación en otra, la conver- sión de una zona de accesibilidad en otra y asegurando el rodamiento expansivo de las franjas de alteración regional en dirección al APN. Es preciso estar dispuestos a restringir las posibilidades de desarrollo local en las localizaciones y direcciones inconvenientes y concentrarlas en las adecuadas. De otra manera, es mejor no empezar siquiera a determinar ZA, pues se convertirían, en la práctica, en sólo una forma más de llamar a la repetida acción estatal que sigue los procesos espontáneos de ocupación- transformación, validándolos, dotándolos, subsidiándolos y jamás orientándolos racionalmente. Tampoco es posible engañarse suponiendo que se puede subsidiar el desarrollo de un centro local y confiar la contención a las zonas de mitigación y aislamiento vecinas. Esto sólo puede funcionar muy limitada y precariamente. Eventualmente el subsidio 263 permitirá que las franjas de alteración se expandan, aun saltando las barreras generadas en otras zonas. Tampoco se trata de negar el cumplimiento de las funciones básicas del Estado, sino de cumplirlas ordenadamente en el territorio, pues el ordenamiento mismo y la conservación también son obligaciones constitucionales del Estado colombiano y al respecto hay sufi- ciente jurisprudencia. La lógica es simple: las inversiones que no ordenan el territorio, lo desordenan. X Funciones específicas En relación con los objetivos genéricos de las ZA, esta zona de manejo cumple las siguien- tes funciones específicas: „ Transformar las prácticas de alteridad en los focos de alteración, mitigando los tensio- nantes generados desde los mismos sobre el APN y los elementos vecinos de conexión ecológica regional. „ Prevenir la expansión de los procesos de alteración hacia las zonas de aislamiento o protección o al APN misma. „ Promover la preservación, restauración y uso sostenible de la biodiversidad dentro de los sistemas productivos. „ Vincular a las comunidades locales a través de sus sistemas productivos a la conservación del APN y la ZA y promover la apropiación local de los beneficios socioeconómicos derivados de la misma. 264 „ Investigar y experimentar modelos y técnicas de manejo ecosistémico con fines de pro- ducción sostenible, aplicables en el contexto biofísico y socioeconómico de la región. „ Mantener la base de bienes y servicios ambientales de los sistemas productivos gestiona- dos conjuntamente con la comunidad y de los modos de vida tradicionales. „ Brindar la asistencia técnica necesaria para la asegurar la sostenibilidad de la producción y la calidad de vida de las comunidades locales. „ Implementar modelos demostrativos de desarrollo sostenible y promover su difusión en la región. „ Generar un posicionamiento y una identidad diferenciadas de estas zonas, basados en mo- delos alternativos de desarrollo, como ventaja competitiva dentro de la economía regional. „ Albergar facilidades logísticas para el desarrollo de actividades de educación ambiental, ecoturismo y recreación, dentro y en torno al APN, de modo acorde con el plan de manejo de la misma. Como puede verse en la tabla antes presentada y en esta lista de funciones, esta zona es la más activa en el manejo de la ZA. X Acciones principales de manejo En general, el manejo de esta zona corresponde a todas aquellas formas de apoyo al desa- rrollo y la organización local que contribuyan a erradicar la pobreza, asociar el desarrollo local y la conservación y frenar la dinámica de expansión en dirección al APN y las zonas de aislamiento y protección de la ZA. 265 En particular, las acciones prioritarias corresponden a líneas de gestión ya bastante difundi- das en el trabajo conjunto de Parques Nacionales Naturales y las CAR, tales como: „ Desarrollo y extensión de Sistemas Agropecuarios Sostenibles para la Conservación. „ Sustitución de madera y proteína de origen silvestre por madera cultivada y cría. „ Ordenamiento forestal y microordenamiento ambiental a escala de veredas, microcuen- cas, poblados y predios. „ Prácticas de preservación y restauración ajustadas al microordenamiento local. „ Rescate y desarrollo de prácticas tradicionales de aprovechamiento sostenible de la bio- diversidad. „ Promoción de la vinculación local a las redes de mercados verdes. „ Gestión de mercadeo preferencial para productos tradicionales o alternativos. „ Promoción, dotación y desarrollo del ecoturismo como alternativa económica ligada a la conservación. „ Promoción de sistemas de saneamiento básico acordes con las condiciones culturales y socioeconómicas locales y el patrón de asentamiento. „ Ordenamiento y mejoramiento de la vivienda. „ Mejoramiento de los equipamientos a una escala y con una localización convenientes a la orientación y contención de la expansión. Adicionalmente, es esta la única zona recomendable dentro de la ZA, además de la de com- pensación, para la relocalización de la población saliente del APN en procesos de sanea- miento predial de la misma. 266 X Estructura ecológica interna y relación con las otras zonas Los polos de desarrollo deben organizarse en el ordenamiento interno de la ZA conforme al modelo de estructura amortiguadora, así: „ Rodeados por zonas de mitigación y contención, al menos en las direcciones prioritarias. „ En contacto directo con zonas de aislamiento allí donde no sea posi- ble interponer una zona de mitigación. En tal caso, el ordenamiento interno del polo de desarrollo sostenible debe proveer estructuras y estrategias de mitigación en tal dirección. „ Aislados, en especial, de las zonas de mayor permeabilidad a la ocu- pación (Análisis territorial, Sección 5.2.5) que podrían jalar vectores de ocupación-transformación en la dirección polo-zonas de protec- ción o polo-APN. „ Siempre separados de zonas de protección, aunque sea por una zona de aislamiento estrecha pero funcional. „ Casi siempre asociados espacial y funcionalmente a las zonas de com- pensación, las cuales complementan el manejo corrigiendo la altera- ción residual que pueda generar el polo a pesar de su manejo. La estructura ecológica interna, en sus rasgos básicos, se esquemati- za así: 267 habitación / infraestructura matriz de producción sostenible recuperación áreas degradadas restauración / mitigación preservación El diagrama señala algunos rasgos básicos: „ El predominio de una matriz manejada dedicada a la producción (por ejemplo: agrofo- restal o agropecuaria sostenible) „ Los espacios de habitación e infraestructura más pequeños y dispersos, o mayores y concentrados. „ La presencia de pequeños núcleos biológicos a preservar (primarios o secundarios). „ Una red de corredores biológicos menores (o estriberones) de la escala correspondiente a un ordenamiento ambiental predial. Con una estructura interna balanceada, los polos de desarrollo pueden encajar como piezas de una estructura ecológica mayor, la de la zona amortiguadora. Por ejemplo: 268 X Orientaciones para la revisión y ajuste La revisión y ajuste de la delimitación de los polos de desarrollo sostenible al interior de la ZA debe tener en cuenta: „ La expansión y aparición de focos y frentes de alteración. „ Las necesidades de equipamientos e infraestructura compatibles con la prevención de la expansión inconveniente. „ Los cambios técnicos, sociales, culturales y económicos de los sistemas productivos. 269 „ La dinámica sucesional dentro de la ZA. „ Los ajustes en la planificación del APN y el SIRAP. „ El avance en la información disponible que permita afinar o actualizar el análisis territo- rial y el análisis del mosaico ecológico. Zona de compensación X Definición Es la zona de manejo establecida para concentrar el grueso de la compensación de los pro- cesos de alteración ocurridos dentro de la ZA y para corregir o mitigar los procesos de degradación y las anomalías socioeconómicas que causan la insosteniblidad de su ocupa- ción y uso e impulsan la alteración de nuevas áreas. X Características de las áreas que incluye Esta zona de manejo apunta a la “retaguardia” de los procesos de alteración, es decir, a aquellas áreas que los frentes de ocupación-transformación van dejando atrás y cuyas ca- racterísticas corresponden, en general, a una o más de las siguientes condiciones: „ Áreas degradadas o profundamente deterioradas. „ Ocupación bajo formas de aprovechamiento residual y/o extensivo. „ Áreas ocupadas por formas de producción extensiva y degradativa. „ Paisajes homogeneizados por alteración antrópica, con una baja diversidad de formas (parches, corredores, etc.) y coberturas. „ Mosaicos de regeneración dominados por una sucesión alterada, con formas detenidas y/o desviadas y/o incipientes. 270 „ Procesos significativos de secundarización: paramización, sabanización, potrerización, equilibrios arbustivos o forestales secundarios, etc. „ Áreas de producción campesina fuertemente empobrecidas. „ Áreas alrededor de centros de intercambio o de control abarcados por la ZA. „ Zonas cercanas a población nucleada bajo amenaza alta de inundaciones o desliza- mientos. 271 X Lógica del manejo La pérdida de productividad, recursos naturales y servicios ambien- tales, junto con la expansión de estructuras socioeconómicas acapa- radoras son procesos que se concentran especialmente en estas áreas y se convierten en un motor importante del avance de los frentes de alteración, además de constituir en sí mismos un modelo de desarrollo ambiental y socioeconómicamente insostenible. En consecuencia, la función amortiguadora (definida al inicio de esta sección) exige que dicha dinámica sea neutralizada o, cuando menos, mitigada. Es preciso tener en cuenta que muchas de estas áreas no se encuentran en tal nivel de alteración debido solamente al paso o presencia de sistemas de producción en sí mismo inadecuados. Es muy frecuente que estas áreas correspondan, además, a las zonas de mayor fragilidad biofísica por factores climáticos y/o edáficos, y que esto haya contribuido defini- tivamente a la pérdida severa de su capacidad de carga. Por ende, el manejo de estas zonas debe tener en cuenta no sólo la precariedad de la condi- ción ecológica actual, sino una muy probable fragilidad intrínseca. También hay que tener en cuenta que se trata de zonas que expulsan fácilmente población debido a la pérdida de servicios ambientales y recursos naturales claves, como el suelo, el agua y el bosque, los cuales es preciso recuperar como prioridad del manejo. En ello se debe prestar atención adicional a recursos naturales con un especial valor simbólico dentro de la cultura de alteridad local, lo cual puede ir desde tener cerca la leña y el agua, hasta la presen- cia de una determinada especie de valor ritual. 272 X Funciones específicas En relación con los objetivos genéricos de las ZA, las zonas de compensación cumplen las siguientes funciones específicas: „ Mitigar y corregir los procesos de deterioro y degradación, recuperando la productivi- dad y la calidad ambiental de las áreas afectadas por formas de aprovechamiento no sostenible. „ Promover la reorganización de las formas de tenencia y producción, incrementando la rentabilidad, la equidad y la sostenibilidad de las mismas, previniendo la exclusión y desplazamiento de población hacia los frentes de alteración. „ Promover modelos de producción asociada a la recuperación ambiental. „ Incrementar la permeabilidad ecológica de estas áreas, corrigiendo o mitigando su efec- to de brecha dentro del mosaico ecológico regional. „ Vincular activamente a los agentes de alteridad presentes en esta zona a la recuperación de la misma y a la gestión de la ZA y el APN. „ Recuperar la productividad y mejorar la calidad de vida de las comunidades campesi- nas y étnicas afectadas por la degradación ambiental y la pérdida de recursos naturales claves. „ Desarrollar y validar modelos demostrativos de recuperación de zonas degradadas apli- cables a otras situaciones similares en la región. „ Corregir el marginamiento socioeconómico de las áreas degradadas incorporándolas al desarrollo económico regional mediante formas de producción y alternativas económi- 273 cas que se ajusten a sus particulares condiciones biofísicas y socioeconómicas y que les permitan ser competitivas. „ Crear las condiciones biofísicas y socioeconómicas para atraer hacia estas áreas parte de la presión de ocupación-transformación que opera en los frentes de alteración cer- canos. X Acciones principales de manejo El manejo de estas áreas cuenta con importantes antecedentes en varias CAR, gober- naciones y no pocos municipios. Entre las más importantes se pueden resaltar las siguientes: „ Restauración de microcuencas y nacederos. „ Control fitomecánico de focos de erosión. „ Pequeñas obras de regulación hidráulica y de control de erosión. „ Recuperación agropecuaria mediante modelos agroforestales. „ Silvicultura comunitaria productora y protectora-productora. „ Extensión de prácticas y sistemas agropecuarios sostenibles (SAS, labranza mínima, agri- cultura biológica, etc.). „ Microordenamiento ambiental a escala de veredas, microcuencas, poblados y predios. „ Prácticas de preservación y restauración ajustadas al microordenamiento local. „ Reestructuración de la propiedad rural. Más que los polos de desarrollo, las zonas de compensación son las recomendadas para acoger población saliente del APN en procesos de saneamiento y relocalización. 274 X Estructura ecológica interna y relación con las otras zonas En general, las zonas de compensación están física y funcionalmente asociadas a los polos de desarrollo sostenible. Sin embargo, pueden estar aún más lejos hacia la retaguardia de los frentes de alteración, en áreas rurales consolidadas o marginadas por la alteración residual o en áreas ocupadas por asentamientos mayores y sus periferias. La estructura ecológica interna de las zonas de compensación, en sus rasgos básicos, se esquematiza así: habitación / infraestructura matriz de producción sostenible recuperación áreas degradadas restauración / mitigación preservación El diagrama señala algunos rasgos básicos: „ El mosaico de espacios productivos, correspondientes a matrices agropecuarias con dis- tintos niveles de capacidad de carga y su correspondiente manejo de sustentación o recuperación. „ Los espacios de habitación e infraestructura más pequeños y dispersos, o mayores y concentrados. 275 „ La escasa o nula presencia de pequeños elementos a preservar, los cuales sin embargo se debe procurar detectar para apoyar el microordenamiento en ellos. „ Una red de corredores biológicos menores (o estriberones) a restaurar, de la escala co- rrespondiente a un ordenamiento ambiental predial. Con una estructura interna balanceada, las zonas de compensación pueden encajar como piezas de una estructura ecológica mayor, la de la ZA. Por ejemplo: 276 X Orientaciones para la revisión y ajuste La revisión y ajuste de la delimitación de las zonas de compensación al interior de la ZA debe tener en cuenta, entre otros aspectos: „ La expansión y aparición de focos y frentes de alteración residual. „ Los cambios técnicos, sociales, culturales y económicos de los sistemas productivos. „ La dinámica sucesional dentro de la ZA. „ Los ajustes en la planificación del APN y el SIRAP. „ El avance en la información disponible que permita afinar o actualizar el análisis territo- rial y el análisis del mosaico ecológico. Zona de mitigación y contención X Definición Son las zonas con remanentes de ecosistemas en diversos grados de alteración/regenera- ción, que se delimitan alrededor de los focos de alteración, con el fin de mitigar los ten- sionantes de distintas clases y tipos generados por dichos asentamientos y corregir las perturbaciones provocadas sobre las áreas más cercanas a los mismos, previniendo la acumulación de la alteración facilitadora y la expansión hacia zonas de protección o el APN misma. X Características de las áreas que incluye La localización de las zonas de mitigación corresponde a los alrededores de los focos de alteración, es decir, que coincide aproximadamente con la periferia de uso y la periferia de 277 impacto dentro del halo de alteración de los sistemas de alteridad que forman el frente de alteración (Secciones 4.4 y 4.6). En consecuencia, estas zonas incluirán áreas con características tales como: „ Bosques secundarizados, fragmentados o entresacados. „ Mosaicos de alteración/regeneración de alta diversidad sigma. „ Parcelas, chagras o conucos en ciclo de regeneración natural (barbecho). „ Focos de deterioro o degradación temprana en la vanguardia del frente de alteración, que corresponden a una alteración facilitadora aguda más que a una residual, dado que el frente de alteración no ha avanzado más allá. „ Pequeños remanentes de las coberturas originales en distintos grados de alteración. „ Parches de suelos y coberturas azonales con restricciones para la ocupación o la producción. „ Pequeñas zonas de pendientes restrictivas (cañadas, escarpes, laderas empinadas) que mantienen coberturas naturales diversamente alteradas. „ Fuentes de vertimientos y cuerpos de agua sensiblemente afectados por tal contamina- ción, ambos dentro de la ZA. „ Pequeños mosaicos de alteración/regeneración usualmente muy heterogéneos, en torno a pequeños asentamientos y enclaves, o alrededor de centros de actividades especializa- das como instalaciones mineras o turísticas. X Lógica del manejo Las zonas de mitigación y contención corresponden a la franja más activa de alteración facilitadora; es decir, las perturbaciones que allí ocurren funcionan en alguna medida como 278 adecuaciones que facilitan la expansión de los sistemas de alteri- dad causantes y el corrimiento del frente de alteración. Esta franja coincide aproximadamente con la periferia de uso de los sistemas de alteridad pioneros. Por lo tanto, los agentes ob- tienen allí recursos claves tales como proteína, fibras, madera, leña, medicinas y materiales de aplicación ritual o artesanal, entre otros. Es decir, esta franja, que a veces parece poco intervenida, es, de hecho, un espacio de uso que frecuentemente contiene las fuentes principales de recursos naturales claves, sea para la seguridad alimentaria, la cultura material o sea para la vida espiritual de las comunidades locales. Si se tiene en cuenta que el APN y otras áreas protegidas vecinas generan una serie de restricciones más o menos severas y más o menos efectivas sobre la extracción de distintos recursos, adquiere mayor importancia la función de la zona de mitigación como espacio para asegurar la provisión y uso sostenible de recursos naturales claves para las comunida- des locales. Dado que sobre las mismas áreas pueden converger las periferias de uso de dos o más sistemas de alteridad, éstas suelen ser escenarios de conflictos sociales o interculturales agudizados por la competencia por el uso de determinados recursos o por los impactos que la extracción de un recurso tiene sobre la sostenibilidad de otros. Tal es el caso de la deforestación causada por los colonos madereros que destruye la base natural del modo de vida tradicional de las comu- nidades indígenas cazadoras-recolectoras, o, el caso inverso, el de los impactos de las comu- 279 nidades indígenas nómadas o seminómadas sobre recursos como la caza o la pesca, que afectan a grupos más sedentarios como los colonos y finqueros vecinos. Las zonas de mitigación y contención también coinciden con la periferia de impacto de los sistemas de alteridad presentes dentro de la ZA, lo cual puede o no coincidir con la periferia de uso (Sección 4.4). En tal sentido, puede tratarse de áreas sensiblemente perturbadas por la extracción (coincidiendo con la periferia de uso) u otras que, incluso sin presencia o tránsito de los agentes de alteridad causantes, se ven afectadas por los impactos de sus actividades; por ejemplo, las microcuencas afectadas por la deforestación o la minería arte- sanal sobre los cursos altos. Estas formas de deterioro y degradación contribuyen, por supuesto, a la insostenibilidad y la expansividad de los frentes de alteración. Pero, además, son fuente de agudos conflictos ambientales entre actores afectados y causantes, como es el caso de los pescadores artesanales y los responsables de impactos severos aguas arriba: mineros, madereros, ganaderos, etc. En resumidas cuentas, estas zonas de mitigación y contención son escenarios que combi- nan de un modo muy interesante la preservación, la restauración y el uso racional en una estructura que debe ser al mismo tiempo fuente sostenible de recursos y barrera que con- tenga y/o desvíe la expansión de los frentes de alteración. X Funciones específicas En relación con los objetivos genéricos de las ZA, la zona de mitigación y contención cumple las siguientes funciones específicas: 280 „ Mitigar los tensionantes y corregir las per- turbaciones sobre el APN y su entorno, en especial los generados desde las zonas delimitadas como polos de desarrollo. „ Prevenir los procesos de ocupación, uso o transformación que impulsen la expan- sión de los frentes de alteración y, en ge- neral, toda adecuación que aumente la per- meabilidad a la ocupación en dirección a las zonas protectoras y el APN misma. „ Preservar recursos naturales claves para el bienestar y la supervivencia material y es- piritual de las comunidades locales. „ Mediar la planificación y concertación del uso sostenible de los ecosistemas aprovecha- dos por uno o más grupos humanos. „ Restaurar periódicamente los ecosistemas perturbados, de modo que se mantengan sus características y su capacidad de carga, así como para prevenir la acumulación de altera- ciones físicas que facilitarían una mayor expansión de los sistemas de alteridad. „ Desarrollar y validar modelos de aprovechamiento sostenible de ecosistemas acuáticos y forestales. 281 „ Generar ventajas económicas comparativas para la ZA, de modo que se demuestre la convivencia intercultural y la armonía entre desarrollo y conservación. X Acciones principales de manejo Las acciones de manejo a priorizar en las zonas de mitigación y contención pueden agru- parse como sigue: Actividades de mitigación: „ Restauración y enriquecimiento de ecosistemas intervenidos para mitigar los efectos de actividades extractivas, especialmente las selectivas (por ejemplo: caza, pesca artesanal, entresaca). „ Ordenamiento pesquero y forestal participativo. „ Rescate o desarrollo de prácticas de aprovechamiento sostenible de la biodiversidad. „ Fomento del acceso a mercados verdes para productos del aprovechamiento sostenible de los ecosistemas. „ Restauración de ecosistemas diseñados expresamente para determinadas formas de apro- vechamiento sostenible. Esta zona es una de restauración y aprovechamiento sosteni- ble, pero no una de acceso. En consecuencia, es importante, además de actividades como las arriba mencionadas, imple- mentar estrategias y acciones de contención, tales como: 282 „ Concertación de los sistemas generales, mallas viales y obras de infraestructura con el municipio, la gobernación, entes de fomento y otras entidades, de modo que su trazado y características favorezcan el mantenimiento de condiciones de baja accesibilidad y ocupación en estas zonas. „ Diseño y desarrollo de infraestructura local que incorpore rasgos que contribuyan a reducir la accesibilidad y la ocupación. Por ejemplo: con respecto al puente que tarde o temprano se construirá, sería conveniente adelantar su construcción con características tales que restrinja el paso a sólo bestias o vehículos menores y su estructura no sirva de base para la construc- ción de un puente más capaz a pesar de ocupar el mejor paso para un puente mayor. „ Concertación con las autoridades territoriales y entes de fomento para la exclusión de los mecanismos crediticios, de fomento, de subsidios o de incentivos a los actores que ocupen o alteren estas zonas en formas que vulneren la sostenibilidad de sus ecosiste- mas o favorezcan la alteración expansiva. „ Titulación preferencial de estas zonas dentro de proyectos de uso sostenible con recur- sos y actividades de control y soporte a la sostenibilidad y con condiciones de baja densidad de uso, alteración mínima y baja accesibilidad. „ Reserva de tierras baldías a favor de entidades sin áni- mo de lucro con el objeto de proteger o colaborar en la protección del ambiente y de los recursos naturales re- novables prevista en el Artículo 75 de la Ley 160 de 1994. 283 „ Mecanismos de privilegio y exclusión como la titulación, los incentivos o los negocios por grupo, de modo que disminuyan los beneficios individuales cuando los participan- tes admiten el ingreso de nuevos ocupantes. Cabe también pensar en una amplia gama de intervenciones que combinan funciones de mitigación y contención, como puede ser la rehabilitación de estriberones y corredores biológicos de escala local y predial para mitigar la fragmentación de los ecosistemas y redu- cir la permeabilidad a la ocupación. X Estructura ecológica interna y relación con las otras zonas La estructura ecológica interna de las zonas de compensación, en sus rasgos básicos, se esquematiza así: habitación / infraestructura matriz de producción sostenible recuperación áreas degradadas restauración / mitigación preservación El diagrama señala algunos rasgos básicos: „ Una restricción total o gradual (en el espacio y en el tiempo) de la ocupación y el uso en la dirección en la cual se pretende contener la alteración expansiva. 284 „ Esto genera un gradiente de espacios productivos cada vez más reducidos, limitados a fórmulas agroforestales o de aprovechamiento sostenible de bosques naturales o planta- ciones forestales persistentes. „ Hacia el fondo del área predominaría la preservación-restauración de ecosistemas natu- rales en distintos grados de intervención y usos sostenibles de los mismos. Esta estructura debe funcionar como un mosaico manejado de estados de alteración/ regeneración, capaz de brindar sostenibilidad, contención y alta conectividad, combina- 285 das con baja accesibilidad, mínima alteración, baja ocupación y baja permeabilidad a la ocupación. Con una estructura interna balanceada, las zonas de mitigación y contención pueden enca- jar como piezas de una estructura ecológica mayor, la de la zona amortiguadora, como se ejemplifica en la ilustración anterior. Las relaciones estructurales y funcionales de las zonas de mitigación y contención con las demás zonas dentro de la estructura amortiguadora pueden resumirse en: „ Básicamente, rodean las zonas delimitadas como polos de desarrollo sostenible, al me- nos en dirección de la vanguardia del frente de alteración. „ Imprescindiblemente, se interponen entre los focos de alteración y las zonas identifica- das como de mayor permeabilidad a la ocupación cuando entre unos y otras se verifica o es posible un vector de expansión en una dirección inconveniente para la conservación de las zonas protectoras o la propia APN. „ Preferiblemente, cuentan con zonas de aislamiento al respaldo (en dirección a las zonas de protección o el APN). De tal modo, se conforma una dupla con un elemento amor- tiguador activo (zona de mitigación y contención) y un elemento amortiguador pasivo (zona de aislamiento). „ Cumplen con funciones de conexión ecológica entre otras zonas. X Orientaciones para la revisión y ajuste La revisión y ajuste de la delimitación de las zonas de mitigación y contención al interior de la ZA debe tener en cuenta, entre otros aspectos: 286 „ La expansión y aparición de focos y frentes de alteración facilitadora. „ Los cambios en la dinámica de usos extractivos y no extractivos dentro de la zona de mitigación o las de aislamiento. „ Las necesidades de mitigación y contención de las zonas de aislamiento y protección y de la misma APN. „ El desarrollo de la teoría y la técnica de los sistemas de aprovechamiento sostenible del bosque y los ecosistemas acuáticos. „ La dinámica sucesional dentro de la ZA. „ Los ajustes en la planificación del APN y el SIRAP. „ El avance en la información disponible que permita afinar o actualizar el análisis territo- rial y el análisis del mosaico ecológico. Zona de aislamiento X Definición Son zonas con predominio de ecosistemas naturales en diversos grados de intervención, generalmente en torno a las zonas de protección y al APN, las cuales se seleccionan y delimitan por su posición y topografía para reforzar su carácter de barreras físicas a la expansión de los procesos de ocupación- transformación. X Características de las áreas que incluye Las áreas a delimitar como zo- nas de aislamiento se escogen en función de: 287 „ Condiciones topográficas (de pendiente o drenaje) que dificultan el acceso, la ocupa- ción y la transformación, en dirección a las zonas de protección o al APN. „ Condiciones topográficas que facilitan la creación o refuerzo de las condiciones de baja accesibilidad en direcciones inconvenientes para los objetivos de la ZA y el APN. Por ejemplo: cuellos de botella naturales como pasos montañosos, vados, puntos favorables para el tendido de puentes, etc. „ Áreas con coberturas poco intervenidas entre las zonas de mitigación y las zonas de protección (o el APN). „ Áreas entre las zonas de mitigación y las zonas de protección (o el APN), en las que sería factible crear condiciones de baja accesibilidad física y/o social. 288 X Lógica del manejo La lógica fundamental de estas zonas, dentro del modelo de estructura amortiguadora, es la conformación de una dupla en la vanguardia de los frentes de alteración (áreas de alteración facilitadora), en la cual las zonas de mitigación y contención fungen como elemento amor- tiguador activo, mientras las zonas de aislamiento cumplen el papel de elemento amorti- guador pasivo, el cual requiere, en comparación, menor intervención y menos frecuente. Así, mientras en las zonas de mitigación y contención se responde directamente a las presio- nes generadas en los focos vecinos, mediante el control de los tensionantes y la corrección de las perturbaciones, las zonas de aislamiento conforman un respaldo: un espacio de seguri- dad de poco atractivo y baja permeabilidad para la expansión de los frentes de alteración. La idea es que los procesos alteradores encuentren pocos atractivos y sí muchas dificulta- des para saltar la zona de mitigación y establecerse más adelante en dirección a las zonas protectoras o el APN, y que si llegasen a dar el salto, no caigan directamente sobre éstas últimas. Aunque su proximidad a las zonas de protección y al APN podría sugerir que en las zonas de aislamiento predominan coberturas naturales con un alto grado de conservación o rege- neración, en realidad esto no es esencial. Basta con que la zona de aislamiento esté en la posición correcta resguardando las zonas protectoras o el APN, y que sus condiciones sean de baja permeabilidad y poco atractivo para la ocupación. A manera de ejemplo, una zona amplia de pastizales o pajonales segundarios adyacente al APN podría ser restaurada en forma de un extenso mosaico de matorral secundario y bos- 289 que secundario16 en el cual no se encontrara “un solo palo de qué hacer tablas”; dado que la zona de miti- gación vecina evite la extensión del fuego a dicho mosaico y su conversión en pasturas, el mismo pue- de ser un buen aislante. X Funciones específicas Dado su carácter especializado, en relación con los objetivos genéricos de las ZA, esta zona de manejo cumple con unas pocas funciones específicas: „ Preservar valores de conservación o ambientes claves para su circulación y sostenimien- to, en áreas vecinas a las zonas de protección o al APN. „ Aislar físicamente las zonas de protección y el APN de las distintas clases de tensionan- tes generados en otras zonas. „ Prevenir la expansión de procesos de alteración hacia el interior del área protegida. „ Mantener, generar o restaurar las condiciones físicas, bióticas y sociales que aseguren una baja accesibilidad física y/o social. 16 Por su alta inflamabilidad, esta cobertura no es adecuada en proximidad de bosques o páramos bien preservados, en climas con veranos marcados, pues puede fácilmente funcionar como rodal iniciador o “mecha” para la generación de incendios y su propagación a formaciones de mayor valor. A no ser que se combine adecuadamente con cortafuegos o corredores de vegetación poco inflamable. 290 X Acciones principales de manejo El propósito de crear condiciones de poco atractivo y baja accesibilidad en estas zonas, puede ser servido por distintas estrategias y actividades de manejo; entre otras: „ Restauración con coberturas vegetales de baja accesibilidad y marcadamente pobres o desprovistas de los recursos que podrían atraer actividades extractivas. „ Cierre de accesos con coberturas densas y enmarañantes. „ Eliminación periódica de refugios temporales, puentes y otros accesos. „ Reserva de tierras baldías a favor de entidades sin ánimo de lucro con el objeto de prote- ger o colaborar en la protección del ambiente y de los recursos naturales renovables prevista en el Artículo 75 de la Ley 160 de 1994. „ Vigilancia y control para la prevención de las perturbaciones y de la apertura de accesos. „ Titulaciones condicionadas a obligaciones de preservación. „ Servidumbres ecológicas. „ Incentivos fiscales a la conservación en predios privados. Es realmente difícil mantener el carácter y función de es- tas zonas sin la presencia de dolientes que generen una exclusión social de los agentes y factores de alteración. Esto confirma la importancia de eliminar la prohibición legal de titular en zonas aledañas a las APN. 291 Por su carácter restrictivo, la delimitación y el manejo de estas zonas deben proceder con especial atención a la concertación con los propietarios, poseedores y demás actores lo- cales. X Estructura ecológica interna y relación con las otras zonas La estructura ecológica interna de las zonas de aislamiento, en sus rasgos básicos, se esque- matiza así: habitación / infraestructura matriz de producción sostenible recuperación áreas degradadas restauración / mitigación preservación El diagrama señala algunos rasgos básicos: „ Una restricción severa sobre la ocupación y la infraestructura. „ El predominio de una matriz de regeneración natural o restauración activa. „ La presencia más o menos extensa de remanentes con valor de preservación. El esquema de ordenamiento interno de esta zona no contempla la ocupación con vivienda o espacios productivos, dado que ambos generan el aumento del poblamiento y la accesibi- lidad. Sin embargo, ello no está taxativamente excluido, en tanto puedan encontrarse fór- 292 mulas realistas y viables para asegurar la compatibilidad de tales hechos con la funcionali- dad de estas zonas como aislamiento. Una fórmula alternativa consistiría en asociar dentro de una misma propiedad una parte en zona de aislamiento y otra en otras zonas con menos restricciones, mediante servidumbres ecológicas u otras formas de compromiso del particular con la conservación. Con una estructura interna balanceada, las zonas de aislamiento pueden encajar como pie- zas de una estructura ecológica mayor, la de la ZA. Por ejemplo: 293 Aunque el diagrama sólo muestra zonas de aislamiento en relación con el APN, en la prác- tica es recomendable proveerlas también en torno a todas las zonas de protección, al menos las de mayor extensión y, muy especialmente, en torno a las áreas protegidas de otros nive- les y categorías. Las relaciones estructurales y funcionales entre las zonas de aislamiento y las demás que conforman la zonificación de una ZA pueden resumirse en: „ Usualmente colindan con el APN o zonas de protección de la ZA. „ Generalmente se localizan entre las zonas de mitigación y las de protección (o el APN). „ Constituyen un respaldo a la función de las zonas de mitigación y contención. „ Cumplen con funciones de conexión ecológica entre el APN y otras zonas, en especial las de protección y las de mitigación y contención. X Orientaciones para la revisión y ajuste La revisión y ajuste de la delimitación de las zonas de mitigación y contención al interior de la ZA debe tener en cuenta, entre otros aspectos: „ Los cambios en la dinámica territorial, en especial en lo relacionado con la dirección de la expansión y la permeabilidad y accesibilidad de las distintas zonas. „ Las necesidades de aislamiento de las zonas de aislamiento y protección y de la misma APN. „ Creación de nuevas áreas protegidas dentro de la ZA o cambios en los límites de las existentes. 294 „ La dinámica sucesional dentro de la ZA. „ Los ajustes en la planificación del APN y el SIRAP. „ El avance en la información disponible que permita afinar o actualizar el análisis territo- rial y el análisis del mosaico ecológico. Zona de protección X Definición Son las zonas destinadas a la preservación de funciones ecológicas y elementos naturales de especial valor de conservación, en particular aquellos priorizados en el plan de manejo del APN o en los instrumentos de planificación de otras AP dentro o vecinas de la ZA. 295 X Características de las áreas que incluye La delimitación de las zonas de protección implica un inventario, localización y delimita- ción de las áreas con mayor valor de conservación dentro de la ZA. Esto lleva a incluir áreas tales como: „ Las zonas destinadas a la preservación dentro de las áreas protegidas del nivel local y regional y las Reservas Naturales de la Sociedad Civil, cobijadas por la delimitación de la ZA. „ Áreas con especial valor de preservación por su contenido de valores de conservación o su función ecológica en el contexto APN – entorno regional. „ Corredores ecológicos existentes a reforzar y/o mantener. „ Corredores ecológicos a restaurar sobre áreas claves para la conexión ecológica del APN y la ZA, y de éstas con el SIRAP. Tales áreas pueden ser incluidas como zonas de protección, incluso si actualmente no presentan coberturas o valores que lo su- gieran. „ Remanentes relativamente extensos de vegetación natural, en el contexto de tamaños prediales y patrón de fragmentación de la ZA. „ Rondas de cuerpos de agua con o sin remanentes de vegetación protectora. „ Hitos del paisaje natural de especial valor escénico y/o de identidad y arraigo de la po- blación local. 296 „ Zonas cercanas a población nucleada o infraestructura, bajo amenaza alta de inundacio- nes o deslizamientos. Dependiendo del contexto pueden ser incluidas en las zonas de protección o en las de compensación. „ El suelo rural de protección de los POT (salvo el reservado para infraestructura de ser- vicios o dotaciones). Necesariamente, pueden incluirse elementos a preservar dentro del ordenamiento interno de cualquiera de las otras zonas. Sin embargo, en las zonas de protección se pretende incluir aquellos espacios que se priorizan por: „ Extensión y estado de conservación. „ Contenido de valores de conservación, en especial los priorizados en el plan de manejo del APN. „ Función en el sostenimiento o conducción de procesos ecológicos que enlazan el APN y su entorno regional. „ Función en el sostenimiento o conducción de los servicios ambientales generados en el APN o la ZA. Así, la diferencia fundamental entre las zonas protectoras y los elementos de preservación incluidos en las otras zonas de manejo es la escala. Y de esta diferencia se desprenden otras relacionadas con el manejo que, en las zonas protectoras, corresponde a una preservación más estricta y con mayores alcances que la que, en general, es posible en elementos meno- res, más sometidos al efecto de borde de las matrices circundantes. 297 X Lógica del manejo Como figura de ordenamiento ambiental, la estructura interna de la ZA debe asegurar ne- cesariamente un tratamiento adecuado para aquellas áreas que, estando fuera del APN, presentan valores de conservación especiales, conforme a su representatividad, fragilidad o singularidad. Estas zonas deben manejarse, además, como los núcleos biológicos o de restauración (Sec- ción 2.4.3) de mayor jerarquía, los cuales pueden servir como fuente para los corredores biológicos y para núcleos de menor jerarquía incluidos en otras zonas de manejo de la ZA. Adicionalmente esta es la zona que corresponde a los corredores ecológicos de mayor je- rarquía, a través de la ZA; aquellos que por su importancia en la conectividad regional y su extensión no pueden ser generados simplemente dentro del ordenamiento interno de otra zona de manejo. En la medida de lo posible, dependiendo de las extensiones y del contexto regional, la totalidad de las zonas delimitadas como de preservación deberían incorporarse en los POT como suelo de protección (urbano, suburbano o rural), preferiblemente dentro del SILAP, surtida la con- certación correspondiente con la CAR y el municipio. Complementariamente, es preciso identificar las zonas de protección cuya extensión y valor de conservación ameritarían la declaratoria de áreas protegidas de carác- ter regional o departamental. 298 Si bien el carácter y cometido de las zonas de protección de la ZA es proveer el tratamiento más estricto de preservación a aquellos espacios y elementos que lo ameritan, es preciso recordar que la ZA no es un área protegida y, a no ser que existan o se declaren áreas protegidas a su interior con regímenes restrictivos, el carácter general de la ZA admite y fomenta el uso sostenible de la biodiversidad. Lo anterior, en tanto no se comprometa la función amortiguadora. En consecuencia, en la posterior reglamentación y manejo de las zonas de protección (sin perjuicio del régimen propio de las AP existentes o que se creen) cabe admitir formas de uso de la biodiversidad, incluso extractivas, en tanto su forma e intensidad permitan de modo confiable el mantenimiento de los valores de conservación por los cuales se establecen dichas zonas. Ello tiene particular importancia en relación con el mantenimiento de la base natural de prácticas tradicionales de aprovechamiento por parte de las comunidades locales. X Funciones específicas En relación con los objetivos genéricos de las ZA, esta zona de manejo cumple las siguien- tes funciones específicas: „ Extender la protección sobre procesos ecológicos, poblaciones biológicas y otros valo- res de conservación, especialmente los señalados en el plan de manejo del APN. „ Promover la preservación de la biodiversidad en el entorno del APN. „ Fomentar el conocimiento de la biodiversidad y la apropiación de los objetivos de con- servación del APN por parte de las comunidades locales. 299 „ Proteger y aumentar la conectividad ecológica local y regional y contribuir al ordena- miento ambiental de la región, en el contexto SIRAP. „ Rescatar y generar conocimiento sobre los valores de conservación contenidos en estas zonas y en el APN, especialmente aquél de mayor utilidad como base para la planifica- ción y el diseño de estrategias y tratamientos de conservación. „ Contribuir a la sostenibilidad de los modos de vida tradicionales y la calidad de vida de las comunidades locales, a través del sostenimiento de la base de bienes y servicios ambientales. „ Reforzar la seguridad y la provisión de servicios ambientales del APN y la ZA para el desarrollo sostenible de la región. „ Generar ventajas comparativas para el desarrollo sostenible de las comunidades locales basadas en la riqueza cultural, natural y escénica de la ZA. X Acciones principales de manejo En consecuencia con su destinación prioritaria a la preservación, las principales actividades de manejo de las zonas de protección incluyen: „ Rehabilitación ecológica inmediata y estricta (de alta fidelidad) de las áreas perturbadas y protección de la regeneración natural. „ Prevención de perturbaciones antrópicas y mantenimiento del régimen natural de ten- sionantes y perturbaciones. „ Vigilancia y control. Prevención y corrección de procesos de alteración o aumento de la accesibilidad y la permeabilidad a la ocupación. 300 „ Soporte al monitoreo de los valores de conservación prioriza- dos en el plan de manejo del APN. „ Concentración de las actividades de educación ambiental y ecoturismo, en coordinación con el plan de manejo del APN. „ Rescate y generación de conocimiento sobre los ecosistemas y los valores de conservación, así como sobre los usos y significados culturales de la biodiversidad. „ Reserva de tierras baldías a favor de entidades sin ánimo de lucro con el objeto de prote- ger o colaborar en la protección del ambiente y de los recursos naturales renovables prevista en el Artículo 75 de la Ley 160 de 1994. X Estructura ecológica interna y relación con las otras zonas La estructura ecológica interna de las zonas de aislamiento, en sus rasgos básicos, se esque- matiza así: habitación / infraestructura matriz de producción sostenible recuperación áreas degradadas restauración / mitigación preservación 301 El diagrama señala algunos rasgos básicos: „ Una restricción severa sobre la ocupación y la infraestructura. „ El predominio del elemento y tratamiento de preservación. „ La provisión de una franja periférica de mitigación. El esquema de ordenamiento interno de esta zona no contempla la ocupación con vivienda o espacios productivos, dado que ambos generan el aumento del poblamiento y la accesibi- lidad. Sin embargo, ello no está taxativamente excluido, en tanto puedan encontrarse fór- mulas realistas y viables para asegurar la compatibilidad de tales hechos con el cometido principal de preservación de estas zonas. Una fórmula alternativa consistiría en asociar dentro de una misma propiedad una parte en zona de protección y otra en otras zonas con menos restricciones, mediante servidumbres ecológicas u otras formas de compromiso del particular con la conservación. Con una estructura interna balanceada, las zonas de protección pueden encajar como pie- zas de una estructura ecológica mayor, la de la ZA. Por ejemplo: 302 X Orientaciones para la revisión y ajuste La revisión y ajuste de la delimitación de las zonas de mitigación y contención al interior de la ZA debe tener en cuenta, entre otros aspectos: „ Creación de nuevas áreas protegidas dentro de la ZA o cambios en los límites de las existentes. „ La dinámica sucesional dentro de la ZA. „ Los ajustes en la planificación del APN y el SIRAP. 303 „ El avance en la información disponible que permita afinar o actualizar el análisis territo- rial y el análisis del mosaico ecológico. 5.6.3. Relación entre la zonificación de manejo de la ZA y otros elementos del ordenamiento territorial El siguiente esquema resume los aspectos principales en el ordenamiento de una ZA, que orientan su inserción en el SIRAP. A I S L A M I E N T O Otros núcleos biológicos CONECTIVIDAD Tensionantes ÁREA FOCO DE EXPANSIÓN X AMORTIGUACIÓN ALTERACIÓN X X PROTEGIDA SPNN X CONECTIVIDAD Otros núcleos biológicos La planificación de la ZA se desarrolla entre dos elementos polares: el APN y los procesos de alteración. La ZA debe servir principalmente como aislamiento selectivo: aislando el APN de la expansión de los procesos de alteración y los tensionantes, al tiempo que refuer- 304 za la conexión entre el APN y otros núcleos biológicos u otras piezas del SIRAP. Puede decirse, entonces, que la ZA es un elemento de aislamiento/conexión dentro de una estruc- tura ecológica regional planificada (SILAP, SIRAP). Consecuentemente, dentro de la estructura ecológica al interior de la ZA, como figura de ordenamiento ambiental, las piezas pueden corresponder a: „ Áreas protegidas del nivel regional, departamental o local, cuya categoría y reglamenta- ción convienen para cubrir requisitos específicos de conservación en vecindad del APN. Reservas Naturales de la Sociedad Civil en vecindad del APN que sirven para canalizar y potenciar el aporte de los ciudadanos a la gestión de la ZA y el APN. „ Diferentes arreglos de ordenamiento ambiental local (por ejemplo: NOAT) o predial. „ Áreas de manejo especial de las categorías definidas en el Código Nacional de los Recur- sos Naturales Renovables: distritos de manejo integrado, distritos de conservación de suelos, áreas recreativas, cuencas en ordenación. „ Zonas de conservación o tratamiento ambiental especial reglamentadas a través de los determinantes ambientales de la CAR y los planes de ordenamiento de los municipios. „ Zonas de uso o manejo reglamentadas dentro de los planes de vida o programas de desarrollo sostenible de los territorios indígenas o afrocolombianos. „ Piezas ecológicas sin una categoría o declaratoria particular, concertadas con las comu- nidades y autoridades locales. 305 En la mayoría de los casos se encontrarán distintos elementos de ordenamiento am- biental ya definidos o declarados dentro del área delimitada como ZA. Por lo tanto es necesario hacer algunas anotaciones sobre la armonización de la zonificación con algu- nas de estas preexistencias. Al cobijar áreas protegidas de distintos niveles y categorías (excepto las APN), dentro la ZA, es necesario concordar el régimen de usos y manejo prescrito para aquéllas con las características de la zona de manejo correspondiente dentro de estructura de la ZA. A modo de ejemplo, no resulta compatible la superposición de un área protegida local o regional de régimen estrictamente conservacionista con una zona de polo de desarrollo, mitigación o compensación dentro de la ZA. Dado el caso, sería necesario concertar entre Parques Nacionales Naturales y la entidad responsable del área protegida en cuestión, y determinar si es necesario ajustar la zonificación de la ZA, revisar la categoría o el régimen del área protegida o hacer coincidir la zonificación interna de ésta con la de la ZA. En muchos casos, la zonificación interna de un APL o un APR puede homologarse sin dificultad con la zonificación de manejo de la ZA. Esta sería la situación, por ejemplo, de un área protegida cuya zonificación proveyese una zona periférica de mitigación o aislamien- to, en torno a un núcleo de conservación. En tal caso, la primera puede hacer parte de las zonas de mitigación o aislamiento de la ZA, mientras la zona núcleo del AP se toma entre las zonas de protección de la ZA. La otra superposición importante ha de darse entre la zonificación de manejo de la ZA y la división del territorio por los POT, en clases y categorías de suelo, zonas de tratamiento y zonas de uso. 306 Claro está que, con posterioridad a la elaboración de la propuesta de zonificación, Parques Nacionales Naturales y la CAR deberán concertar con el municipio los ajustes necesarios en la revisión del POT. Pero, aun así, resulta indispensable revisar con anticipación la con- cordancia de la propuesta de zonificación en elaboración, con las clasificaciones y zonifica- ciones de los POT. De este modo se pueden reducir los ajustes necesarios en el POT a lo estrictamente necesario para la reglamentación de la ZA. 5.6.4. Preparación de la propuesta de zonificación de manejo La preparación de la propuesta de zonificación parte de los resultados del diagnóstico, en particular: „ Análisis del plan de manejo del APN. „ Análisis del contexto ecológico del APN. „ Análisis del contexto SIRAP. „ Análisis territorial. Comenzando con la zonificación preliminar elaborada como parte del soporte técnico de la propuesta de delimitación (Sección 5.4.2), las zonas se delimitan teniendo en cuenta los criterios de inclusión, las funciones y la lógica de manejo de cada una descritas en la sección anterior de la presente Guía. En el trazado de los límites conviene tener en cuenta los mismos lineamientos señalados en la Sección 5.4.2 en relación con el trazado de la delimitación. La propuesta de zonificación, que deberá ser adoptada por las CAR y autoridades ambien- tales urbanas competentes en la ZA, debería entonces ser elaborada de manera conjunta 307 con los municipios y Parques Nacionales Naturales (a través del Jefe de Programa y con el apoyo de la Subdirección Técnica y de la Dirección Territorial). Para el efecto, resulta útil la facultad contenida tanto en el Artículo 31 Numeral 6º como en el Artículo 95 de la Ley 489 de 1998 para suscribir convenios especiales de cooperación o de 308 asociación interadministrativos, en tanto podría formarse uno de estos convenios con el objeto de establecer una mesa de trabajo encargada de la elaboración de la propuesta, invo- cando el principio de coordinación de la función administrativa. 5.6.5. Concertación de la zonificación de manejo Adicionalmente al proceso de participación que debe adelantarse paralela y articuladamente a la secuencia técnica indicada en la presente Guía, la concertación de la zonificación de manejo de la ZA requiere ser concluida siguiendo las instancias formales que a continua- ción se describen. Este ejercicio debe ser liderado por las autoridades ambientales regionales y urbanas, como titulares de la función de autoridad ambiental en la ZA respectiva, con el concurso de los municipios y de Parques Nacionales Naturales. En el caso de los municipios, su presencia resulta relevante en este ejercicio, en tanto son ellos los titulares, a través de sus concejos municipales, de la función de regular los usos del suelo, por lo que la zonificación interna de la ZA, si bien resulta ser una determinante ambiental de los POT, debe corresponder en cierta medida a la zonificación contenida en el POT, a efectos de garantizar la complementariedad entre una y otra. En esta etapa, y de ser necesario, también debe adelantarse el proceso de consulta previa con las comunidades indígenas y negras de que trata la Ley 70 de 1993, asentadas en la ZA. Para su trámite, deben seguirse las mismas recomendaciones contenidas en el punto relati- vo a la elaboración de la propuesta de delimitación de la ZA. 309 También debería adelantarse en esta fase un proceso de intercambio de información y de discusión en torno a la propuesta de zonificación y regulación de usos, una vez construida, con los demás actores públicos y privados presentes en la ZA. Para el efecto, y en tanto no existan normas específicas que reglamenten este procedimien- to, puede seguirse uno análogo al propuesto para la concertación de la propuesta de delimi- tación (Sección 5.4.3). 5.6.6. Adopción de la zonificación interna y regulación de usos Una vez concertada la propuesta de zonificación y regulación de usos respectiva, esta debe ser adoptada por las autoridades ambientales competentes, para lo cual, podría elegirse alguna de estas dos alternativas: „ Que el acto administrativo sea único y suscrito por todos los directores de las autorida- des ambientales competentes, que sería lo más recomendable. „ Que existan tantos actos administrativos como autoridades ambientales competentes en la ZA regulada, en cuyo caso, cada una de ellas adoptaría la zonificación y regulación de usos y actividades para su área de jurisdicción, lo que resultaría en la práctica bien complejo. Los actos administrativos mediante los cuales se zonifique y regule la ZA respectiva, deben publicarse en la gaceta de la correspondiente entidad o en el Diario Oficial, por ser actos de carácter general. De igual manera, deben inscribirse en el registro de instrumentos públicos de los municipios en los cuales se encuentre ubicada la ZA, con el fin de garantizar su oponibilidad frente a terceros. 310 De igual forma, estos actos administrativos deben mencionar expresamente el carácter de determinantes de los POT de los municipios en los cuales se ubique la ZA determinada, de conformidad con lo establecido en el Artículo 10º Numeral 1º de la Ley 388 de 1997. En este sentido, deberían instar a los municipios a adelantar las gestiones necesarias para armo- nizar sus POT a lo previsto en los respectivos actos administrativos de zonificación y regu- lación de usos. Las autoridades ambientales deben remitir a las demás con jurisdicción en la ZA respectiva, los actos administrativos expedidos, así como a Parques Nacionales Naturales y a los muni- cipios en cuya jurisdicción se encuentra la ZA. En nuestro criterio, deberían ser remitidos igualmente a los Ministerios de Minas y Energía, de Transporte, de Agricultura, de Relacio- nes Exteriores (en el caso de ZA ubicadas en zonas de frontera), del Interior y de Justicia y de Defensa. 5.7. Reglamentación La etapa de reglamentación representa la traducción de las decisiones de zonificación de manejo a normas de uso y manejo expedidas por la autoridad competente, que pueden generar afectaciones o limitaciones verificables en instrumentos públicos y oponibles a terceros. En el marco normativo actual y, en particular, atendiendo a las competencias constituciona- les de los concejos municipales, esta transposición de la zonificación a normas implica un ejercicio de concertación de ajustes a las normas de clasificación, tratamientos y usos del suelo en el contexto de una revisión del POT de cada municipio involucrado en la ZA. 311 En dicho proceso de revisión puede intervenir Parques Nacionales Naturales como autori- dad ambiental (si el APN tiene extensión dentro del respectivo municipio) o como entidad con competencias específicas de coordinación en la gestión de la ZA. Ello, en función del Artículo 19, Numeral 7, del Decreto 216 de 2003, el cual establece que corresponde a la Unidad de Parques la función de coordinar el proceso de reglamentación y aprovechamien- to dentro de las ZA: “Coordinar con las autoridades ambientales, las entidades territoriales, los grupos sociales y étnicos y otras instituciones regionales y locales, públicas o privadas, la puesta en marcha de sistemas regulatorios de uso y aprovecha- miento de los recursos naturales renovables en las zonas amortiguadoras de las áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales, de acuerdo con los criterios de sustentabilidad y mitigación que se definan para cada caso.” Sin embargo, la competencia específica como partes concertantes pertenece al municipio como ente regulador de los usos del suelo y a la CAR como autoridad ambiental de la ZA que dicta los determinantes ambientales para los POT, en consecuencia con el Artículo 10 de la Ley 388/97. La reglamentación de las ZA de las áreas del Sistema, supone la existencia de una de dichas zonas ya determinada y de una zonificación de manejo previamente concertada y adoptada mediante acto administrativo de la(s) CAR, en el cual se explicita el carácter de dicha zoni- ficación como determinante ambiental para los POT en su jurisdicción. Es sobre esta base que se adoptarán medidas de manejo y administración, así como la regu- lación interna de usos y actividades. 312 5.7.1. Preparación de la propuesta de reglamentación La concertación del régimen de usos parte de la elaboración de una propuesta, por parte de la comisión o equipo técnico al cual deleguen la CAR y Parques Nacionales Naturales. Esta primera propuesta debe considerar el conjunto de los POT abarcados dentro de la ZA, con el fin de generar una propuesta de reglamentación de usos que sea: 1) Armónica con el modelo territorial y las normas generales del POT de cada municipio. 2) Coherente sobre el conjunto de los territorios municipales que confluyen en la ZA. La propuesta general de reglamentación debe contener como mínimo: „ Análisis del modelo territorial de cada POT y su articulación dentro de la ZA. „ Análisis comparativo de las categorías y zonas de protección ambiental en los POT. „ Análisis comparativo de la zonificación de manejo de la ZA y los contenidos estructura- les y generales de los POT. „ Análisis de las implicaciones en cuanto a la reglamentación de los usos y el contenido específico de los POT. „ Identificación de las principales necesidades de ajuste de los POT: perímetros, clases de suelo, zonificaciones, tratamientos, sistemas generales, usos, etc. Luego de la concertación CAR-Parques Nacionales Naturales, la comisión técnica hará los ajustes necesarios a la propuesta general y, a partir de ella, elaborará la propuesta de regla- mentación de la ZA para cada municipio. Cada propuesta de reglamentación municipal de la ZA contendrá: 313 „ Resumen de los determinantes ambientales de la CAR para los POT de su jurisdicción, en relación con la determinación y zonificación de la ZA. „ Reseña de la zonificación de manejo de la ZA. „ Propuesta de ajustes en los límites de clases del suelo, zonas de tratamiento y zonas de usos. „ Propuestas de ajustes en las normas sobre infraestructura y sistemas generales (redes, malla vial, equipamientos). „ Propuestas de ajustes en las normas referentes a las áreas protegidas y el suelo de protección. „ Propuesta específica de ajuste al régimen de usos de las zonas cubiertas por la ZA. „ Explicación técnica y jurídicamente sustentada de las implicaciones en términos de afec- taciones o limitaciones al dominio. Esta propuesta preliminar será revisada y ajustada por la CAR y Parques Nacionales Natu- rales, surtido lo cual, servirá como base para el proceso de concertación que debe adelantar- se con cada municipio. 5.7.2. Concertación del régimen de usos e incorporación a los POT Es quizás la etapa más compleja de todo el proceso, en tanto no existen normas específicas, y las normas que hacen alguna referencia a la reglamentación de las ZA son anteriores al marco de competencias establecido por la Constitución de 1991 y la Ley 388 de 1997, o no hacen referencia al mismo. Sin embargo, es claro que, bajo el marco normativo actual, sólo a través de un proceso de ajuste o revisión del Plan, regulado por el Decreto 2079 de 2003, por el Artículo 12 de la Ley 810 de 2003 y por los Artículos 23 y 24 de la Ley 388 de 1997, puede armonizarse el Plan correspondiente a la zonificación y regulación de usos y actividades adoptada para la ZA. 314 La concertación del régimen de usos de la ZA hace parte de la “etapa de concertación con la autoridad ambiental” dentro de la secuencia establecida por las normas arriba mencionadas. Consecuentemente, el tema también debe incorporarse en la consulta con el Consejo Te- rritorial de Planeación de cada municipio, el cual representa la máxima instancia de partici- pación en el proceso de revisión de los POT. Los resultados de esta concertación deben hacer parte integral del Acta de concertación del proceso de revisión del POT con las autoridades ambientales, suscrita por las tres partes: municipio, CAR y Parques Nacionales Naturales. Luego del trámite de la revisión en el concejo municipal, es conveniente que la CAR y Parques Nacionales Naturales revisen el POT ajustado y verifiquen la adecuada incorpora- ción de los aspectos concertados. Los resultados de esta revisión serán comunicados ofi- cialmente al municipio, certificando la conformidad en caso positivo o, en caso contrario, anunciando las acciones previstas en el marco normativo. Como se ha dicho antes y según puede comprobarse a lo largo de la Sección 5.6 (Zonifica- ción) y, particularmente, en la descripción de las zonas de manejo (Sección 5.6.2), la ZA no define un régimen de usos, sino tratamientos ge- nerales que sumados construyen la función amor- tiguadora. Tales tratamientos, en general, se apli- can sobre los usos y prácticas actuales (y otros promisorios o en prospecto), más que definir cuáles de dichos usos se permiten o cuáles no. 315 Sin embargo, es también claro que el tratamiento o régimen de manejo de las distintas zonas tiene implicaciones sobre el régimen de usos y ocupación del suelo que eventualmen- te hay que reglamentar a través de las instancias competentes, en términos de restricciones o condicionamientos. En todo momento es preciso tener en cuenta que las ZA, como figuras de ordenamiento ambiental dentro de la jurisdicción de las CAR, son declaradas por éstas y que son también actos administrativos de las CAR los que adoptan la zonificación de manejo. Esto implica que las consecuencias en cuanto a limitaciones al dominio y afectaciones a predios particulares se desprenden efectivamente de actos administrativos de las CAR, los cuales tienen tales efectos a través de normas municipales. Razón de más para ser prudentes en la definición de las restricciones y limitaciones, así como para prever las condiciones y términos en los cuales las tres autoridades participantes (Parques Nacionales Naturales, CAR y municipio) se apoyarán recíprocamente para res- ponder ante cualquier reclamación futura de compensaciones (por afectaciones) o indem- nizaciones (por limitaciones al dominio), dentro del marco normativo vigente. 5.7.3. Algunos aspectos relacionados con la gestión de la ZA declarada Aunque está fuera de los alcances de la presente guía establecer lineamientos para el manejo de la ZA, más allá de lo ya definido o implicado en términos de zonificación y reglamenta- ción, en este apartado se reúnen algunas cuestiones surgidas en el proceso de elaboración y discusión de estos lineamentos. 316 Elaboración de un plan de manejo para la ZA El manejo de la ZA supone un ámbito de la planificación que va más allá de la zonificación y regulación de usos. Se trata de la ejecución de dichas regulaciones y de políticas y estrate- gias públicas en la gestión del territorio definido como ZA. 317 A este respecto, se recomienda que sea a través del mismo convenio suscrito entre Parques Nacionales Naturales, municipios y autoridades ambientales, que se elabore el plan de ma- nejo de la ZA, y que el mismo incluya un componente estratégico y otro operativo. En el primer componente, deben definirse metas, objetivos, programas y proyectos con- cretos para el logro de los fines para los cuales se determinó la zona amortiguadora respec- tiva, de conformidad con los resultados del proceso descrito en los presentes lineamientos. En su elaboración, debe contarse con los grupos sociales y étnicos y otras instituciones regio- nales y locales, públicas o privadas con presencia en la ZA, con los cuales se pueden acordar convenios específicos tendientes a ejecutar las acciones previstas en el plan de manejo. El componente operativo debe definir los recursos destinados a la ejecución de proyectos concretos, y los mecanismos de articulación de los diferentes actores presentes en la ZA, que a nuestro modo de ver serán, esencialmente, convenios de cooperación y asociación. De igual forma, deben plantearse indicadores de cumplimiento del plan, así como mecanis- mos de seguimiento y evaluación. En el plan de manejo de la ZA se debe definir, así mismo, la distribución de tareas conforme a las competencias individuales y los procedimientos y compromisos de coinversión-co- gestión de Parques Nacionales Naturales, la(s) CAR y los entes territoriales (municipios y departamentos). No sobra reiterar que la intervención de las instituciones públicas en la elaboración y sobre todo en la implementación del plan de manejo de la ZA, debe efectuarse con sujeción a sus 318 competencias legales; en este sentido, y para la Unidad de Par- ques, con sujeción a lo previsto en el Numeral 7º del Artículo 19 del Decreto-Ley 216 de 2003. El plan de manejo de la ZA requiere igualmente ser formulado en armonía con el del área correspondiente del SPNN y con los instrumentos de planificación de las demás áreas protegidas que existan en la ZA, a fin de garantizar su complementariedad, y con los planes de vida y reglamentos de las comunidades indígenas y negras respectivamente, asentadas en la misma ZA, con miras a asegurar también, en este último caso, la complementariedad entre las medidas de manejo de ambos instrumentos de planificación. El plan de manejo armonizado y elaborado con los distintos actores, debe ser adoptado por las autoridades ambientales competentes en la ZA, bien sea a través de un acto administra- tivo único suscrito por los directores de todas las autoridades ambientales competentes, o a través de actos individuales para cada autoridad, en cuyo caso, su contenido deberá ser el mismo, ante la dificultad que representa separar o dividir territorialmente la adopción de las medidas de manejo contenidas en el plan. El plan de manejo elaborado debe estar sujeto a un seguimiento y una evaluación periódica por parte de las CAR y las autoridades ambientales urbanas competentes en la zona que corresponda, para lo cual deberían convocar a los municipios y a Parques Nacionales Natu- 319 rales, para que a través de un convenio de cooperación o asociación, se establezca una mesa de trabajo que surta esta labor. Discusión: ¿titular o no titular? La Ley 160 de 1994 (Ley Agraria), en el Artículo 67, establece: “Parágrafo: No serán adjudicables los terrenos baldíos situados dentro de un radio de 5 kilómetros alrededor de las zonas donde se adelanten explota- ciones de recursos naturales no renovables, las aledañas a parques nacionales naturales y las seleccionadas por entidades públicas para adelantar planes via- les u otros de igual significación cuya construcción pueda incrementar el precio de las tierras por factores distintos a su explotación económica.” Ahora bien, esta previsión de la Ley 160 de 1994 supone una enorme limitación legal para desarrollar en las ZA de las áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales, programas de reasentamiento y de titulación en el marco de sistemas regulatorios de uso y aprovecha- miento de los recursos naturales renovables, que busquen reducir la presión sobre las áreas por parte de grupos humanos asentados en las áreas del Sistema mismas, lo que supone, además, la necesidad de identificar otros instrumentos y formas de tenencia de la tierra que resulten suficientemente atractivas para que soporten programas de reasentamiento y el desarrollo de sistemas productivos sostenibles para la conservación. Adicionalmente, esta limitante impide que en la práctica se puedan titular tierras de las comunidades negras en las ZA, restringiendo ampliamente el espectro de aplicación del mandato del Artículo 53 de la Ley 70 de 1993. 320 Aunque la intención del legislador fue, muy probablemente, desincentivar la ocupación de las áreas vecinas a las APN, contribuyendo a un “efecto de amortiguación”, el efecto puede ser todo lo contrario. La experiencia de conservación en Latinoamérica y en los trópicos en general, indica que los factores que generan inseguridad sobre la tenencia sirven más como incentivo para la inestabilidad territorial y el aprovechamiento no sostenible. En términos simples: el que ocupa algo que no podrá ser suyo, lo usa como lo ajeno, pues lo único que puede apropiar es la liquidación de los recursos naturales como renta y si se tarda o se limita, crea la opor- tunidad de que otro actor particular o institucional lo despoje. No se trata sólo de titular o no titular. Además está la cuestión de la extensión a titular. En muchos casos, si se titulan predios demasiado pequeños, se perpetúa la dinámica de pequeñas explotaciones dependientes de la extracción en la periferia del APN y de ocasio- nales bonanzas (coca, oro, madera, pieles). Si se titulan predios demasiado grandes, se estimula la ocupación extensiva y el uso insoste- nible: explotación forestal predatoria y conversión a pastos y ganadería extensiva. Es preciso determinar el tamaño preciso a titular, de modo que no se caiga en ninguno de los dos extremos y sea posible no sólo el sostenimiento y adecuado desarrollo de la econo- mía familiar campesina (objetivo y criterio de la UAF), sino posibilitar, además, el adecua- do microordenamiento del sistema productivo con criterios de sostenibilidad integral (am- biental, económica y sociocultural). 321 6. 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Anexos Anexo 1 Diagrama de la ruta del proceso de determinación y reglamentación de Zonas Amortiguadoras del SPNN Convenciones: Insumo o producto técnico PRODUCTO CARTOGRÁFICO ACTIVIDAD TÉCNICA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA INSTANCIA FORMAL DE PARTICIPACIÓN 329 FASE I: ESTUDIO PREVIO ACUERDO INICIAL UAESPNN – CAR Amenazas IDENTIFICACIÓN Y PRIORIZACIÓN DE Proyectos LAS APN Y LOS SECTORES QUE Participación REQUIEREN ZA Áreas SIRAP Oportunidades de Cooperación CONCERTACIÓN PLAN DE TRABAJO PRELIMINAR 1. APRESTAMIENTO IDENTIFICACIÓN Y EVALUACIÓN PREVIA DE LOS INSUMOS CONSULTA EXISTENCIA SUSCRIPCIÓN CONVENIO MARCO COMUNIDADES ÉTNICAS Y NO CERTIFICACIÓN RESGUARDOS COMUNICACIÓN ENTES SÍ TERRITORIALES INICIO CONSULTA PREVIA PUBLICACIÓN CONVOCATORIA CONTRATACIÓN & ASIGNACIÓN TAREAS FUNCIONARIOS 330 Áreas para los valores de conservación Orígenes de las amenazas Áreas SIRAP y SILAP Suelo de protección POT DELIMITACIÓN DEL ÁREA DE ESTUDIO Restricciones tradicionales Proyectos de conservación Proyectos de infraestructura Enclaves y centros de intercambio Cuencas afluentes y efluentes (< 10 Km) CONTEXTO REGIONAL Y LOCAL 2. DIAGNÓSTICO ANÁLISIS DE ESTADO Y AMENAZAS Valores de conservación ZONIFICACIÓN ECOLÓGICA Mosaico de ecosistemas ANÁLISIS DEL PLAN DE MANEJO DEL APN INTEGRIDAD ECOLÓGICA Amenazas CARACTERIZACIÓN DE ACTORES Sistemas de alteridad ANÁLISIS DE EFECTIVIDAD DEL MANEJO Factores de viabilidad ANÁLISIS SITUACIONAL Unidades ecológicas Representatividad dentro-fuera MAPA UNIDADES ECOLÓGICAS MOSAICO ECOSISTÉMICO Conectividad en cada unidad Estado de alteración/regeneración ANÁLISIS DEL CONTEXTO Fuentes potenciales de regeneración ECOLÓGICO Fuentes potenciales de secundarización ...generadoras servicios ambientales PROCESOS ECOLÓGICOS ...dependientes de los servicios (entre el APN y las áreas vecinas…) ...conectadas por flujos biológicos regulares MAPA RELACIONES ECOLÓGICAS 331 Áreas protegidas Conexiones posibles RED DE ÁREAS MAPA posible EEP del SIRAP Amenazas sobre áreas y conexiones Iniciativas de conservación Personas y organizaciones responsables RED DE INICIATIVAS Vinculación agentes locales 2. DIAGNÓSTICO Estructura ecológica generada Trayectoria y objetivos personales ANÁLISIS DEL CONTEXTO SIRAP Perfil de conocimientos y destrezas Red de contactos RED DE PERSONAS Formas de comunicación y cooperación Proximidad a la conservación del área Conocimiento del área Saberes claves Experiencia de aplicación – validación PROCESO DE CREACIÓN Y APRENDIZAJE Antecedentes de estudio y manejo Métodos de trabajo construidos Éxitos y fracasos de gestión 332 Identificación y clasificación SISTEMAS DE ALTERIDAD Tensionantes - peturbaciones - alteración Clasificación de tensionantes TENSIONANTES Y PERTURBACIONES Calificación del perfil del tensionante Análisis de las perturbaciones/alteración 2. DIAGNÓSTICO Accesibilidad Permeabilidad ANÁLISIS TERRITORIAL Reemplazamientos PROSPECTIVA TERRITORIAL Factores de expansión Proyección y evaluación de escenarios MAPA DEL ESCENARIO ACTUAL MAPA DEL ESCENARIO TENDENCIAL MAPAS DE ESCENARIOS COYUNTURALES MAPAS DE ESCENARIOS ESTRATÉGICOS 3. DEFINICIÓN DE OBJETIVOS OBJETIVOS DE AMORTIGUACIÓN DEFINICIÓN DE OBJETIVOS OBJETIVOS EN LA CONSOLIDACIÓN DEL SIRAP OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE GEORREFERENCIACIÓN MAPA DE ZONAS DE APLICABILIDAD 333 FASE II: DETERMINACIÓN Contexto SIRAP DEFINICIÓN DE ÁREAS A INCLUIR Alteración facilitadora y alteración residual Prioridades de inclusión TRAZADO DE LOS LÍMITES Diagnóstico de la ZA ELABORACIÓN DE LA PROPUESTA DE Propuesta de delimitación MAPA DELIMITACIÓN DELIMITACIÓN - PRIMERA VERSIÓN Zonificación preliminar MAPA ZONIFICACIÓN PRELIMINAR 4. DELIMITACIÓN Memoria técnica REVISIÓN CON LAS INSTANCIAS REUNIONES CON EL EQUIPO TÉCNICO INSTITUCIONALES DE PLANEACIÓN X Planeación CAR RECEPCIÓN DE COMENTARIOS X Planeación municipal X Planeación departamental RESPUESTA X UAESPNN EVALUACIÓN DE LOS COMENTARIOS OFICIAL A LOS COMENTARIOS SEGUNDA VERSIÓN AJUSTE PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN COMISIÓN AD HOC X CAR RECEPCIÓN DE COMENTARIOS X Dirección Ecosistemas MAVDT X UAESPNN RESPUESTA EVALUACIÓN DE LOS COMENTARIOS OFICIAL A LOS COMENTARIOS 334 4. DELIMITACIÓN TERCERA VERSIÓN AJUSTE PRESENTACIÓN Y PONENCIAS AUDIENCIA PÚBLICA - Comunidades locales - Comunidades étnicas RECEPCIÓN DE PROPUESTAS CONSULTA PREVIA - ONG - Ciudadanía en general EVALUACIÓN DE LAS PROPUESTAS RESPUESTA OFICIAL A LOS COMENTARIOS VERSIÓN DEFINITIVA AJUSTE ELABORACIÓN DE LOS ACTOS MAPA DELIMITACIÓN DEFINITIVA ADMINISTRATIVOS CAR ENVÍO DE LOS BORRADORES A LOS 5. DECLARATORIA REVISIÓN DE LOS PROYECTOS DE MIEMBROS DE LA COMISIÓN AD HOC ACTOS ADMINISTRATIVOS DE DECLARATORIA RECEPCIÓN DE COMENTARIOS EXPEDICIÓN AJUSTE PUBLICACIÓN ENVÍO DE COPIAS A LOS MINISTERIOS REGISTRO EN INSTRUMENTOS PÚBLICOS 335 FASE III: REGLAMENTACIÓN Zonificación preliminar Resultados del Diagnóstico PREPARACIÓN DE LA PROPUESTA DE Modelo de estructura amortiguadora ZONIFICACIÓN Categorías de zonificación Revisión previa de los POT MAPA ZONIFICACIÓN PRELIMINAR REUNIONES CON EL EQUIPO TÉCNICO REVISIÓN CON LAS INSTANCIAS 6. ZONIFICACIÓN INSTITUCIONALES DE PLANEACIÓN X Planeación CAR RECEPCIÓN DE COMENTARIOS X Planeación municipal X Planeación departamental - UAESPNN RESPUESTA EVALUACIÓN DE LOS COMENTARIOS OFICIAL A LOS COMENTARIOS SEGUNDA VERSIÓN AJUSTE PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN COMISIÓN AD HOC X CAR RECEPCIÓN DE COMENTARIOS X Dirección Ecosistemas MAVDT X UAESPNN RESPUESTA EVALUACIÓN DE LOS COMENTARIOS OFICIAL A LOS COMENTARIOS 336 TERCERA VERSIÓN AJUSTE PRESENTACIÓN Y PONENCIAS AUDIENCIA PÚBLICA X Comunidades locales X Comunidades étnicas RECEPCIÓN DE PROPUESTAS CONSULTA PREVIA X ONG X Ciudadanía en general RESPUESTA EVALUACIÓN DE LAS PROPUESTAS OFICIAL A LOS 6. ZONIFICACIÓN COMENTARIOS VERSIÓN DEFINITIVA AJUSTE ELABORACIÓN DE LOS ACTOS MAPA ZONIFICACIÓN DEFINITIVA ADMINISTRATIVOS CAR ENVÍO DE LOS BORRADORES A LOS REVISIÓN DE LOS PROYECTOS DE MIEMBROS DE LA COMISIÓN AD HOC ACTOS ADMINISTRATIVOS DE ADOPCIÓN DE LA ZONIFICACIÓN RECEPCIÓN DE COMENTARIOS EXPEDICIÓN AJUSTE PUBLICACIÓN ENVÍO DE COPIAS A LOS MINISTERIOS 337 REVISIÓN TÉCNICA DE LOS POT Análisis modelos territoriales POT Análisis protección ambiental en los POT PREPARACIÓN PROPUESTA Análisis contenidos estructurales y generales POT GENERAL DE REGLAMENTACIÓN 7. REGLAMENTACIÓN (CAR - UAESPNN) Análisis reglamentación de los usos POT Identificación necesidades de ajuste a los POT PLANOS DE SOPORTE Resumen determinantes CAR Reseña zonificación de manejo Propuesta de ajustes al POT PREPARACIÓN PROPUESTAS DE Perímetros, clases del suelo y zonificación POT REGLAMENTACIÓN MUNICIPALES (CAR - UAESPNN) Normas sobre infraestructura y sistemas generales Normas de protección ambiental y suelo de protección Régimen de usos por zonas de manejo Análisis afectaciones y limitaciones PLANOS DE SOPORTE 338 ACTA DE INICIO DE LA CONCERTACIÓN CONCERTACIÓN MUNICIPIO - 7. REGLAMENTACIÓN AUTORIDADES AMBIENTALES ACTA DE CONCERTACIÓN PLANOS DE SOPORTE CONCERTACIÓN AJUSTES POT (CAR -UAEASPNN - municipio) CONSULTA COMITÉ TERRITORIAL DE PLANEACIÓN TRÁMITE ANTE EL CONCEJO MUNICIPAL REVISIÓN DE CONCORDANCIA PLANOS Y TEXTOS ZONA AMORTIGUADORA DELIMITADA, DECLARADA, PUBLICADA, REGISTRADA, ZONIFICADA Y REGLAMENTADA 339 Anexo 2 Modelo de resolución que determina una ZA Este modelo de resolución corresponde al marco normativo desarrollado mediante el pro- yecto de decreto reglamentario preparado por la Unidad de Parques (Guerrero, 2005b). CORPORACIÓN AUTÓNOMA REGIONAL DE ___________________ RESOLUCIÓN No. _____ “Por la cual se determina la zona amortiguadora del PNN ___ en el área de jurisdicción de la Corporación y se dictan otras disposiciones” EL DIRECTOR GENERAL DE LA CORPORACIÓN AUTÓNOMA REGIONAL DE _______, En ejercicio de sus facultades legales, reglamentarias y estatutarias, en especial de las conte- nidas en el Artículo 31 de la Ley 99 de 1993 y en el Artículo 5º del Decreto xxx de 2005, y CONSIDERANDO Que mediante oficio del xx de xxx de 2005, el Jefe de Programa del PNN ____ convocó a la Corporación Autónoma Regional de ____, a la Dirección de Ecosistemas del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial y a esta Corporación a la conformación de la comisión para la elaboración de la propuesta de delimitación de la zona amortiguadora del PNN _____, remitiendo además una propuesta preeliminar de delimitación de la mis- ma, con base en la información recaudada en el diagnóstico efectuado para la formulación 341 del plan de manejo del PNN ____, de conformidad con lo establecido en el Artículo 6º del Decreto xx del xxx de 2005. Que la comisión mencionada en el considerando anterior, se reunió durante el lapso com- prendido entre el __ de ____ de 2005 y el __ de ____ de 2006, término durante el cual evaluó y ajustó la propuesta preliminar de delimitación de la zona amortiguadora del PNN ___ presentada por el Jefe de Programa de dicha área. Que según el documento contentivo de la propuesta de delimitación de la zona amortigua- dora del PNN ___, la misma deberá estar delimitada de la siguiente manera: Por el norte ___________________ Por el sur ___________________ Por el oriente ___________________ Por el occidente ___________________ Que la extensión de la zona amortiguadora propuesta para el PNN ____ por el Comité, es de ___ Has., y está ubicada en jurisdicción de los municipios de ________. Que del área propuesta como zona amortiguadora del PNN ___, ___ Has. se encuentran ubicadas en jurisdicción de la Corporación, delimitadas de la siguiente manera: Por el norte ___________________ Por el sur ___________________ Por el occidente ___________________ Por el oriente ___________________ 342 Que de acuerdo a lo definido por la Unidad Administrativa Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial en el plan de manejo del PNN ____, las funciones que la zona amortiguadora de dicha área debe cumplir para el logro de los objetivos de conservación y de gestión de la misma, además de los previstos en el Decreto XXX de 2005, son las siguientes: 1. xxxxxxxxxxxx 2. xxxxxxxxxxxxx 3. xxxxxxxxxxxxx Que según el Artículo 6º del Decreto xxx de 2005, la propuesta de delimitación de las zonas amortiguadoras de las áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales deberán ser adoptadas por las Corporaciones Autónomas Regionales competentes dentro de los trein- ta (30) días siguientes al recibo de la propuesta de delimitación elaborada por el respectivo comité, habiéndose recibido en esta Corporación la propuesta elaborada por el Comité para la elaboración de la propuesta de delimitación del PNN ___ el pasado __ de ___ de 2005. Que de conformidad con el Artículo 5º del Decreto XXX de XXXXX de 2005, “Cuando la zona amortiguadora a determinar se encuentre ubicada en jurisdicción de dos o más Corpora- ciones Autónomas Regionales, cada una de ellas deberá determinarla dentro del área de su jurisdicción mediante acto administrativo expedido para el efecto por su Director General, con arreglo a la propuesta de delimitación que las mismas Corporaciones elaboren conjunta- mente con la Dirección de Ecosistemas y la Unidad Administrativa Especial del Sistema de 343 Parques Nacionales Naturales del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, y de acuerdo con la definición que efectúe la misma Unidad de las funciones concretas que cumplirá la zona amortiguadora en relación con el área del Sistema que corresponda”. Que en mérito de lo expuesto, RESUELVE Artículo 1º. Determinar la zona amortiguadora del PNN ____ en el área de jurisdicción de la Corporación, en una extensión de __ Has., la cual estará delimitada de la siguiente manera: Por el norte ___________________ Por el sur ___________________ Por el oriente ___________________ Por el occidente ___________________ Artículo 2º. La zona amortiguadora del PNN ____ que mediante el presente acto se deter- mina, cumplirá, además de las funciones previstas en el Decreto xxx de 2005, y para garan- tizar el logro de los objetivos de conservación y de gestión del PNN ____ las siguientes: 1. xxxxx 2. xxxxx 3. xxxxx Artículo 3º. Dentro de los tres meses siguientes a la expedición de la presente resolución, el Jefe de Programa del PNN ___, de conformidad con lo establecido en el Artículo 15 del Decreto xxx de 2005, convocará a la conformación de la comisión para la regulación y el 344 seguimiento de la zona amortiguadora del PNN ___, con el fin de elaborar el Plan de Orde- nación y Manejo de dicha zona, que será adoptado por la Corporación dentro de los treinta (30) días siguientes a su conclusión por parte de la citada comisión. Artículo 4º. Inscribir la presente Resolución en el registro de instrumentos públicos de los municipios de ____, _____, y ____ dentro de los treinta (30) días siguientes a su expedi- ción. Artículo 5º. Remitir copia del presente acto administrativo al Jefe de Programa del PNN ____, a los alcaldes de los municipios de ____, ____ y _____, y al Gobernador del Departa- mento de ___ para su conocimiento. Artículo 6º. La presente resolución rige a partir de la fecha de su publicación. COMUNÍQUESE, PUBLÍQUESE Y CÚMPLASE Dada en ___, a los __ días del mes de ___ de 2005 _________________________________ DIRECTOR GENERAL 345 Anexo 3 Ilustración del método A continuación se ilustra de modo simplifica- do la aplicación de los lineamientos al diag- nóstico, delimitación y zonificación de la ZA para un APN hipotética (el PNN Serranías), en la cual se han combinado características y situaciones de distintos casos reales del SPNN. El análisis que se desarrollará se concentra en la porción del Parque en jurisdicción de dos municipios: Tierra Nueva y Rionegro, cuyo límite coincide con la divisoria de aguas entre las cuencas del río Negro y el río Claro. El área del Parque dentro del área de estudio se muestra en el siguiente plano con líneas seg- mentadas (——). 347 Contexto geográfico 348 Del plan de manejo del Parque se extrae la siguiente información. X EN JURISDICCIÓN DEL MUNICIPIO DE RIONEGRO, LOS ACTORES CORRESPONDEN A: „ La comunidad del corregimiento de Abras, un pequeño poblado rural. Se abastece de agua de un punto aguas arriba sobre el río Negro. „ La red local de reservas naturales campesinas de los Farallones de Abras, que viene siendo apoyada por la CAR, el municipio y el Parque. „ Población dispersa en pequeñas fincas de ladera dedicadas a cultivos de pancoger y pequeña ganadería, de las cuales, las de la vereda El Carrizal (vecina del Parque) son de ocupación más reciente. X EN JURISDICCIÓN DE TIERRA NUEVA, LOS ACTORES CORRESPONDEN A: „ La comunidad asentada en la cabecera municipal, dependiente del pequeño comer- cio y las explotaciones rurales aledañas, principalmente haciendas ganaderas de mediana extensión sobre las vegas del río Blanco y el río Claro. Su abastecimiento hídrico depende del río Claro, pues las quebradas vecinas son demasiado pequeñas e irregulares. „ La comunidad de pescadores y pequeños agricultores asentada en el corregimiento de San Juan, entre el pie de la cuchilla del Romeral y la margen de la Ciénaga de San Juan. El municipio y la CAR han adelantado varios proyectos de sistemas sostenibles con esta comunidad, sin mucha continuidad. El caserío de San Juan se abastece de la quebrada Romeral que nace en la cuchilla del mismo nombre. 349 „ La comunidad de la vereda Bella Vista, vecina a San Juan, conformada por fundos recientes de colonos madereros. Recientemente algunos se han asentado en límites del Parque. „ La comunidad de la vereda El Progreso, sobre la quebrada El Piñal y la cuchilla del mismo nombre, conformada por antiguos colonos madereros que combinan la peque- ña ganadería con los cultivos de pancoger y, más recientemente, el cultivo de la coca. Una parte se encuentra asentada desde hace más de una década dentro del Parque. Aunque el área ocupada dentro del Parque fue más extensa, el auge de la violencia armada en el 2000 causó la muerte o el desplazamiento de varias familias, con lo cual una parte de las fincas quedó abandonada y en regeneración natural. „ La comunidad de la vereda Los Ocobos, de fincas medianas relativamente antiguas, en una zona más seca, afectada por desforestación, quemas y erosión, donde la UMATA de Tierra Nueva adelanta un proyecto de reforestación de microcuencas. „ El Resguardo Indígena del Río Blanco, que abarca la cuenca alta de dicho río y la de la quebrada Honda, con una extensa área de traslape con el Parque. Esta comunidad practica agricultura tradicional en las partes bajas y, más recientemente, ganadería extensiva hacia las partes altas, con lo cual se han deforestado las cabeceras del río Blanco. La CAR y el municipio adelantan un proyecto de agroforestería con el Res- guardo, con el apoyo de una agencia de cooperación internacional. El caserío indígena de río Blanco tiene problemas de abastecimiento hídrico y saneamiento en general, dependiendo de pequeñas quebradas y nacientes en la cuchilla El Romeral. 350 X LA ACCESIBILIDAD DENTRO DEL ÁREA DE ESTUDIO ESTÁ DADA POR: La vía pavimentada llega hasta la cabecera de Tierra Nueva. Ésta se une al caserío indígena de Río Blanco y al corregimiento de San Juan por carreteables que dejan de ser transitables en los picos de invierno. Otro carreteable en mejor estado comunica la vereda Los Ocobos con la principal a Tierra Nueva por medio de un planchón que cruza el río Claro (al sur del área de estudio). Otro, pavimentado en recebo, une el corregimiento de Abras con la cabecera de Rionegro. Los demás asentamientos están unidos por una red de caminos de herradura (líneas punteadas en el mapa), en su mayoría abiertos por los aserradores y luego consolidados por las fincas. Los vehículos de carga, incluyendo tractomulas, sólo pueden llegar a las cabeceras de Tierra Nueva y Abras. Camiones menores y camperos alcanzan San Juan y el caserío indígena de río Blanco durante 8 ó 10 meses al año. El intercambio de productos y la extracción de madera dependen del transporte en mulas hasta dichos puntos. El transporte acuático alcanza con pequeñas embarcacio- nes de carga la cabecera de Tierra Nueva, a donde pueden llegar planchones o bongos en los 6 u 8 meses de mayor caudal del río Claro. Canoas a motor y voladoras alcanzan la Ciénaga de San Juan y el caserío indígena de río Claro todo el año y por las cabeceras del río Claro hasta prácti- camente los límites del Parque en la vereda Bella Vista. 351 X LOS MACROPROYECTOS CONTEMPLADOS EN LOS POT Y EN LOS PLANES DE DESARROLLO MU- NICIPALES Y DEPARTAMENTAL INCLUYEN: „ El puente vehicular sobre el río Claro, que debe unir la cabecera de Tierra Nueva con Los Ocobos, en reemplazo del planchón que opera aguas abajo y comunica dicha vereda. Se discute la capacidad del puente y la localización exacta (en El Progreso o en Los Ocobos). „ La carretera Los Ocobos-Las Abras debe conectar los municipios de Tierra Nueva y Rionegro y contribuir a la comercialización de la producción del segundo y el fortale- cimiento del comercio en el primero. El trazado más obvio es el que conectaría Los Ocobos con El Progreso y sigue la trocha del Progreso al Carrizal y de dicha vereda hasta Abras, siguiendo los caminos de herradura existentes. Sin embargo, dicho trazado atravesaría una porción del PNN Serranías. „ La adecuación de la vía a San Juan, que la habilitaría para tráfico pesado (camiones 650 y mayores) y la haría transitable todo el año. „ El fomento de la palma africana en las zonas bajas de Tierra Nueva, para reactivar y diversificar la economía y generar empleo rural. 352 Análisis del plan de manejo del PNN Serranías X LOS VALORES DE CONSERVACIÓN PRIORIZADOS EN EL PLAN DE MANEJO SON: „ Los bosques relictuales de Lauráceas en las cuencas altas de la quebrada Honda, el río Claro y la vertiente del río Negro dentro del Parque. „ Las poblaciones remanentes de crácidos (paujiles y pavas de monte) y de primates, escogidas como especies paraguas (indicadores de la integridad del ecosistema). Existen registros aislados y una tesis de grado en la cuenca alta del río Claro, pero falta información sobre el tamaño y distribución de las poblaciones. „ Las cabeceras del río Claro, sus afluentes y las “pozas” en la cuenca alta, que funcionan como criaderos de la ictiofauna del río y la ciénaga de San Juan, según los pescadores locales. „ La regulación hidrológica de las cuencas con nacimientos dentro del Parque, de la cual dependen el abastecimiento hídrico y protección de los centros poblados frente a crecientes torrenciales y alteraciones hidráulicas de los cursos. X ENTRE LAS PRINCIPALES AMENAZAS IDENTIFICADAS EN EL PLAN DE MANEJO DEL PNN SERRANÍAS: „ La extracción maderera en las veredas Carrizal y Los Amarillos (Rionegro) y El Progreso, Bella Vista y el resguardo de Río Blanco (en Tierra Nueva). „ La expansión incipiente del cultivo de la coca en El Progreso y El Carrizal, con la consecuente deforestación y contaminación de quebradas, y las eventuales fumigacio- nes del programa de erradicación de cultivos ilícitos. 353 „ Las quemas, especialmente por la ganadería en Los Ocobos y el resguardo de Río Blanco y, a menor escala, en San Juan, como parte de la preparación de los barbechos para el cultivo en pequeñas parcelas. „ La sobrepesca en la Ciénaga de San Juan y las cabeceras del río Claro. No existen datos salvo la información de la comunidad local sobre el agotamiento de algunas poblaciones de peces. „ La caza, especialmente en las cuencas altas del río Blanco y el río Claro. „ La vía proyectada entre Los Ocobos y El Carrizal, cuyo trazado preliminar atravesaría el sector sur del Parque. X FACTORES FAVORABLES A LA CONSERVACIÓN DE LOS VALORES PRIORIZADOS: „ La relación de trabajo entre CAR, el Parque y las comunidades locales. „ La iniciativa de conservación de los campesinos de Abras. „ La resistencia de la comunidad a la expansión de la coca. „ La ausencia de procesos de inmigración importantes. „ La fuerte regeneración natural de los bosques en la mayor parte de los sectores dentro del Parque y sus vecindades. „ La baja accesibilidad física de la mayor parte de las áreas. „ El arraigo y fuerte organización social de las comunidades locales. „ El saber tradicional de las comunidades campesina e indígena. 354 X FACTORES ADVERSOS A LA CONSERVACIÓN DE LOS VALORES PRIORIZADOS: „ El conflicto armado. „ La baja rentabilidad y sostenibilidad de las explotaciones agropecuarias que impulsa las actividades extractivas como complemento económico y la expansión de la frontera agrícola. „ La falta de fuentes de proteína para la población no pescadora. „ La tradición cazadora o maderera de una buena parte de los pobladores más recientes. „ La degradación ambiental de sectores vecinos al Parque, como Los Ocobos y parte de la cuenca alta del río Blanco (El Altamisal) que impulsa la migración dentro de la región a nuevos frentes de expansión de la frontera agrícola. „ La ocupación extensiva de los suelos más accesibles y aptos para la explotación inten- siva, por las haciendas ganaderas alrededor de la cabecera de Tierra Nueva. X LOS PRINCIPALES CONFLICTOS IDENTIFICADOS EN EL PLAN DE MANEJO DEL PARQUE SON: „ Conflicto armado con intensidad fluctuante entre la guerrilla, más fuerte del lado de Rionegro, y el Bloque de las Autodefensas que actúa alrededor de Tierra Nueva. Ambos actores armados contienden por el control del territorio, la renta derivada de la ganadería en la cuenca baja del río Claro y el control del incipiente cultivo de la coca en la cuchilla del Piñal, que podría extenderse a otras áreas. „ Tensiones ocasionales entre la comunidad campesina de San Juan y el Resguardo del Río Blanco, por límites y por la explotación forestal sobre la cuchilla del Romeral, 355 que, según los colonos, afecta la quebrada Romeral disminuyendo su caudal (que abastece a San Juan) y aumentando la carga de sedimentos hacia la ciénaga. „ Tensiones entre los colonos madereros de Bella Vista y la comunidad indígena de río Blanco por la explotación de los bosques a ambos lados de la cuchilla El Romeral. „ Tensiones ocasionales entre madereros y pescadores o entre pescadores y ganaderos en la cuenca del río Claro, por tierras y por deforestación. 356 X LA ZONIFICACIÓN DEL SECTOR DEL PARQUE COMPRENDIDO EN EL ÁREA DE ESTUDIO PUEDE RESUMIRSE ASÍ: 357 „ Una zona primitiva, demarcada sobre lo que se supone es la masa más continua de bosque andino mejor conservado. Sin embargo, existen remanentes extensos y aparen- temente bien conservados también en las otras zonas. No se cuenta con estudios que permitan establecer el verdadero grado de intervención de las distintas formaciones y si las diferencias florísticas y fisonómicas entre esta zona y las demás se deben a causas antrópicas o a divergencias entre comunidades vegetales asociadas a ambientes dife- renciados. „ Una zona intangible, sobre bosques poco o nada intervenidos (se supone) pero veci- nos a los frentes de alteración. No se cuenta con estudios que permitan definir el nivel de alteración/regeneración de estos bosques, pudiendo tratarse de formaciones relic- tuales o secundarias antiguas de antiguos frentes de colonización. No está clara en el diagnóstico la diferencia ecológica entre esta zona y la anterior o cómo se estableció el límite entre ambas (¿cotas?). Se puede interpretar como la respuesta del Parque en términos de no permitir el avance de la extracción maderera y la colonización más allá de este límite (interno o externo, en distintos puntos del Parque). „ Una zona de alta intensidad de uso, que corresponde al conflicto en ciernes entre la expansión de la colonización maderera en la cuenca alta del río Claro (vereda Bella Vista) y la conservación del Parque. La zona es especialmente susceptible a la ocupa- ción-transformación por sus pendientes moderadas, suelos fértiles y maderas valiosas. No está clara la correspondencia entre el carácter que la norma da a estas zonas de uso intensivo y la situación concreta en este sector del Parque. Al parecer no se clasificó 358 como zona de recuperación dado el bajo nivel de intervención; el plan de manejo centra en esta zona los esfuerzos de educación ambiental, identifica un importante potencial ecoturístico (ciénaga, quebradas, pozas, Alto de Serranías) y prioriza la generación de alternativas productivas en la ZA vecina, para evitar la expansión al interior del Parque. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la tradición de esta comunidad es maderera. „ Una zona de recuperación, claramente establecida por fotointerpretación y como consecuencia de la participación de las veredas El Progreso y El Carrizal (con varias familias con viviendas y/o explotaciones dentro del Parque) en la formulación del plan de manejo. La zona abarca bosques en distintos grados de fragmentación, bosques secundarios recientes y, en menor extensión, potreros y cultivos (incluyendo reciente- mente los cocales). La zona corresponde en su mayor parte a la antigua extensión de los asentamientos de El Progreso, antes de la masacre de 2000 y el éxodo subsiguien- te. Sin embargo, la zona presenta señales de repoblamiento y reactivación económica, lamentablemente asociados a la introducción de la coca e impulsados por actores armados al margen de la Ley. Para esta zona se prioriza el trabajo en restauración sin que esté muy clara la relación de dichos trabajos con la permanencia o no de los ocupantes ilegales del Parque (esta formulación es anterior al desarrollo de la política de restauración participativa de la Unidad de Parques). Se pretende que, al menos, se proteja y acelere la regeneración natural en las fincas abandonadas (la mayoría), mientras se encuentra una solución temporal o definitiva para las aún ocupadas. 359 Análisis del contexto ecológico regional 360 X LAS CONDICIONES FÍSICAS PUEDEN RESUMIRSE EN: „ Las condiciones geológicas son similares en toda el área de estudio, con diversidad de arcillolitas y algunos afloramientos de arenisca en las partes más altas (Alto de Serra- nías) con pocos aportes volcánicos. „ El clima corresponde a bosque húmedo tropical en las partes bajas, con transición a bosque húmedo premontano y montano bajo dentro del Parque. La vereda Los Oco- bos representa un enclave claramente más seco con tres meses al año de muy escasas precipitaciones. La cuenca alta del río Blanco presenta suelos y coberturas correspon- dientes a un clima menos húmedo que el predominante en el área de estudio; sin embargo, esta apariencia puede corresponder más a una aridización secundaria promovi- da por deforestación, fuego y pastoreo extensivo. No se cuenta con adecuada cobertura de estaciones meteorológicas en el área para establecer una zonificación más detallada. „ Los suelos presentan en general condiciones entre moderadas y buenas de fertilidad, teniendo como principales limitantes las pendientes hacia las partes altas (con alguna propensión a la reptación y los deslizamientos) y la anegabilidad generalizada de las partes bajas. Así, los suelos moderadamente aptos para la agricultura ocupan sólo algunas terrazas y relieves colinados de piedemonte entre las laderas y los planos aluviales. A nivel de degradación del suelo, además de algunos focos de reptación y deslizamiento, sólo en Los Ocobos se encuentran focos abundantes de erosión super- ficial. En la mayoría de las áreas convertidas a ganadería, el suelo ha perdido sus condi- ciones forestales primitivas y muestra señales claras de agotamiento y compactación. 361 X EL MOSAICO ECOLÓGICO EN TORNO A ESTE SECTOR DE PARQUE PUEDE DESCRIBIRSE RESUMI- DAMENTE ASÍ: „ Las formaciones forestales originales de las partes bajas, especialmente de los planos aluviales, han desaparecido casi en su totalidad, salvo algunos remanentes en distintos grados de fragmentación y alteración en la cuenca alta del río Claro y en torno a la ciénaga de San Juan y su complejo de caños. „ Los bosques de piedemonte han desaparecido en las zonas ocupadas: resguardo de río Blanco, San Juan, Bella Vista y los alrededores de la cabecera de Abras. Se conservan en cambio dentro del Parque, en la cuenca alta del río Claro, aunque el sector vecino a Bella Vista (microcuenca de Aguasclaras) se encuentra sensiblemente afectado por entresaca. El parche boscoso de Cerro Lindo (Reserva Forestal Municipal) presenta una estructura y composición claramente secundarias y correspondientes a una transi- ción a tipos de vegetación más secos. „ El bosque húmedo montano bajo es la formación dominante en el área de estudio. Se encuentra dividido en cuatro masas principales, por efecto de la fragmentación antró- pica, todas ellas sometidas en sus bordes a fuertes presiones de extracción forestal y conversión a pastos y cultivos: ‹ La porción más extensa se encuentra dentro del Parque entre la zona intangible y la de alta intensidad de uso. ‹ La segunda masa en extensión se extiende desde el extremo sur del Parque, a través del cerro Negro, hasta los farallones de Abras (parcialmente dentro de las reservas 362 privadas) y está separada de la masa mayor dentro del Parque por el corredor de alteración entre El Progreso y El Carrizal. ‹ La tercera corresponde al cerro El Cacique y se encuentra parcialmente dentro del resguardo del río Blanco, separada de la masa principal por el área deforestada sobre la cuchilla El Altamisal. ‹ La cuarta y última corresponde a un pequeño remanente fuertemente alterado sobre la cuchilla El Romeral, separado de la formación extensa dentro del Parque, por el corredor de alteración formado entre la explotación maderera de Bella Vista y la expansión ganadera del resguardo indígena. „ Se encuentran dos frentes de sabanización secundaria, en los cuales la regeneración de áreas deforestadas y sometidas crónicamente a quemas y pastoreo es dominada por especies oportunistas de graminoides, arbustos y árboles, propias de bordes pirófilos y sabanas. Uno de los frentes corresponde a la cuenca alta del río Blanco y la otra a la vereda Los Ocobos. Los dos frentes presionan sobre el bosque húmedo montano bajo dentro del Parque y, ayudados por el fuego, el pastoreo y futuros veranos especial- mente secos, pueden expandirse hacia el Parque hasta donde las condiciones mesocli- máticas de humedad generen un nuevo equilibrio secundario bosque/sabana. „ El encadenamiento de los ecosistemas acuáticos presenta dos elementos que juegan un papel especial en la red trófica y en la reproducción de varias poblaciones de peces y aves: la ciénaga de San Juan y las pozas en la cuenca alta del río Claro. Su valor aumenta en la medida en que el valle aluvial del río Claro aguas abajo se encuentra muy alterado. 363 X EN CUANTO AL POTENCIAL DE RESTAURACIÓN PUEDE DECIRSE QUE: „ El balance de alteración/regeneración para las formaciones por encima del boque piemontano está claramente inclinado hacia los tipos mejor conservados y las series correspondientes a la regeneración natural. No así para los tipos de vegetación de las planicies aluviales, en donde predominan los estados y sucesiones alterados. „ Para las formaciones piemontanas, la franja más favorable a la ocupación, se presenta un gradiente desde las zonas de mayor y más antigua alteración hasta las de más reciente ocupación. En el área de estudio este gradiente coincide con el de humedad, de las zonas más secas (Tierra Nueva) a las más húmedas (el Parque). „ En general no existen limitaciones severas para la regeneración: los suelos son mine- ralmente ricos y diversos y el clima en general es húmedo y cálido a templado todo el año. Salvo el enclave seco de Los Ocobos y algunas zonas de pendientes empinadas, la oferta ambiental es favorable a la regeneración. El potencial biótico es alto, en la medida en que las formaciones boscosas cubren grandes extensiones continuas y se sitúan sobre las laderas y cuencas altas, lo cual favorece la regeneración de las franjas bajas alteradas. „ El fuego se destaca como el principal factor alterador del balance sucesional, capaz de invertir la ventaja ambiental a favor de la expansión de los pastizales y la contracción del bosque, especialmente cuando se asocia a franjas secas o subhúmedas y al pastoreo extensivo. La principal franja de susceptibilidad al fuego se sitúa en la franja de transi- ción entre los enclaves secos o de sabanización secundaria y las masas boscosas rema- 364 nentes, zona que presenta la combinación de coberturas y el régimen climático ade- cuado para la acumulación de combustible (estación húmeda prolongada) y la ocu- rrencia de estaciones secas bien marcadas. X EN CUANTO AL ESTADO DE CONECTIVIDAD / FRAGMENTACIÓN CABE DESTACAR, ADEMÁS DE LO DICHO ARRIBA: „ La alteración acentuada sobre las tierras bajas rompe el encadenamiento de hábitats para poblaciones biológicas cuya estrategia trófica o ciclo de vida dependen del uso del gradiente altitudinal. „ Las comunidades bióticas aisladas en remanentes como el cerro El Cacique, cerro Lindo y la cuchilla El Romeral, pueden experimentar cadenas y encadenamientos de extinciones locales. „ La suplementación de estas metapoblaciones a partir de las áreas fuente dentro del Parque se hace cada vez más difícil en la medida en que los corredores de alteración se expandan y el régimen de perturbaciones se haga más severo. 365 Análisis del contexto SIRAP 366 El proceso de consolidación del SIRAP, dentro del área de estudio, abarca las áreas protegidas indicadas en el mapa anterior: „ La Reserva Forestal Regional del Río Blanco, creada por la CAR, pro- tege el bosque relictual del cerro El Cacique. Una parte está conforma- da por predios particulares (gran- des haciendas) y otra está comprendida dentro del resguardo indígena de río Claro. La expansión de la ganadería extensiva y la sabanización secundaria sobre la cuchilla El Altamisal amenaza tanto la Reserva como el Parque y rompe la conexión ecológica entre ambos. „ La Reserva Natural Regional Ciénaga de San Juan, creada por la CAR, en concerta- ción con la Alcaldía de Tierra Nueva y la comunidad de pescadores del corregimiento de San Juan. Al cubrir una franja en torno al cuerpo de agua, la Reserva abarca algunos terrenos destinados a la agricultura estacional cerca al caserío de San Juan. Original- mente creada para proteger el ecosistema acuático, su gestión ha demostrado la nece- sidad de ordenar las actividades dentro de la cuenca, abarcando, además, la cuchilla El Romeral y la margen occidental del río Claro. Así, la cuenca alta del Claro ha sido priorizada por la CAR para su ordenación. Teniendo en cuenta la diversidad de activi- 367 dades económicas y los valores de conservación presentes en la cuenca alta del río Claro, se ha propuesto cambiar el régimen de la Reserva por el de Distrito de Manejo Integrado como parte del Plan de Ordenamiento de la cuenca. Sin embargo, la proxi- midad del Parque y la falta histórica de lineamientos sobre Zonas Amortiguadoras (ZA) ha hecho que la CAR dé un compás de espera para la declaratoria de cuenca en ordenación y la revisión de la categoría de conservación, pues no hay certeza sobre qué implicaciones tendría una eventual ZA en relación con otras figuras que se decla- raran o recategorizaran en la misma área. „ La Reserva Municipal Cerro Lindo, creada por acuerdo del Concejo municipal de Tierra Nueva y recogida por el POT del mismo municipio. La mayor parte está con- formada por predios adquiridos por el municipio para conservación. La principal amenaza la constituyen las quemas en fincas vecinas que ocasionalmente se propagan al bosque protegido. „ La Red de Reservas Naturales Campesinas de los Farallones de Abras, creadas por iniciativa local, con el apoyo de la Alcaldía de Rionegro y la CAR, quienes también han apoyado la formulación de un plan de manejo conjunto para todas las reservas integrantes. Actualmente tramitan el registro ante la Unidad de Parques. „ El área del Proyecto recuperación de microcuencas de la vereda Los Ocobos de la UMATA de Tierra Nueva (con apoyo de la CAR y la Secretaría de Agricultura del departamento) no constituye en sí un área protegida, pero la gestión adelantada ha generado un proceso de conservación participativa con gran potencial sociodinámico 368 que es indispensable tener en cuenta dentro de la planificación y gestión del SIRAP y que pudiera llegar a generar una red de reservas naturales civiles análoga a la de Fara- llones de Abras con la cual ya se ha promovido el intercambio de experiencias. „ Aunque ha habido acercamientos con la comunidad de la vereda El Progreso, la cual ha llegado a plantear la conformación de un esquema análogo al de reservas privadas, su carácter de ocupantes ilegales y la falta de certezas y alternativas ha dificultado hasta ahora su participación en la planificación y gestión de la conservación. En todos estos procesos, el equipo del PNN Serranías y la Dirección Territorial de Parques vienen participando. Todos estos actores participaron activamente, además, en la formula- ción del Plan de Manejo del Parque. 369 Análisis territorial X LOS PRINCIPALES PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN TERRITORIAL IDENTIFICADOS DENTRO DEL ÁREA SON: „ La presión de los fundos colonos madereros sobre los bosques del Parque en las veredas Bellavista y Los Amarillos. „ La conversión de las fincas de las veredas El Progreso y El Carrizal en fundos coque- ros. Las actividades propias de las fincas se reducen y el trabajo se concentra en el manejo de los cocales y las “cocinas”. La tendencia es a la multiplicación de los cocales a expensas del bosque secundario vecino, el repoblamiento y el aumento de los acce- sos. „ El reemplazamiento paulatino de las fincas en Los Ocobos por ganadería extensiva como uso residual de las tierras agotadas. El despoblamiento de las zonas degradadas va dando paso a las haciendas del valle bajo del río Claro. „ La presión de las haciendas ganaderas sobre la cuenca media del río Claro (ciénaga de San Juan y alrededores). Esta presión se manifiesta en la tala progresiva de los bosques aluviales y en el pastoreo de verano dentro de los humedales. „ La expansión de la extracción maderera y la ganadería extensiva del resguardo indígena de río Blanco hacia la cuenca alta del mismo río. En esta zona, la tala y quema afectan áreas mucho mayores que las necesarias para el ganado más bien escaso del resguardo. Esto corresponde a una estrategia de ocupación territorial extensiva por parte de la 370 comunidad indígena, estimulada a la vez por la venta de la madera del resguardo a los intermediarios madereros de Tierra Nueva. X AL HACER EL ANÁLISIS DE ACCESIBILIDAD Y PERMEABILIDAD, LOS PRINCIPALES HECHOS IDEN- TIFICADOS SON: „ Dos puntos principales de acceso, las cabeceras de Tierra Nueva y Abras, canalizan la extracción de madera y coca, así como la intermediación comercial para la agricul- tura, la ganadería y la pesca. Hasta estos puntos pueden penetrar tractomulas todo el año. „ Tres puntos finales de acceso terrestre, hasta los cuales llegan carreteables poco transi- tables en invierno y no aptos para tractomulas: el caserío indígena de río Blanco, el caserío pescador de La María (arriba de San Juan) y la finca La Minifalda (al Sur de Abras). Estos puntos son accesibles a camiones 650 casi todo el año. „ Dos puntos finales de acceso acuático: el primero coincide con un punto final terres- tre, el caserío indígena de río Blanco; el segundo corresponde aproximadamente con el límite del Parque sobre el río Claro. El tráfico regular de canoas a motor va de Tierra Nueva a La María y San Juan (a través de la ciénaga) y al caserío de río Blanco, espe- cialmente en invierno cuando las condiciones de los carreteables restringen el acceso terrestre. El río Negro es poco navegable. Los cuellos de botella son particularmente abundantes sobre el área, en la medida en que la histórica accesibilidad acuática viene siendo reemplazada por la terrestre. Entre estos pun- tos principales que median y regulan el acceso se identifican: 371 „ El puente del río Negro frente a Abras. Actualmente tiene un puente para bestias. La madera extraída de Los Amarillos debe cruzar dicho paso para embarcarse en las tractomulas en Abras. „ El paso del Piñal, la garganta sobre la cuchilla del mismo nombre, entre El Progreso y El Carrizal. Actualmente es una amplia trocha transitada en bestia. El flujo principal de la coca y la madera del parque debe pasar por este punto. „ Los cruces de canoa sobre el río Claro, cerca de Tierra Nueva, en El Progreso y Los Ocobos. Es la comunicación más directa entre estas veredas y la cabecera municipal, pero sólo permite el paso de bestias y motos. La madera extraída del río Claro se llevaba a Tierra Nueva flotando por el río en balsas (hasta el despoblamiento de El Progreso) de modo que no sufría la restricción de estos pasos. La coca, en cambio, por su escaso volumen pasa sin restricciones hasta Tierra Nueva. „ El puente del río Blanco, construido por la comunidad con apoyo de la Alcaldía, sólo permite el paso de camiones 650 y vehículos menores. Es la principal vía de la madera extraída de Bella Vista y del resguardo de río Blanco. „ El paso del Romeral, en el punto donde dicha cuchilla se une a la del Altamisal, en las cabeceras del río Blanco. Este punto es el acceso terrestre natural entre Bella Vista, el resguardo de río Blanco y la cuenca de la quebrada Honda. Es el único acceso a la cuen- ca alta de la quebrada Honda, uno de los sectores mejor conservados dentro del Parque. „ Un cuello de botella adicional, fuera del área de estudio, es el planchón sobre el río Claro, el cual comunica la vereda Los Ocobos con la carretera principal a Tierra Nueva. 372 Aunque hoy no existe una trocha, eventualmente el paso natural entre la cuchilla El Piñal y el Alto de Serranías, dentro del Parque, podría convertirse en un acceso desde la cuenca alta del río Claro ha- cia Abras, facilitando la extracción maderera en esa dirección. X A SÍ LAS COSAS , LOS PRINCIPALES FRENTES DE EXPANSIÓN DEL PROCESO ALTERADOS QUE SE IDENTIFICAN SON: „ La expansión maderera sobre Los Amarillos en el flanco oriental del Parque. „ La expansión maderera en Bella Vista en la cuenca alta del río Claro. „ La expansión maderera-ganadera sobre la cuenca alta del río Blanco. „ La expansión maderera-coquera sobre El Carrizal y El Progreso. „ La expansión ganadera sobre las tierras bajas alrededor de la ciénaga de San Juan y hacia el Cerro el Cacique. El siguiente mapa ilustra la situación del escenario actual de los principales frentes de ocu- pación-transformación. 373 374 X EN ESTE ESCENARIO, SE DESTACAN ALGUNOS PATRONES DE OCUPACIÓN-TRANSFORMACIÓN Y REEMPLAZAMIENTO: „ Los frentes de alteración están compuestos por fundos colonos madereros, la expan- sión ganadera-maderera del resguardo y la reproducción de algunas fincas. La altera- ción facilitadora desde estos focos hacia el parque y otras áreas protegidas promueve la expansión de los frentes. „ La alteración residual de las fincas facilita la expansión de las haciendas ganaderas sobre las áreas degradadas. „ Los fundos madereros que quedan atrás del frente de alteración tienden a convertirse en fincas. „ Las fincas cuya productividad decae o son despobladas por la violencia pueden ser abandonadas a la regeneración natural (contracción) o absorbidas por haciendas ganaderas (expansión) dependiendo de la accesibilidad, la proximidad a los centros regionales y el balance momentáneo del conflicto armado. „ Las fincas y fundos cerca del eje El Progreso-El Carrizal tienden a convertirse en fundos coqueros. En el área, los fundos coqueros se multi- plican sobre determinados suelos y en los límites de accesibilidad (para dificul- tar la localización y con- 375 trol), por lo que se suman como uno más de los sistemas que empujan el frente de alteración sobre los remanentes de bosque. „ La expansión se facilita sobre áreas de antigua ocupación y sobre las zonas de menor pendiente. „ La expansión se dificulta en las franjas de mayor pendiente y en las zonas inundables que actúan como barreras naturales, las cuales, sin embargo pueden llegar a ser rodea- das por el proceso de ocupación-transformación. „ El resguardo indígena y la comunidad pescadora representan actores de fuerte organi- zación comunitaria, estructura tradicional y arraigo en el territorio. Sus posiciones representan barreras socioculturales a la expansión de otros actores. Sin embargo esto genera conflictos que, dependiendo de la mediación del Estado, pueden llegar a incli- narse hacia la conservación de las culturas tradicionales o su desintegración por el avance de otros sistemas como la ganadería extensiva. „ La resistencia cultural al reemplazamiento, en sistemas relativamente autárquicos como el resguardo indígena, el caserío pescador y la finca, dependen del sostenimiento de la base de recursos naturales que soporta estos modos de vida tradicionales. La degradación de los ecosistemas puede determinar el reemplazamiento por ganadería extensiva y la desintegración social y cultural de estas comunidades. „ Entre los procesos externos, los de mayor impacto son aquellos que inyecten capital externo y acerquen los mercados regionales, seguidos por aquellos procesos que incrementen la ac- cesibilidad a los recursos locales extraíbles (íntimamente relacionados con los anteriores). 376 X UN ANÁLISIS PROSPECTIVO DE LOS PROCESOS DE OCUPACIÓN-TRANSFORMACIÓN INDICA QUE EL ESCENARIO TENDENCIAL CORRESPONDERÍA APROXIMADAMENTE A LO REPRESENTADO EN EL SIGUIENTE PLANO: 377 La red de accesos terrestres se ha destacado en blanco para resaltar su expansión. Las demás convenciones son idénticas a las del mapa de escenario actual. Puede verse la expansión de las franjas de accesibilidad, seguida por la de los sistemas de alteridad y algunos reemplaza- mientos en la retaguardia de los frentes de alteración. Mientras que la forma de estos cambios está determinada principalmente (más no exclusi- vamente) por la dinámica interna del propio sistema territorial en desarrollo (desarrollo autopoyético), la velocidad a la cual se produciría cada una de estas transformaciones de- pende, en cambio, principalmente de factores externos como los mercados lícitos e ilícitos, el conflicto armado, los flujos de población desde áreas expulsoras en la región y, por su- puesto, la gestión que se haga del Parque, su ZA y el SIRAP. El escenario tendencial arriba ilustrado corresponde al desarrollo normal bajo un supuesto de gestión ausente o inocua por parte de las autoridades ambientales y otros actores favo- rables a la conservación. Por supues- to siempre existen otros escenarios probables, como puede ser el de una gestión contraproducente que esti- mule involuntariamente la expan- sión, el desplome de las barreras cul- turales o físicas y los reemplaza- mientos. Ejemplos: un proyecto cooperativo que quiebre la mi- 378 croeconomía del caserío de pescadores; un proyecto de monocultivo alternativo que quie- bre las fincas debilitadas de las zonas degradadas; un proyecto que fomente la ganadería del resguardo, etc. El escenario tendencial prospectado se basa en las expansiones más probables de las franjas de accesibilidad y los sistemas de alteridad del escenario actual, en las direcciones de las presiones detectadas y las zonas de permeabilidad identificadas, así: „ El mejoramiento de los carreteables y del puente del río Blanco expandiría la franja de accesibilidad 1 (tractomulas) hasta el caserío indígena de río Blanco y un punto entre La María y la vereda Bella Vista, creando dos nuevos puntos principales de acceso. „ El mejoramiento y expansión de los carreteables secundarios jalonaría la expansión de la franja de accesibilidad 2 (camiones y camperos) hacia el caserío indígena del Altami- sal y la vereda de Bella Vista, creando por lo menos dos nuevos puntos finales de acceso para la extracción. „ Dependiendo de la posición que finalmente se elija para el puente sobre el río Claro y el trazado definitivo del carreteable Tierra Nueva-Abras (que no necesariamente definirá y construirá el Estado), se conformará un nuevo eje de accesibilidad 2 que conecte ambos municipios y empuje la expansión de los sistemas de alteridad de El Progreso y la cuenca del río Negro sobre los remanentes de bosque de las partes altas, incluido el Parque. „ Centros como Las Abras y Tierra Nueva avanzarían en su crecimiento y diferencia- ción económica promoviéndose a centros de intercambio regional. La acumulación de 379 capital favorecería la acumulación de tierra y la expansión de sistemas extensivos en torno a las cabeceras, desplazando a las fincas y otros sistemas tradicionales vecinos. „ Es claro el avance, en el futuro inmediato, de la colonización maderera a través de la cuenca alta del río Claro. Los fundos madereros viejos (actuales) se convertirían en fincas típicas de montaña. „ Eventualmente, la expansión maderera desde Bella Vista superaría la cuchilla El Rome- ral hacia la cuenca alta de la quebrada Honda, atraída por el bosque relictual, entrando en conflicto con el resguardo y con el Parque. „ La misma expansión llegaría a conectarse con la expansión maderera de la vereda Los Amarillos, aprovechando el paso natural entre el alto de Serranías y la cuchilla El Piñal. „ Es clara, también, la tendencia al repoblamiento del área en rastrojos de la vereda El Progreso, la cual eventualmente se conectaría con la colonización de Bella Vista en la cuenca alta del río Claro. „ Cabe la posibilidad de que la expansión de la coca involucre las futuras áreas de expan- sión de Los Amarillos y Bella Vista, en la cuenca alta del río Claro, dentro del Parque, aprovechando la baja accesibilidad terrestre y la nubosidad frecuente del área (que dificulta el control aéreo). „ Los aumentos en la accesibilidad afectarán también las otras áreas protegidas vecinas, especialmente la Reserva Forestal Regional del Cerro El Cacique. 380 En términos de los objetivos de conservación, los principales efectos de este escenario serían: „ El avance en la degradación de los humedales y los bosques asociados a los planos de inun- dación, especialmente sobre el extremo sur de la Reserva Natural Ciénaga de San Juan. „ La contracción y aislamiento progresivos de los remanentes de bosque en El Romeral y el cerro El Cacique. „ La expansión de la deforestación y la entresaca hacia áreas bien conservadas dentro del Parque, como las cuencas altas de la quebrada Honda y el río Claro. „ La ampliación de la zona deforestada en El Progreso que, sumada al avance del frente maderero de Los Amarillos y la eventual formación de otro corredor de alteración entre dicha vereda y Bella Vista, convertirían el bosque remanente de El Piñal en una isla en contracción, perdiéndose las formaciones premontanas. „ La virtual desaparición paulatina del bosque premontano, con lo cual se perdería uno de los objetos de conservación priorizados en el Plan de Manejo del Parque: los rodales de Lauráceas. „ La desestabilización hidráulica e hidrológica de la cuenca alta del río Claro como consecuencia de la deforestación de gran parte de las laderas, con impactos claros sobre la sedimentación y desecación de la ciénaga de San Juan. „ La alteración de la zona de “pozas” en la cuenca alta del río Claro, que comprometería el hábitat reproductivo del recurso pesquero. 381 „ La alteración expansiva e insostenible del sistema productivo actual del resguardo de río Blanco, lo cual llevaría a un conflicto por el acceso a los recursos naturales en la zona de traslape con el Parque. En general, los impactos ambientales y socioeconómicos se traducirán en: „ Aumento de la pobreza de indígenas, pescadores y campesinos. „ Expansión de cultivos ilícitos y el conflicto armado asociado. „ Acumulación de tierras y riqueza en manos de unos pocos. „ Deterioro de la base ambiental de las culturas tradicionales. „ Fragmentación de ecosistemas y aislamiento de metapoblaciones, incluidas las priori- zadas en el Plan de Manejo. Las buenas noticias son que el aumento de la po- blación y la accesibilidad terrestre favorecerían el desarrollo ecoturístico de la región, también prio- rizado en el Plan de Manejo; las malas es que no va a quedar mucho que mostrarles a los turistas, si es que el conflicto armado permite el acceso de los mismos. X UN ESCENARIO ESTRATÉGICO A GESTIONAR EN EL MARCO DE LA ZA A DECLARAR ESTARÍA COMPUESTO POR LAS SIGUIENTES INTERVENCIONES: 1) Control de la expansión maderera en Bella Vista. Esta intervención, como otras necesarias para la función amortiguadora se encuentra parcialmente dentro del Par- 382 que, lo que indica que para algunos aspectos la declaratoria de la ZA es tardía y la amortiguación exige un manejo coordinado dentro y fuera del APN. 2) Refuerzo del control sobre las cuencas altas del río Claro (dentro del parque) y la quebrada Honda (dentro y fuera del parque). 3) Restauración de un corredor de conexión ecológica y barrera a la alteración entre el Parque y las cuchillas El Altamisal y El Romeral. 4) Restauración de un corredor biológico entre la cuchilla el Altamisal y el Cerro El Cacique. 5) Restauración ecológica y refuerzo al aislamiento en la microcuenca de Aguasclaras (parte dentro del Parque y parte en la ZA). Esto requiere ajustes en la zonificación del PNN Serranías para disponer una zona de recuperación en esta microcuenca, correspondiente con la zona análoga en la ZA vecina. 6) Restauración y refuerzo al aislamiento en El Progreso en el sector fuera del Parque colindante con la Zona de Recuperación del mismo. 7) Fortalecimiento al proyecto de recuperación de microcuencas de Los Ocobos, inclu- yendo un componente de restauración de bosques para aislamiento hacia las áreas colindantes con el Parque y otro componente de sostenibilidad agroforestal. 8) Restauración de la cuenca alta del río Negro en la vereda El Carrizal, que formara un corredor biológico de bosque premontano entre El Piñal (dentro del Parque) y los Farallones de Abras (reservas privadas) que sirviera, al mismo tiempo, como barrera a la expansión del Carrizal hacia El Progreso. 383 9) Restauración de bordes y composición interna (suplementación de poblaciones forestales entresacadas) en el cerro Negro, que lo reforzara como corredor biológico de bosque montano bajo entre El Piñal (dentro del Parque) y los Farallones de Abras (reservas privadas). 10) Restauración de una barrera ecológica abajo del límite del Parque en Los Amarillos, que incluyera un componente de aprovechamiento sostenible del bosque natural (fuera del parque) y de forestería comunitaria. 11) Restauración de bosques aluviales y humedales en el sector Sur de la Reserva Natural Regional Ciénaga de San Juan. 12) Mejoramiento del manejo de la ganadería extensiva en el sector en torno a la cabecera de Tierra Nueva. 13) Promoción de un núcleo de desarrollo sostenible que abarcara San Juan y La María, vinculando la comunidad pescadora y generando alternativas para los colonos madereros de Bella Vista. Esto requiere ajustes en la zonificación de la Reserva Natural Regional Ciénaga de San Juan. 14) Promoción de un núcleo de desarrollo sostenible que abarcara los caseríos indíge- nas de río Blanco y el Altamisal, con énfa- 384 sis en la reducción de la ganadería extensiva de las laderas y la concentración en alternativas para optimizar el aprovechamiento sostenible del potencial agrícola e hidrobiológico de las partes bajas del resguardo. 15) Control al tráfico y comercio de la madera en Tierra Nueva en convenio entre Alcal- día, CAR y la Unidad de Parques. El control se ejerce sobre las vías y sobre el tramo del río que va de El Progreso a Tierra Nueva. 16) Restricción de la accesibilidad a las cuencas altas de los ríos Blanco y Claro por medio del mejoramiento estructural del puente del río Blanco pero manteniendo especificaciones que impidan el paso de tractomulas. 17) Evaluación de alternativas para el trazado de la vía Los Ocobos-Abras que minimicen la fragmentación sobre El Piñal, cerro Negro y Farallones de Abras. Se propone un trazado que corra al oriente de los Farallones de Abras (fuera del área de estudio) y alcance Abras sin cruzar la cuenca alta del río Negro (línea gruesa segmentada en el mapa). Esta obra formaría un anillo vial que desviaría la presión de desarrollo y el tráfico regional fuera de la cuenca alta del río Negro, marginando así al Parque de las transformaciones consecuentes. 18) Construcción del puente del río Claro en un punto acorde con el trazado selecciona- do para la vía anterior, preferiblemente alejado de El Progreso. El punto no está dentro del área de estudio; por tanto, no aparece en el siguiente mapa. 19) Mejoramiento del puente entre Abras y Los Amarillos, que mantenga las especifica- ciones que permitan sólo el tráfico de personas y bestias. 385 20) Promoción de un núcleo de desarrollo sostenible en torno a la cabecera de Abras, que involucre las fincas que se extienden hacia El Carrizal. Al observar las intervenciones listadas se hace evidente que el grueso del trabajo que garan- tiza la permanencia del Parque y sus objetivos está en la ZA. Adicionalmente, estas prioridades nos permiten ya definir los objetivos de manejo para la ZA y las áreas necesarias para incluir en su delimitación. Las intervenciones arriba listadas aparecen con los mismos números en el siguiente mapa del escenario estratégico. 386 Las convenciones en el mapa anterior destacan el carácter principal de las intervenciones. Sin embargo, conviene recordar que las intervenciones de restauración no excluyen el uso; todo lo contrario, la restauración en las ZA apuntan principalmente a reforzar dos aspec- tos: el aislamiento y el mantenimiento de la base de recursos naturales y servicios ambien- tales para los sistemas de alteridad vecinos al APN. 387 Definición de objetivos para la ZA En consecuencia con el Diagnóstico, los objetivos que se definen para la ZA del PNN Serranías son: „ Promover el desarrollo sostenible de la comunidad indígena de río Blanco, la comuni- dad pescadora de San Juan y La María y la comunidad campesina de Abras y El Carri- zal. „ Prevenir la alteración de los remanentes de bosque nativo, especialmente de la quebra- da Honda, la cuchilla El Romeral, el cerro El Cacique, el cerro Negro y los Farallones de Abras. „ Asegurar la restauración y preservación de los ecosistemas aluviales de las cuencas del río Claro y el río Blanco, especialmente la ciénaga de San Juan, su sistema de caños y las rondas de los ríos mencionados. „ Frenar la expansión de los frentes actuales de deforestación aledaños al PNN Serra- nías, especialmente en el resguardo indígena de río Blanco y en las veredas Bella Vista, El Progreso, El Carrizal y Los Amarillos. „ Ordenar y prevenir la expansión de la ganadería de las cuencas bajas de los ríos Blanco y claro, en especial en dirección a los humedales de la cuenca media del río Claro. „ Recuperar las áreas degradadas, especialmente en el resguardo de río Blanco y en Los Ocobos, haciendo énfasis en la corrección y contención de la sabanización secundaria, previniendo su expansión hacia el PNN Serranías. 388 „ Restaurar la cobertura protectora de las fuentes y cursos de agua que nacen en el PNN Serranías. „ Restablecer o reforzar la conexión ecológica entre las principales masas boscosas del área y el PNN Serranías. „ Asegurar la restauración y el aprovechamiento sostenible de los bosques naturales fuera de las áreas protegidas. „ Orientar el poblamiento y el desarrollo de infraestructura de modo conveniente al desarrollo sostenible de la región, las comunidades locales y a la conservación en el contexto del SIRAP. „ Promover el desarrollo del potencial ecoturístico en beneficio de las comunidades locales y la conservación de la biodiversidad en el contexto SIRAP. 389 Delimitación de la ZA del PNN Serranías En la delimitación de la ZA del PNN Serranías se han seguido los Lineamientos para la determinación y reglamentación de zonas amortiguadoras del Sistema de Parques Nacionales Naturales, con especial atención a los siguientes criterios: „ La inclusión de las zonas requeridas para las intervenciones priorizadas que abarquen tanto las áreas afectadas por alteración facilitadora como las afectadas por alteración residual. „ La inclusión de aquellas áreas protegidas (distintas al APN) o porciones de las mis- mas, afectadas por los mismos procesos de ocupación-transformación que afectan al PNN Serranías, considerando que no puede fragmentarse el manejo de un proceso alterador. „ El trazado que sigue mayormente límites arcifinios o acotamientos de fácil verifica- ción, tales como líneas visuales entre hitos, rondas hídricas de ancho fijo y curvas de nivel. „ La exclusión del área prevista en el POT para la expansión urbana de Tierra Nueva, dado que este crecimiento urbano no hace parte de los factores relevantes de la diná- mica de alteración del área. La propuesta de delimitación resultante luego de la concertación prescrita por los Linea- mientos, se presenta en el siguiente mapa. 390 391 Zonificación de la ZA La zonificación de manejo preliminar para la ZA, con que se acompaña la propuesta de delimitación concertada, se muestra en el siguiente mapa. 392 Las zonas de manejo propuestas, identificadas con los números que aparecen en el mapa anterior son: 1) Zona de protección de quebrada Honda: destinada a la preservación de los bosques relictuales en la cuenca alta de dicha quebrada, que son continuación de la masa forestal que, dentro de la zona intangible y la zona primitiva del Parque, asciende hasta el alto de Serranías. 2) Zona de preservación del cerro El Cacique: coincide aproximadamente con la por- ción mejor conservada de esta Reserva Forestal Regional dentro de la cuenca alta del río Blanco (delimitada por una cota). La porción restante queda dentro de la zona vecina de mitigación. Se conecta con la zona intangible del Parque, con la zona de protección de quebrada Honda y (fuera de la ZA) con la Reserva Municipal de Cerro Lindo, mediante la zona de aislamiento (6) y la de mitigación (9) del alto río Blanco. 3) Zona de protección del Romeral: destinada a la preservación del relicto boscoso sobre la cuchilla del mismo nombre. Protege el suministro hídrico de los caseríos de San Juan y La María. Se conecta con el PNN Serranías mediante la zona de aislamien- to del alto río Blanco (6). 4) Zona de protección del alto río Claro: destinada a la preservación de la porción de bosque premontano primario fuera del Parque, sobre la margen de dicho río que es extensión de la zona intangible del Parque. 5) Zona de protección Farallones de Abras: destinada a la preservación del bosque montano bajo en la parte alta de las reservas campesinas de los farallones. Se conecta 393 con el bosque remanente del Piñal (dentro del Parque) mediante la zona de restaura- ción de cerro Negro (11) y la de aislamiento del Piñal (7). Según se concertó con las reservas campesinas, cuenta con la amortiguación activa provista por la zona de mitigación de Abras (13). 6) Zona de aislamiento del alto río Blanco: destinada a corregir y prevenir la expansión de la alteración desde el resguardo de río Blanco hacia las cuchillas de El Altamisal y El Romeral. Defiende la zona de protección de quebrada Honda y la zona intangible del PNN Serranías. Sirve como corredor biológico a restaurar entre el Parque y los remanentes boscosos de la cuenca del Blanco (zonas 2 y 3). Sirve de respaldo (amor- tiguación pasiva) a la zona de mitigación y contención del alto río Blanco (9). Aísla, además, el Parque en la vereda Bella Vista, sirviendo de respaldo a la zona de mitiga- ción de San Juan. 7) Zona de aislamiento del Piñal: destinada a corregir y prevenir la expansión del proce- so alterador de las Veredas El Progreso y Los Ocobos (la parte fuera del Parque) hacia los bosques de la cuchilla El Piñal (zona intangible del Parque). Protege parte de las fuentes del río Negro, que abastece a Abras. Como zona de restauración debe manejarse conjuntamente con la zona de recuperación de El Progreso, dentro del Parque. Hace parte de la conexión entre la zona de protección de Farallones de Abras (5) y el Parque Serranías. Sirve de respaldo (amortiguación pasiva) a la zona de mitigación y contención del cerro Negro (11). Aísla la zona de compensación de Los Ocobos (18) del Parque, previniendo la expansión del aprovechamiento agropecuario impulsada por la degradación de dicha zona (alteración residual). 394 8) Zona de Aislamiento del río Negro: destinada a corregir y prevenir la expansión de la alteración facilitadora procedente de las fincas y fundos madereros de la cuenca del río Negro hacia la cuchilla El Piñal (zona intangible del Parque). Sirve de respaldo (amortiguación pasiva) a la zona de restauración del río Negro (12) y a la de cerro Negro. Uno de sus principales objetivos es prevenir la expansión del frente de altera- ción de la vereda Los Amarillos a la cuenca alta del río Claro. 9) Zona de mitigación y contención del alto río Blanco: destinada a contener la expan- sión del núcleo de desarrollo sostenible de río Blanco (14) hacia las laderas altas de la cuenca. Debe asegurar la restauración del bosque premontano y el aprovechamiento sostenible de sus recursos como soporte del modo de vida tradicional de la comuni- dad indígena de río Blanco. También debe proveer la restauración del flanco oriental de la Cuchilla El Romeral, fuente de suministro hídrico para el corregimiento de San Juan y el caserío La María. Se plantea, además, como una alternativa forestal para la apropiación del territorio, frente a la ganadería extensiva rudimentaria hoy en prácti- ca. Provee, también, un corredor biológico entre el cerro El Cacique y Cerro Lindo (áreas protegidas regional y municipal, respectivamente), así como una demarcación forestal del límite del resguardo en la garganta del río Blanco. Como amortiguación activa, complementa la función de la zona de aislamiento del alto río Blanco (6). 10) Zona de mitigación y contención de San Juan: abarca las rondas (definidas en el EOT de Tierra Nueva) de los ríos Blanco y Claro, dentro de la ZA, así como la mayor parte de la Reserva Natural Regional de la Ciénaga de San Juan. Su función principal es la restauración de los ecosistemas aluviales, así como la mitigación de los tensio- 395 nantes y la prevención de la alteración facilitadora de la ganadería extensiva de la cuenca baja y la colonización maderera de Bella Vista sobre el sistema de humedales. Hace parte de las defensas de la cuenca alta del río Claro (zona intangible del Par- que), que aíslan al Parque del núcleo de desarrollo de San Juan. Debe asegurar, ade- más, el aprovechamiento sostenible de sus recursos naturales para el núcleo de desa- rrollo sostenible de San Juan (15). Como amortiguación activa, complementa la función de la zona de aislamiento del Piñal. 11) Zona de mitigación y contención de cerro Negro: destinada a la restauración de la conexión ecológica entre Farallones de Abras y el Parque Serranías, así como a corre- gir la alteración facilitadora desde El Carrizal y Los Ocobos hacia el Piñal (zona intangible del Parque). Debe asegurar, además, el aprovechamiento sostenible de los recursos del bosque para las comunidades de esas dos veredas y la protección de las fuente del río Negro. Como amortiguación activa, complementa la función de las zonas de aislamiento del Piñal (7) y el río Negro (8). 12) Zona de mitigación y contención del río Negro: destinada a la restauración del bosque premontano del flanco oriental de la cuchilla El Piñal y a asegurar el aprovechamiento sostenible del mismo, al tiempo que previene la expansión alteradora desde el núcleo de desarrollo del río Negro (16) hacia el límite oriental del Parque. Como amortiguación activa, complementa la función de la zona de aislamiento del río Negro (8). 13) Zona de mitigación y contención de Abras: destinada a la restauración del bosque premontano del flanco oriental de la cuchilla El Piñal y a asegurar el aprovechamiento 396 sostenible del mismo, al tiempo que previene la expansión alteradora desde el núcleo de desarrollo del río Negro (16) hacia el límite oriental del Parque. Como amortigua- ción activa, complementa la función de la zona de aislamiento del río Negro (8). 14) Núcleo de desarrollo sostenible de río Blanco: destinado a promover el desarrollo sostenible de la comunidad indígena de río Blanco, coadyuva al ordenamiento ambiental del resguardo. Debe asegurar condiciones de vida y de producción que permitan la restauración y aprovechamiento sostenible del bosque en las laderas altas. La zona de mitigación del alto río Blanco (9) debe proveer recursos del bosque natural y corregir las perturbaciones previniendo la alteración facilitadora hacia las partes altas. 15) Núcleo de desarrollo sostenible de San Juan: destinado a promover el desarrollo sostenible de la comunidad pescadora y colona de San Juan, La María y Bella Vista, al tiempo que facilita el microordenamiento de los sistemas productivos y el ordena- miento de los recursos forestal y pesquero. Debe contribuir a la conservación de la Reserva Natural Regional Ciénaga de San Juan, a la cual se superpone parcialmente siendo esto compatible con la zonificación interna de la misma. Además, debe ayudar a prevenir la expansión de la colonización hacia la zona intangible del PNN Serranías en la cuenca alta del río Claro. Las zonas de mitigación del alto río Blanco (9) y San Juan (10) deben asegurar la corrección de los impactos de este núcleo sobre su entorno y la provisión de recursos del bosque y los ecosistemas acuáticos para su desarrollo sostenible. 397 16) Núcleo de desarrollo sostenible del río Negro: destinado a promover el desarrollo sostenible de la comunidad campesina de la cuenca alta del río Negro. Su principal propósito es el microordenamiento de los sistemas productivos y el fomento de sistemas agropecuarios sostenibles. Debe facilitar la restauración de las partes altas y prevenir la expansión de la alteración facilitadora hacia los Farallones de Abras, el cerro Negro y el flanco oriental del PNN Serranías. Las zonas de mitigación de cerro Negro (11), el río Negro (12) y Abras (13) deben proveer recursos del bosque natural y corregir las perturbaciones previniendo la alteración facilitadora hacia las partes altas. 17) Zona de compensación de Tierra Nueva: al norte y fuera del perímetro urbano de la cabecera municipal, tiene como objetivos principales el ordenamiento y manejo sostenible de la actividad ganadera, la corrección de la alteración residual y la preven- ción de la expansión de esta actividad a las zonas vecinas dentro de la ZA, lo cual presionaría el corrimiento de otros sistemas de alteridad hacia las partes altas y el Parque. 18) Zona de compensación de Los Ocobos: abarca gran parte del área del proyecto de recuperación de microcuencas de la vereda Los Ocobos, de la UMATA de Tierra Nueva. Tiene como objetivos principales el ordenamiento y manejo sostenible de la producción agropecuaria, la corrección de la alteración residual y la prevención de la expansión de la ganadería extensiva y la sabanización secundaria hacia el cerro Negro y el Parque Serranías. 398 La propuesta de delimitación y zonificación preliminar así construida, junto con el estudio previo, servirán como base para las instancias formales del proceso de concertación previs- to en los Lineamientos para Zonas Amortiguadoras. Surtido lo anterior, la delimitación ajus- tada servirá como base para el acto administrativo de declaratoria, por parte de la Corpora- ción, y para la elaboración de la zonificación definitiva y su consecuente incorporación en los EOT de los municipios de Tierra Nueva y Rionegro, por medio de la concertación de Ley entre estos entes territoriales y las autoridades ambientales participantes en la determi- nación de la ZA del PNN Serranías. 399